La esencia humana es el "crecimiento" de la
vida de cada hombre, de cada mujer.
¿Cómo crece el ver-yo de la esencia humana?
Englobando, subiendo y bajando, activado por la
libertad.
El "ver-yo" suscita en cascada nuevos actos
que enriquecen a la persona:
hacia abajo,
manifestando las iluminaciones de la realidad;
hacia arriba,
entendiendo la congruencia del mundo.
Gracias a los hábitos adquiridos, englobados por el
ver-yo, se manifiestan las operaciones (iluminándolas) y es posible la pugna en
que estriba la segunda dimensión del abandono, por la que vamos
encontrando las cuatro causas del universo, la tetracausalidad, ¡ya sabemos lo
que es el universo físico como esencia!
Y ahora pasamos de la 2ª dimensión a la 4ª dimensión del abandono.
Al demorarse en el
límite mental (4ª dimensión), podemos acceder a la esencia humana, es decir, a
entender ese "crecimiento"
personal que aportamos, cada uno, libremente. Soy responsable de novedades.
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El ver-yo, además, engloba y explica el límite mental,
que es la presencia.
Sin perderlo, desaferrándose del límite, el intelecto
va más allá, trocándose en búsqueda del destinatario del nuevo don: el
destinatario del don de la vida creciente.
Acabamos de describir un capítulo de la metalógica de
la libertad: el ascenso y descenso entre la 2ª y la 4ª dimensión del método del
abandono.
De
esto se habla en Juan A. García. La metalógica de la libertad… Studia Poliana
nº 10, 2008, p. 9, 1-2
Ver Etiqueta 6.2.1 la esencia humana
.
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