La filosofía cristiana ha formulado la índole creatural del ser distinguiendo realmente la esencia del ser.
Cada cosa es creada porque no tiene el ser como algo propio. Lo propio es la esencia y el origen es el acto de ser creado por Dios.
Polo encuentra otro enfoque: la previa distinción entre ser creado y Ser increado.
Ahora, con Polo, lo que prima es el ser. Centramos la atención no en la distinción entre esencia y acto de ser, sino en el ser, y nos damos cuenta de que el ser no es solamente un certificado que permita a las esencias de existir.
El ser es rico, es "distinto" de Dios, tiene una "distinción" antes de ser una cosa u otra, antes de entrar en composición con su esencia.
El ser creado es, de entrada, libre (persona) o no libre (universo). Noten ustedes que aquí no entra todavía la consideración de la esencia.
Es en la raíz, radicalmente, que comienza el ser, dependiendo de Dios. Después seremos elefantes, músicos o malvados, pero justo al ser creados somos "distintos" de Dios. Ésta es la primera distinción que hace que un ser sea creado y no originario.
Mi más profunda riqueza es una predilección personal de mi Creador, que quiso mi libertad.
Inspirado en Notas y glosas sobre la creación y los trascendentales. Juan A. García González. Miscelánea poliana nº 11. Glosa 2, p. 88. Citamos las páginas según la recopilación titulada "Antropología y trascendencia" publicada por I. Falgueras y Juan A. García.
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