La voluntad es curva. (Siempre puede retroalimentarse gracias al otro)
En el planteamiento clásico y moderno esta curvatura no lleva consigo que no exista la alteridad,
pues la voluntad es intención de otro.
Lo que quiere conseguir Nietzsche es un acto de voluntad que evite todo sometimiento o subordinación.
Nietzsche escribía sólo para él.
"Mihi ipsi scripsi" dice al final de varias cartas.
Y Zweig apunta : nunca una plenitud de espíritu como la suya, ni una orgía semejante de los sentimientos, estuvieron rodeados de un vacío tan enorme, de un silencio tan hermético.
Sacado de Angel Luis González en su Prólogo al libro de Polo, Nietzsche como pensador de dualidades, p.20
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