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¿Qué es el amor?

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Amor es comunión fructífera y sabrosa entre personas.

Dicho de otra manera, el amor es la comunión de personas que se afirman mutuamente.
Comunión asentada por la afirmación que uno hace del otro, del ser del otro.

Cuando dos personas se aman, se afirman mutuamente, al aportarse su "querer que el otro sea más". Estamos revelando que queremos añadirle nuestro "querer que sea más". Nos estamos "declarando".

Todos los actos de la voluntad, en cuanto que se diferencian de las operaciones cognoscitivas, tienen un carácter de autorevelación o "declaración" de amor.
(No así las operaciones cognoscitivas, cuya intención es de "semejanza").

Así, cuando digo, me gusta el chocolate, revelo que "a mí" me gusta el chocolate.

Y no porque me guste como le pueda gustar la leche al gato, sino porque "la persona que soy" está constituyendo el acto de mi voluntad.
Los actos de la voluntad necesitan ser constituidos por la persona, que se manifiesta (que se declara) "aportando", desde su querer-yo.

El yo está en nuestras acciones, incluso cuando sencillamente escribo, pero la manifestación del yo en el escribir es una manifestación muy pequeña, casi ínfima.

Hay amores más altos, hay una jerarquía del amor.

Se debe llamar propiamente "amor" al analogado principal de esa automanifestación: al amor dirigido a un ser que cumpla la condición de grandeza e inagotabilidad.
Y que corresponda a ese amor.

Amor es, pues, la comunión fructífera y sabrosa entre personas.




Ideas inspiradas en la pregunta nº 1 de "ANALÍTICA DEL AMOR". Entrevista de Juan Cruz Cruz con Leonardo Polo, que pueden ustedes encontrar en el nº 33 de la revista Miscelánea poliana.

¿Cómo definir la persona humana?

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La persona humana es réplica encarnada de Dios.

La persona humana es el ser capaz de novedades, en tanto que subsistente en una naturaleza que ella puede perfeccionar, si quiere, haciéndola suya y otorgándola mediante su yo (gracias al hábito de sindéresis).

O también, persona humana es aquel acto de ser  creado, libre, cuya esencia es una naturaleza a la que puede perfeccionar irrestrictamente, si quiere, para darla a Dios y a los demás.

Lo que caracteriza a esa novedad, es el "dar trascendental" propio de la persona, pero  “encarnado”.

Polo dice que el hombre es espíritu en el tiempo. 

La persona es siempre novedad "respecto" de otra persona. Y como la persona humana no encuentra en su interior ese "respecto", porque sabe de sí, pero nunca suficientemente, debe abrirse fuera de sí, para encontrar su réplica. La persona humana busca en Dios su reconocimiento y la aceptación de su don, de su vida. Será plena trinitariamente.

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Para saber más:
Etiqueta 1.0.4   persona
Etiqueta 1.0.2   dar trascendental
Etiqueta 5.0.0   persona humana
Etiqueta 6.1.0   esencia humana
Etiqueta 5.4.5   novedad

Para saber más sobre el dar trascendental ver etiqueta 17.2 Falgueras, filósofo del dar.




¿Por qué es problemática la noción de sustancia?

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La noción de sustancia oscila a lo largo de la historia de la filosofía.
Se aplica tanto a los elementos básicos del universo como a Dios (se habla, por ejemplo, de la sustancia divina).

Su problematización proviene de que se piensa la realidad al modo griego: el todo es el cosmos. Un cosmos muy ordenado en el que hay sustancias inferiores y sustancias superiores. La sustancia suprema sería el Acto puro, sustancia divina, sustancia inteligente.

Polo acierta cuando nota que Aristóteles oscila a lo largo de su Metafísica. Unas veces habla de la sustancia como puro efecto y otras veces dice que la sustancia no es otra cosa que causa. ¿En qué quedamos?

Polo propone afinar las nociones de sustancia, naturaleza y esencia. Pues no deben significar lo mismo y corremos el riesgo de confusión si las empleamos indistintamente.

Habría que reservar el nombre de sustancia a los efectos puros del universo físico. Es decir a lo que la física actual llama quarks, bariones, etc.

Y debemos llamar naturalezas a las sustancias que son también, no sólo efectos, sino causas, principio de operaciones. Por ejemplo, los seres vivos del cosmos.

