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¿Cuál es el sentido del obrar humano?

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El sentido del obrar humano es constituir el don que su "amar personal", solo, es incapaz de aportar.

Recordemos que el "amar personal" es uno de los cuatro radicales de la persona humana, por lo tanto se convierte trascendentalmente con la persona.

Pues bien, la persona sabe de su Creador, pero no sabe lo que su Creador espera de ella.

Y lo que espera se refiere a otras personas.

Pongamos un ejemplo: Dios espera de ti que me ayudes (porque me quiere). Entonces tú, te pones a escribirme una carta.

¿Comprenden ustedes?

La carta es tu obra, tu don, que Dios aceptará porque le agrada que me ayudes.

El obrar humano tiene así un sentido donal.

Ofrecemos dones a Dios con los regalos al prójimo. Sirviendo. Trabajando (porque los regalos no llueven del cielo)



Glosa a Juan A. García González: Existencia personal y libertad. Anuario filosófico nº 95. 2009, p. 349.2
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¿Cómo se manifiesta la persona humana?

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La persona humana se manifiesta mediante su  acción práctica.
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Definición de "aceptar"

 

Aceptar en la Antropología trascendental poliana es el elemento primero de la tríada amorosa del trascendental Amar donal”.

La tríada es Dar-Don-aceptar. 

Dios da el Don del acto de ser, que es “aceptado” por la persona. 

Pero, atención, esta aceptación no es un acto de la voluntad sino precisamente la creación de la persona. 

Siendo la persona humana “libre”, la aceptación de la creación se manifiesta según los actos de su voluntad (es el dar humano en lo que llamamos estructura donal segunda).

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¿Puede una persona en coma amar a Dios?

 


Sí, porque en el Amor, la aceptación es superior al dar.

Esa persona ha aceptado y se ha abandonado en Dios. Esa aceptación es su dar.

Y Dios acepta su vida, que sigue creciendo, en su estado comatoso.

¿Por qué es importante la etiqueta 5.2 "Preguntas sobre los trascendentales"?

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Porque la filosofía quiere alcanzar lo último y lo último es lo trascendental.

Lo realmente trascendental es Dios.
Dios es el Dar supremo.

Llamamos, con Falgueras, trascendentales incondicionales o supremos a las actividades supremas de Dios :
Ser supremo,
Entender supremo,
Amar supremo.

En antropología, los trascendentales descubiertos por Polo son cuatro:
La co-existencia;
La libertad trascendental;
El intelecto personal;
El amar donal (amar y aceptar personales);

Los trascendentales metafísicos son también cuatro
el ser (esse),
la verdad (verum),
el bien (bonum)
y la belleza (pulchrum), aunque este último Polo no lo tematiza explícitamente.


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¿Qué es abstraer?

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Abstraer es "presentar".

Presentar es articular el tiempo físico, pasado y futuro, desde la "presencia" mental.

Lo abstraído no es temporal, la abstracción "puede" con el tiempo físico, articulándolo.

El acto de abstraer es "la presencia mental" y el objeto abstracto es "lo poseído".

Lo presentado está al margen del tiempo físico: no es afectado por él, porque la presencia mental de la que depende tampoco es física.

La presencia mental se puede describir según la "simultaneidad".
Lo presentado es "a la vez" que el presentar.


Se habla de esto en Juan Fernando Sellés. Antropología para inconformes p.280.3

Para saber más:
Etiqueta 1.12 el tiempo

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¿Qué es la epagogé?

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La noción aristotélica de epagogé es traducida a veces como inducción.

Se dice que así como la deducción es ir de lo más alto a lo más bajo (los silogismos: premisa mayor, premisa menor, conclusión), la epagogé sería lo contrario, es decir, sería ir de lo particular a lo general, y la llaman inducción.

Pero la noción de epagogé de Aristóteles no se reduce a eso pues Aristóteles habla de distintos modos de epagogé (dice que se emplea, entre otros modos, cuando se abstrae, y también en ética, o para conocer los primeros principios).

Aristóteles utiliza la noción de epagogé para designar un conocimiento que no es demostrable, que no es deducible, sino que es un conocimiento creciente, que llega a más.

