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¿Qué es el bien?

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El bien es la efusión del Ser.

Se dice también que el bien es "lo otro que el ser", en orden a la realización del ser.
Es importante notar que el ser creado es inidéntico. A eso alude la expresión "en orden a su realización".

Siempre podemos dar más, ser más. Los bienes son el futuro que se va realizando.

Ideamos bienes (lo otro) y podemos quererlos y otorgarlos en orden a destinarnos.

El bien está siempre subordinado a la aceptación por el otro, con el Otro.

El Bien Absoluto es el Don del Espíritu Santo que realiza la Comunión.


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¿Es la vida humana “intracósmica”?

 


El cuerpo humano es la conjunción entre la vida recibida de nuestros padres, creada por Dios según el orden del universo físico, más  la vida que aporta cada persona, creada directamente por Dios.
 
No son dos vidas, sino una sola, la vida humana. Pero es conveniente distinguirlas, como hace Polo, para entender que la persona humana es extracósmica, pero encarnada en el cosmos.
 
La vida recibida de los padres es una naturaleza física "esencializada" en la persona que la recibe.
 
La primera célula viva deviene "humana", deviene vida recibida, cuando al ser apta para ser "animada", en el instante de la concepción, y no antes, es efectivamente unida a la persona humana. Es ése el momento de la creación de una nueva persona y de la vida "humana" (recibida y añadida).
 
La vida añadida es lo que aporta el nuevo acto de ser: el ser "humano" y la esencialización. Lo que era una sencilla naturaleza física se convierte en persona humana, que aparece materialmente en el universo físico y comienza a crecer.
 
 
La vida recibida de nuestros padres es solo hasta cierto punto intracósmica, pues se constituye en vida humana recibida en el momento de la concepción y por lo tanto, desde el primer instante es extracósmica, ya que será principio de operaciones libres (la persona es extracósmica).
 
Además, como me apuntó Juan A. García, el hecho de proceder de dos personas humanas apunta ya a lo metacósmico.
Es vida "humana" (extracósmica) desde el momento de la concepción, en el que la persona es creada, cambiando instantáneamente la naturaleza sencillamente física de la primera célula, que será, desde entonces, manifestación de la nueva persona.

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Un artículo muy amplio sobre la vida pueden ustedes encontrarlo en una de las páginas de este blog : Esquema sobre la vida. Pinchen aquí.

 

¿Es el bien un trascendental?

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Los trascendentales son las propiedades puras del ser.
"Pura" significa aquí acto sin potencia.

Los trascendentales metafísicos son las propiedades puras del acto de ser del universo físico.

Los trascendentales personales (descubiertos por Polo) son las propiedades puras del acto de ser personal.

El bien se convierte con el ser: tanto con el ser del universo físico como con el ser personal.

El bien metafísico es difusivo.
El bien personal es efusivo. (No es otra cosa que la tríada amorosa trascendental, el Amar personal con sus tres dimensiones Aceptar, Dar y Don).

La ampliación de los trascendentales (además del bien metafísico el "amar" personal) se comprende cuando entendemos la libertad trascendental.
En efecto, el ser personal es libre, por lo tanto, su ser es co-ser, su verdad es inteligir personal, y su bien es amor personal.

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¿Qué distinciones es conveniente hacer antes de abordar el tema del bien?

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En primer lugar: no es lo mismo el bien trascendental que el bien esencial.

El bien trascendental es una de las propiedades puras del ser. Es un trascendental como el acto de ser y la verdad.

Si, con Polo, distinguimos entre el ser personal y el ser del universo físico, tendremos dos trascendentales distintos: el bien personal (que se convierte con el ser y la verdad personales) y el bien metafísico (que se convierte con el ser y la verdad del ser del universo físico).

El bien esencial: tanto la esencia de la persona humana como la esencia del universo físico tienen razón de bien. La persona humana otorga los bienes de su vida (en efusión) y el ser del universo físico se despliega según el orden del universo (en difusión).
Tenemos así el bien esencial personal y el bien esencial metafísico.

El bien personal es efusivo.
El bien metafísico es difusivo.

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Detengámonos en los distintos bienes, sin olvidar que la noción que abarca todos los bienes es su consideración como "lo otro que el ser, en orden a la realización del ser".