La esencia del universo, tal como Aristóteles atisba, no es otra cosa que el orden del universo, la tetracausalidad  que da razón del por qué las sustancias no son sólo efectos, sino también causas, naturalezas. Me explico: es el orden que existe desde siempre en el universo, su esencia, el que determina que unas sustancias sean sólo efectos y otras sustancias sean también causas, naturalezas.

La esencia del universo es, por así decirlo, el universo entero.

Inmediatamente debemos decir que Dios y las personas no pertenecen a ese universo.
Primero Dios. Dios no es efecto. Dios no es sustancia. Y Dios tampoco es propiamente causa.

Debemos reservar la noción de causa para los principios intracósmicos, para las sustancias que son principio de operaciones y para el universo como esencia.

Dios es Origen.

Cuando pensamos a Dios como lo piensan los griegos, lo consideramos como un efecto, como un producto de la inteligencia. Cayendo también en la confusión de pensar el conocimiento como un efecto causado. Pensar no es producir. Dios no es el producto eterno de su actividad.

De modo análogo, no le conviene a la persona humana el nombre de sustancia.
Le conviene en cuanto que al nacer encarnada en un cuerpo es efecto del universo. En ese sentido sí es sustancia. Y es naturaleza como los animales son naturalezas.

Vale pues hablar de naturaleza humana, siempre que no olvidemos que la naturaleza humana es dual: vida recibida de nuestros padres y vida abierta por la persona que somos.

En cuanto que animales, somos intracósmicos, pero en cuanto que nuestra vida es manifestación de la persona, no dependemos del universo, y por tanto no somos efecto, sino novedad libre.

De ahí que sostengamos que es impropio hablar de Dios y de las personas humanas como sustancias.







La esencia de la persona humana. Notas sacadas de la conferencia dictada el 25-XI-1994 en el salón de grados Mª Zambrano de la facultad de filosofía y letras de la Universidad de Málaga. (Miscelánea poliana nº 4, p.37.2). Citamos las páginas según la recopilación titulada "Antropología y trascendencia" publicada por I. Falgueras y Juan A. García.

Pueden ustedes ir a las etiquetas 4.1.0 sustancia y 5.0.0 el ser de la persona humana.

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¿Por qué la persona no significa "supuesto"?

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"Supuesto" es lo que está puesto debajo, lo que sostiene como fundamento.
Podemos "suponer" a una persona, imaginándola como una estatua: Sócrates.

Pero si queremos alcanzar lo que es la persona debemos abandonar la "suposición".

Suponer es objetivar el conocimiento, consumarlo. Si después pensamos a Sócrates vivo, la vida pensada sería un añadido a lo supuesto.

Persona no significa "supuesto", sino ser abierto, por dentro y por fuera.

La solución de Hegel (ser autoconciencia) y la solución de Kant (ser yo legislador) son intentos frustrados de abrir el "supuesto".

Polo, al caracterizar a la persona humana como futuro indesfuturizable, deja su ser abierto: siempre más (felices).







De esto hablan  Alfredo Rodríguez Sedano y Juan Carlos Aguilera en su artículo " La intersubjetividad a la luz de la apertura íntima personal", aparecido en Studia Poliana, 13, (2011), p. 38, 3.

Para saber más sobre:
el futuro………………………..……etiqueta 1.12.5
el dar trascendental……………etiqueta 1.0.2
la suposición………………………etiqueta 2.4.0 objeto y presencia mental

Se pueden estudiar también las etiquetas :
5.0.0 el ser de la persona humana;
1.0.5 persona;
2.4.0 supuesto;

5.11.0 apertura íntima.

¿Cómo distingue Polo entre naturaleza, esencia y acto de ser personal?

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Sigo en mi respuesta las apreciaciones de Juan Fernando Sellés en su libro sobre la persona humana, publicado en la universidad de la Sabana en 1998.

La más alta averiguación filosófica medieval es la distinción real entre esencia y acto de ser en la realidad creada.

Por "esencia" entienden el modo de ser de cada realidad, su forma de ser o su composición real.

Por "acto de ser" entienden el fundamento de toda realidad, aquel principio que hace ser a las realidades.

Las diversas realidades no se reducen al ser, sino que son tal o cual (esto es la esencia) realidad, de tal o cual índole (la índole es la esencia).