Podéis comprender fácilmente por qué Polo utiliza esta noción para explicar cómo se conoce la esencia humana (la vida humana que es creciente).

En rigor, epagogé no significa, pues, inducción.

Más que una inducción metodológica, epagogé es el conocimiento de lo complejo, el conocimiento que crece estableciendo una correlación entre datos y fijándose especialmente en que los datos no se pueden considerar por separado porque todas estas notas están interrelacionadas.

Así, se puede decir que la abstracción es una epagogé que capta el rico contenido de la forma, de la causa formal.

Lo que se contrapone a la epagogé no es la deducción, sino el análisis.

Por eso la epagogé se podría llamar “comprensión

de sistemas”, o “comprensión de lo sistémico”.


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¿Por qué describe Polo la 4ª dimensión como un "quedar creciente en el límite mental"?




La esencia humana es el "crecimiento" de la vida de cada hombre, de cada mujer.

¿Cómo crece el ver-yo de la esencia humana?
Englobando, subiendo y bajando, activado por la libertad.

El "ver-yo" suscita en cascada nuevos actos que enriquecen a la persona:
hacia abajo, manifestando las iluminaciones de la realidad;
hacia arriba, entendiendo la congruencia del mundo.

Gracias a los hábitos adquiridos, englobados por el ver-yo, se manifiestan las operaciones (iluminándolas) y es posible la pugna en que estriba la segunda dimensión del abandono, por la que vamos encontrando las cuatro causas del universo, la tetracausalidad, ¡ya sabemos lo que es el universo físico como esencia!

Y ahora pasamos de la 2ª dimensión a la 4ª dimensión del abandono.

Al demorarse en el límite mental (4ª dimensión), podemos acceder a la esencia humana, es decir, a entender ese "crecimiento" personal que aportamos, cada uno, libremente. Soy responsable de novedades.

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El ver-yo, además, engloba y explica el límite mental, que es la presencia.
Sin perderlo, desaferrándose del límite, el intelecto va más allá, trocándose en búsqueda del destinatario del nuevo don: el destinatario del don de la vida creciente.

Acabamos de describir un capítulo de la metalógica de la libertad: el ascenso y descenso entre la 2ª y la 4ª dimensión del método del abandono.


De esto se habla en Juan A. García. La metalógica de la libertad… Studia Poliana nº 10, 2008, p. 9, 1-2

Ver Etiqueta 6.2.1  la esencia humana
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¿Puede usted describir en cuatro pasos el abandono del límite en su tercera dimensión?

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Así lo hace Juan A. García en un vídeo que les recomiendo.

El primer paso es detectar el carácter de además.

Hay que detectar el además del pensamiento.

Detectar que la persona no es el pensamiento, sino aquél que piensa, el quién que piensa.

Detectamos que el existente es además del pensamiento.

Tiene que haber alguien más que el pensamiento.

Entonces he detectado la diferencia entre el pensamiento y aquél de quien depende el pensamiento

 

El segundo paso  es aplicar o utilizar el además.

Cuando obramos libremente alcanzamos que somos un coexistente libre.

Obrar libremente no es tener un dolor de cabeza o envejecer o caerse.

Cuando uno se “toma la libertad”, se alcanza la libertad.

Me he dado cuenta de que existo libremente. Y mi libertad se ha manifestado en mi acción.

Y mi libertad no se agota cuando actúo libremente. Puedo tomarme otra libertad.

Así se alcanza  que el coexistente que somos no solamente es además de nuestro pensamiento, sino que somos un coexistente libre. Un coexistente que puede ser siempre más libre.

 

Hemos alcanzado los dos primeros trascendentales personales : coexistencia y libertad personal.

Somos seres como “acompañantes” libres de nuestras acciones.

Y ser libre es tener un futuro que nunca se agota.

El futuro es un generador de acciones.

 

El coexistente es carente de réplica, es decir, no alcanza a saber quién es, porque sus pensamientos, sus acciones no son una persona, no son la persona que es.

