¿Por qué el idealismo no aborda bien la teoría del conocimiento?

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El idealismo se contenta con sustituir la teoría clásica del conocimiento propuesta por los realistas (teoría correcta que sostiene la adecuación del pensamiento con la realidad extramental…), por la adecuación del pensamiento consigo mismo.
Basan la adecuación en la reflexión y además con el gran inconveniente de pensar la adecuación como conexión.

No tienen en cuenta que el meollo del conocimiento es la separación.

Piensan el conocer como un conjunto de "conexiones". El estudio de las "conexiones" pertenece efectivamente a la lógica, pero ahí no está el intríngulis del conocimiento.

Los idealistas no distinguen convenientemente lo mental y la realidad extramental.

Piensan la adecuación entre la idea y la cosa como la unión o conexión entre dos "entes" mentales que se tocan.

Lo mental y lo extramental no pueden tocarse, claro está,  pero es que el acto de conocer y el objeto conocido tampoco.





De esto habla Polo en Antropología trascendental II, p. 52.2.

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14 comentarios:

Rafa Monterde dijo...

¿Pero el acto no es posesión de objeto?

Joseph Kabamba dijo...

Es importante, Rafa, comprender que el meollo del conocimiento es la "separación". Conocer es "hacerse otro" pero sin confundirse con el otro. No es una posesión con la mano. Por ahí va la actuosidad y el además. El objeto es irreal. Es una ventana por la que conocemos. Separados. Atentamente JK

Rafa Monterde dijo...

Yo la posesión la explico así: el objeto y la operación se funden pero no se confunden. ¿Es correcto dentro de la concepción de Polo? Entiendo la "fundición" como la operación que ha tenido éxito. Es decir, como acto posesorio de su fin. Como "teleia". Claro que hay separación. ¡Por supuesto!

Mi duda con Polo está en la concepción del "además" como adverbio. Ciertamente, el hombre es ad-verbum. No cabe duda. Pero yo me pregunto si Cristo transforma el "ad-" en "verbum" real. Es decir, si hay un nuevo "verbum" entendido como persona (actus essendi) cuando ésta vive los sacramentos. Para poder decir, como Pablo, "ya no soy yo quien vive, sino que es Cristo quien vive en mí". En este punto es donde me han saltado los plomos con Polo, nada más... (He leído que el Maestro Eckhart tuvo un follón doctrinal con una cuestión parecida).

Yo me pregunto si la noción de "además" se entiende antes de la acción de la gracia o después de la acción de la gracia. Porque sí: la persona, en bruto, es además. Pero me pregunto si es temerario decir que, con Cristo, la persona es mucho más que "además": no sólo es adverbio, sino que es "verbo en el Verbo".

También tengo otra duda poliana: El objeto es irreal, cierto. Pero el acto de conocerlo no es irreal. Es decir, el objeto es transformado en el acto de tal modo que "es" de otra manera en la persona que lo conoce. El alma es, realmente, en cierto modo todas las cosas. Es decir, aunque haya separación porque la existencia pertenezca al ser extramental, el acto cognoscitivo sí que es real en la persona, porque todos los actos de la persona son unitariamente unificados en ella. En cierto modo, cuando conocemos otro ser nos vinculamos existencialmente con él, somos uno con él sin confundirnos con él, aunque el objeto sea irreal...

Me da que tengo que aclararme... Sorry...

Joseph Kabamba dijo...

Dices que el objeto y la operación se funden, pero no se confunden.
Y entiendes la fundición como la operación que ha tenido éxito.

Temo que estés "suponiendo" el objeto, que no es real. Cuando conocemos un caballo, nos unimos intencionalmente al caballo, no al objeto del caballo. Eso sería representacionismo.

Joseph Kabamba dijo...

En cuanto a tu duda sobre la persona humana como adverbio, te diré que el Verbo se identifica con el Origen. Es Idéntico.
La persona humana, sin embargo, es inidéntica.
Nuestra identificación con el Verbo es adverbial.
Aunque seamos divinizados no somos Dios.

Somos hijos "adoptivos". Conoceremos nuestra identidad cuando recibamos la piedrecita blanca en la que está escrito nuestro nombre. Desde allí tendremos acceso a la Vida de nuestro Hermano. Pero nuestro nombre es "creado", mientras que el Nombre de Cristo es "increado".
"Adverbio" viene mejor para nuestra humildad. Somos hijos en el Hijo. Nosotros no añadimos nada a Dios. No somos verbo, sino adverbio.

Joseph Kabamba dijo...

En cuanto a la noción de gracia tendríamos que distinguir entre la gracia "santificante" que es una anticipación del Cielo, es un avance ce la vida y de nuestro ser en la eternidad, que redunda en nuestra vida actual.

Otra cosa es la elevación por la que Dios nos crea, que aunque la llamemos gracia no es la gracia santificante de la teología. Yo la llamo gracia personificante.
Por lo tanto la noción de "además" se corresponde con la noción de "persona", acto de ser personal creado.
Somos adverbios por creación.
Y seguiremos siendo adverbio por santificación.

Joseph Kabamba dijo...

Respecto a tu última duda sobre el objeto: el acto de conocer es real, pero no "realea" del mismo modo que "realea" el universo físico.
Una vaca no es real del mismo modo que lo es una persona.

No "transformamos" nada al conocer (no lo tocamos). Pensar el conocimiento como una construcción es kantiano.

El objeto no es de otra manera en la persona que conoce. El objeto es irreal, es una ventana. Lo que es real es la vaca que conocemos.
Cuando conocemos la vaca no tenemos la foto de la vaca en el espíritu. Sin tocarla la conocemos.
El ser no pertenece solamente al ser extramental o ser del universo físico.
Ser persona es también ser. Pero ser de otra manera. Libre.
Al conocer no nos "vinculamos" con el universo físico. Lo conocemos y ya está.

