Páginas

¿A qué llamamos evolución por cerebralización?

.

Llamamos evolución por cerebralización al cambio que se origina cuando, gracias al crecimiento de las neuronas libres, el cerebro puede manejar las manos, conectando las sensaciones de los sentidos internos (imaginación, estimativa, memoria), radicados en el cerebro, con el movimiento de los miembros.

 

Los homínidos dotados de un cerebro tan eficaz, en lugar de adaptarse al medio, por la fuerza de las cosas,  intentan modificar el medio.

 

Sin embargo, lo realmente decisivo en la hominización es la aparición de la inteligencia, cuyo origen no es el cerebro, sino unas potencias nuevas: la capacidad de dominio (tener y dar), que gracias a la conexión de esas nuevas potencias (espirituales) con el cerebro, dispondrán de lo conseguido por la evolución (la cerebralización). Ese "disponer" es la vida humana, que dispone de su mundo físico gracias a ese cerebro conectado con las manos.

 

La aparición de novedades en el universo  no nos debe extrañar.

La aparición de la vida fue ya una gran novedad, pues se pasó del movimiento físico puramente externo al movimiento inmanente: no es lo mismo una ameba que una gota de rocío.

 

¿De dónde viene la vida biológica? ¿Cómo surgió la vida de las amebas? Su posibilidad pertenece al orden del universo físico (podría existir en otras galaxias), pero hoy por hoy no podemos explicarlo genéticamente. Quizá un día, con otros paradigmas embriológicos, se consiga explicar. Más próximo se ve el día en que se pueda sintetizar.

 

¿De dónde viene la inteligencia humana? Aquí la novedad es aún mayor. Pues no se trata de un movimiento físico, sino de un tener "espiritual".

No ya un tener inmaterial (las imágenes inmateriales se dan también en los animales: un perro sueña; un pájaro "siente" hambre, aunque no se dé cuenta de que siente, al no tener conciencia concomitante).

 

El "tener" propiamente humano, espiritual,  consiste en hacerse otro. Acto de acto. Ha aparecido un "quién" que posee "conociendo". Ese "quién" podemos aplicarle sin miedo el término de "extracósmico", pertenece a la esfera de lo que ya los antiguos llaman divino.

 

La biología puede explicar el surgimiento de especies nuevas.

 

El término de la hominización, el aparecer de la inteligencia, que coincide con el comienzo de la humanización,  no se puede explicar así. En el hombre hay algo superior a su corporalidad viviente. No le basta la cerebralización.

 

De esto habla Polo en "Ética". Hacia una versión moderna de los temas clásicos. 2ª edición. Unión Editorial. p. 58

 

Para una información más completa sobre lo que es la vida : ir a la página “la vida”, he aquí el enlace: http://preguntaspolianas.blogspot.com/p/la-vida.html


¿Cuál es la noción clave para entender el acto vital?

.

 

Para entender el acto vital, que llamamos praxis, y distinguirlo de la kínesis, que es el movimiento de los seres sin vida, la noción clave es la de "retroalimentación" que regula el crecimiento propio del ser vivo.

 

<en la etiqueta 1.15.0 estudiamos los distintos tipos de movimiento>

 

Retroalimentación significa que el ser vivo se alimenta hacia atrás, es decir, nutre (o adapta o regula o mejora) su forma inicial con nuevas informaciones, que le permiten mejorar su actividad.

 

En la kínesis rige solamente la causa eficiente, según el orden ya fijado en el universo.

En la praxis vital, sin embargo, el movimiento modifica el entorno y esos cambios retroalimentan, adaptan, regulan y mejoran la forma inicial, el programa de vida del viviente.

 

En el caso del movimiento vivo, además del orden del universo, rige otro orden, el de la causa final propia de ese ser vivo, el orden o plan propio de ese viviente.

La praxis vital es un movimiento que se autoregula.