El bien de la persona es su realización como amor. (Es la comunión gracias al don otorgado; en el caso de la persona humana es el encuentro con su réplica divina).
El bien del universo físico es su realización como conectivo del amor personal (que lo convierte en don, elevándolo).

El bien trascendental personal  es la efusión de las personas como comunión de amor,  siempre abierta al futuro. Tal el fuego. Es un bien necesario (de ahí que los condenados desesperen, al cerrarse libremente al futuro). También se le llama bien absoluto, en cuanto que se añade al Ser, sin añadirle nada.

Mi bien esencial personal es la efusión de mi esencia para entrar en comunión con otros. También se llama bien moral. Es el bien operado o procurado u otorgado. Es la dimensión "esencial" del amor personal humano. Su efusión.


El bien trascendental metafísico es el futuro, en cuanto tal, del universo físico, que es sencillo y depende solamente de Dios. Es también un bien necesario. Es el sentido metafísico del bien: todas las cosas tienden al bien por el que han sido creadas. El ser es una fuente que mana y manará.


El bien esencial metafísico es la realización del plan de Dios para el universo físico. En el análisis del bien del universo, descubrimos la esencia del universo como tetracausalidad que se despliega. Su cumplimiento es el orden de las causas. Su difusión.
Gracias a los bienes del universo físico, las personas podemos conectarnos unas a otras, para otorgarnos dones, y hacer crecer la comunión de nuestras vidas.

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¿Qué es la Ética?

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La Ética es el arte de conducir la vida hacia la felicidad.

La Ética es el camino para que la vida crezca.

La Ética es la organización estricta del tiempo respecto de una culminación.

¿Qué es la apertura hacia afuera?

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La persona humana, para que su ser sea aceptado por Dios, debe otorgarle su don, que no posee en su interior.
De ahí que deba abrirse hacia afuera,  hacia el universo físico y hacia las demás personas, para constituir ese don.
 
Esta apertura hacia afuera (generosidad hacia el mundo y docilidad manifestativa de la persona) es continuación del ser personal, del mismo modo que la apertura hacia adentro o profundidad de la persona es otra continuación.
 
La apertura hacia afuera  tiene dos dimensiones:
 
-Una es la apertura de la persona humana directamente hacia el ser del universo (que también podemos llamar apertura exterior). Es la generosidad de la persona.
 
-Otra, a través de la esencia de la persona, (gracias a la sindéresis), es la apertura hacia la esencia del universo y hacia las esencias de otras personas humanas. La llamaremos apertura inherente. Es la docilidad de la persona.


Pueden ustedes saber más sobre las Aperturas yendo a la página de este blog "Aperturas"

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¿Qué es lo curioso de la apertura hacia afuera?

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Lo curioso de la apertura hacia afuera es que es “interior”. Lo que conocemos hacia afuera es inmanente a la persona y constituye la interioridad de la persona.

La apertura se produce “dentro”, extendiendo el ámbito de su interioridad.

Nuestra interioridad crece al entrar en contacto con el exterior.

Ideas sacadas de:
Coexistencia y carácter de además.   Hápax 3- 16 marzo 2021
Juan A. García González
 https://www.youtube.com/watch?v=z3JX3ZEeYRk&t=3465s   A partir del minuto 16.


¿Qué caracteriza a la dualidad del radical "amar personal"?

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La principal característica de la dualidad de este radical es que sus dos miembros (dar y aceptar) son amantes.

 

Estos miembros tienen carácter trascendental. 

El don, sin embargo, se encuentra en la esencia del hombre.

 

Para la persona humana amar significa tanto dar como aceptar: la aceptación es también un verdadero dar. Tanto al otorgar como al acoger, se ama.


¿En qué se distingue el "amar donal" de la voluntad?



El "amar donal" es un trascendental personal, uno de los cuatro radicales de la persona humana. Es decir, del acto de ser personal.

 La voluntad está a un nivel inferior, es potencia "esencial" de la persona humana. Pertenece a la esencia humana. 

La voluntad se activa desde la persona, gracias, precisamente al "amar donal". 

 El "amar donal" redunda en el querer-yo, que libremente constituye el acto de la voluntad. 

 Pero aún existe una distinción más profunda: el "amar donal" comporta siempre reciprocidad y mutualidad del intercambio donal, es dar y aceptar. 

