¿Qué eleva la caridad?

 


El profesor Sellés explica que “así como la fe es la elevación del intelecto personal y la esperanza lo es de la libertad personal, la caridad lo es del amor personal[1].
 
Y así como la coexistencia libre es inferior al intelecto personal y éste al amor personal, “paralelamente, la caridad es la virtud infusa superior”[2]
 
Sin embago, insisto en que una cosa es la caridad natural que todos tenemos como fruto de la llamada inicial, y otra cosa es la virtud sobrenatural de la caridad, que es una anticipación del amor que viviremos en la vida eterna. Que clásicamente los teólogos llaman “virtud teologal”.
 
No olvidemos las cuatro aperturas transcendentes fruto de la creación de la persona humana: humildad, esperanza, fe y caridad:
1. la gracia personal inicial originaria, humildad o abajamiento primero;
2. la esperanza, amanecer o alianza primera;
3. la fe, alumbramiento o luz primera;
4. la caridad o arrullo.


[1] “La dimensión amorosa elevada a culminación la debemos evidentemente al cristianismo. Desde su ápice divi­no, el don del amor es operante”. Polo, L., La originalidad de la concepción cristiana de la existencia, 250. “Y como Él es omnipotente y misericordioso, otorga a nuestro amor una altura elevada a la de Él, sin la cual nuestro amor no sería nada, porque no valdría para Dios”. Persona y libertad, 251; “la dimensión amorosa, elevada a culminación, la debemos evidentemente al cristianismo”. Filosofía y economía, 229. “El acto de ser humano es elevado por otros ‘habitos’ que no son ni innatos ni adquiridos, sino efundidos. Se trata de las virtudes sobrenaturales (fe, esperanza y caridad)”. Ibid., 223, nota 49. “El hábito humano superior es la amistad, la elevación al amor de caridad es expuesta por Tomás de Aquino”. “Itinerario de la razón a la fe”, pro manuscripto, 3.

[2]Polo, L., Antropología trascendental, 413, nota 71.

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