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¿Cuando hablamos de “elevación”, nos referimos a una sola “elevación”?
.
Sugiero al lector abrir la etiqueta 5.7.0 elevacionestrascendentales, donde intento explicarlas.
En teología sobrenatural interesa especialmente la llamada “santificación”.
Concretamente, esta pregunta fue suscitada leyendo la Nota Preliminar del libro “Teología para inconformes”.
¿Cómo presenta Salvador Piá la apertura transcendente o llamada inicial?
En “El hombre como ser dual”, concretamente, en la Síntesis conclusiva, n. 41, Piá habla de la llamada inicial.
Y describe así la apertura transcendente:
¿Qué es el amor?
¿Contento con la exposición del profesor Sellés sobre la caridad?
A mí me hubiera gustado que fuera más explícito en la distinción entre caridad natural y caridad sobrenatural.
En la conferencia, el profesor Sellés habla muy poco de la Caridad sobrenatural.
Lo hace a partir de una hora y tres minutos (1.03.20).
Aquí tienen ustedes la transcripción de lo que dice en la conferencia:
“Bueno, (dice), éste es el planteamiento natural ¿qué hay que añadir a todo esto?, pues la Caridad evidentemente”.
(va a hablar ahora de la Caridad sobrenatural) :
¿Qué es la Caridad?, (se sobreentiende que se trata de la caridad sobrenatural), la caridad es una elevación de eso cuyo tema nuclear son las personas divinas.
(“Eso” son las aperturas transcendentes que nos abren a Dios “naturalmente”).
(Y aquí profesor Sellés hace una estupenda síntesis de lo que es la caridad sobrenatural) :
(Muy bien, profesor Sellés).
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Me parece una síntesis excelente.
Sin embargo, pienso que esa “elevación” sobrenatural no es otra cosa que una “anticipación” del Amor que seremos en el Cielo.
Naturalmente, mi apertura transcendente al Hijo, me lleva a dar una limosna. Es una cierta participación en la vida del Hijo.
Es una cierta participación en la plenitud de la Vida del Hijo.
¿Qué es el amar donal?
El amar donal es el cuarto trascendental personal descubierto por Polo.
Es también la tríada amorosa de la persona.
la libertad,
el intelecto personal
y el amar donal.
Dar
don o (Don-don)
Aceptar
Pero debemos hacer algunas aclaraciones:
La persona humana “da” en esta vida su esencia, “su don”, que debe ser Aceptada por Dios en el Juicio.
No se puede explicar solamente en el interior de una sola persona. Tienen que haber dos personas.
actividad otorgadora (dar)
El Don de Dios es el ser de la Persona humana. Este Don es trascendental porque solamente Dios puede dar dones trascendentales.
Y lo que la persona humana da es, su don, es el don esencial. Su vida.
¿Existen hábitos infusos además de los que habla la teología?
¿Qué son las virtudes teologales?
¿Cómo se resuelve la polémica entre franciscanos y dominicos con respecto del amor?
Ambos, franciscanos y dominicos vincularon el amor a la voluntad.
Entienden el amor como una operación inmanente.
Lo ven como suma amistad.
La amistad es la virtud superior de la voluntad.
El Amar personal es uno de los trascendentales personales descubiertos por Polo.
Tanto la inteligencia como la voluntad (que son del nivel esencial de la persona humana), se nutren del Acto de ser personal (la Persona).
En el Cielo rige el Amar, que es superior tanto a la inteligencia como a la voluntad, y que se convierte con los otros tres trascendentales personales : co-ser, libertad e intelecto personal.
¿Ponen los griegos el amor en Dios?
Pues lo consideran un defecto.
Lo consideran como una tendencia a algo que nos falta.
Pero los cristianos sabemos que Dios es Amor.
“Leonardo Polo acostumbraba a reiterar que la importancia del amor personal es un descubrimiento netamente cristiano, porque en la filosofía clásica griega se consideraba como una pasión, o en el mejor de los casos se vinculaba a la voluntad, la cual se tenía como tendencia, no como acto y, por tanto, inferior al entendimiento.
Un cristiano lo sabe perfectamente; si no lo sabe le falta caridad. ¿Cómo va a ser un apetito amar al prójimo? El samaritano ¿qué apetito tenía de recoger al herido tendido en el camino, cargar con él y pagar sus gastos?
¿Qué eleva la caridad?
El profesor Sellés explica que “así como la fe es la elevación del intelecto personal y la esperanza lo es de la libertad personal, la caridad lo es del amor personal[1].
1. la gracia personal inicial originaria, humildad o abajamiento primero;
2. la esperanza, amanecer o alianza primera;
3. la fe, alumbramiento o luz primera;
4. la caridad o arrullo.
[1]
“La dimensión amorosa elevada a culminación la debemos evidentemente al
cristianismo. Desde su ápice divino, el don del amor es operante”. Polo, L., La originalidad de la concepción cristiana de la existencia, 250.
“Y como Él es omnipotente y misericordioso, otorga a nuestro amor una altura elevada
a la de Él, sin la cual nuestro amor no sería nada, porque no valdría para Dios”.