 En cambio, la voluntad es solamente capacidad de querer, intención de otro. 
 Nótese que la voluntad puede no ser correspondida por el otro. 

 Sin embargo, a nivel trascendental, la persona "es" amar donal. Correspondencia a Dios que tomó la iniciativa creándola, y sigue llamándola y amándola. 

 El hecho de existir "es" amar donal, aunque, a nivel esencial, al nacer, la aportación sea mínima. 
Como un bebé es respuesta, apenas naciente, al amor de sus padres. 

 Trascendentalmente "somos" amor, comunión. 

Rechazar voluntariamente (a nivel esencial) ese amor, es el error peculiar de la libertad, que los teólogos llaman pecado. 

De esto se habla entre otros lugares en Juan A. García. La metalógica de la libertad… Studia Poliana nº 10, 2008, p. 18. 

 Para saber más: Sobre el amar donal: Etiqueta 5.5.3 Amar personal 
Sobre la voluntad: Etiqueta 6.2.2 Voluntad 
Sobre la distinción esencia – acto de ser: Etiqueta 1.7 
Sobre los 4 radicales personales: Etiqueta 5.5 .

¿Cuál es el cuarto trascendental personal? 39

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Veamos lo que dice Adam en su punto clave n.39: 

39. El cuarto trascendental personal es el amar donal. La persona humana no sólo tiene la capacidad de amar, sino que es amar: la actividad trascendental personal es amorosa o no es personal39.

 

 

39 «Se dice que amar es trascendental o que se convierte con el ser personal, porque el sentido más alto de ser es dar». POLO, L., Antropología trascendental, I, p. 249.


¿Es donal el cuarto trascendental personal? 40

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El cuarto trascendental personal es lo que llamamos, precisamente, el amar “donal”.

“Dar” es la actividad trascendental par antonomasia.

El ser personal es “dar” y es eso lo que quiere decir el carácter de “además”.

El ser personal es un puro sobrar, es un rebrotar incesante. No se agota nunca.

Y no se agota nunca porque es, a la vez, un “aceptar” permanente.

La persona “acepta” su ser personal y su ser personal “da”, es “dar”.

“Además” equivale al aceptar y dar creados.


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Veamos lo que dice Adam en su punto clave n.40:

 

40. El amar personal es donal: dar es la actividad trascendental por antonomasia. Es lo que quiere decir el carácter de además: efusividad, siempre ir a más, puro sobrar sin consumarse, no agotarse nunca40.

 

40 «La persona humana es co-acto de ser porque equivale a dar y porque dar sin aceptación no tiene sentido. El carácter de además equivale al aceptar y al dar creados». POLO, L., Antropología trascendental, I, p. 249.

 


¿Qué es la vida?

 

Tienen ustedes una extensa página sobre la Vida, en este blog. Para acceder pinchen aquí.



La vida es la actividad esencial de los seres que se mueven a sí mismos.

 

Esta definición, sirve para Dios, en cuanto que su esencia (su gloria) se identifica con su Ser.

 

Vale también para los seres del universo físico pues están vivos en la medida en que la esencia del universo físico se despliega en ellos, según las condiciones iniciales.

 

Para el hombre, la vida es su don a Dios y a los demás.

 

Adam Solomiewicz propone distinguir en el amar personal dos estructuras amorosas, en una de ellas el don es precisamente la vida, que la persona ofrece a Dios. Su esencia.

 

Y en la otra, anterior ontológicamente, el don es el ser personal que Dios otorga y la persona acepta.

A ese “ser personal como don” podemos llamarlo vida “trascendental”.

 

En este caso, esa actividad no es propiamente “esencial” y entonces no serviría la definición que hemos dado al decir que la vida es la actividad “esencial” de los seres que se mueven a sí mismos.

 

Tendremos que rectificar y decir que la vida es el crecimiento que el ser se da a sí mismo, al responder al don de Dios.

 

Para las personas creadas, aunque también sus esencias, sus vidas, son vida, tienen también otra vida “trascendental”, que consiste en el crecimiento de su ser hacia Dios.

 

Vida que crece en el tiempo.

 

Pueden ustedes encontrar en este blog una Página muy extensa sobre la vida. Basta pinchar aquí.
https://preguntaspolianas.blogspot.com/p/la-vida.html
 
Este artículo fue publicado en Miscelánea poliana en 2020 : Pinchen aquí  https://www.leonardopolo.net/docs/MP69-F.pdf


 Para saber más pinchar aquí :

Etiqueta 1.1.4 La esencia.

