La inteligibilidad de todo ente se infiere de la
Inteligencia Suprema.
Intentemos explicarlo.
La inteligibilidad se da en lo real, porque
inteligir es precisamente el retorno a la realidad de lo objetivado por la
inteligencia.
Si no hay realidad tampoco habrá inteligibilidad.
Por eso todo ente, a su modo, es inteligible…, y
principial.
Al decir "a su modo" estamos implicando
la noción de cosmos como orden.
Los principios segundos del universo físico, son
reales, cada uno a su modo, dependiendo de los otros en concausalidad.
Concausalidad ordenada.
La realidad material es una articulación de
principios segundos, una articulación de causas, una concausalidad.
No existe ninguna energía desnuda.
En definitiva, la inteligencia devuelve lo
objetivado a la realidad según la tetracausalidad.
Esta devolución comporta distinción real del acto
de ser con su análisis real. El análisis es la tetracausalidad, la esencia del
universo físico.
Descubrimos así que el acto de ser no es idéntico
(ningún principio creado lo es) por lo que debe depender del primer principio
increado.
El conocimiento de Dios no permite postergación.
La inteligibilidad se infiere pues del Inteligir
Supremo.
Ideas sacadas del libro de Polo
"Epistemología, creación y divinidad". Capítulo 2, 5. Doble
significado de la infinitud intelectual
.
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