 

Pero hemos entendido que la persona es un ser que es intimidad, un ser abierto por dentro, que se acompaña. Hemos alcanzado la apertura interior  compuesta de los trascendentales coexistencia y libertad personal.

 

El tercer paso es darse cuenta de que el carácter de además no solo tiene una dimensión metódica, sino que también tiene otra dimensión temática.

 Cuando utilizamos como método el carácter de además alcanzamos su tema, que es también además.

 

 Además y además.

 

Saber que soy un coexistente libre, sí, pero la persona es más y por eso se busca.

 

Hemos llegado al conocer personal, tercer trascendental.

El miembro inferior del inteligir personal es lo que Juan A. García llama “alcanzar”, o también llamado encontrar trascendental. Somos hijos.

El miembro superior del inteligir personal es el seguir buscando o buscar trascendental. 

Como diría, más o menos, Solomiewiz : en la medida en que se va conociendo el Origen (mi Réplica), el inteligir es atraído por su Destino.

Se prolonga el descubrimiento.

Busco más.

Así llegamos a otra descripción de la libertad trascendental : la inclusión atópica en el ámbito de la máxima amplitud.

(Aquí aparece ya la referencia a Dios, pero vayamos con cuidado de no hacer una referencia prematura).

El hombre busca la réplica. La plenitud de la actividad que no tiene limitación. Conocerse como Dios le conoce.

 

El intelecto personal busca a Dios, pero no sabe lo que busca.

Para encontrarle tiene que pasar por el trascendental amar donal, es decir, con el aceptar-don-dar.

Ninguna creatura puede conocer a Dios si Dios no se lo da.

 

Queda el cuarto paso:

¿Quién es mi Padre? Debo aceptar su Don. ¿Y Quién aceptará mi don? Hemos llegado al amar personal.

 

El intelecto personal y el amar donal son la apertura hacia adentro.

 En las relaciones entre personas aparece el dar-aceptar-don.

Las naturalezas crecen.

Lo propio del crecimiento de las personas es el acogerse mutuamente. Ser aceptados

Cuando el don se da y acepta mutuamente es fecundo.

 

Con Dios la tríada es Dar-aceptar-Don.

Pero el aceptar de la persona humana es un darle su vida (que es su don a nivel esencial).

La persona sabrá en el Juicio si ese don es aceptado y deviene Don.

Ese saber es el saber más alto. Más alto que la sabiduría y que su conocer. Es la Luz de la gloria: conocerse como Dios nos conoce y conocerá

 

Dar-aceptar es la relación entre personas. Cuando el don se da y acepta mutuamente es fecundo. El hombre es elevado al conocimiento de Dios, como Dios le conoce.

 

No sabremos quiénes somos hasta que Dios acepte nuestra Vida, nuestro Don-don.



¿Qué es el carácter de además como método?

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Juan A. García me corrigió la formulación de la pregunta, diciéndome que mejor que hablar de método hablemos del “sentido metódico” del carácter de además.
 
Y me aclaró:
El hábito de sabiduría es el sentido metódico del carácter de además, cuyo valor temático son todos los trascendentales personales
(Se corresponde con la 3ª dimensión del abandono del límite mental. Precisión de Jorge Mario Posada).
 
El hábito de sabiduría designa propiamente el sentido metódico del carácter de además visto en orden al intelecto personal.
En orden a los otros trascendentales es mejor distinguir la coexistencia carente de réplica (sentido metódico) de la coexistencia que busca, la libertad nativa (sentido metódico) de la de destinación, el aceptar (sentido metódico) de el dar.
 
Todo eso es tema de la sabiduría humana, porque el tema del hábito de sabiduría son todos los trascendentales personales; pero sólo se habla del hábito de sabiduría en términos cognoscitivos.


Una muy importante y clara explicación de cómo abandonar el límite en su 3ª dimensión.

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La pueden encontrar en un seminario de Juan A. García Gonzalez en Youtube.
Seminario en la Universidad de Málaga, 13 julio 2012.


¿Qué es el desaferramiento?

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El desaferramiento es el modo como se abandona el límite en su 3ª dimensión.

Con este término se indica que la tercera dimensión del método poliano toma el límite mental como punto de partida, y así lo abandona, desaferrándose (pero sin excluirlo completamente).