En Dios Ser y esencia coinciden.

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En antropología hay que esclarecer mejor esta distinción.

¿Qué es en el hombre del ámbito de su esencia?

¿Qué es en el hombre del ámbito de su ser?

G. Marcel capta esa dualidad y la formula con sus nociones de « tener » y « ser ».

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La propuesta poliana en antropología, muy bien enseñada por Sellés, es, sin embargo, tripartita pues distingue tres ámbitos.

Al ámbito del tener « recibido » pertenece la naturaleza humana (el cuerpo, las facultades, las tendencias, etc.).

Al ámbito del tener « adquirido » pertenece la esencia humana (que es el perfeccionamiento de la naturaleza humana, o el crecimiento que la persona consigue libremente).
La esencia del hombre es incrementable indefinidamente: noción de hábito y de virtud.

El ámbito del ser « recibido » es la persona. Ser que no está clausurado, pues puede ser más. (Puede dar, es dar, "además").

No es la persona, pues,  la que "tiene". Es la naturaleza la que posee, al estar esencializada por la persona.
Es la naturaleza humana la que puede poseer a tres niveles.
La persona es "además", se añade…, es humilde.

En el artículo de Polo, "Tener y Dar", explica cómo Cornelio Fabro habla del acto de ser como intensivo. Pero Polo considera que la que es intensiva es la naturaleza humana.

El hombre es caracterizado por Aristóteles como el ser que « tiene ».

Es correcto, pero estrictamente es la naturaleza humana la que posee y a tres niveles:
a) según el cuerpo: es el tener práctico;
b) según la razón;
c) según los hábitos.

De tal manera que la esencia humana es el « disponer indisponible ».

El hombre posee según su naturaleza. La persona no co-existe con su naturaleza, ni la posee.
La persona es « además ».
Es el « co » del co-existir.

Ahora bien, según su naturaleza, la persona dispone y posee lo que Dios le da, según lo que libremente acepta y dispone.
Co-existe con el mundo, con los demás y con Dios.

El acto de ser dispone, manifiesta, ilumina, aporta, con la esencia, pero no dispone de la esencia. La esencia es el disponer indisponible.

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¿Soy además?

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Si no me limito a pensar, soy "además".

¿"Además" de qué? Ante todo, además de pensar.

Por eso no es bastante "cogito ergo sum".

Es mejor: "cogito y además sum"; soy además del pensar, estoy más allá de mi pensar; "cogito ergo sum" subordina el "sum" al "cogito", subordina el ser al pensar y se concluye que soy una "res cogitans". Yo sería mi pensamiento.

Pero no, más bien se debe decir "cogito" y "además" "sum". No es lo mismo.

Pero atención, no es que se "añada" el "sum" al "cogito" o se adose al "cogitare". No. "Además" no significa añadir, ni es un añadido, sino que significa "estar más allá".

Estoy más allá de mi pensar.
"Además" designa así el acto de ser de la persona humana.





Polo habla de esto en Presente y futuro del hombre. p.199.2

Para saber más:
Sobre el acto de ser personal : …..Etiqueta 5.0.0
Sobre el además :…………………….… Etiqueta 5.5.0
Sobre el Co-existir personal :……. Etiqueta 5.5.1
Sobre el carácter de además: …….Etiqueta 5.4.0

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¿Qué aporta el acto de ser personal a la naturaleza humana?

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En primer lugar digamos que una naturaleza no es humana sin el acto de ser personal. No hay naturalezas "humanas" sin creación personal de un nuevo acto de ser.

Pues bien el acto de ser personal, al ser creado, aporta la novedad.

El acto de ser personal es libre, inteligente y amoroso. Así lo crea Dios.

Y por eso, al activar (esencializar) la naturaleza humana (cuerpo animado por un alma que depende del acto de ser personal) la hiperformaliza, le da algo que ella misma no puede dar.

Comprendemos así que aunque nuestros padres nos den la genética, no somos su prolongación, ya que cada persona (creada directamente por Dios), aporta su novedad.

Llamamos esencia humana precisamente a la manifestación de la novedad del acto de ser personal.



"Y habitó entre nosotros". Feliz Navidad. Joyeux Noël !





De esto habla Antonio Alonso en su tesis doctoral en la PUSC 2010, "Libertad y hermenéutica cristiana en la filosofía de Leonardo Polo", p. 166.3


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¿Es que el acto de ser humano aporta una novedad absoluta?

