¿Qué son los hábitos infusos de los que habla la teología?

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Desde la perspectiva de una antropología trascendental se pueden entender los hábitos infusos  como elevaciones de las aperturas transcendentes, que redundan también en la esencia (aparecen en nuestra "vida").

(Hábitos tales como la fe, la esperanza y la caridad llamados "sobrenaturales" o teologales, pero también hábitos infusos que no son "sobrenaturales")

Me explico porque se necesita una cierta familiaridad con lo trascendental antropológico para situarse.

En la etiqueta 5.13.1 hemos llamado apertura transcendene a una apertura más íntima que la apertura íntima, pues abre el ser humano más allá de su propia intimidad.

Es el fruto de la llamada inicial de Dios. Esta llamada inicial de Dios la estudiaremos en la etiqueta 5.15.0 y es una de las etapas o elevaciones trascendentales del ser personal (la etiqueta 5.7.0 estudia esas dimensiones del ser personal).

Pues bien, teniendo en cuenta la caída y el querer de Dios que todos los hombres se salven, podemos entender que hay una nueva etapa o dimensión trascendental que es la nueva creación o redención. Una nueva elevación que nos salvará si queremos. La salvación es el encuentro definitivo con Dios.

Ese "si queremos" está a nivel de la disposición manifestativa que es nuestra esencia humana, nuestra vida.

Noten ustedes que ahora hablamos solamente de las virtudes infusas "sobrenaturales", que dependen de esta nueva creación.
Las virtudes infusas "no sobrenaturales" dependen solamente de la llamada inicial y del mantenimiento de la llamada. Y son poseídas también por los que todavía no han encontrado al Salvador.

Fijémonos ahora en la elevación salvadora de Dios, fruto del encuentro con Cristo, y entendamos que esta elevación redunda también en nuestra esencia, en nuestra vida, elevando nuestras potencias, la inteligencia y voluntad, elevando toda nuestra vida con lo que los teólogos llaman gracia santificante y virtudes infusas sobrenaturales.

Son infusas a la esencia humana como redundancia de la elevación de las aperturas transcendentes de los radicales personales. Elevación que es propiciada por el encuentro de la persona humana con Aquél que es su Réplica de Dios y que es su Salvador.

De ahí que digamos que la gracia santificante es una anticipación.


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