La persona manifiesta su libertad en la medida en que la intención no
se detiene poseyendo el objeto.
Al actuar libremente no detenemos el acto sino que lo ofrecemos a
alguien.
El motivo de la acción no es solamente el porqué de lo que hacemos sino el para quién lo hacemos.
Los actos animales son lo que son, y ya está. El acto humano libre, está abierto según el dar.
No cabe que la libertad culmine encauzándose hacia el presente.
Siempre queremos más. Somos además.
Somos esencialmente más libres, al amar, al dar, según a quien amemos.
Somos esencialmente más libres, al amar, al dar, según a quien amemos.
No es lo mismo amar a Dios que amar a un loro.
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