¿Cuáles son los miembros de las estructuras donales de la persona humana?

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En el amar donal distinguimos tres miembros


- la persona como aceptar


- la persona como dar


- el don de la persona

 


El amar donal es una tríada amorosa: aceptar, dar, don.
Sin embargo, los tres miembros se reparten en tres estructuras donales.

Estructura primera. Dios da el acto de ser a la persona. La persona lo acepta. (Lo primero es aquí el aceptar). Y el Don es precisamente su acto de ser.

Estructura segunda. La persona da a Dios su vida, esperando que sea aceptada. El don es la vida humana o esencia, constituida por la persona.

Estructura tercera. La Salvación o Juicio final. Dios acepta el don, incorporándolo a su Amor. Es lo que llamamos Don-don.

 

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Veamos lo que dice Adam en su punto clave n.42:

 

 

42. En la actividad donativa trascendental (el amar donal) los tres miembros de la estructura donal son: la persona como dar, la persona como aceptar y el don42.

41 «El amar –el dar– y el aceptar son trascendentales personales». POLO, L., Antropología trascendental, I, p. 271.



La estructura donal «ha de completarse con el don, que se encuentra en la esencia del hombre». POLO, L., Antropología trascendental, I, p. 244.

¿Qué es el sentimentalismo?



Llamamos "comportamiento" al modo humano de manifestarse, que es abierto, que no está determinado, pues cada quién lo encauza como quiere. 

 Al contrario, la conducta del animal es cerrada, pues obedece a una instintividad persistente. 

 Pues bien, el sentimentalismo es un comportamiento que se deja guiar por los sentimientos. 
 No es "sentimental" el que tiene sentimientos, ya que la mujer y el hombre maduros tienen muchos sentimientos, que dan color y enriquecen sus vidas, intensificando sus tendencias naturales y matizando sus decisiones libres, responsables, sabrosas. 

 Lo malo es otorgar a los sentimientos la dirección de la conducta. Que sean ellos los que desencadenen nuestras respuestas, es decir, comportarse instintivamente. 

 Es también sentimentalismo el utilizarlos como criterio para la acción, en lugar de considerar inteligentemente qué es lo más apropiado para el amor, en cada caso. 

 El mero "sentimentalismo" es cuando el fin de la vida son los sentimientos: quiero pasármelo bomba. Disfrutar de la vida a cualquier precio. 

 Sin embargo, los sentimientos más positivos y profundos son lo que acompañan a la sabiduría: gozo y paz. 

Se habla de esto en Juan Fernando Sellés. Antropología para inconformes p.275, nota 59. .

¿Qué son los sentimientos?

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Los sentimientos son el sabor de nuestros actos.

 

A nivel de la esencia humana, los sentimientos son "noticias" que recibe el "yo" de la situación del alma y del espíritu.


Son "noticias" que recibe el "yo" de la situación del alma y del espíritu.

El "yo" siente lo que le pasa a su cuerpo y siente lo que le pasa a su inteligencia y a su voluntad.
Y también le afecta lo que le pasa más adentro, en su espíritu.

De ahí que podamos distinguir entre
sentimientos sensibles,
sentimientos intelectuales (noticias de lo que le pasa a la razón y a la voluntad)
y sentimientos del espíritu.




Para saber más:
Sobre los sentimientos sensibles:…….….Etiqueta 14.1.0
Sobre los sentimientos intelectuales:…..Etiqueta 14.2.0
Sobre los sentimientos nativos:…….…….Etiqueta 14.3.0
Sobre los sentimientos espirituales:…...Etiqueta 14.4.0
(algunas etiquetas están aún en construcción)

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¿Por qué toda actividad donativa es triádica? 41




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La actividad donativa es triádica porque siempre

 está constituida por tres miembros:


- La persona que otorga el regalo (el otorgar);

- la persona que lo acoge (el acoger);

- y el regalo (el don).


 Los dos primeros miembros son 

siempre personales.

 

El regalo se constituye como tal cuando es aceptado.

Surge del acto de donar y del acto de aceptar.

