¿Hay actos moralmente indiferentes?

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En la tertulia “Persona y acción” Juan A. GG nos edifica hablando de “editar” la libertad.

Yo le había escuchado la expresión “tomarse la libertad”, y ahora ese tomarse la libertad se enriquece con el “editar cada uno su libertad”.

 

Vale la pena escuchar su defensa de los caprichos de cada quién.

 

Y entonces le preguntan si hay actos moralmente indiferentes.

Seguro que tiene en mente la respuesta tradicional: no existen actos moralmente indiferentes porque incluso agacharse para recoger una hojilla, lo hacemos con una intención última que da la moralidad a lo físicamente indiferente.

 

Nuestro autor dirá: ¡déjenme vivir! No puedo vivir angustiado preguntándome a cada momento por la moralidad de lo que hago.

Haré, digo yo, lo que me dé la gana.

 

Estoy “editando” mi libertad y la persona merece un respeto, como la respeta Dios.

 

Sin embargo, cuando Dios, respetando mi libertad, que Él quiere que yo edite personalmente, acepte mi vida, entonces esos actos no serán ya “indiferentes” pues formarán parte de la Gloria eterna de Dios.

 

Conclusión práctica: si tengo visión sobrenatural, ningún acto es “indiferente”.

 

Para entenderlo propongo que se alcance a ver lo “sobrenatural” como una anticipación  de la vida eterna.

Así se conjuga libertad y comunión con Dios.


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