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La intensidad es propia
de la esencia.
Si queremos aplicar la
noción de intensidad al acto de ser, tendríamos que decir que la intensidad del
acto de ser es su “inagotabilidad”. Su transparencia.
La intensidad, repito, es
propia de la esencia.
Forzándolo un poco
podríamos decir que el acto de ser admite ser denominado “intensivo” según su
mayor o menor manifestación o despliegue. Y eso es precisamente su esencia.
El acto de ser más que
intensivo es creciente.
“Además” significa “ademaseidad”, ser creciente.
Intensivo aplicado al acto de ser no quiere decir “grado” de intensidad, sino ser creciente. Transparente.
“Además” significa “ademaseidad”, ser creciente.
Intensivo aplicado al acto de ser no quiere decir “grado” de intensidad, sino ser creciente. Transparente.
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