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En un sentido sí, porque la esencia se distingue realmente del ser, y por tanto es "lo otro" que el ser.
Pero el bien es "lo otro que el ser" en otro sentido: en el de que se añade al ser.
El bien entonces no es lo mismo que la esencia, pues el bien se añade tanto al ser como a la esencia.
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4 comentarios:
Esta explicación me la ha proporcionado en su blog Juan A. García González.
Y también ha intervenido Jorge Mario Posada, aclarando que hace falta distinguir el intento de bien como "otro que el ser", de la instauración de ese intento.
La instauración de ese intento es a nivel del ser personal : la persona acepta o da un don, el bien.
El intento de bien es a nivel esencial.
Es el querer, que equivale a intentar el bien ideado, "como otro" que cabe añadir al ser en su esencia.
Otra cosa es el amar. El amar, que es a nivel del ser personal, es aceptar o dar un don.
Me permito insistir : Si el bien es "lo otro que el ser" en orden a su ralización, el bien un don.
El bien de la persona es su esencia libremente otorgada.
El bien del universo es su esencia desplegada según Dios, con la colaboración del hombre.
En cualquier caso, el bien es un don. Es lo otro que el ser que se realiza como don de la persona.
1. El ser (del Universo) persiste, y entonces la persona que otorga el don es Dios. Ese don es el bien metafísico.
2. El ser (la persona humana) insiste, y entonces es la persona humana la que otorga el don, añadiéndose al querer de Dios. Ese don es el bien moral.
3. Si lo miramos desde la esencia, el ser existe (la esencia del universo) o es siempre más (la esencia humana). El bien es aquí lo que las personas añaden a la esencia, desplegándola o queriéndola.
En los tres casos el bien (lo otro) es el ser en orden a su realización.
Jorge Mario ha aclarado :
Amar equivale a dar y aceptar un don.
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