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¿Por qué el hombre no necesita autorealizarse ?

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El hombre no necesita autorealizarse porque nace de Dios.
Vale ante Dios.
La persona humana es relación, en el orden del Origen.
 
Esto cambia la antropología, pues el valor del hombre ya no depende de sus obras.
El hombre vive para aprender a amar, para aprender a corresponder a Dios.
La persona humana crece hacia su Origen.
 
Es una relación subsistente, pero en el orden del Origen. Depende de Dios, nace de Dios y vive hacia Dios, para jugar en Él.



Juan A. García Gz lo explica así en https://www.youtube.com/watch?v=z3JX3ZEeYRk&t=3465s
Concretamente en el minuto 60.


¿Por qué hay en la esencia humana inteligencia y voluntad?

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En la esencia humana hay inteligencia y voluntad porque la esencia es la manifestación de la persona y la persona, radicalmente, es Entender y Amar.
 
De ahí que la persona, al abrirse esencialmente a las demás personas, busque correspondencia, relación dialógica, dúplica…
 
Tiene que ser así pues es manifestación de su acto de ser personal.
 
Juan A. García Gz lo explica así en este enlace https://www.youtube.com/watch?v=z3JX3ZEeYRk&t=3465s
Concretamente en 1 hora, 9´5’’


¿De qué es símbolo el rostro?

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He aprendido de Juan A. García que el rostro es manifestación de que estamos abiertos hacia afuera.
 
Con nuestros gestos nos abrimos a los demás y al mundo.

¿Es la esencia humana secundaria? Si nuestras relaciones con las demás personas son “esenciales” ¿se puede decir que son secundarias?

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No.
La persona humana sí es segunda.
Es además en el Verbo.
La esencia humana es su manifestación. La manifestación de la persona humana.
 
La esencia humana no se puede separar del co-ser que es la persona.
 
Mis relaciones con Dios se tejen en mis relaciones “esenciales” con los demás y con el mundo (familia y trabajo).

La esencia es “esencial” para la persona humana.

 

De ahí que no sea exacto decir que las relaciones con las demás personas humanas sean secundarias, al ser mediadas por la esencia.

Para relacionarnos entre nosotros debemos manifestarnos.


¿Por qué el “además” es muy precario de entrada?

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De entrada, el además es muy precario porque no tiene réplica en su interior.
Sabe de sí, pero sabe muy poco.
Quien le conoce enteramente es Dios.
La réplica de cada persona humana está en Dios.
De ahí que aunque sepamos que somos libertad (apertura interior), debamos abrirnos hacia adentro, buscando nuestra réplica (apertura hacia adentro).
 
Solamente Jesús me conoce, pues me conoce como Dios me conoce.
Yo me acompaño, sé de mí, pero sé muy poco de mí.
Tengo intimidad, pero no la conozco enteramente.
Para conocer enteramente mi intimidad tendría que ser otra persona que conozca enteramente quién soy.
Esa Persona es Dios, es Jesús.
 
Es Jesús quien conoce el valor de mi vida: el bien que mi vida puede dar (el bien, dice Posada, es lo otro que el ser, lo que todavía no es).
 
Ideas sacadas del “compendio” de Antropología “el hombre como persona” de Juan A. García González.


¿Por qué decimos que, de entrada, la persona humana es una intimidad solitaria?

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Atención, cuando decimos “de entrada” nos estamos refiriendo a la persona humana tal como nace en el tiempo.

Somos espíritus en el tiempo.

En Dios la persona es siempre hija, nunca está sola.

Pero ahora nos referimos a la intimidad solitaria de la persona que “aún” no se conoce enteramente.

De entrada, la persona humana es un co-ser libre, abierto hacia adentro.
Pero no tiene réplica en su interior.

De entrada no conozco a quien me acompaña, aunque me sé acompañado.
Somos, de entrada, una intimidad solitaria.

¿Por qué podemos decir que la intimidad humana es precaria?

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Decimos que la intimidad humana es precaria, porque no encuentra réplica en su interior.

Para entenderlo volvamos a pensar la distinción entre el universo físico y la persona humana.

El ser de la persona humana es una ampliación de la mera existencia.

La coexistencia personal aporta a la mera existencia del universo físico un añadido: sobre todo, el entendimiento y el amor.
El ser de la persona humana se distingue así del ser del universo físico.

En virtud de ese añadido, la coexistencia pide correspondencia, reciprocidad, dualidad, réplica.

Sin embargo, el ser humano, en su intimidad, carece de réplica; por eso decimos que su intimidad es precaria: algo indigente, y más bien infecunda.

No obstante, como dice Posada, el “además” es un conato de identidad.

Es cierto que, solitaria, la intimidad personal es silenciosa y está oculta, por lo tanto su fecundidad nos está vedada en esta vida, aunque la vamos conociendo a través de sus manifestaciones.