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No.
Porque el acto de ser personal humano es creado "en una naturaleza física" (que Dios creó al crear el universo y sigue haciéndola persistir).

Cuando esa naturaleza es organizada físicamente en la forma de 46 cromosomas, deviene "humana" al crear Dios, en ella y para ella, una nueva persona.

Y es esa concreta naturaleza humana la que "inspira" a la persona, que une así lo viejo y lo nuevo.

En la novedad personal humana coinciden la tierra y el cielo.




De esto habla Antonio Alonso en su tesis doctoral en la PUSC 2010, "Libertad y hermenéutica cristiana en la filosofía de Leonardo Polo", p. 166.3

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¿Se agota el ser humano?

No. El ser humano es inagotable, porque el ser humano es "además".

Está más allá de la actualidad.
Es acto, pero no es actualidad.

El acto de pensar también es acto, pero "acto actual".

Si soy "además", no soy un mero acto actual, porque según la actualidad me consumaría, no sería además.





Polo habla de esto en Presente y futuro del hombre. p.199.3

Para saber más:
Sobre el acto de ser personal: …..Etiqueta 5.0.0
Sobre el además :…………………..……Etiqueta 5.5.0
Sobre el Co-existir personal :……. Etiqueta 5.5.1
Sobre el carácter de además: …….Etiqueta 5.4.0

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¿Es inagotable el ser humano?

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Sí. El ser humano es inagotable como acto.

Es "acto-además", un acto cuyo carácter intrínseco es "además"; un acto inagotable como actus essendi.





Polo habla de esto en Presente y futuro del hombre. p.201.3 y 5

Para saber más:
Sobre el acto de ser personal : …..Etiqueta 5.0.0
Sobre el además :………………………. Etiqueta 5.5.0
Sobre el Co-existir personal :……. Etiqueta 5.5.1
Sobre el carácter de además: …….Etiqueta 5.4.0

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¿Qué expresa la inagotabilidad del acto de ser humano?

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Como el ser humano es "además", es inagotable.
Esa inagotabilidad expresa libertad.

Ser "además" es no depender de la necesidad, no estar atado.
Y eso es libertad trascendental, no libertad de elección.

Atendiendo a su ser trascendental, a su carácter personal, ser libre significa mantenerse en el "además".






Polo habla de esto en Presente y futuro del hombre. p.202.2

Para saber más:
Sobre el acto de ser personal : ………….…...….Etiqueta 5.0.0
Sobre el carácter de además: ………….…..……Etiqueta 5.4.0
Sobre el además :………………………….....…Etiqueta 5.5.0
Sobre el Co-existir personal :…………………...Etiqueta 5.5.1
Sobre la libertad personal:………………….......Etiqueta 5.5.4

Sobre la libertad en la esencia humana: .........….Etiqueta 6.1.5
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¿Cuál es el colmo de la persona humana?

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El colmo de la persona humana es la alianza.
Me explico:

La persona humana, en tanto que persona es estricta novedad.

En tanto que humana se caracteriza por su crecimiento irrestricto.

Entonces, el único modo para que la novedad personal mantenga lo adquirido al crecer, sin aburrirse en la rutina, es la fidelidad.

Ser fiel a la libre decisión tomada, a la novedad expresada.
Renovar la novedad.

En definitiva, no decaer en la entrega.




Para saber más:
etiqueta 1.0.4 persona como novedad:

etiqueta 1.0.2 dar trascendental


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¿Quién es la persona humana?

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La persona humana es la estricta novedad, subsistente en la humana naturaleza, que hace suya mediante su yo (hábito de sindéresis).

Para comprender el función del yo ver la etiqueta 6.2




Glosa a Juan A. García González: Existencia personal y libertad. Anuario filosófico nº 95. 2009, p. 348


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¿Qué es la persona humana por dentro?

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Llegados a este punto sentimos curiosidad por saber qué es la persona por dentro (el ser personal).

Polo la describe con sus cuatro radicales trascendentales :
1. El "además" : la persona siempre acompaña, es co-ser.
2. La libertad trascendental : acompañaremos a quien queramos.
3. Entender : la persona es luz.
4. Amar : la persona es, en su interior, una tríada amorosa : aceptar, dar y don.


