La persona humana sabe de sí.
Y este saber de sí está designado por el prefijo “co-“.
Ideas sacadas del “compendio” de Antropología “el hombre como persona” de
Juan A. García González.
Propongo hacer preguntas a don Leonardo Polo e intentar responder.
Ideas sacadas del “compendio” de Antropología “el hombre como persona” de
Juan A. García González.
La
caridad “natural”, o caridad nativa es una de las aperturas trascendentes del acto de ser humano.
La
caridad “sobrenatural”, sin embargo, es una anticipación del crecimiento amoroso que
tendremos en el Cielo.
Ambas
inhieren en el acto de ser personal.
El
vínculo amoroso con Dios Espíritu Santo, Amor (que es la apertura trascendente natural o caridad natural nativa) es enriquecido
con la anticipación de nuestra vida amorosa en el Cielo, que no es otra cosa
que la caridad sobrenatural.
Y ese enriquecimiento del Amor personal, natural y sobrenatural a la vez, repercute en la voluntad y hace que la amistad pueda ampliarse cada vez a más personas y, sobre todo, que crezca nuestra amistad con Dios.
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Estas
ideas están inspiradas en el texto siguiente (que he interpretado a mi manera)
de Sellés en Teología para inconformes :
“Esta
es la tesis central que aquí se va a defender: la caridad (sobrenatural) eleva el amor
personal (natural), que es la dimensión superior del ‘acto de ser’ humano.
Pero
dicha tesis, que es explícita en muchos textos de Polo, no lo es en todos, pues
en alguno indica que la caridad eleva la amistad[1], la cual, si bien
es la más alta virtud de la voluntad, al fin y al cabo es una virtud de esa
potencia, y por ende, pertenece a la ‘esencia’ del hombre”.
[1]
“El Evangelio de la caridad sorprendió a los paganos, pues lleva consigo la hermandad
de espíritu de acuerdo con la filiación divina. Sin embargo, la caridad
cristiana, que eleva la amistad, debe recoger también las características que
le son propias. Tomás de Aquino sostiene que la amistad es una virtud. Conoce
muy bien la Ética a Nicómaco, a la que comenta pausadamente de un modo
casi literal, pero sostiene también que la amistad y la caridad son diferentes.
Por eso, en la Suma Teológica, en rigor, no se habla de la amistad sino
de la caridad”. Polo, L., Ibid., 473-474.
39. El cuarto trascendental personal es el amar
donal. La persona humana no sólo tiene la capacidad de amar, sino que es amar: la actividad trascendental
personal es amorosa o no es personal.
40. El amar
personal es donal: dar es la actividad
trascendental por antonomasia. Es lo que quiere decir el carácter de además: efusividad, siempre ir a más, puro sobrar
sin consumarse, no agotarse nunca.
41. Toda la actividad donativa es triádica,
puesto que siempre la constituyen tres miembros: la persona que otorga el
regalo (el otorgar), la persona que lo acoge (el acoger) y el regalo (el don).
Los dos primeros miembros (el otorgar y el acoger) siempre son personales. El
tercer miembro (el don) es infra-trascendental y siempre
tiene cierta manifestación material, cuando la persona que regala es humana.
42. En la actividad
donativa trascendental (el amar donal)
los tres miembros de la estructura donal
son: la persona como dar, la persona como aceptar y el don.
43. La primera
tesis acerca del amar donal es ésta: aceptar no es menos que dar. En la
estructura donal de la persona humana el aceptar y el dar son trascendentales.
Lo primero en la persona humana es aceptar
al propio Creador, debido a su carácter de criatura: su ser es el regalo del
Dios personal.
44. La persona
humana no se limita a la actividad trascendental aceptante, a acoger dones. La persona humana es orientada a dar dones
propios. El hombre da dones a su Creador (en tanto que Él es Aceptación divina) a través de las
propias facultades esenciales: la persona
necesita de su esencia para completar la estructura donal. La persona vehicula el dar personal a través de su
esencia.
45. La segunda
tesis acerca del amar donal es ésta: el don humano no pertenece al orden
trascendental, sino que está en el nivel esencial. Dar dones
trascendentales significa crear, donar existencia, y lo hace sólo Dios. La
persona humana es capaz de dar dones esenciales, con lo que el dar humano tiene
siempre sentido de devolución: la
iniciativa donante
primordial
arranca de Dios, y al hombre corresponde devolvérsela de acuerdo con su ser y
con su esencia.
46. El dar trascendental es dar sin perder, la
actividad superior al equilibrio de pérdidas y ganancias. El dar
trascendental puro es el Dar divino que da sin reservas ni pérdidas y con
ganancias. Las ganancias en Dios no son crecimiento, sino híper-crecimiento.
.
La característica del
co-ser es la humildad.
La característica de la
libertad personal es la fidelidad.
La característica del
intelecto personal es la filiación.
La característica del
amar personal es la comunión (servicio).
.
. Hegel, en su Fenomenología del espíritu, nos hizo ver que el espíritu consiste en "saberse". Estudiamos la sabiduría del e...