 

Genéticamente, el ser vivo posee de entrada, naturalmente, una información, es una naturaleza específica, pero en la medida en que se ejecuta su programa informático, la información primitiva se modifica o adapta o regula o mejora, según el fin propio de ese ser vivo: yo soy elefante, y yo soy mosquito, y yo hierba del campo.

 

La causa final o fin propio del ser vivo es ese programa de crecimiento hacia su fin, posible gracias a su poder de autoregulación.

 

Ejemplo: supongamos que el programa de ese ser vivo manda que surjan tres pezuñas en las patas, pues bien, cuando han aparecido las tres, hay una información hacia atrás (retroalimentación) y la producción de pezuñas se interrumpe.

 

La forma de los seres vivos está, pues, en cierta medida, indeterminada. Se va determinando no sólo con movimientos o cambios continuos (como el agua que sale continuamente de la fuente. Eso sería  la noción de causa eficiente) sino con cambios discontinuos, pues las órdenes dadas se interrumpen y aparecen otras, plegándose a un orden, a un fin, que está ya contenido implícitamente en la forma inicial (en los genes y en una información que los biólogos llaman "información epigenética").

 

Forma inicial, alma, que se explicitará según un orden, según la causa final (y esa explicitación u orden superior es lo que llamamos hiperformalización).

 

No todo está determinado, explícitamente, de entrada.

 

++++++++++++++++++++++++++++++++

 

Pues bien, en los seres vivos libres, la causa final no está cerrada como en los mosquitos o en las víboras.

 

Al estar abiertos por dentro, pueden aparecer ante nuestra alma (estamos incluidos en el ámbito de la máxima amplitud) posibilidades inéditas.

Nuestros padres no nos transmiten solamente un código genético, sino que en la medida de su amor (en la medida de su querer) están también en el origen, trascendental, de la aparición de nuevas posibilidades.

 

Intentaré explicarme: si mi madre es hacendosa, yo podré serlo, no solamente por tener el gen de la hacendosidad, o por haberme criado en un hogar donde no se pierde el tiempo, sino porque desde el interior de mi alma aparece clara, la luz (transmisión trascendental) o las ganas de trabajar.

Libremente puedo apagarla o desoírla, pero en cualquier caso, procede también de mi madre.

 

El fin de mi vida no está cerrado sino abierto por dentro, inserto en la red de la familia humana.

Algunos la llaman, a la red, comunión.

 

La vida humana, en tanto que don trascendental, también se nutre, como la vida física, hacia atrás, es decir, en la medida en que alcanza las nuevas posibilidades que su Réplica le ofrece, puede libremente ratificarlas. Es verdaderamente "vida", que crece dentro de las relaciones personales de la familia trascendental que es la humanidad.

 

Es mi réplica la que rige,  al igual que la causa final propia de los seres vivos del universo físico, aunque sin estar determinada, pues soy libre. Rige, si quiero.

 

Empezamos a vivir cuando Dios nos crea personas: seres capaces de incorporar (esencializar) perfecciones.  Nuestros padres nos dan, con Dios, su localización en el universo físico, pero también, y esto no es comprensible sin la noción de réplica, la "posibilidad" de inspirarse en la realidad, como ellos, a su modo. Por eso podemos decir que nos dan "su vida", pues gracias a ellos, podemos inspirarnos como ellos.

 

El problema más importante a resolver es el cómo se transmiten esas "posibilidades" o dones, de padres a hijos.

 

Por ejemplo, mi madre habla con Dios, a solas, con facilidad. Y también con los ausentes, con sus hijos.

Yo tengo también esa posibilidad, de inspirarme como ella. Posibilidad que no es física y que puedo libremente ejercer o no.

No es una posibilidad que heredo genéticamente, sino en la medida en que mi madre "quiere" transmitirme su vida.

Ese "querer" no puede ser eficaz físicamente, sino trascendentalmente, si forma parte de mi "réplica" (mi Réplica es, claro está, el Verbo, que conoce y crea el querer libre de mi madre).

 

Las virtudes no se transmiten genéticamente sino libremente a través de la réplica de cada persona, en la medida en que padres e hijos quieren.