 

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Veamos lo que dice Adam en su punto clave n.41
:

41 Todo acto de regalar “tiene una estructura triádica: primero, alguien regala, pero el regalo no se constituye como tal hasta que es aceptado; de manera que el acto de aceptar es tan generoso como el de regalar (no es una mera recepción). Por tanto, el regalo en cuanto tal surge del acto de donar y del acto de aceptar”.

POLO, L., Epistemología, creación y divinidad, p. 322.

 

« Aceptar es más que recibir, porque amar, más que dual, es trino”.

Cfr. SOŁOMIEWICZ, A., en Estudios Filosóficos Polianos, 6 (2019), pp. 114-119.


¿Sentimiento?

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Los sentimientos son el sabor de nuestros actos.

 Nuestro bienestar o nuestro malestar.

 Indicadores de nuestra situación con respecto a nuestro destino.

 El Sabor más alto es el Espíritu Santo (Gozo libre y amoroso de la Trinidad).


¿Cuál es el sentido trascendental del yo?

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Adorar-yo.

La persona equivale al yo en tanto que someterse a Dios estriba en adorarlo.

De este modo, con el pronombre "yo" no se expresa la individualidad de un sujeto subsistente independiente de Dios sino que se atestigua el entero sometimiento de la persona creada a Dios.

La explicación la encontraremos en lo que Polo llama “continuación en búsqueda”.

El yo como adoración viene a ser una renuncia a hacerse notar, es decir, el reconocimiento de que la persona humana es más distinta de Dios que de la nada (depende más de Dios que de la nada). Ese reconocimiento es un adorar en silencio aunque tenga un cierto valor locutivo: adoro-yo.

Con esa renuncia a hacer ruido, no olvidemos que persona tiene que ver con personare (resonar) y que por lo tanto la persona humana es una llamada a la atención de Dios, con esa renuncia, digo, el yo que la sindéresis manifiesta, desaparece sumándose a la búsqueda de Réplica.

Desde luego no se trata de un sometimiento pasivo; sin embargo, como la adoración marca el simple “respecto” a la Transcendencia, en cierto modo el yo desaparece en la adoración o se incluye en la adoración, lo que es mejor.

El sentido trascendental del yo es el más afín al libre descubrimiento de la carencia de réplica.

El olvido del yo u olvido de sí no es vacío interior sino impulso hacia el encuentro futuro con Dios.

De esto habla Polo en Antropología trascendental I, p. 211.4, y nota 15.
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¿Está abierto el amar donal, trascendentalmente a otra persona humana?

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No.
El amar donal está abierto transcendentalmente a Dios, según su dualidad trascendental aceptar-dar.
 
Algún autor ha propuesto que el amar donal se abre trascendentalmente a otra persona humana. Y que sería mujer o varón según se abriera como aceptar o como dar.
De ahí defienden que la persona es trascendentalmente femenina o masculina.
 
Pero la persona humana es masculina o femenina según su naturaleza y no según su acto de ser.

Es interesante lo que dice Adam al respecto en la página 39 de Excerpta.

¿Acierta Salvador Piá en su planteamiento del amar donal?

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La tesis de Salvador Piá, “El hombre como ser dual” marcó una época poliana, al menos para mí.
Sus planteamientos siguen abriendo la comprensión de don Leonardo.
 
Sin embargo, no parece acertar cuando rechaza la 1ª tesis poliana acerca del amar donal que dice “aceptar no es menor que dar”
 
Nosotros adoptamos la propuesta de Adam Solomiewicz de dos estructuras donales radicales.
 
Aceptar radical es la estructura donal primera.
Dar es la estructura donal segunda.
 
Y, según mi entender, entrelazadas en jerarquía circular.
 
Aceptar no es menor que dar.
 
El problema está, a mi parecer, cuando Salvador Piá considera el amar donal como una sola estructura triádica, con tres miembros jerárquicamente verticales (aceptar, dar, don esencial esperando aceptación).
 
Sin embargo, acierta al pensar que el don es esencial, y que la persona sólo se conocerá al ser aceptada por Dios, o no se conocerá si Dios no lo reconoce.
 
En realidad sí existe una tríada amorosa, pero es doble, y es siempre transcendental.
Dios está presente como Origen o como Destino en los dos miembros triádicos.
 
En el Cielo la tríada amorosa será triple.
Dios Padre da el Don-don.
Dios Hijo acepta el Don-don.
Dios Espíritu Santo santifica el Don-don-Don.