La luz transparente (el Inteligir personal o la persona como Inteligir) coincide (lo que es equivalente a separarse), desaferrándose del límite, buscando la réplica de que carece.

Por eso es luz transparente y no luz iluminante, ya que las luces iluminantes "encuentran", mientras que la luz transparente busca siempre.

Sin embargo, no por ello no es una "coincidencia", pues al desaferrarse alcanza su carácter de "además".




De esto habla Polo en Antropología trascendental II, p. 61.3
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Por qué conviene decir “alcanzar” y “advertir” según se trate del ejercicio de la 3ª o de la 1ª dimensión del abandono del límite mental?

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Conviene decir “advertir” para indicar que el método es irreductible al tema, es decir, que el hábito de los primeros principios (1ª dimensión del abandono del límite mental) es irreductible a los primeros principios.

Sin embargo, conviene decir "alcanzar" cuando hablamos de la 3ª dimensión, cuyo método es el hábito de sabiduría, que coincide con su tema.

El "además" alcanza el "además", la transparencia.

El “alcanzarse” (método de la 3ª dimensión del abandono del límite mental), no es distinto del además: cuando se alcanza se está alcanzando.





Así habla Polo en Antropología trascendental I, p. 117.4
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¿Cómo se abandona el límite para "explicitar" la concausalidad predicamental?

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Para explicitar las cuatro causas predicamentales (tetracausalidad que es concausalidad) se debe desposeer de objeto a la "presencia".

Si la presencia se queda vacía, podremos conocer que la realidad que nos rodea no es "un" objeto, o un "aspecto", sino que está en movimiento: las formas cambian desde la indeterminación de la materia, según las causas eficientes y el orden de la causa final.

Abandonando así el límite mental (que Polo designa como 2ª dimensión del abandono) se pueden explicitar las cuatro causas "en pugna" con la tendencia a objetivar.

La presencia mental, a la que no agrada ser desposeída de objeto, pugna con las causas físicas.

Para desposeer de objeto a la presencia mental, la presencia mental debe mantenerse (recuerden que en la 1ª dimensión la presencia se excluía).

La presencia se mantiene gracias a su hábito, gracias a su manifestación habitual, es decir, gracias a un hábito superior a ella, más alto que ella, que la ilumina y la hace comparecer habitualmente.

Lo que en la 2ª dimensión del abandono se excluye no es la presencia sino el "objetivarse" de las cuatro causas. Hay que excluir el objeto, manteniendo habitualmente la presencia, y es entonces cuando la presencia mental es una luz iluminante que coincide con la temática cuádruple.
La pugna viene de que las causas no deben objetivarse y eso cuesta.

Para explicitar las causas debemos, pues, pugnar por no objetivarlas.



De esto habla Polo en Antropología trascendental II, p. 61.2


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¿Es la pugna una separación?

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Sí.

La 2ª dimensión del abandono del límite mental es la pugna o separación de la operación de concebir y de la operación de juzgar con la concausalidad,
Dicha separación excluye el objeto de la presencia mental, prescindiendo de la conmensuración de la operación con su objeto.

Para explicitar las cuatro causas se debe "desposeer de objeto" a la presencia mental que, como no le agrada estar sin objeto, pugna, tendiendo a objetivar.

Abandonamos el límite en su 2ª dimensión si accedemos a la esencia extramental (tetracausalidad) con esa separación que, como acabamos de decir, prescinde de la conmensuración, excluyendo el objeto de la presencia mental.

En este sentido se dice que la pugna "devuelve" a la realidad extramental el contenido objetivo, que había sido iluminado por la operación, explicitando la concausalidad.


De esto habla Polo en Antropología trascendental II, nota 30 de la p. 20



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¿A qué llama Polo "compensación"?




Sin duda, el conocimiento objetivo es más cómodo, ya que para que haya objetos basta con ejercer las operaciones mentales.

Es mucho más arduo el esfuerzo de abandonar el límite en cualquiera de sus dimensiones.

Por ejemplo, concentrar la atención (1ª dimensión) comporta una profundización mantenida, que puede incitar a dejarla en suspenso y volver a objetivar.

