El corazón es el centro de mi yo.
Propongo hacer preguntas a don Leonardo Polo e intentar responder.
A mi modo de ver la
sexualidad humana es constitutiva del cuerpo y del alma humana: no forma parte de la dimensión de la persona,
espíritu, o acto de ser personal del hombre.
Aunque las tres dimensiones: cuerpo, alma y persona humana
constituyan una unidad
constitutiva del ser humano.
La 'identidad sexual',
llamada ahora 'identidad de género', no
es igual a la identidad de la persona
humana, única e irrepetible que, es la dimensión del espíritu.
Para Polo la identidad de la
persona es sólo de Dios, en Dios, ser persona y esencia se identifican, no es
así en el hombre.
Actualmente, cuando se habla
de identidad sexual o identidad de género no nos referimos al sexo biológico,
inscrito en cada célula de nuestro cuerpo, sino a la percepción que uno tiene
de sí mismo con respecto a la sexualidad.
Muchas veces la identidad
sexual o identidad de género no se corresponde con el sexo biológico.
Entonces, la identidad
sexual o identidad de género puede oscilar, fluir entre lo masculino y lo
femenino, así se explica por ejemplo el
género sexual 'queer' y otros más.
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La 'orientación sexual' e 'identidad sexual (actualmente llamada identidad de
género)' no son lo mismo.
La 'orientación sexual' es
la atracción emocional, romántica,
sexual o afectiva duradera hacia otros.
La “identidad sexual” es el
sentido psicológico de ser hombre o mujer.
El “sexo biológico” es el
sexo impreso en los cromosomas de cada una de nuestras células.
La 'orientación sexual' no
se elige, no se escoge ser heterosexual,
homosexual o bisexual.
La homosexualidad sencillamente es una variante constitucional,
minoritaria, de la condición humana que,
de ninguna manera puede ser considerada como pecado o enfermedad.
La heterosexualidad es una
variante mayoritaria de la sexualidad de
la condición humana.
La sexualidad, la
'orientación sexual' y la 'identidad de género' o 'identidad sexual" están
a nivel del alma y el cuerpo humano; es decir, son una manifestación “esencial”
de la persona humana a partir de su cuerpo.
No pertenecen al ser
personal o acto de ser humano que, es el espíritu.
.
Brotan del corazón humano.
El corazón humano es, en la
antropología poliana, el ápice del yo.
Concretamente, del
querer-yo.
La sindéresis (yo) conoce su
cuerpo y constituye libremente su querer.
La persona humana, el acto
de ser personal, el espíritu, no es sexuado.
Sexuada es su naturaleza.
Y la persona humana se
manifiesta libremente teniendo en cuenta su naturaleza.
Esencializa su cuerpo, si
quiere.
Es muy importante, en la
educación, aprender a ser mujer u hombre, teniendo en cuenta su naturaleza.
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No es infrecuente encontrar, en artículos que
quieren explicar la sexualidad humana, la expresión “ser hombre o mujer son
modos de ser de la persona”.
A mi entender se debería siempre añadir modos de
ser de la persona “humana”.
Si se dice solamente “modos de ser de la persona”
alguien podría pensar que las “personas” son varones o mujeres.
Las “personas” no tienen sexo.
Los ángeles son personas y no tienen sexo.
La sexualidad es propia de las personas “humanas”
pues es propia del cuerpo humano y no del acto de ser personal.
Cada persona es única !
La igualdad no existe en la realidad...
El encargo que Dios nos da a cada uno cuenta con nuestra situación en el mundo.
La desventaja natural que tienen las mujeres se convierte en ventaja esencial, si lo hacen bien...
Al fin y al cabo, cada uno debe hacer fructificar sus talentos.
He aprendido mucho y ma ha complacido mucho.
Gracias, Juanfer.
Aquí va el enlace :
Al principio parece que Polo entendía por corazón lo
neurálgico del hombre, que según el decir poliano sería de orden trascendental o del nivel del acto de ser.
Así, por ejemplo, escribe que el corazón humano se
corresponde con Dios como con su tema.
De ser así, Polo tomaría el corazón según el significado
bíblico. (Muchos entienden que el significado bíblico del corazón es la persona
humana. Polo matizará esa idea).
También en un primer momento Polo indicaba que el corazón
es sede de los afectos positivos y negativos.