Cervantes puso, entre las locuras de don Quijote, la afirmación: yo sé quién soy; pero el ser humano no: eso no lo sabe cabalmente.

Por lo mismo, no podemos juzgar categóricamente a los demás, ni tampoco a nosotros mismos: sólo al creador pertenece la intimidad personal, sólo él conoce el fondo íntimo de cada persona humana. Las personas que tienen que juzgar (jueces, padres, profesores...) lo han de hacer con cierta distancia, o relatividad: conscientes de la limitación de su juicio; porque el único juicio absoluto sobre las personas es el juicio divino.
Sin éste, la persona creada quedaría velada, ignorante de su auténtica verdad y de su valor; y además se quedaría sola, sin la requerida comprensión y aceptación.

La precariedad de la persona es salvada por su filiación: Él me dirá quién soy.

Ideas sacadas y copiadas del “compendio” de Antropología “el hombre como persona” de Juan A. García González.
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¿Qué es lo característico de la persona que exija el amor?

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Lo característico de la persona es el coexistir.
La persona nunca está aislada.
Una persona única es un absurdo pues no coexistiría.
 
El coexistir o co-ser, no es una relación externa o sociológica, sino una característica trascendental, radical.
Dependemos siempre de otro. Estamos abiertos al otro.
 
Es cierto que "otro" puede ser un perro, pero entonces nuestro ser se estancaría en la perreidad.
Más otro es otro hombre u otra mujer. Pero aun así, el coexistir con el otro no sería exhaustivo, nunca se agotaría nuestro ser con lo que el otro pudiera aportarnos (llegaríamos al aburrimiento). Y además el otro se nos puede morir.
 
Esas alteridades son relativas, algo o mucho aportan pero no nos dirán nunca quiénes somos exhaustivamente.
El hombre es incapaz de alterizar completamente a los demás (que los otros dependan de tal modo de él que agoten su ser en él). Y el hombre es también incapaz de alterizarse completamente respecto de ellos, es decir, que los otros me digan enteramente quién soy.
 
Donde se desarrolla completamente el hombre, en su carácter coexistencial, es "en" Dios.
Dios es, el absolutamente "otro" para mí.
No el relativamente "otro" de quien mi ser depende en parte. Mi ser entero depende de Él. Coexisto en Él.
 
(Atención, decir que Dios es el absolutamente Otro, no quiere decir que sea imposible el conocerle al ser tan distinto de mí. Eso es una idea de lo trascendental como lo inaccesible. Aquí decimos lo contrario, cuanto más Otro, más dependemos de Él, más podemos coexistir, más podemos recibir y dar. Más podemos ser además).
 
El hombre se conocerá absolutamente a sí mismo sólo en el amor de Dios.
Y se conoce relativamente a sí mismo en el amor de los otros.
 
En cualquier caso, el co-ser o coexistencia del ser personal humano exige el amor.
 
  
 
 
Ideas inspiradas en la pregunta nº 18 de "ANALÍTICA DEL AMOR". Entrevista de Juan Cruz Cruz con Leonardo Polo, que pueden ustedes encontrar en el nº 33 de la revista Miscelánea poliana.
 
Pinchen aquí para acceder a la entrevista completa: http://www.leonardopolo.net/revista/revista.html
 
 
Para saber más vayan a las etiquetas de este blog:
18.1.1 analítica del amor;
1.2.2 amor;
1.5.0 otro;
5.5.1 co-ser;
1.0.4 persona;


¿Es la persona co-existencia porque co-existe con otros?

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Más que decir que lo propio del hombre es ser con-otro, deberíamos decir que la persona humana es co-ser-con.

 Es mejor poner el acento en el co- del co-ser, para señalar que estamos hablando de un ser ampliado por dentro, al que conviene el nombre de "intimidad".

 El ser personal no es el ente en cuanto ente.

 
El "personalismo" pone el acento no en el primer co- sino en el segundo –con. Es mejor no colocarle a Polo la etiqueta de "personalista", aunque para él la Antropología sea también filosofía primera.
 
El personalismo insiste en la necesidad de las relaciones interpersonales, yo-tú, que son relaciones "hacia fuera", exteriores, por eso su antropología no alcanza la "radicalidad". Al faltarle trascendencia no llega a ver la libertad personal en su hontanar. 
 
Las relaciones interpersonales, al exterior, nos enriquecen, claro está, pero somos creados co-existentes en Dios. Otras personas humanas nunca serán nuestra réplica. Nadie podrá decirme quién seré, sin pasar por Dios. Mi réplica es mi réplica hacia Dios.
 

 

Para saber más sobre:

la persona humana…………...etiqueta 5.0.0

la noción de "réplica"…………etiqueta 5.4.2

la intimidad…………………….….etiqueta 5.11.0


¿Cómo se distingue la co-existencia de la "intersubjetividad"?