 

Del mismo modo que, abandonando el límite mental, alcanzo o me abro a mi réplica, al hijo que soy en el Hijo, también puedo alcanzar lo que mis padres o hermanos o amigos (o santos) me transmiten por la comunión.

 

María muere con Jesús, compadeciéndose. Al ser mi Madre, yo tengo también esa posibilidad de compadecerme como ella.

Y tengo esa posibilidad en la medida en que Ella quiere darme la felicidad.

Es el amor de la madre y del padre el que favorece la aparición de esas posibilidades.

De ahí que podamos decir que yo vivo (en el Verbo) la vida de mi madre, al manifestar lo que ella manifiesta o manifestaba o podría manifestar.

 

Entiendan ahora que la vida trascendental funciona como la vida biológica en el sentido de que también aquí rige la  retroalimentación. Nuestra vida trascendental, el don que ofreceremos a Dios, se alimenta hacia atrás, es decir, nutre (o adapta o regula o mejora) el Plan inicial de Dios para mí, mi Réplica, con el concurso de las demás vidas humanas, todas ellas activadas en el Espíritu Santo, que es el orden, siempre nuevo, del Amor.

 

Es mi Réplica la que se autoregula, tirando de mí hacia dentro,  cual llama divina, si quiero, y gracias a los que me quieren.

 

No todo está determinado, explícitamente, de entrada.

 

++++++++++++++++++++++++++++++++++++

 

La persona humana crece, en esta vida, en la medida en que su esencia (su acto vital) se retroalimenta gracias al mundo.

 

Y en la medida en que encuentra trascendentalmente  su verdad personal, (al ir encontrándose con su réplica), dispone mejor. Crece.

 

En la otra vida, cuando nuestro don (que es nuestra esencia o acto vital personal humano) es aceptado por Dios, nuestro crecimiento será intrínseco y sin culminación. Entonces mi esencia (que es mi valor potencial) tirará desde arriba de mi ser personal, seré en el Verbo réplica de Dios, según como quiera libremente jugar o cantar (que también podemos llamar metalógica de la libertad).

 

El acto de ser personal, la persona que soy hace siempre pie en la esencia, hacia abajo (en esta vida) y hacia arriba (en la otra).

 

 

 

Para una información más completa: ir a la página “la vida”, he aquí el enlace: http://preguntaspolianas.blogspot.com/p/la-vida.html


¿A qué llamamos apertura exterior?

 .


La apertura exterior se corresponde con la generosidad de la persona.
 
Es la dualidad de la persona con el ser del universo, gracias al hábito de los primeros principios.
 
Veamos cómo se abren hacia el exterior los cuatro trascendentales personales:

La Co-existencia se abre al ser del universo, el ser extramental. Es lo que se llama alteración.

La Libertad nativa se extiende, favoreciendo la apertura exterior, al omitir o suspender la búsqueda, por eso hablamos de generosidad.

El Intelecto  amplía su saber con el hábito de los primeros principios.

El Amar se olvida de sí, y recibe recompensa al encontrar los primeros principios. Aquí es un dar sin don, renunciando a la aceptación. Es un dar generoso pues deja ser a los primeros principios.


¿Qué conviene recordar antes de iniciar el estudio de las elevaciones trascendentales de la persona humana?

.


Me parece interesante hacer un recorrido rápido por las etiquetas en las que estudiamos las elevaciones trascendentales de la persona humana, unas "elevaciones", que como ustedes saben, no son del nivel de la esencia humana sino del acto de ser personal.

