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Don Leonardo gusta decir que la vida es jerárquica.
Esta jerarquía se nota muy bien en las distintas elevaciones trascendentales (unas son superiores a otras).
En efecto, la persona, por la llamada
inicial, es elevada a ser capaz de Dios (unión de la materia con el alma
espiritual).
Más arriba, el mantenimiento de a llamada la
eleva a abrirse transcendentalmente a Dios por las virtudes infusas.
Más aún, por la nueva creación, las virtudes
sobrenaturales infusas y los dones del Espíritu Santo la coronan y elevan a la
intimidad de la Vida divina.
Pues bien, en consonancia con la jerarquía
sobrenatural, existen en el Pueblo de Dios, distintas elevaciones
jerárquicamente organizadas: diáconos, presbíteros, obispos.
Y por encima de todas, la elevación de María,
cuerpo y alma en el Cielo.
Pero, atención, la "elevación" no
supone mayor perfección, pues el crecimiento de la persona depende de su
colaboración precisa.
Podemos subir en un ascensor con los ojos
cerrados, sin ver nada.
María abre sus ojos, que son soles.
Un sacerdote con los ojos cerrados ve y ama menos que un cristiano corriente.
Un cristiano corriente, claro, con los ojos
abiertos, de la mano de su Madre.
Ideas sacadas del libro de Polo "Epistemología,
creación y divinidad". Capítulo 7, 3, p. 244 Distinción entre vida natural
y sobrenatural
Para saber más ir a las etiquetas:
5.7.0 elevación (etapas trascendentales);
8.2.0 crecimiento;
12.10.0 María;
1.14.2 jerarquía
Don Leonardo gusta decir que la vida es jerárquica.
Esta jerarquía se nota muy bien en las distintas elevaciones trascendentales (unas son superiores a otras).
Un sacerdote con los ojos cerrados ve y ama menos que un cristiano corriente.
5.7.0 elevación (etapas trascendentales);
8.2.0 crecimiento;
12.10.0 María;
1.14.2 jerarquía
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