Polo llama "compensación" a la aparición del objeto con la que se suspende la explicitación.
(Recuerden que gracias al abandono en su 2ª dimensión se explicitan las cuatro causas físicas del universo).
Pero lo cómodo es objetivar las causas (escribirlas en la pizarra en un bello esquema).

La compensación es un descanso, para volver a objetivar, que es más fácil e interesante.




De esto habla Polo en Antropología trascendental I, p. 124.4-125


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¿Cómo se abandona el límite para "advertir" los primeros principios reales?

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Concentrando la atención.

La primera dimensión del abandono del límite mental es la "advertencia" de los primeros principios.

El límite mental se abandona aquí "eliminándolo" de la advertencia. Se excluye.

La "advertencia" coincide metódicamente con los primeros principios reales.
No olviden que el meollo del conocimiento es la "coincidencia" entre método y tema (sin tocarse: "separación").
"Coincidir metódicamente" o "separar" significa "conocer".

De ahí que digamos que el límite mental se abandona aquí en tanto que la advertencia "se separa" o "coincide" con los primeros principios.

Los primeros principios (Dios o principio de Identidad, la causalidad trascendental y el principio de no contradicción o ser extramental) son actos de ser extramentales vigentes entre sí.

Esta "advertencia" es una luz iluminante que se describe como "concentración de la atención".

La concentración de la atención es pues la descripción de la 1ª dimensión del abandono del límite mental.

En efecto, la advertencia habitual de los primeros principios, (hábito de los primeros principios), se ejerce "concentrando la atención". Es una luz iluminante que elimina la presencia mental.

Los actos intelectuales atienden a su tema. No son reflexivos. Y lo atienden con mayor o menor concentración según su nivel.
Dicha concentración es máxima cuando el tema es el primer principio de Identidad, originario e insondable.




De esto habla Polo en Antropología trascendental II, p. 60.5.


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¿A qué llama Polo la generosidad de la persona?

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Al ejercicio del hábito de los primeros principios reales.

La persona es generosa porque se olvida de sí, de su yo que quiere actuar, y se abre hacia el exterior, hacia la creación, hacia fuera, contemplando el ser del universo, dejándole ser, aceptando generosamente que sea.

También advierte la causalidad trascendental y el principio de identidad (que es el Origen, Dios).

La persona advierte estos primeros principios abandonando el límite mental (1ª dimensión).

Ayer me llegué a los rápidos del río Congo, cuando huye de Kinshasa.
No fui yo solo el que abandonó el límite.



Glosa a Juan A. García González: Existencia personal y libertad. Anuario filosófico nº 95. 2009, nota 31, p. 346.3


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Cada trascendental personal es intrínsecamente dual. ¿Cuáles son los dos miembros de esas dualidades?

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El hábito de sabiduría es el método para alcanzar como tema la persona humana, que es además. 
 
Este tema son los cuatro trascendentales personales que son intrínsecamente duales.
Sigo aquí una sugerencia de Juan A. García que considero especialmente adecuada:
 
Co-ser : hacia afuera, no encuentra réplica, y hacia adentro busca réplica sirviendo a la libertad.
 
Libertad nativa y de destinación
 
Entender como encontrar y buscar.
 
Amar como aceptar y dar.
El aceptar es la aceptación de su ser personal. Lo que se da, es la vida (esencial).
 
Como ven, cada trascendental tiene dos miembros, el inferior sirve al superior y el superior favorece al inferior.


¿Cómo era la oración de don Leonardo Polo?

 


Ver rezar a don Leonardo ante el Sagrario era ver cómo vivía su encontronazo con Dios, con la verdad de su Vida.
Era un aceptar lo que Dios le iba dando, aumentando la comunión con su Réplica.
 
Más que oración mental habría que llamarla oración trascendental.
 
Juan Fernando Sellés dice que entre Polo y Dios, en su oración, no había ni un papel de fumar.
No “hacía” oración, sino que su persona era orante.
Estaba ensimismado en las Personas divinas como un niño que balbucea. Como un niño al que Dios premia con nuevas luces.
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¿Dónde se desarrolla en este blog el tema de las Aperturas?