¿Y cuál es el don? : la vida, la esencia humana.

¿Qué descubre Polo del espíritu que es la persona humana?

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Polo se adentra en un territorio inexplorado hasta ahora por los filósofos.
No se contenta con saber que somos "espíritu" sino que bucea en la intimidad del espíritu.


Y descubre (por eso va dando nombres nuevos, como los exploradores) el carácter de "además" del espíritu humano. 

¿Por qué llama Polo "Además" al ser personal humano?

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"Además" es una designación del acto de ser humano.

Con ella se pretende nombrar la distinción del ser personal humano frente al ser persistente (que es el Universo) y al ser Originario (que es Dios).


El ser personal humano es "segundo": además.

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¿Qué existe más allá del orden del Universo?

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Más allá del orden del universo existe el orden del amor.

El origen del ordo amoris son las personas.

Lo más íntimo del hombre es la persona.

El abrirse de la intimidad implica que en el mundo aparece un nuevo orden que no existía antes en él.

La persona no se limita a incoar sus actos. No sólo los posee interesadamente, sino que (incluso superando el desinterés) la persona añade y se añade, otorga operosamente.

Este nuevo orden se puede designar con la expresión agustiniana ordo amoris


La persona está más allá del tener, es más que ser feliz. Es, digámoslo así, cantar.   





Glosa a Leonardo Polo. Tener y Dar. En "Sobre la existencia cristiana" p. 131.2

¿Pierde la persona al dar?

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No. La persona no pierde, trascendentalmente, al dar.

La persona es un ser donal, capaz de dar sin perder, de adquirir dando.

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¿Tiene también el ser la primacía en la Antropología trascendental?

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Sí. El ser también tiene la primacía en la Antropología trascendental.

Sin embargo, debemos añadir que el ser personal del hombre depende libremente de Dios.


La soledad del ser sería un absurdo.
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¿Qué es la inagotabilidad?

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La inagotabilidad es una de las maneras de caracterizar el ser personal.

El ser del universo es persistente.

El ser personal es insistente. Inagotable.

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¿Cuáles son las aperturas trascendentales del ser personal humano?

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El ser de la persona humana se abre en una pluralidad de aperturas, que se denominan aperturas trascendentales o radicales.

Al estudiar estas aperturas notaremos la "complejidad personal humana" pues cada radical íntimo personal utiliza, a su manera, la misma puerta, la misma apertura, para dualizarse.

Por ejemplo, la apertura hacia fuera, para dualizarse con el universo y con las otras criaturas, es transitada por los cuatro radicales íntimos (el además, la libertad, el entender y el amar).

Las aperturas trascendentales o radicales son :

La apertura inherente de la persona a su esencia. La persona humana es creada capaz de darse al aceptar su esencia.

La apertura hacia fuera.

La apertura trascendental.

La apertura transcendente o co-existencia-en Dios.


El destino humano o encuentro futuro y pleno con Dios.

¿Qué caracteriza al acto de ser humano?

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El acto de ser humano se caracteriza por la libertad, aunque no sólo por la mera libertad.

El hombre no es solo libertad, como dice Sartre, eso es entender la libertad de manera restrictiva.

La libertad plena se autodetermina, sí, pero al amar, entiendo.

El acto de ser humano se caracteriza por su capacidad de autodestinación.

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¿Qué es el "nombre" de una persona?

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El "nombre" es aquello por lo cual cada persona se distingue de todas las demás.
Persona es cada quién.

La naturaleza humana es común: formamos una especie, en la que vivimos entrelazados.

Sin embargo, la persona es irreductible a lo común.

Lo cual no significa que sea aislada.
"Quién" es co-ser irreductible.

Cada persona está abierta por dentro.
Si existiera sola, sería un absurdo, un co-existir con la nada.

La persona se abre a su destino, a su irreductible inclusión activa en el ámbito de la máxima amplitud, Dios.
Y se abre esperando que el don libre de su vida sea acogido.

El acogimiento está marcado en una piedrecita blanca. Es mi "nombre". Y el tuyo.









De esto hablan  Alfredo Rodríguez Sedano y Juan Carlos Aguilera en su artículo " La intersubjetividad a la luz de la apertura íntima personal", aparecido en Studia Poliana, 13, (2011), p. 36.2-37.2.
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¿Qué libertad proporciona más alegría?

