¿Un espíritu, es una cosa?

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No.
Una cosa es real según la sencillez del acto de ser del universo físico. (Aunque la esencia del universo físico sea tan complicada como propugna la física cuántica). A fin de cuentas las cosas son como son.

Sin embargo, un espíritu es real de modo distinto.
Su acto de ser no es sencillo. Su acto de ser se convierte con su acto de conocer y, libremente, con su acto de amar. Está abierto por dentro.

La sustancia material (una "cosa") no ejerce jamás el conocimiento.
Si los animales pueden conocer sensiblemente es porque poseen facultades inmateriales (en soporte material). La materia no piensa ni siente.

La cosa no tiene nada que ver con el conocer.
El conocer es inmaterial, también en los animales.

Una cosa no es un acto de conocer, salvo que su ser sea un acto de conocer (al convertirse el uno en el otro), como es el caso de la persona; pero entonces ya no es una "cosa".


En los espíritus, en las personas,  el conocer se convierte con el ser, pero siendo siempre distintos.
El actus essendi (ser) y el actus cognoscendi (conocer) son distintos, aunque Dios los confiera a la criatura en estricta propiedad privada, en su raíz.


De ahí que los filósofos que parten de la idea de "sujeto", sin distinguir entre el acto de ser personal y el inteligir, tengan tantas dificultades para comprender lo que es el conocimiento. La unidad que piensan es prematura e ignora la distinción.





De esto habla Lluís Pifarré en su libro "Entender a Leonardo Polo", p. 61.3
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