Para
explicitar las cuatro causas predicamentales (tetracausalidad que es
concausalidad) se debe desposeer de
objeto a la "presencia".
Si la
presencia se queda vacía, podremos conocer que la realidad que nos rodea no es
"un" objeto, o un "aspecto", sino que está en
movimiento: las
formas cambian desde la indeterminación de la materia, según las causas
eficientes y el orden de la causa final.
Abandonando
así el límite mental (que Polo designa como 2ª
dimensión del abandono) se pueden explicitar las cuatro causas "en
pugna" con la tendencia a objetivar.
La
presencia mental, desposeída de objeto, pugna con las causas físicas.
Para
desposeer de objeto a la presencia mental, la presencia mental debe mantenerse
(recuerden que en la 1ª dimensión la presencia se excluía. Aquí debe
mantenerse).
La
presencia se mantiene gracias a su hábito, gracias a su manifestación habitual,
es
decir, gracias
a un hábito superior a ella, más alto que ella, que la ilumina y la hace
comparecer habitualmente.
Lo que
en la 2ª dimensión del abandono se excluye no es la presencia sino el
objetivarse de las cuatro causas. Hay que excluir el objeto, manteniendo
habitualmente la presencia, y es entonces cuando la presencia mental es una luz
iluminante que coincide con la temática cuádruple.
La
pugna viene de que las causas no deben objetivarse.
Para explicitar las causas debemos, pues, pugnar por
no objetivarlas.
De esto habla Polo en Antropología trascendental II,
p. 61.2
.
No hay comentarios:
Publicar un comentario