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La libertad que proporciona más alegría es la libertad de cantar.

En nuestra vida diaria, azacanados por las necesidades, somos relativamente libres cuando decidimos interrumpir un trabajo para pasar a otro.

La libertad para cantar es la que abre paso a la actuosidad. Es la inspiración que renace en el encuentro. Remanso en el Océano.

El sentimiento profundo de alegría de los enamorados manifiesta el carácter actuoso de nuestra libertad. Abrazo que nunca terminará.




Para saber más pueden ustedes leer: Polo, "La verdad como inspiración", en La persona humana y su crecimiento, p. 201.3
E ir a las etiquetas:
Etiqueta 5.2.1 la verdad y su encuentro;
Etiqueta 1.1.2 libertad;
Etiqueta 1.2.1 actuosidad;
Etiqueta 14.5.0 alegría

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¿Cuál es la señal de la verdad?

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La señal de la verdad es la alegría.

La alegría es una añadidura que la persona pone en su encuentro con la verdad.
(Algo así como un sobrante formal "sentimental").

Me explico: cuando mi retina capta las longitudes de onda del rojo, "siento" la rojez. El sobrante formal de mi sentido visual se actualiza.
Los sentimientos son algo semejante, una añadidura actualizada por la que sentimos, a veces, la felicidad.
La alegría aparece, allá dentro, al encontrar la verdad.
Junto a la inspiración, la mirada se enciende en luz alegre.

Toda visión pesimista, preocupada, procede de que lo abierto ante la mirada se ha oscurecido. Hay mentira. La alegría de vivir se detiene.

Por el contrario, la inspiración libre es generativa: genera alegría.

(Polo apunta que la verdad del amor puede tomar el cauce de la sexualidad: una alegría que genera  nuevas vidas. Señal de haber encontrado la verdad de sus vidas, en este caso, el amor que da la vida).






Para saber más pueden ustedes leer: Polo, "La verdad como inspiración", en La persona humana y su crecimiento, p. 201.3

Etiqueta 5.2.1 la verdad y su encuentro;
Etiqueta 5.2.1 la verdad.
Etiqueta 1.1.2 libertad
Etiqueta 5.5.4 libertad personal
Etiqueta 8.6.0 sexualidad

Etiqueta 14.5.0 alegría

¿Es la admiración un sentimiento?

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Para Polo, la admiración es un sentimiento que une la verdad a la belleza (radicalmente verdad y bondad se unen, convocando al canto. La belleza es la convocación)


La persona da su operosidad sublime desde la admiración.
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¿Qué es la admiración?

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La admiración es el inicio de la filosofía.

Es un modo de despertar.

Al admirarse, el hombre despierta a una nueva luz,  estable, no sujeta a la trama del tiempo.

El hombre descubre que existe lo que no es mordido por el tiempo. Sabe que cuenta con un punto de referencia.

El despertar sería dramático si ese punto de referencia fuera un poder enigmático que somete al hombre. Pero al ser luz nos regocijamos con la nueva seguridad inaudita.


Existe el firmamento.
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¿Cuál es el fruto de la admiración?

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Los frutos de la admiración son sabrosos.

Gracias a ella encontramos el camino que lleva a los trascendentales, tanto los trascendentales metafísicos, como los trascendentales personales.

Al admirarse, el filósofo descubre lo que no es mordido por el tiempo, lo estable.

Frente a él aparece, bella, la realidad (su fundamento) y, en el hondón del alma, se descubre, en correspondencia, cómo se desatan las energías humanas (el espíritu).

La realidad es verdad, es buena y es bella (trascendentales metafísicos).

Más aún, si es verdaderamente verdad es que hay nous en mi interior (es el trascendental personal entender).

Y si es buena es que soy capaz de aceptar y hay alguien que da (es el amar, otro trascendental personal).

Y si es bella...ay, si es bella filosofar es cantar.

El que no canta es que ha interrumpido la admiración.

Pero si no se queda estúpidamente estupefacto ante la realidad, descubrirá que él es también locutivo, que puede aportar más verdad, más bondad, más belleza.

Es el orden del Amor.








Glosa a Polo en Introducción a la Filosofía, p.45
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¿"sobrenatural"?

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La gracia es una orientación "hacia" Dios.
Dios abre la persona hacia dentro, hacia más allá de sí, para que pueda responder (como un niño que ríe, o que canta) al Dar divino.


