¿Es la sustancia la realidad por antonomasia?

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No, la realidad por antonomasia es el acto.

Por una inveterada manía, que preside en gran parte una orientación filosófica correcta, que es el realismo, se suele tender a considerar que la realidad por antonomasia es la sustancia; es lo que se llama realismo “sustancialista”.

Esto viene de Aristóteles que divide las categorías en sustancia y accidentes.

Si se entiende que la sustancia es la realidad por antonomasia se concluye que la plenitud de la noción de acto corresponde a la entelécheia. Ser real como una montaña es real, como un monolito.

Sustancia es entonces el sentido del acto más importante. Y el pensamiento sería un accidente, importante, pero accidente.

El conocimiento en acto, el acto de conocer, se considera secundario, como si fuera  un accidente de la montaña, como si fuera un volcán. Se le presta menor atención, y al fin y al cabo sería un asunto marginal a la filosofía primera.

El ser personal no es estrictamente sustancia. Podemos pensarlo o “suponerlo” como sustancia. Es correcto. Pero el ser personal es otro sentido del ser. La persona, más que sustancia es subsistente espiritual, y por lo tanto abierto por dentro.

No es lo mismo ser una montaña que “conocer” una montaña.
“Conocer” es ser comunicando, incorporando otras realidades.
Estamos abiertos por dentro y por fuera.

La imagen del volcán (que es sólo una imagen) nos sirve como eso, como imagen. Somos energía, enérgeia, pero no energía física sino “espiritual”. La persona puede dar más, puede darse, ser comunión.

Puedo poner todas mis “energías” al servicio de Dios. Y de los leprosos.

Glosa a Polo en Introducción a la Filosofía, p.71.2

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5 comentarios:

Bobby Lopez dijo...

Joseph: Estoy empezando a tratar de entender a Polo. Con lo que escribiste sobre sustancia, naturaleza y esencia he dado un paso en enterder el "meollo" del mensaje de Polo. Aquí te pongo lo que entendí, para que, si puedes, me corrijas en qué estoy mal, para ir creciendo.

El meollo de Polo

El descubrimiento principal de Polo es que el hombre es un ser "en otra liga", es un ente con un ser distinto al de cualquier otra criatura del universo. Esta teoría implica que, al final, en la realidad existen tres tipos de seres (tres niveles de realidad), el ser del Universo, el ser de Dios y el ser el Hombre y no solo dos, Dios y el Mundo, como tradicionalmente se ha venido diciendo.

Caminos que sigue Polo para llegar al meollo de su pensamiento


Primer camino. Es su teoría del conocimiento y su intuición de la "superación del límite mental" . Este abandono tiene que ver con la intuición de que el conocimiento humano es infinito, en cuanto que puede conocer lo infinito. Pero también tiene que ver con la idea de que el ser humano es libre, y que esta es su característica definitoria, su esencia [...]

Segundo camino. Otro camino para llegar o, mejor, diría yo, para racionalizar esta nueva intuición sobre el ser del hombre, es una profundización en el concepto de "acto de ser" en Santo Tomás. Este concepto del aquinate es, a su vez, una variante del concepto de "existencia" en Avicena. Avicena lo usa para explicar la distinción entre Dios y las criaturas. Afirma que las criaturas tienen existencia, porque Dios se la dio, pero pudieran no tenerla, sin embrago, Dios no puede no existir, tiene la existencia como algo esencial de Él. En la criaturas, la "existencia" es una accidente de su "esencia", mientras que en Dios el existir no es accidental sino esencial. Al profundizar Polo en el concepto de acto de ser y de esencia, se da cuenta de que el hombre tiene un acto de ser y una esencia distinta de la del universo, que es, por tanto, otro "tipo" de ser, un ser extracósmico, que es un tercer tipo de ser, junto con Dios y el universo. Veamos cómo llega a esta conclusión

¿Cómo demostrar que el ser del hombre es distinto del ser del universo, a partir de su esencia?

Al estudiar el "acto de ser" de Santo Tomás, Polo se da cuenta que este concepto realmente supera al de "acto" de Aristóteles. Veamos cómo.

Para Aristóteles, la esencia de una cosa, lo que esa cosa es (una casa, un perro) es un acto (no una potencia); es el acto que le da el ser (que actualiza) a la potencia de la materia. Para Aristóteles: Ente = Materia + Forma, y como Forma = Substancia = Esencia, por lo tanto, la Esencia = Forma. Y como, por definición Forma = Acto, esto implica que la Esencia es acto en Aristóteles.

Pero en Santo Tomás, según Polo, Esencia es potencia, tiene un ser potencial, con respecto al ser. La esencia puede ser o no ser. Este es el camino que usa santo Tomás para distinguir en la realidad dos seres: el ser cuya esencia es existir, el ser necesario, que es Dios. Y el ser cuya esencia no es existir, es decir, que puede existir o no existir, es el Universo, el ser contingente.

Pero Polo encuentra que hay un tercer ser en la realidad (un tercer nivel de ser), que es distinto del universo, porque tiene un distinto acto de ser y una distinta esencia. Este tercer ser es el hombre.