No pertenecen a nuestra vida manifestativa. Si se desvelan es porque notamos cómo nuestra vida (en tanto que perfección nuestra o esencia personal) crece desde más adentro de nuestra intimidad. Es decir, al ser elevados como un ascensor, vemos más, crecemos, porque el acto de ser personal es "elevado".


la creación : se trata de la iniciativa divina o elección de cada persona. Dios decide crear la dualidad radical de cada persona teniendo en cuenta su lugar en el universo. El mundo es creado en función de las personas y no al revés.
Se puede también llamar creación inicial.
 Dios eleva la materia de nuestros padres, al crear nuestra alma espiritual. Es una llamada silenciosa.
Cualquier persona humana es, trascendentalmente, intimidad, apertura interior y hacia dentro. Pero lo es desde su lugar en el universo.
La estudiaremos en la etiqueta: 5.14.0.

la llamada inicial  : la estudiaremos en la etiqueta : 5.15.0.
Es una elevación tan "natural" como la primera. Las aperturas transcendentales son el fruto de esta llamada.

la insistencia o mantenimiento de la llamada : la estudiaremos en la etiqueta : 5.16.0 y se asimila a la gracia "personal" y a las gracias actuales de la teología.
Sin embargo, si tenemos en cuenta la caída del pecado original, el mantenimiento de la llamada exige una nueva creación o redención. Es aquí donde aplicamos la noción de gracia sobrenatural.

la glorificación : la estudiaremos en la etiqueta: 5.18.0, es  el encuentro definitivo con Dios.

Pero además de estas cuatro elevaciones no podemos olvidar que "trascendentalmente" ha habido una caída (que se corresponde con lo que la teología llama pecado original). No es otra cosa que la comunión con el maligno, con el don nadie. La estudiamos en la etiqueta 5.16.1, se trata de la caída trascendental.

Y hay también una redención trascendental. Es lo que llamamos nueva creación o redención (la gracia santificante). La estudiaremos en la etiqueta 5.16.2.
,

¿A cargo de quién corren las elevaciones trascendentales?

.

 

Las elevaciones trascendentales corren a cargo de Dios.

 

En una dualidad la elevación corre a cargo del miembro superior.

.


¿Somos conscientes de las elevaciones trascendentales de nuestro ser?

.

La conciencia pertenece al yo, a la torre de control de nuestro ser, que capta, intermitentemente, lo que nos pasa.

 

Los planes de Dios para cada uno de nosotros, su obra en nosotros es un misterio ignoto. A él llegaremos en el encuentro futuro con Dios.

 

En esta vida, raramente nos damos cuenta de lo que nos adviene hacia dentro.

 

Los autores espirituales, (cómo no citar a Josemaria Escrivá) insisten en la noción de vida "interior". Esa vida interior es el aflorar de lo que llevamos dentro.

 

Eso no quiere decir que el yo no sea responsable de lo que ocurre por allá. Pues como veremos al estudiar el mantenimiento de la llamada (Etiqueta 5.16.0 sobre la insistencia), cada paso trascendental de nuestra libertad radical, es avalado por el yo, directa o indirectamente. Es el valor dispositivo de los actos, que estudiamos en la etiqueta 6.9.2 "Aceptar".

 

La iniciativa es siempre divina, pero la realización de las distintas elevaciones, depende también de nuestra respuesta personal, libre.

 

Me he permitido utilizar el término "transconciencia" para designar el conocimiento que tenemos de la trascendencia en nuestra vida, digamos "exterior".

Si no les importa, diremos que somos "transconcientes" de las etapas trascendentales de nuestro ser.

La conciencia pertenece al yo, a la torre de control de nuestro ser, que capta, intermitentemente, lo que nos pasa.

 

Los planes de Dios para cada uno de nosotros, su obra en nosotros es un misterio ignoto. A él llegaremos en el encuentro futuro con Dios.

 

En esta vida, raramente nos damos cuenta de lo que nos adviene hacia dentro.

 

Los autores espirituales, (cómo no citar a Josemaria Escrivá) insisten en la noción de vida "interior". Esa vida interior es el aflorar de lo que llevamos dentro.

 

Eso no quiere decir que el yo no sea responsable de lo que ocurre por allá. Pues como veremos al estudiar el mantenimiento de la llamada (Etiqueta 5.16.0 sobre la insistencia), cada paso trascendental de nuestra libertad radical, es avalado por el yo, directa o indirectamente. Es el valor dispositivo de los actos, que estudiamos en la etiqueta 6.9.2 "Aceptar".