Rafa Monterde dijo...

Siento no poder explicarme bien, pero no me estoy refiriendo a la suposición. "Supongo" que sería más fácil si lo hablásemos...

Sé que el fuego pensado no quema, que no transformamos nada al conocer... Lo que digo es que el cognoscente sí que se transforma. Me refiero a la vitalidad del conocimiento... Y en cuanto al "vínculo", no sé si nos estamos refiriendo a lo mismo. Pero creo que en la relación de "inidénticos" hay una constitución creciente de identidad que es proyectada por Dios mismo.

En cuanto a la operación cognoscitiva, yo me pregunto si es la misma en un bautizado y en un no bautizado. Creo que no conocen de igual manera, pues el bautismo ya te transforma en un otro y hay mediación cognoscitiva en todos los niveles.

En cuanto a decir que el Origen es el Verbo y que es Idéntico, temo que en esa noción de Origen haya más metafísica que teología. Precisamente porque el Origen me parece bastante "impersonal" para una filosofía que trata a la persona. No me atrevería a decir que el Verbo es "Idéntico", pues también es libre además de incomprensible.

No sé, quizá es que no entiendo bien la distinción entre las verdades reveladas y las que no son reveladas, pero creo que Polo usa ambas a su antojo sin avisar y por eso me pregunto si su método es un conocimiento filosófico o es la oración personal de Polo llevada al ámbito filosófico por él siendo "astuto" y "buen chico"...

¡Y lo digo a buenas, son dudas que me surgen y no sé a quién plantearlas!

Muchas gracias, Joseph, por tu atención.

Joseph Kabamba dijo...

El cognoscente se transforma pero no al modo del ser del universo físico, no "hay" en el conocimiento formas físicas.
Conocer es acto de acto. Inmaterial.

La esencia humana crece con los hábitos. Los hábitos intelectuales nos permiten conocer que conocemos. El conocimiento es irrestricto.
Dios no proyecta nuestra identidad. Nos crea libres. Nos llama contando con nuestra respuesta. No nos fuerza. Nuestra identidad no está predeterminada. Somos inidénticos.

Joseph Kabamba dijo...

Dios es tema de la Filosofía. El tema más alto.
La filosofía actual se centra casi a lo más a demostrar la existencia de Dios, o a negarla.
Polo, gracias a su método filosófico "muestra" la existencia de Dios. Vía antropológica de talante agustiniano.
Y al conocer mejor a Dios, conocemos mejor a la persona.

Pero además, podemos calificar a Polo de filósofo cristiano, cosa que no quiere decir que se utilicen verdades reveladas como hace la teología sobrenatural. Aquí no hay mística.

He tratado de la filosofía cristiana en la etiqueta 7.8.0 de este blog.
Entre otras cosas escribo:

En su libro "De la razón a la fe por la senda de Agustín de Hipona", Ignacio Falgueras Salinas, al que Polo ha señalado como uno de sus mejores discípulos (poliano, que no polista), hace un estudio pormenorizado de lo que es la filosofía cristiana.

Expone su propuesta diciendo: "Ejercicio donal del filosofar, en su búsqueda pura de las ultimidades, bajo la guía de la revelación".

La revelación guía, abre temas, pero la filosofía cristiana no es "hierro de madera". Es filosofía filosofía.

Joseph Kabamba dijo...

El Origen no es el Verbo. El Origen es Dios en cuanto que Origen.
Aquí lo que hay es más antropología que metafísica. La metafísica habla de Principio. De ahí que sea muy acertada la terminología de Polo para referirse a Dios.

El Verbo es Idéntico, es Dios. Dios es Libre e incomprensible. La Libertad de Dios es la máxima amplitud.

Joseph Kabamba dijo...

Mi consejo es que no te compliques con lo de verdades reveladas o no reveladas.
La verdad es la verdad. Si Dios encima la revela pues mucho mejor.

El bautizado no razona mejor por ser bautizado. El no bautizado también es semejante a Dios y capaz de Dios.
Cuando Dios nos inspira verdades más altas (que normalmente recibimos en la Iglesia) no hace una especie de magia.
La eficacia del bautismo no es al modo físico. Es un adelanto de cómo conoceremos en el Cielo. Es, entre otras cosas, un hábito intelectual que podemos ejercer o no.

Rafa Monterde dijo...

Muchas gracias, Joseph.

Con lo del bautismo quería destacar que hay verdades que no se conocen habitualmente, sino que sólo se conocen por la gracia sobrenatural. Por eso decía lo de los bautizados, pero diciendo "Bautismo" me refiero a los demás Sacramentos. Hay operaciones cognoscitivas que solamente se ejercen con la fe.

Joseph Kabamba dijo...

El conocimiento por gracia sobrenatural es también habitual.

Es un hábito sobrenatural, anticipación del Cielo, pero es hábito.

Quizá te ayude pensar la fe no como una energía o como unas verdades que nos caen del Cielo, sino pensarla como apertura, como ventana.

Vemos con más o menos amplitud según la calidad de la apertura.
Con los hábitos innatos, ejerciéndolos, podemos conocer a Dios. Hábito innato de sabiduría : soy hijo.
Con los hábitos sobrenaturales lo conocemos mejor.

Un bautizado puede tener el hábito sobrenatural de la fe y no ejercerlo.
Un no bautizado puede saberse hijo de Dios y conocer a Dios mejor que el bautizado si ejerce el hábito innato de sabiduría.

Un detalle: cuando hablas de "operación" cognoscitiva hay que reservar ese término para los actos de conocimiento objetivos.
El conocimiento por fe personal o sobrenatural no es "objetivo", es habitual.