Los animales viven al servicio de la especie.
Son macho y hembra sólo para la generación.
La hembra existe para poder continuar la especie.
Sin embargo, y esto es grandioso, la diferencia
entre el varón y la mujer no es meramente sexual.
(Recuerden que los bienes del matrimonio son: los
hijos, la fidelidad y el misterio. Si no hay hijos puede haber fidelidad e
incluso si no hay fidelidad, siempre se abre la sexualidad al misterio).
Lo específicamente humano se alcanza de distinta
manera según lo masculino y lo femenino.
La mujer no existe solamente para continuar la
especie, para tener hijos. Aporta su propia modalidad.
La diferencia entre la mujer y el varón afecta a lo
natural y a lo psíquico, a lo sentimental ligero u hondo, a la manera de pensar
y de querer, al modo de manifestarse la persona.
Por eso hablamos de tipo femenino y tipo masculino.
Esta es la primera distinción típica de la
humanidad, la primera modalización de la especie humana, del punto de vista
social.
Eso no quiere decir que el ser mujer o el ser varón
caracterice absolutamente a la persona humana. Cada persona humana es un tipo
completo y lo que la caracteriza es su don entero, su vida cabal, la comunión
que Dios espera de ella y no el modo (femenino o masculino) de realizarla.
Lógicamente, querer hacer algo bien, al modo
femenino, cuando se es varón, es un despropósito, a lo más un juego.
Probablemente una pérdida de tiempo (aunque pueda recuperarse ya que incluso
nuestros desvaríos más absurdos son ocasión para añorar más el hogar).
Para que el don sea cabal, la mujer deberá
esforzarse para realizarlo al modo femenino y el varón al modo masculino. Si
no, es como querer correr a la pata coja. Aunque nos divierta.
Para saber más:
6.1.0 especies y
tipos;
1.11.0 mujer
.
No hay comentarios:
Publicar un comentario