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¿Por qué el “además” es muy precario de entrada?

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De entrada, el además es muy precario porque no tiene réplica en su interior.
Sabe de sí, pero sabe muy poco.
Quien le conoce enteramente es Dios.
La réplica de cada persona humana está en Dios.
De ahí que aunque sepamos que somos libertad (apertura interior), debamos abrirnos hacia adentro, buscando nuestra réplica (apertura hacia adentro).
 
Solamente Jesús me conoce, pues me conoce como Dios me conoce.
Yo me acompaño, sé de mí, pero sé muy poco de mí.
Tengo intimidad, pero no la conozco enteramente.
Para conocer enteramente mi intimidad tendría que ser otra persona que conozca enteramente quién soy.
Esa Persona es Dios, es Jesús.
 
Es Jesús quien conoce el valor de mi vida: el bien que mi vida puede dar (el bien, dice Posada, es lo otro que el ser, lo que todavía no es).
 
Ideas sacadas del “compendio” de Antropología “el hombre como persona” de Juan A. García González.


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