Joseph Kabamba dijo...

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Yo le diría en primer lugar que el ser se divide en dos: creado e Increado. Criatura y Creador.

Aristóteles y los griegos no conocieron la creación. El universo es para ellos lo que es. Dios es Acto puro. Los otros seres son compuestos de potencia y acto. Las formas aparecen y desaparecen, pero no por creación, sino porque el orden del universo es así.
Efectivamente, Bobby, las formas son actos, pero no todos los actos son del mismo nivel. Algunos son muy efímeros, como las moscas o el humo. Otros son más perfectos, como los movimientos circulares. Todo se mueve, salvo el Acto puro, que es motor inmóvil.

Tomás de Aquino explica filosóficamente la creación, descubriendo un acto que hace que las formas "sean". Este acto de ser no es un accidente, pues los accidentes inhieren en sustancias que ya "son". El acto de ser, que hace ser, es el acto creador. Dios "da" el acto de ser.

Polo descubre que todas las criaturas del universo físico son por un mismo acto de ser: el acto de ser del Universo, al que llama "persistencia". Es un acto sencillo, que se despliega según las cuatro causas aristotélicas. A ese despliegue tetracausal, Polo le llama "esencia" del universo.

El método utilizado por Polo, su propuesta en teoría del conocimiento, es el "abandono del límite mental".
Este abandono tiene cuatro dimensiones.
1ª: Al excluir el límite mental se advierte el "ser" del Universo (gracias al hábito de los primeros principios).

2ª . Al pugnar con el límite mental encontramos la esencia del universo (gracias al hábito de ciencia).

¿Y qué conseguimos con la 3ª y 4ª dimensión? ¡Mucho más!
3ª Al desaferrarnos del límite mental alcanzamos el ser personal (gracias al hábito de sabiduría).

4ª Al demorarnos en el límite mental accedemos a la esencia humana. (gracias al hábito de sindéresis).

Habrá usted notado, amigo Bobby, que el acto de ser del universo es uno y sin embargo, cada persona "es" un acto de ser personal distinto.
Cada "persona" es libertad trascendental, está incluida, al ser creada, en el ámbito de la máxima amplitud, que es Dios.
Y cada "persona" se manifiesta libremente. La manifestación de la persona es la esencia humana.

Joseph Kabamba dijo...

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Si me permite, hará ahora alguna anotación a lo que expone.

-El conocimiento humano más que infinito es irrestricto. Siempre puede conocer más. Lo infinito es inabarcable.

-La libertad es trascendental, la persona es libertad y esa libertad impregna, más o menos, todas sus manifestaciones. La esencia humana no es la libertad, sino su manifestación.

-El hombre no "tiene" acto de ser. La persona humana "es" acto de ser personal. El "tener" es esencial: tenemos inteligencia y voluntad, tenemos virtudes.

-La persona es extracósmica pues no depende de las causas del universo. Pero la persona humana se manifiesta en el mundo, disponemos, libremente, a través del cuerpo. Vivimos encarnados.

-Dice usted bien que Tomás de Aquino acierta a ver que la esencia es potencial respecto del acto de ser.

-Las personas humanas somos, pues, seres libres, distintos del ser del universo, pero creados, como el universo, por Dios. Pero no me olvide usted a los Angeles.

Atentamente
Joseph Kabamba

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Bobby Lopez dijo...

Gracias. Tengo mucho taller para pensar y reflexionar.

Pienso que tengo que profundizar, por ahora, en:
1) en el ser de los ángeles,
2) el abandono de límite mental. Para esto, creo que mi primer obstáculo es que no entiendo bien el concepto de hábito. Y el segundo, que tiendo a ver el abandono, como una salida de lo subjetivo hacia lo objetivo, y veo que no es así.

Joseph Kabamba dijo...

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Le aconsejo, para entender el ser de los ángeles, fijarse en que cada ángel es una especie distinta. Agota su especie.

Los humanos no realizamos completamente nuestra especie.
Cada hombre realiza la especie humana a su manera y siempre quedan abiertas otras posibilidades. Nos completamos unos con otros.

El ángel no es así. La ayuda que se hacen los ángeles es jerárquica. Cada ángel es único en su especie.


Para entender lo que es el hábito viene bien escuchar a Polo cuando dice que el hábito es un "acto".

Gracias a los hábitos intelectuales conocemos lo que conocemos. Conocemos mejor lo que conocemos pues lo conocemos "habitualemente".
Es un conocer más alto.

Los hábitos superiores son los hábitos innatos al intelecto personal.
Recuerde que la inteligencia es potencia espiritual (de la esencia humana), mientras que el intelecto personal es uno de los cuatro trascendentales personales (se convierte con la persona o acto de ser personal).
Los hábitos innatos son de arriba abajo : hábito de sabiduría, hábito de los primeros principios y sindéresis.

Abandonar el límite mental es ponerse en condiciones para ejercer esos actos superiores, esos hábitos que todos somos.

Atentamente

Joseph Kabamba