Por lo demás, si la esperanza para Polo es personal, y
vinculaba ésta al corazón humano con
ello admitía de algún modo la equivalencia
entre persona y corazón. Esa equivalencia se encuentra también en inéditos
polianos que responden a la grabación de conversaciones filosóficas.
En su obra antropológica culminar, la Antropología trascendental, Polo matizó
que el corazón no es el acto de ser
personal humano, sino lo más profundo del ápice de la esencia humana, es
decir, lo más cercano de ella al acto de ser personal.
“El significado
espiritual de la palabra corazón indica el profundo proceder de la esencia: su
nivel más próximo a la persona”.
¿Por qué se sintió movido a llevar a cabo
esta precisión? Seguramente porque advirtió que en las expresiones bíblicas en
las que se habla de corazón no sólo hay un matiz de conocer y de amar personales,
sino también de ‘constitución’ de acciones humanas manifestativas: “el corazón se distingue de la persona porque ésta
no constituye el tema que busca”. En efecto, ni la libertad, ni el conocer, ni
el amar personales son constituyentes de actos.
La dimensión humana que está en el origen
de esa constitución es el hábito innato de la sindéresis, en concreto, la
dimensión superior de las dos que Polo descubre en ella, a saber, el querer-yo.
El querer-yo constituye los actos de la
voluntad.
Si tal dimensión humana ha dado origen a
que se den vicios en la voluntad, Polo indica que “es aconsejable atenerse a la
razón para atajar de algún modo los malos deseos que vienen del corazón.
En suma, para Polo el corazón equivale al
‘querer-yo’, que no sólo es constituyente de actos, sino también, claro está,
cognoscente de los mismos; por eso se le puede llamar el fondo de la
conciencia: “‘yo duermo, pero mi corazón vela” (Cant., VII, 2) es una expresión del fondo de la conciencia.
El amor es el celo que consume a querer-yo”.
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Propuse llamar “corazón”
a la intimidad de la persona humana.
Persona, corazón, espíritu e intimidad serían, según
esa propuesta, equivalentes.
El Catecismo
de la Iglesia católica, cuando nos da la clave del sentido bíblico del "corazón", en el nº 368, dice que
el corazón es el "fondo" de nuestro ser".
Pensé que podíamos comprender ese “fondo”, como la
persona, el espíritu o la intimidad que somos.
Mi corazón, según
esta propuesta que, en un principio, fue poliana, es “la persona” que soy.
El espíritu que soy. La intimidad que soy. Mi acto
de ser personal.
Pero más tarde, Polo matizó el sentido bíblico del
“corazón” que en realidad no es equivalente al acto de ser personal.
CEC 2563 El corazón es la morada donde yo estoy,
o donde yo habito (según la expresión semítica o bíblica: donde yo “me
adentro”). Es nuestro centro escondido,
inaprensible, ni por nuestra razón ni por la de nadie; sólo el Espíritu de Dios
puede sondearlo y conocerlo.
El corazón e.Es el lugar de la verdad, allí donde elegimos entre la vida y la muerte. Es el lugar del encuentro, ya que a imagen de Dios, vivimos en relación: es el lugar de la Alianza.
Polo llama "intimidad" a la persona humana.
Y lo hace para señalar
que el ser humano está abierto por
dentro. Es “intimidad”.
La persona humana o lo
que es lo mismo, el acto de ser humano, está abierta por dentro y es dual en
todas sus dimensiones.
La dualidad radical más
íntima es la dualidad nacer-destinándo.se (el nacer-destinar de Adam
Solomiewicz)
Polo habla, sin embargo, de otra dualidad íntima, entre dos dualidades también íntimas : la apertura "interior" con la apertura "hacia adentro".
La apertura interior es la dualidad
entre dos trascendentales personales: la coexistencia (co-ser) y la libertad.
La apertura hacia adentro es la dualidad entre los otros dos trascendentales personales
descubiertos por Polo: el conocer personal y el amar personal.
Abarcamos así la
complejidad del ser humano, pues los cuatro trascendentales personales
(coexistencia, libertad, conocer y amar personal) son íntimos, y están abiertos, son "duales".
Dicho esto, Polo no
tiene reparo en llamar “intimidad”
también al trascendental "coexistencia", co-existir trascendental, o
"co-ser". Al fin y al cabo los trascendentales personales se
convierten, y mejor que los metafísicos.
Jorge Mario Posada
también propone llamar “intimidad” al trascendental co-existir.
Es decir, a veces Polo
llama "intimidad" al trascendental personal "co-ser" y
otras veces al conjunto de dualidades íntimas del ser personal.