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Como la fuente y el agua.
 
 
La co-existencia, a la que prefiero llamar co-ser, indica la persona, mientras que la intersubjetividad indica la "manifestación" de la persona.
 
La persona es abierta por dentro. Co-ser.
Oír sin sonido. Hablar sin palabras.
 
Y hacia afuera, se abre a otras personas : intersubjetividad o convivencia. Crecer juntos.
 
La etiqueta sobre la intersubjetividad es la 7.6.1


¿Es el co-ser, acto?

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Sí, pero es mejor llamarlo co-acto.
 
Polo lo explica acudiendo a Aristóteles, que descubrió la coactualidad del pensar.
 
Cuando pensamos tenemos lo pensado. Ya.
 
Así se abandonan dos modelos dualistas:
 
a) el sustancialismo, que considera que el pensamiento es un añadido, un accidente.
 
b) el modelo relacional, que ve al otro (al objeto) como la imagen de un espejo.
La imagen no es "íntima" al espejo. El ejemplo no nos sirve para describir el co-acto poliano.
 
El co-ser, la dualidad personal, es más que una relación. Soy-con el otro, comunión. Soy-en Dios.
 
La imagen que nos puede servir es la del pulmón, como puerta abierta de mi cuerpo.
Mi ser también es creado abierto en Dios y a los designios personales de Dios (los otros).
 
Aunque no lo sepa, soy hijo de María, coexisto con mi ángel, dependo de Napoleón, Judas y Sócrates.
 
Pero atención. No dependo de los demás como depende un cocotero del clima.
Dependo de la aceptación libre de sus destinos. Ellos aceptan y yo también. Si quiero. Si queremos.
Las patatas no son co-actos. Si no hay libertad, no hay co-ser.
 
De esto hablan  Alfredo Rodríguez Sedano y Juan Carlos Aguilera en su artículo " La intersubjetividad a la luz de la apertura íntima personal", aparecido en Studia Poliana, 13, (2011), p. 32.2.
 
 
Para saber más:
Sobre  el rasgo de la dualidad:…….…Etiqueta 5.4.1
Sobre el trascendental co-ser:…….….Etiqueta 5.5.1
Sobre el carácter de además:………...Etiqueta 5.4.0
Sobre la relación:……………………….…….Etiqueta 1.5.2


¿Es respectivo el trascendental personal llamado co-ser o coexistencia?

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Sí.
 
La coexistencia, como los otros trascendentales o rasgos íntimos de la persona, se caracteriza por ser "además".
Sin embargo, no es además-de.
No debemos decir Dios "y"  la criatura.
 
La persona humana es además "en" Dios.
Es creada para poder crecer irrestrictamente, si quiere, "en" Dios.
 
La persona es respectiva de Dios, pero no desde fuera, como si se añadiera a Dios, sino como "relación" "en" el orden del Origen. No es relación subsistente (las Personas divinas son relaciones subsistentes), pero es subsistente en el orden del Origen.
 
El universo es creado sencillo, su crecimiento también es  en Dios (tampoco es Dios "y" el universo) pero su crecimiento no es además, no es irrestricto, y no es libre, se despliega no como coexistencia, sino con la sencillez de la tetracausalidad.
 
La coexistencia personal (el co-ser personal) designa la inagotabilidad de la persona, en tanto que creada "libre", capaz de aceptar, de dar, respeto a su Origen.
Es una existencia referida a Dios, "en" Dios.
Es co-ser.
 
 
Para saber más:
Sobre  el rasgo de la dualidad:…….…Etiqueta 5.4.1
Sobre la coexistencia:………..….……….Etiqueta 5.5.1
Sobre el carácter de además:………...Etiqueta 5.4.0
Sobre la relación:………………………….….Etiqueta 1.5.2


¿Por qué dice Polo que nacer de Dios nos exonera de réplica?

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Exonerar es quitar un peso.
Si la persona tuviera que inventar su réplica de Dios sería abrumada por la tarea.
Al nacer de Dios, es Él quién nos otorga su Réplica.
Libre y gozosamente iremos hacia ella.


¿Cuándo está desorientada la libertad?

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Cuando se la entiende como espontaneidad.

Si la verdad es el "resultado" de mi libertad, de mi autorrealización, entonces la verdad se autodefine y se clausura.

Pero la verdad no es lo último.
Ni tampoco lo primero.
La verdad es lo segundo.

Si la libertad se entiende como espontaneidad, la verdad es su formalización o determinación terminal.
Aquí no hay inspiración.
La vida se vuelve átona, inercial. Siempre más de lo mismo, eterno retorno.

La libertad caprichosa (equívoca) carece de inspiración. En ella late el deseo de construir la propia vida, con un alcance muy corto. Se está limitando la libertad, que queda desorientada.