No olvidemos que de entrada, tenemos una gracia personal, natural. Dios nos crea "personas" llamándonos hacia Él. (Es la llamada inicial o creación "segunda").

La noción de sobrenatural surge de una nueva intervención divina en orden a la salvación.

Es un nuevo "hacia", gracias a Cristo, por el que podemos evitar el pecado, que es el error peculiar de la libertad. Es la gracia que nos salva.

Llamamos "gracia sobrenatural" al influjo de lo sobrenatural (de nuestro destino en Dios) sobre la naturaleza humana, a la que eleva de un nuevo modo.
Es una anticipación de la salvación, del encuentro definitivo con Dios.

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¿Qué es lo sobrenatural?

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Lo sobrenatural es lo íntimo de Dios.


El misterio, la iniciativa divina.

¿Qué es la vocación?

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La vocación es el desvelamiento de mi nombre.
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¿Qué es lo íntimo de Dios?

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Lo íntimo de Dios es su Misterio.
Su Misterio es su iniciativa, que no depende más que de su Amor.
De ahí que se pueda decir que Dios es el Absoluto, el que está libre de lazos.
Sin embargo, preferimos llamar a Dios Padre: el Origen.
En efecto, Origen aclara su Misterio mejor que si le llamamos el Absoluto.
Es Origen de su Dar, sin pérdidas y sin reserva.

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¿Existen hábitos infusos además de los que habla la teología?

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La teología habla de hábitos "sobrenaturales" infusos (por ejemplo, la gracia santificante como hábito "sobrenatural" entitativo, y las virtudes "sobrenaturales" de la fe, la esperanza y la caridad).

Desde la perspectiva de una antropología trascendental se descubren también otros hábitos infusos que no son sobrenaturales.

Me explico, porque se necesita una cierta familiaridad con lo trascendental antropológico para situarse.

En la etiqueta 5.13.1 hemos llamado apertura transcendental (noten que decimos trans y no tras), a una apertura más íntima que la apertura íntima, pues abre el ser humano más allá de su propia intimidad.

Esta apertura no es sobrenatural. Todos los hombres la tenemos de entrada, aunque esté obturada en su origen por el error peculiar de la libertad que es el pecado; es una apertura que es el fruto de la llamada inicial de Dios, propio a toda persona humana, también cuando no ha recibido los efectos de la salvación (que la desobtura).

La llamada inicial de Dios, que no es "sobrenatural", la estudiaremos en la etiqueta 5.15.0 y es una de las etapas trascendentales del ser personal (la etiqueta 5.7.0 estudia esas etapas).

Pues bien, teniendo en cuenta la caída y el querer de Dios de que todos los hombres se salven, podemos entender que hay una nueva etapa trascendental que es la nueva creación o redención. Una nueva elevación que nos salvará, "si queremos".
(La estudiamos en la etiqueta 5.16.2).
Es la etapa "sobrenatural" de la que habla la teología.

Ese "si queremos" es nuestra respuesta a la gracia sobrenatural, es decir la manifestación esencial de cómo acogemos la salvación.

La elevación salvadora de Dios redunda esencialmente en nuestra vida, elevando nuestras potencias, la inteligencia y voluntad, elevando toda nuestra vida con lo que los teólogos llaman gracia santificante y virtudes "sobrenaturales" infusas.

Son infusas a la esencia humana como redundancia de la elevación "sobrenatural" de las aperturas transcendentes de los radicales personales.
Elevación que es propiciada por  el encuentro de la persona humana con Aquél de quien es réplica y que es su Salvador.

De ahí que digamos que la gracia santificante es una anticipación.
Es una anticipación del encuentro.
(El encuentro definitivo con Dios lo estudiamos en la etiqueta 5.18.0).

Las virtudes "sobrenaturales" de la teología son pues elevaciones de las aperturas transcendentales, debidas a la anticipación del encuentro con Dios,  que redundan en la esencia humana.
Son pues virtudes infusas "sobrenaturales".

Pero como hemos dicho, existen también otros hábitos infusos (innatos) que no son los llamados por los teólogos "sobrenaturales".


En las etiquetas que comienzan por 5.13 estudiamos en detalle las aperturas "transcendentales", que son hábitos infusos no "sobrenaturales".
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