Este conjunto está formado
por: la apertura interior y la apertura hacia adentro.
La apertura interior es la dualidad entre la coexistencia trascendental y la libertad trascendental.
Y la apertura hacia adentro es la dualidad entre el Intelecto personal y el Amar personal.
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Mi buen amigo el profesor Sellés testimonia que Polo, al final de su vida, sostuvo que se había equivocado al formular los cuatro trascendentales personales.
Y mantuvo que son tres:
La coexistencia libre,
El conocer personal,
El Amar personal.
Pues no consideraba que la coexistencia fuese suficientemente distinta de la libertad, porque una coexistencia que no fuese libre no sería personal.
A mi entender, pienso que debemos mantener que los trascendentales personales son cuatro.
Entre otras cosas porque voces autorizadas afirman que la libertad, temáticamente considerada, es un tema que no remite a otro tema, sino que sólo ratifica su valor metódico.
Se ajusta sólo con el futuro.
Y siendo así se abre a Dios en esperanza (en esto Sellés estará de acuerdo).
Eso distingue la libertad personal de los otros trascendentales, que temáticamente remiten, en último término a Dios pero de otra manera.
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No dudo del testimonio de Juanfer, pero prefiero mantener lo que Polo sostuvo por escrito.
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Aprendí del profesor Juan A. García González los pasos que hay que dar para abandonar el límite mental en su tercera dimensión.
Pongo aquí el enlace a un curso en el que lo explica.
En el primer paso detectamos el carácter de además: sabemos que somos coexistentes.
En el segundo paso alcanzamos que somos un coexistente libre (tal como dice Sellés).
En el tercer paso nos damos cuenta que la persona es más (valor metódico del carácter de además) y ese ser más remite a otros dos trascendentales, el intelecto personal que se busca y el amar donal que espera aceptación.
Estos dos trascendentales superiores componen la apertura hacia adentro.
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Los cuatro trascendentales se convierten entre sí jerárquicamente.
En los cuatro aparece el carácter de además.
En los cuatro aparece el carácter filial.
Un trascendental es una propiedad pura del ser.
Los trascendentales
metafísicos (ser, verdad, bien, belleza) son equivalentes y abarcan toda la realidad
del universo.
Se distinguen en que cada uno hace referencia a una relación.
Los trascendentales
antropológicos descubiertos por Polo (co-ser, libertad personal, entender personal,
amar personal), abarcan todas las realidades personales, son equivalentes.
Se distinguen en que cada uno se abre “libremente”.
Los trascendentales metafísicos no se abren libremente. Aunque la vaca
esté abierta a la hierba, esta apertura es necesaria.
La persona (el acto de ser personal) se amplía libremente dándose
(libremente) a la comida que ama.
Este adverbio (libremente) justifica lo que el profesor Sellés repite: el
co-ser y la libertad personal son un solo trascendental y no dos.
Sin embargo, por ahora, yo sigo pensando que el co-ser es un
trascendental distinto de la libertad personal (aunque equivalente).
Y lo digo porque me parece que el co-ser viene del nacer de Dios que nos
crea a su imagen.
El aceptar trascendentalmente ese
nacimiento, aunque es libre, no es lo mismo que el abrirse libremente buscando
corresponder.
¿Qué les parece a ustedes?
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Ignacio
Falgueras propone entender la vida, según Polo, como "una distinción, realmente
activa, en la unidad".
Fíjense
bien, pues es realmente hermoso : ¡“la unidad”! La riqueza de la unidad.
Unidad
rica que acoge en su interior las distinciones activas (coactos), según la riqueza
de cada viviente.
Distinción
activa, que no es diferencia, sino dependencia.
La “diferencia” es algo pensado. No es real.
Lo real es la dependencia que el viviente es. Dependencia del Origen, según la intensidad de su acto de ser.
Acto de ser que crece siempre hacia la unidad.
"Realmente activa" significa que no se trata de una distinción de razón, sino una unidad real de actos ya sean extramentales, o cognoscitivos o donales (actividades también reales).
https://preguntaspolianas.blogspot.com/p/la-vida.html
Este artículo fue
publicado en Miscelánea poliana en 2020 : https://www.leonardopolo.net/docs/MP69-F.pdf
. Hegel, en su Fenomenología del espíritu, nos hizo ver que el espíritu consiste en "saberse". Estudiamos la sabiduría del e...