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¿Qué distinciones es conveniente hacer antes de abordar el tema del bien?

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En primer lugar: no es lo mismo el bien trascendental que el bien esencial.

El bien trascendental es una de las propiedades puras del ser. Es un trascendental como el acto de ser y la verdad.

Si, con Polo, distinguimos entre el ser personal y el ser del universo físico, tendremos dos trascendentales distintos: el bien personal (que se convierte con el ser y la verdad personales) y el bien metafísico (que se convierte con el ser y la verdad del ser del universo físico).

El bien esencial: tanto la esencia de la persona humana como la esencia del universo físico tienen razón de bien. La persona humana otorga los bienes de su vida (en efusión) y el ser del universo físico se despliega según el orden del universo (en difusión).
Tenemos así el bien esencial personal y el bien esencial metafísico.

El bien personal es efusivo.
El bien metafísico es difusivo.

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Detengámonos en los distintos bienes, sin olvidar que la noción que abarca todos los bienes es su consideración como "lo otro que el ser, en orden a la realización del ser".

El bien de la persona es su realización como amor. (Es la comunión gracias al don otorgado; en el caso de la persona humana es el encuentro con su réplica divina).
El bien del universo físico es su realización como conectivo del amor personal (que lo convierte en don, elevándolo).

El bien trascendental personal  es la efusión de las personas como comunión de amor,  siempre abierta al futuro. Tal el fuego. Es un bien necesario (de ahí que los condenados desesperen, al cerrarse libremente al futuro). También se le llama bien absoluto, en cuanto que se añade al Ser, sin añadirle nada.

Mi bien esencial personal es la efusión de mi esencia para entrar en comunión con otros. También se llama bien moral. Es el bien operado o procurado u otorgado. Es la dimensión "esencial" del amor personal humano. Su efusión.


El bien trascendental metafísico es el futuro, en cuanto tal, del universo físico, que es sencillo y depende solamente de Dios. Es también un bien necesario. Es el sentido metafísico del bien: todas las cosas tienden al bien por el que han sido creadas. El ser es una fuente que mana y manará.


El bien esencial metafísico es la realización del plan de Dios para el universo físico. En el análisis del bien del universo, descubrimos la esencia del universo como tetracausalidad que se despliega. Su cumplimiento es el orden de las causas. Su difusión.
Gracias a los bienes del universo físico, las personas podemos conectarnos unas a otras, para otorgarnos dones, y hacer crecer la comunión de nuestras vidas.

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