 

La iniciativa es siempre divina, pero la realización de las distintas elevaciones, depende también de nuestra respuesta personal, libre.

 

Me he permitido utilizar el término "transconciencia" para designar el conocimiento que tenemos de la trascendencia en nuestra vida, digamos "exterior".

Si no les importa, diremos que somos "transconcientes" de las etapas trascendentales de nuestro ser.


¿Qué conviene recordar antes de iniciar el estudio de la insistencia o manteniemento de la llamada?

.

La insistencia o "mantenimiento" de la llamada es una de las elevaciones trascendentales del ser de la persona humana.

 

Desde lo alto, en la medida en la que Dios nos muestra el paisaje, el horizonte se va despejando, vemos y amamos más, gracias al mantenimiento insistente de la llamada.

 

Estas elevaciones se llaman "trascendentales" porque no ocurren en el tiempo de todos los días, sino que son propias de cualquier "ser" humano, ya que su origen está en el Origen. Se manifiestan en el tiempo, pero radican en los arcanos de Dios.

 

En esta elevación que estudiamos ahora, el tiempo humano tiene su particular importancia, porque es gracias al mantenimiento de la llamada, que la persona podrá ir creciendo "esencialmente", podrá hacer crecer su vida, que es el don esencial a ofrecer a Dios.

 

Al mantenimiento de la llamada le conviene el calificativo de "elevación", porque es la posibilidad del crecimiento de la persona.

 

Conviene recordar cómo hemos caracterizado el plan de Dios para dar la felicidad al hombre según cinco elevaciones de la persona humana, a nivel trascendental :

 

la creación : la estudiaremos en la etiqueta : 5.14.0, se trata de la iniciativa divina o elección de cada persona antes de la creación del mundo. Es el Misterio de Dios que nos ha amado primero;

 

la llamada inicial : la estudiamos en la etiqueta : 5.15.0. (Se corresponde con las gracias inicial y primera). Dios nos abre, llamándonos,  a su Intimidad;

 

la insistencia o mantenimiento de la llamada : la estudiamos aquí en la etiqueta : 5.16.0 y se asimila a la gracia personal y a las gracias actuales de la teología.

 

La santificación : la estudiamos en la etiqueta 5.16.2 gracia santificante.

 

la glorificación : la estudiaremos en la etiqueta : 5.17.0. Es  el encuentro definitivo con Dios, también llamado "salvación".

 

Pero además de estas cinco elevaciones no debemos olvidar que "trascendentalmente" hubo una caída (que se corresponde con lo que la teología llama pecado original). No es otra cosa que la comunión con el maligno, con el don "nadie". La estudiamos en la etiqueta 5.16.1, se trata de la caída trascendental.

 

Y hay también una redención trascendental. Es lo que hemos llamado santificación o nueva creación o redención. La estudiaremos en la etiqueta 5.16.2. Es la gracia santificante de la teología.

 

Comentario de F. Enia

Una pregunta acerca de la "primera creación", la iniciativa divina o elección de cada persona antes de la creación del mundo.
En Dios no hay pasado o futuro. Dios es un eterno presente ("Yo soy el que soy"). Si Dios me ha elegido antes de la creación del mundo, si yo "soy" en Dios, de alguna manera yo estoy eternamente, siempre presente en el presente de Dios antes de mi creación en mi tiempo. Así ¿en qué sentido se puede hablar de "primera creación"?
Gracias
Francesco Enia 

 

respuesta de Kabamba el 15-I-2012

Caro Francesco,

Pienso que "Yo soy el que soy" no designa el presente, sino la Identidad. Dios es Actividad Pura, futuro indesfuturizable.

 

El "presente" es precisamente el límite mental : pienso lo que pienso y nada más que lo que pienso.

 

Cuando decimos "primera", "segunda" o "nueva" creación, no nos referimos al tiempo.

