¿A qué llamamos apertura "hacia adentro"?

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La persona busca la aceptación de Dios, su destino.
 
La apertura hacia adentro (profundidad de la persona) es una continuación del ser personal.
 
Una continuación es hacia afuera y otra hacia adentro.
 
La apertura hacia adentro es la dualidad de la criatura humana que busca a su Creador. No es otra cosa que la profundidad de la persona.
En la Comunión con Dios la persona alcanzará su culminación, su destino.
 
Los cuatro trascendentales personales se convierten entre sí y se abren a Dios. Sin embargo, la profundidad es regida por el tercero (Intelecto que busca saber quién es) y el cuarto (Amar que busca aceptación).
 
Veamos cómo se abren los cuatro trascendentales personales al Creador:
 
La Co-existencia al no tener la Réplica en su interior, debe buscarla. Su carácter es la Humildad transcendental.
 
La Libertad es aquí libertad de destinación y va a comunicar su apertura al intelecto y amar personales, animando la búsqueda de la Réplica.
Juan A. García hace corresponder esta apertura con otra definición de la libertad trascendental: la inclusión atópica en el ámbito de la máxima amplitud.
Su carácter es la Fidelidad transcendental.
 
El Intelecto personal  busca la Réplica, depone su saber en busca de otro saber superior.
Encontramos aquí de nuevo la transparencia de hábito de sabiduría e intelecto, ambos solidarios se desbordan en además.
Su carácter es la Filiación transcendental.
 
El Amar personal es el dar que busca aceptación. De nuevo hay transparencia dar-aceptar, pero carece de don.
Su carácter será la Comunión transcendental.
 
La carencia de don exige la continuación del ser personal hacia afuera para poder constituirlo y poder ofrecerlo a Dios, en su Réplica.

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