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Vean primero esta aproximación magistral de Juan A. GG :
Apertura hacia afuera es la extensión de la interioridad, 

Apertura interior es la intimidad y 

Apertura hacia adentro es la búsqueda de su Réplica de Dios.

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Hemos desarrollado ampliamente el tema de las “aperturas” en la Página siguiente del blog:
https://preguntaspolianas.blogspot.com/p/el-profesor-juana.html
 
 
Allí tienen toda la información por extenso.
 
Propongo ponernos de acuerdo en la terminología de 6 aperturas:

0. Apertura transcendente. (5.13.3)
1. Apertura interior. (5.11.0)
2. Apertura hacia adentro (5.11.4)
3. Apertura exterior. (5.12.1)
4. Apertura hacia afuera. (5.12.0)
5. Apertura esencial (5.12.6).
 
He puesto el número "0" en la Apertura transcendente pues sigo la numeración de Juan A. García que no la incluye en su esquema sobre las aperturas.

Una muy buena aproximación al tema de las Aperturas nos la dio el profesor Juan A. García en la conferencia que sostuvo el 16 de marzo de 2021, al participar en Hápax, hablando de "Persona humana: coexistencia y carácter de además".  

 Allí nos facilitó enormemente el estudio de las aperturas reduciéndolas a tres:

Apertura interior. Que hizo corresponder con la descripción de Polo de la libertad como como posesión de futuro no desfuturizable. 

No es otra cosa que la extensión de la interioridad de la persona. 

Apertura hacia adentro. Que hizo corresponder con la descripción de Polo de la libertad como la inclusión atópica en el ámbito de la máxima amplitud.

No es otra cosa que la intimidad de la persona.

Apertura hacia afuera. Que hizo corresponder con la descripción de Polo de la libertad como novedad históricamente situada.

No es otra cosa que la búsqueda de nuestra Réplica de Dios.

 

Aquí tienen ustedes el enlace de la conferencia: 

https://www.youtube.com/watch?v=z3JX3ZEeYRk&t=3465s




¿Qué es el olvido de sí?

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Pienso que "el olvido de sí" puede referirse a dos disposiciones de la persona humana altamente fructuosas.

A) olvido de quién seré:
nos olvidamos de nosotros mismos cuando omitimos la búsqueda de nuestra réplica, (nuestra Réplica de Dios), de nuestra identidad o Amor, para ponernos a trabajar.
La persona, al ejercer su hábito de los primeros principios, al abrirse hacia afuera, cesa generosamente de ser protagonista para contemplar la creación.
Y no solo la deja ser, sino que, ejerciendo la sindéresis, comprometiendo su yo e introduciendo el límite mental, trabaja como un mulo.

B) olvido de mi yo:
sí, estoy hablando ahora del descanso deportivo o del reposo dominical. Me olvido de mi trabajo, de mis intereses y afanes, para descifrar y contemplar el sentido de mi vida: quién seré.
Los cristianos llamamos a este olvido, oración.

Trabajo y oración.
Dos modos de olvidarnos de nosotros mismos.

Y la adoración es el ocultarse del yo.

Glosa a Juan A. García González : Existencia personal y libertad. Anuario filosófico nº 95. 2009, p. 345.3
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¿Existe el infinito actual?

 


No es lo mismo "todo" que "infinito".

 

El todo es limitado.

El todo consiste en la totalidad que pensamos.

Por ejemplo : "todas" las células de un camello.

(las células de un camello no son infinitas, aunque estén todas).

 

Aristóteles nos ofreció un modo poderoso para resolver los problemas filosóficos : la distinción potencia-acto.

El universo es infinito en potencia.

 

El infinito actual sólo es Dios.

 

La noción de un espacio infinito actual es un ente de razón, como la noción de todo.

 

Cada persona es infinita en la medida en que su crecimiento es irrestricto. Somos infinitos hacia el futuro. En la medida en que Dios nos dé más ser.

 

El Universo físico es infinito en la medida en que es pensado por Dios, que lo crea en la medida en que los hombres lo conocemos

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