Primera creación es la creación vista desde los primeros principios. Las cosas son lo que son. Y ya está.

 

El mundo ha podido ser creado eternamente por Dios. Sin embargo, los cristianos sabemos que no ha sido así, pues Dios ha revelado que ha creado el tiempo, al crear el mundo.

 

Pero no sería inconveniente pensar en un mundo creado eternamente por Dios. Creación es la más alta dependencia.

 

¿Cómo imaginar el futuro? A mí me sirve la imagen de la llama, que siendo la misma, se mueve y quema, en incendio, los bosques.

 

Por otra parte, decimos creación "segunda" para designar la creación del ser que es "además", que debe añadirse "libremente". Dios no nos crea a las personas  y ya está. Dios nos crea según nuestra respuesta (que es "segunda").

 

Y llamamos "nueva" a la creación que restaura y embellece los entuertos de nuestras respuestas. En términos cristianos es la Redención.

 

Pero no olvidemos que estamos hablando de etapas (mejor llamarlas elevaciones) "trascendentales". No ocurren en el tiempo. Nos muestran los entresijos del ser.


¿Por qué la llamada de Dios en la creación debe ser "mantenida" trascendentalmente?

.

Porque la respuesta de la persona "humana", esencialmente, es su vida temporal.

 

Dios crea al hombre con una dimensión temporal que permite muchos actos de amor. Para ello es necesario que trascendentalmente se mantenga la llamada con insistencia.

 

La creación y destinación del hombre es un « diálogo creador ».

 

La insistencia de la llamada nos permite comprender la índole temporal de la vida humana.

 

Y que la vida en el tiempo del hombre tiene un valor insustituible pues es la respuesta esencial a esa llamada insistente.

 

La vida humana se corresponde con el mantenimiento insistente de la búsqueda.


¿A qué llama Polo "valor" de una persona?

.

A su entrega.

 

Cada persona es única y crece y alaba a Dios según sus propias circunstancias.

 

El Origen la ha escogido con predilección y le ha otorgado su gracia "personal" que se mantiene y adapta según el diálogo amoroso de sus avatares.

A ese mantenimiento lo podemos llamar "insistencia.
.

¿Es crear sacar algo de la nada?

.

No solamente.

Dos son los sentidos de la creación.

 

1. Según la causalidad.

2. Según la libertad.

 

Dos sentidos de la creación.

 

Crear sacando de la nada.

Hacer algo distinto de Dios.

 

Sacar de la nada va bien para la actividad del ser del universo. Los seres del universo son algo, y no nada.

 

 

Pero las personas son seres más referidos a Dios que a la nada.

El hombre se entiende mejor en comparación con Dios.

 

 Y hay dos sentidos de la dependencia de Dios

Uno es ser causado.

Y otro es la dependencia de la libertad respecto del Creador.

 

La libertad no tiene que ver con la causalidad.

 

Entendemos mejor el ser personal, si nos damos cuenta de que no es creado como efecto de una causa, sino como un don que Dios da y que el hombre debe, libremente, aceptar.

 

El cuerpo sí es creado causalmente.

Pero la persona debe, libremente esencializarlo.

La persona es creada libremente.

 

Ideas sacadas de un seminario de Juan A. García González.


¿Es la creación un dar?

.

Dios crea las personas humanas (y los ángeles) dándoles la vida.

 

No es exacto aplicar “el dar” para hablar del resto de la creación.

En efecto, los animales, plantas y océanos no pueden agradecer, son, a lo más, puramente receptores.

 

La persona, sin embargo, es capaz de aceptar, de agradecer, de responder.

 

Hablamos propiamente de “dar” cuando el que recibe tiene la dignidad de poder responder. En el caso de la creación de ser semejante a Dios.

 

Quiero decir que Dios, al crearnos, nos ha dignificado, pues nos ha dado la vida como un don. (Dios da como el que da a un semejante).

 Se ha abajado esperando nuestra respuesta.

