Así lo sugiere Juan A. García.
En efecto, la antropología que propone Polo es una investigación acerca del misterio humano (ver Antropología trascendental II, p. 238.3).
¿Quén es el hombre? Un espíritu en el el tiempo.
Un acto viviente.
Polo es el filósofo de la distinción y el filósofo de la libertad trascendental.
El misterio humano es asequible a la libertad, a ese don creado en el que carece de sentido el aislamiento, la soledad.
El hombre es hijo.
¿Cómo accede la libertad trascendental, el acto viviente, a su misterio?
Aceptando generosamente la iniciativa divina. Jugando. Conociendo libremente, habitualmente, la máxima amplitud del Amor.
La libertad anima y corelaciona la altura, la profundidad, la anchura y la longitud. Vuelve, accede, advierte, encuentra, otea, busca.
Ese subir y bajar, juego de niños, es la metalógica de la libertad.
De esto se habla en Juan A. García. La metalógica de la libertad… Studia Poliana nº 10, 2008, p 8, 3.
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1 comentario:
opino como tu! muy buen sitio
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