¿Por qué lo primero en la persona humana es el “aceptar”? 43

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Lo primero en la persona humana es el “aceptar” porque es una criatura. Su acto de ser es un regalo del Dar de Dios.
 
No olvidemos que la estructura donal de la persona humana se resuelve en tres estructuras. 

La primera es la tríada entre el "Dar" de Dios, el "Don" que hace Dios a la persona de su acto de ser personal y el “aceptar” ese don por parte de la persona humana

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 Veamos lo que dice Adam en su punto clave n.43:

43. La primera tesis acerca del amar donal es ésta: aceptar no es menos que dar. En la estructura donal de la persona humana el aceptar y el dar son trascendentales. Lo primero en la persona humana es aceptar al propio Creador, debido a su carácter de criatura: su ser es el regalo del Dios personal43.
41 Cfr. POLO, L., Antropología trascendental, I, p. 250.

¿Por qué el ser personal humano es capaz de dar-se?

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La antropología del don podría resumirse con la expresión de Vargas: “El ser personal humano es capaz de dar-se porque es don que puede aceptar-se”.
 
Dicha expresión debe completarse, pues así, sin más, se está diciendo que el aceptar trascendental humano se convierte con el dar trascendental humano al referirse a un mismo don (el –se del aceptarse-se y el –se del dar-se).
Este don sería también trascendental.
Este don sería la donatio essendi.
Este don sería don de Dios y la persona lo acepta y lo da trascendentalmente.
 
Pero entonces ¿cuál sería el papel de la libertad si es Dios quien nos da todo lo que somos?
Pienso que Dios nos ha creado libres para que constituyamos libremente nuestro don.
 
Luego en el dar-se se da el don esencial.
Y en el aceptar-se se acepta el don trascendental.
 
Claro está que podernos darnos porque podemos aceptarnos, pues lo que aceptamos es nuestra capacidad de dar.
 
Dios nos da el ser. Y nos da un ser, capaz de dar.
Y nuestro don no está ya dado, debemos constituirlo.
Por eso decimos que el don personal humano es “esencial”.
 
Insisto, el ser personal humano es capaz de dar-se, porque Dios le ha dado la capacidad de dar. Pero lo que da no es su ser, sino el don que la persona constituye, el don esencial de su vida.
 
Por lo tanto: la antropología del don podría resumirse con la expresión de Vargas completándola: “El ser personal humano es capaz de dar-se (de dar su don esencial)  porque es don recibido de Dios que puede aceptar-se”.
Se acepta, dándose.
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Me explicaré de otra manera:
El ser personal es Don de Dios, que la persona humana debe aceptar.
Y gracias a la transparencia del amar personal (aceptar = dar), el Don recibido de Dios deviene Don-don.
Pero el -don es su esencia.
 

Don de Dios es el ser personal

-don de la persona es su vida, el crecimiento de su esencia.
 
Esto se entiende si tenemos en cuenta que el ser personal humano (Don de Dios), es capaz de dar-se (el –se que se da es la vida. La persona humana da su vida, lo que da es su esencia, su don).
 
Dios da el Don teniendo en cuenta el don.
Es un Don-don.
Hay cierta antecedencia del don, de la esencia, que indica la presencia de la libertad.
 
El don esencial deviene divino al ser aceptado por Dios.
Y entonces tenemos un Don-don.
 
Alargo, pues, la frase de Vargas, diciendo:
“El ser personal humano es capaz de dar-se porque es Don de Dios-y don humano,  que puede aceptar-se y dar-se”.
 

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Quizá las cosas se aclaran recordando los tres niveles del legítimo amor a sí mismo propuestos por Adam Solomiewiz:
 
a) El aceptar transcendental humano: amo a Dios y a quien soy en Dios. Es un aceptar la donatio essendi, el Don de Dios que soy. Entonces soy capaz de dar-me en el sentido de que acepto mi vocación.
 
b) El aceptar que soy hijo de Dios. Es el amor derivado del hábito de sabiduría. El amor sapiencial. Amo mi filiación. Soy capaz de dar-me en el sentido de que acepto ser hijo.
 
c) El aceptar mi yo. Es el amor derivado de la sindéresis. Amo mi yo, Doy mi vida, mi esencia. Soy capaz de dar-me en el sentido de que doy mi esencia, mi yo, mi vida.