“Intereso” a Dios.

 

Glosa a Leonardo Polo. Tener y Dar. En "Sobre la existencia cristiana" p. 134.2


noción de creación


Le aconsejo ir a la página "Distinción. Nada. Creación" que puede usted encontrar en lo alto del blog.

 

O yendo a este enlace : http://preguntaspolianas.blogspot.com/p/distincion-nada-creacion.html


¿Comienza Dios?

.

No, Dios es el Origen. Dios es Originario.

 

Sin embargo, el ser creado "comienza y depende".

 

El ser creado es "comienzo" (solo Dios es originario).

 

El ser creado "depende" (pues su esencia se despliega o crece según el ser que Dios le da: físico o libre).

 

Queda así patente que el ser creado no es simple: lo que el ser creado es (su esencia) depende del ser (acto de ser) que Dios, el Creador, le da.

 

Dios es Simple.

El ser del Universo es "sencillo"

El ser de la persona humana es "además".

.

¿La distinción entre potencia y acto es la más radical?

.

Para los griegos la distinción radical en la que basan su filosofía es la distinción entre “potencia” y “acto”.

 

Los cristianos sabemos que la distinción entre “nada” y “ser” es más alta.

.

¿Son las criaturas producidas por Dios?

.

Polo es el filósofo de la distinción.

 

El ser se distingue en dos : ser creado y ser Increado.

 

Las criaturas son modalidades libres en el Don íntimo de Dios.

No son producidas por Dios, sino destacadas en el Don.

 

Abiertas en el Futuro de Amor eterno que es Dios.

 

Y las criaturas "personales" son añadidas, añadiéndose libremente, si quieren, al Don.

  

 Si quieren ustedes leer una síntesis de la distinción real esencia – acto de ser, vayan al principio de este blog, a la página (en rojo) ""Esencia – Ser. Su distinción"


¿Cómo depende el hombre de Dios?

.

La dependencia del hombre de Dios, a diferencia de la del Universo, no se cifra en el principio de causalidad trascendental, sino en su libertad.

 

Por eso puede extrañar que Polo diga que Dios no es “causa” del hombre.

La sorpresa desaparece al comprender que crear un ser libre es más que causar.

.


¿Es real la relación de la creatura con Dios?

.

Sí.

Los actos de ser creados son reales.

 

Sin  embargo, en Dios, son relaciones de razón.

 

No se asusten.

Noten que nuestros objetos pensados son irreales. Y bien que jugamos con ellos.

 

Los actos de ser en Dios son como las ideas en nuestra mente.

Digo "como". Porque nuestras ideas no son reales. Y nosotros sí somos reales...

 

Para saber más sobre la realidad ver etiqueta 1.1.5

Para saber más sobre la relación ver etiqueta 1.5.2


¿Por qué la apertura interior nos abre hacia el Creador?

.

La persona humana, de entrada, sabe muy poco de sí.

Su saber de sí se reduce a la apertura interior de su intimidad (co-ser + libertad).

No se conoce a sí misma perfecta, completa y exhaustivamente.

Este saber precario indica que la persona humana es creada.

 

Necesita saber más de sí. Alguien se lo tiene que decir.

 Si pudiera saber de sí, sola, tendría en su interior una réplica de sí, otra persona.

 

Entonces hay dos caminos: o bien la persona se realiza a sí misma (es lo que llamamos “pretensión de sí) o se trueca en búsqueda de su réplica, para saber quién es.

Se abre entonces a su Creador.

 

Ideas sacadas del “compendio” de Antropología “el hombre como persona” de Juan A. García González.


¿Tiene Dios una intimidad plena?

.

Sí. Dios tiene una intimidad plena.

Intimidad “plena” quiere decir que tiene réplica o respuesta en su interior.

 

Dios es una Persona (Dios Padre) en cuyo interior engendra (por ser intelectual, por conocerse a sí misma) otra Persona (es padre de un hijo, sabe absolutamente de quién es padre).