Con todo, la libertad no está desorientada de suyo, porque es precisamente un espacio de inspiración.
El espacio de inspiración es el "encontronazo" con mi verdad personal, el ámbito de mi canto. Porque soy libertad puedo cantarle a la verdad que me inspira.

La verdad entendida al modo moderno (espontaneidad) elimina la verdad como inspiración, dejando a la libertad desorientada.

Libre ¿para qué?...

La verdad como inspiración, al contrario es la polar que nos permite navegar libremente.






Para saber más pueden ustedes leer: Polo, "La verdad como inspiración", en La persona humana y su crecimiento, p. 201.3

Etiqueta 5.2.1 la verdad y su encuentro;
Etiqueta 5.2.1 la verdad.
Etiqueta 1.1.2 libertad
Etiqueta 5.5.4 libertad personal
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¿Qué es la inspiración?

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La inspiración es la manifestación de la verdad encontrada.

Inspirar es "manifestar" la verdad encontrada.

Iluminar, por ejemplo, es un modo de "manifestar" esa verdad.


En el momento de la concepción de la persona humana, nace una vida dual, en la que podemos distinguir (sin que hayan existido por separado) una vida recibida de nuestros padres y una vida "añadida", que es actualizada por la persona que acaba de ser concebida. De ahí que podamos hablar de un refuerzo o asistencia permanente de la vida, manifestación de la persona creada.

Pues bien, la vida añadida no se limita a reforzar la vida recibida sino que se "inspira" en ella, manifestándose al ir encontrando la verdad.
Gracias al cuerpo (que en cuanto dimensión de la vida recibida nos sitúa en el mundo) la persona se inspira, se manifiesta, y se compromete.

La inspiración más alta es la que acontece cuando se encuentra, en el tiempo, la verdad personal: es el enamoramiento. La persona canta a su réplica, más o menos bien, según la medida de su inspiración.

La réplica no es una idea fija, acabada, sino que en la medida en que se va encontrando, inspira el canto interminable con el que, en el Hijo, daremos gloria a Dios.


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¿Se pueden separar la vida recibida de nuestros padres de la vida añadida por la persona?

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No.
Cuando explicamos las relaciones entre la naturaleza humana y la persona humana, es frecuente que cometamos el error de pensar por un lado la vida recibida de nuestros padres y por otro lado la vida añadida por la persona.
 
Juan A. García en la segunda conferencia para Hápax, dice muy bien que no se pueden separar.
 
Aquí tienen ustedes el enlace:
https://www.youtube.com/watch?v=Q_CoY2JPr44

Vayan a 1.03.20 en el youtube y escucharán su explicación.
 
La apropiación inconsciente que la persona hace de su cuerpo no se debe entender como si dos cosas separadas se unieran.
 
Polo habla de vida recibida y vida añadida.
Pero no como dos vidas.
No se pueden dar por separado.
 
Vida recibida, sin alguien que la reciba, no es vida recibida.
 
Y vida aportada, si no es inspirada por la recibida, no es vida.

 


Antropologías del siglo XX de Juan Fernando Sellés.

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Tiene Juanfer en Youtube, cuatro clases muy interesantes.
 
La que a mí más me ha servido es cuando habla de la Escuela de Madrid: Ortega, Julián Marías, Millán Puelles, Laín Entralgo, Zubiri.
 
La llama “totalizante” pues consideran que la persona es el todo.
 
Aclara como nota clave de la Antropología, la jerarquía.
 
Y, claro está, coincido en que no se debe hablar de persona masculina y persona femenina.
 
El enlace para esta clase es el siguiente:
 
https://www.youtube.com/watch?v=YxQmlj8CxYI&t=4284s

 


¿Podemos hablar de tres dimensiones de la coexistencia?

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Podemos llamar "dimensiones" de la coexistencia a las tres maneras de abrirse de la persona:
con el Absoluto;
con el universo material.
Con las esencias del universo y de cada quién;
 
Los tres tipos de coexistencia no rompen la unidad de la coexistencia. Nunca se separan, aunque sí se imbrican.
 
La vinculación entre estas tres dimensiones de la coexistencia es correlativa: el perfeccionamiento del universo se endereza al perfeccionamiento del co-ser en sociedad.
 
Ahora bien, el sentido último de las aperturas sólo se desvela en la co-existencia transcendental más allá del más allá de nuestra intimidad: en el encuentro con Dios.
 
De esto hablan  Alfredo Rodríguez Sedano y Juan Carlos Aguilera en su artículo " La intersubjetividad a la luz de la apertura íntima personal", aparecido en Studia Poliana, 13, (2011), p. 40.4.
 
Para saber más sobre:
las aperturas transcendentales……..etiqueta 5.13.1
el encuentro con Dios………………....…etiqueta 5.17 (en construcción)