Salvador Piá nos explicó la doble dualidad de los cuatro
trascendentales personales, descrita por don Leonardo (apertura interior y
apertura hacia adentro).
Apertura interior = coexistencia personal + libertad
trascendental.
Apertura hacia adentro = intelecto personal + amar donal.
Podemos bien llamarla dualidad trascendental.
Adam Solomiewicz profundizó la cuestión y propuso que la dualidad radical es el nacer –
destinarse. (Prefiero decir nacer destinándo.se). Es, pues, una dualidad más
radical que la dualidad que hemos llamado “trascendental”. Y está presente como
raíz en todas las dualidades trascendentales.
Pero no debemos olvidar que la persona humana, su ser
trascendental, su raíz, es creada llamándola a abrirse a su Creador.
Apertura hacia adentro = intelecto personal + amar donal.
Podemos bien llamarla dualidad trascendental.
Así
descubrimos la dualidad transcendental
o trascendente.
He utilizado frecuentemente en este blog la palabra transcendental,
(con “n”) y veo que tiene poca aceptación entre los polianos.
Así que me decido a sustituirla por “trascendente”.
Lo trascendental, a mi parecer, es del nivel ontológico del
ser personal humano.
Lo trascendente, a mi entender, es la vinculación entre el nivel del ser personal y Dios.
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