Su comunión es plena.

Ser Originario es superior a crecer.

El crecimiento en Dios, llama viva, es un crecimiento absoluto Originario. Un brotar incesante. Pura Vida.

Ese espirar es Espíritu (Vínculo amoroso de libre y mutua donación y aceptación), Tercera Persona divina.

 

Así podemos entender mejor que la persona humana es creada.

Pues la persona humana no engendra en sí el conocimiento pleno de sí (eso sería la pretensión de sí). No tiene, de entrada en el tiempo, réplica “en su interior”, debe abrirse hacia dentro para saber quién es y para que su amor de sí sea aceptado por el Amor.

 

Ideas sacadas del “compendio” de Antropología “el hombre como persona” de Juan A. García González.


¿Cómo se establece el estatuto filosófico de la criatura?

.

Genara Castillo lo explica muy bien :

Aristote no sospechó la creación.

 Un planteamiento creacionista se asienta gracias a la distinción real entre acto de ser y esencia.

 En Dios no hay distinción real, sino identidad : su esencia es su acto de ser.

 En las criaturas no es así : el acto de ser es recibido, es un acto de ser "creado".

 En la criatura el acto de ser se distingue realmente de su esencia.

.


¿Qué relación existe entre la distinción, la dependencia y la libertad?

.

En los años 60 se puso de moda en mi país la expresión : los belgas se han ido y nos han dejado en la más completa independencia.

 Polo asegura que el hombre es más libre si depende más de Dios.

 En efecto, Dios necesita más esfuerzo, por decirlo así, para crear la libertad del hombre que para crear una planta.

 Dios debe sostener las ocurrencias de los hombres, estar atento a sus caprichos. A las plantas, les basta con la lluvia.

 Además, y esto también es poliano, cuanta más dependencia, más distinción. Dependencia libre, claro está. Otros la llaman servicio.

 Es un buen asunto para meditar. 


¿Para qué crea Dios al hombre?

.

 

Dios crea al hombre para que incremente el bien, perfeccionando el universo, por Amor.

 

En el Paraíso, en la antehistoria, Adán tiene la "ciencia del bien", no la "ciencia del bien y del mal".

Esta última aparece en el momento de la caída y de la expulsión de la primera pareja.

 La "ciencia del bien y del mal" es una ciencia inferior, pues tiene que ocuparse de los problemas derivados del pecado, de ese error peculiar de la libertad que se separa de Dios.

 Adán en el Paraíso, gracias a la ciencia del bien ponía nombre a las cosas, es decir, identificaba y manifestaba, honrando así a Dios, la perfección de cada ser.

Su trabajo era incrementar el bien pues Dios quiso crear el universo sin acabar de ser todo lo bueno que puede ser.

 

Los problemas surgen cuando Adán actúa en solitario, al margen de Dios. Entonces necesita de la ciencia del bien y del mal. Entonces se convierte en el primer gnóstico de la historia filosófica, pues supone dos principios, el del bien y el del mal.

 La ciencia del bien y del mal es una ciencia de las oquedades del hombre, de las imperfecciones de su actuar solitario.

El hombre huérfano de Dios es un menesteroso que debe ocuparse constantemente de colmar sus necesidades.

 Entonces el trabajo no es solamente hacer el bien, sino corregir el mal.

  

Ideas inspiradas en las preguntas nº 42-43 de "ANALÍTICA DEL AMOR". Entrevista de Juan Cruz Cruz con Leonardo Polo, que pueden ustedes encontrar en el nº 33 de la revista Miscelánea poliana.

 

Pinchen aquí para acceder a la entrevista completa: http://www.leonardopolo.net/revista/revista.html

 

Para saber más vayan a las etiquetas de este blog:

18.1.1 analítica del amor;

9.2.0 trabajo

1.6.0 creación;

12.2.3 Adán y Eva;

7.0.1 Antehistoria;

9.1.0 Revelación primera;

12.1.0 pecado original;

6.2.10 el mal;

5.2.2 bien