¿Cómo destinarse a nuestro destino?

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¿Cómo destinarse a nuestro destino? No rechazándolo. Y otorgando nuestro don.
 
Obedeciendo. Acogiéndolo. Y dándolo.
 
No ciegamente. Obediencia inteligente, activa.
 
Ese no rechazo y esa obediencia se manifiesta como respuesta del yo (ápice de la esencia humana). Es el "yo" el signo eficaz de la constitución del don, (Don-don), desde su adentro, disponiendo al querer, (supuesta, claro está, la Aceptación divina que conoceremos en nuestro Juicio particular).
Gracias al otorgamiento manifestado en el adorar-yo, se completa  el don que faltaba a la tríada amorosa, del que carecía el Amar personal que somos.
 
No olvidemos que, tal como Adam Solomiewicz propuso, el amar personal humano tiene dos estructuras donales.
La estructura primaria es el Dar divino y aceptar humano.
La estructura donal segunda es el dar humano y Aceptar divino.
Estas dos estructuras se convierten gracias a sus dones.
El Don divino (destino al fin y al cabo), no se constituye sin el don esencial humano.
 
Nos destinamos, (don), a nuestro destino (Don).
 
Gracias al mito del ascensor acristalado podemos entender el crecimiento de la persona humana. Se trata de una Página del Blog a la que se accede desde este enlace : https://preguntaspolianas.blogspot.com/p/el-mito-del-ascensor-acristalado.html

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