La voluntad se pone en marcha gracias a un hábito innato de la persona (del
inteligir personal) llamado sindéresis.
La sindéresis es el conocimiento del primer imperativo moral, radical.
Sabemos naturalmente que debemos "querer", que lo nuestro es
"querer".
El primer imperativo moral no es el "haz el bien y evita el mal"
sino el "quiere!", el querer natural oriundo del intelecto, la voluntas ut natura.
El imperativo pide a la voluntad que quiera; pero si el yo no accede, si el
yo no se presta, el velle no tiene
lugar.
La inteligencia puede presentar bienes a la voluntad, incitándola a querer;
pero la voluntad no puede querer sin el yo, sin el "yo quiero", sin
que la persona, gracias a la sindéresis (hábito innato del intelecto personal),
con la intervención del yo constituya el acto "queriendo".
El yo tiene que ponerse en marcha, debe acudir para cumplir el
requerimiento del bien.
La voluntad no se pone en marcha, no hay acto voluntario, si la persona no
comparece, comprometiéndose, revelándose.
El factor intelectual funciona, en el caso del amor, como un imperativo y
no como un disparador.
Ideas inspiradas en las
preguntas nº 19 y 20 de "ANALÍTICA DEL AMOR". Entrevista de Juan Cruz
Cruz con Leonardo Polo, que pueden ustedes encontrar en el nº 33 de la revista
Miscelánea poliana.
Para
saber más vayan a las etiquetas de este blog:
18.1.1 analítica del amor;
6.2.2 voluntad;
6.2.0 yo y sindéresis;
1.0.4 persona;
Pinchen aquí para acceder a la entrevista completa: http://www.leonardopolo.net/revista/revista.html
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