¿Cuál es la definición clásica de la persona humana?


Vean qué bien lo explica Juan A. García:
“La definición clásica de la persona humana tiene su raíz en Aristóteles, quien (aun desconociendo el ser personal) entendió al hombre como el animal con logos, el animal racional.

Sobre esa base, Boecio definió a la persona como la sustancia individual de naturaleza racional.

Es una definición nuclearmente correcta; pero que mira al ser humano desde fuera, como a las demás sustancias y al resto de los animales; para entonces apreciar lo diferencial, lo específico del hombre, o del ser personal: que tiene logos, que habla y vive en sociedad; en definitiva, su naturaleza racional.

Lo propio del pensamiento moderno, en cambio, es mirar la subjetividad humana desde dentro: en primera persona, como un yo.”

Juan A. García entonces propone que la persona es el existente que sabe de su propia existencia.

Aspira así  a modernizar la definición de persona; pero sin oponerse del todo a la definición clásica: porque, muy posiblemente, para que la persona humana sepa de su propia existencia requiere ser una sustancia individual de naturaleza racional.

Sin embargo, la óptica de la primera persona es distinta, y eventualmente más fecunda: pues la interioridad y la intimidad de la persona humana acaso sólo se descubren, y desde luego se entienden mejor, con esa óptica “de la primera persona”.

Retengan ustedes esta expresión “de la primera persona”, pues se usa frecuentemente en antropología y a veces, por lo menos a mí me pasa, olvidamos su significación.

Ideas sacadas casi al pie de la letra del “compendio” de Antropología “el hombre como persona” de Juan A. García González.

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