Persona y libertad, 251; “la
dimensión amorosa, elevada a culminación, la debemos evidentemente al
cristianismo”. Filosofía y economía,
229. “El acto de ser humano es elevado por otros ‘habitos’ que no son ni
innatos ni adquiridos, sino efundidos. Se trata de las virtudes sobrenaturales (fe, esperanza y caridad)”. Ibid., 223, nota 49. “El hábito humano
superior es la amistad, la elevación al amor de caridad es expuesta por Tomás
de Aquino”. “Itinerario de la razón a la fe”, pro manuscripto, 3.
[2]Polo,
L., Antropología trascendental, 413,
nota 71.
¿Es elevada la amistad por la caridad?
La
caridad “natural” es una de las aperturas transcendentes del acto de ser humano.
La
caridad “sobrenatural” es una anticipación del crecimiento amoroso que
tendremos en el Cielo.
Ambas
inhieren en el acto de ser personal.
La amistad, sin embargo, es
una virtud de la voluntad.
El
vínculo amoroso (apertura transcendente natural o caridad natural) de la persona
con Dios Espíritu Santo (el Espíritu Santo es Amor divino universal), es enriquecido
con la anticipación de nuestra vida amorosa en el Cielo, que no es otra cosa
que la caridad sobrenatural.
Y
ese enriquecimiento del Amor personal, natural y sobrenatural a la vez,
repercute en la voluntad y hace que la amistad pueda ampliarse cada vez a más
personas y, sobre todo, que crezca nuestra amistad con Dios.
Gracias
a la caridad (natural y sobrenatural) somos más amigos de Dios.
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Estas
ideas están inspiradas en el texto siguiente (que he interpretado a mi manera)
de Sellés en Teología para inconformes :
“Esta
es la tesis central que aquí se va a defender: la caridad eleva el amor
personal, que es la dimensión superior del ‘acto de ser’ humano.
Pero
dicha tesis, que es explícita en muchos textos de Polo, no lo es en todos, pues
en alguno indica que la caridad eleva la amistad[1], la cual, si bien
es la más alta virtud de la voluntad, al fin y al cabo es una virtud de esa
potencia, y por ende, pertenece a la ‘esencia’ del hombre”.
[1]
“El Evangelio de la caridad sorprendió a los paganos, pues lleva consigo la hermandad
de espíritu de acuerdo con la filiación divina. Sin embargo, la caridad
cristiana, que eleva la amistad, debe recoger también las características que
le son propias. Tomás de Aquino sostiene que la amistad es una virtud. Conoce
muy bien la Ética a Nicómaco, a la que comenta pausadamente de un modo
casi literal, pero sostiene también que la amistad y la caridad son diferentes.
Por eso, en la Suma Teológica, en rigor, no se habla de la amistad sino
de la caridad”. Polo, L., Ibid., 473-474.
¿Por qué la nueva creación es “nueva”?
Dios nos ha creado libres.
Al ser libres podemos instalarnos, desgraciadamente, en la pretensión de
sí.
La pretensión de sí es una de las dimensiones del pecado original.
Por eso Polo dirá que el límite mental es una consecuencia del pecado
original. Es instalarse en la actualidad.
Para trabajar necesitamos introducir el límite mental, pero lo podemos
hacer para con-crear el don que ofreceremos a Dios.
Sin embargo, si nos instalarnos en la pretensión de sí, suprimimos el
crecimiento trascendental (Sellés dirá “nos despersonalizamos”).
Dios Misericordioso nos saca de esa situación elevándonos con una “nueva” creación.
La Redención, la gracia santificante, es la llamada de Dios a vivir siempre
en crecimiento hacia Dios. Vivir trascendentalmente en la “novedad” del
crecimiento. Por eso la nueva creación es “nueva”.
Si respondemos a la llamada nos vamos divinizando.
La gracia santificante es así una “anticipación” de la “novedad” permanente
de la glorificación definitiva en el Cielo.
Esta novedad de la glorificación
coincide con la novedad de los ángeles que una vez decididos ya no pueden
volverse atrás.
En el Cielo, nosotros seremos “como ángeles”, ya no nos podremos volver
atrás.
En esta vida sí que podemos volvernos atrás con la pretensión de sí.
Y, felizmente, también podemos vivir en la novedad anticipada de la “nueva”
creación.
¿Qué conviene recordar antes de iniciar el estudio de la nueva creación?
¿Qué es la santificación?
Podemos hablar de otra dimensión de la elevación divina (es una cuarta elevación : creación, llamada, insistencia…, santificación).
¿Cuántos tipos de esperanza distinguió Polo?
El profesor Sellés responde:
Leonardo
Polo distinguió dos tipos de esperanza, la natural y la sobrenatural.
A
la primera le dedicó el artículo titulado “La esperanza”[1], que
luego entró a formar parte de uno de sus libros, La esencia del hombre[2].
A
la segunda le prestó atención sobre todo en dos de sus publicaciones: La persona humana y su crecimiento[3] y su
obra póstuma Epistemología, creación y
divinidad[4].
¿Dónde inhiere la fe sobrenatural?
Dice muy bien Sellés :
La
fe es personal, y como la fe es cognoscente, no puede sino inherir en lo más
alto del conocer humano, el personal.
Polo
llama a este conocer ‘intellectus ut
co-actus’.
Lo
denomina así porque es coactivo junto con la libertad y el amar personales.
Polo
lo hace equivaler al ‘intelecto agente’ aristotélico.