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¿Cuáles son los tipos básicos desde el punto de vista sociológico?

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Los tipos básicos sociológicos son: mujer y varón.

Pero, realmente, cada mujer y cada varón son un tipo real completo.

Las mujeres no son todas ellas un tipo homogéneo.
Los varones no son todos ellos un tipo homogéneo.

Los tipos sociológicos son tipos generalizados (se pierde contenido para poder meter los individuos en un grupo común). Los tipos humanos reales son únicos.

Realmente, cada mujer y cada varón es un tipo, un modo único de realización de la especie.

Nos debemos honor unos a otros.
Respeto.



Para saber más ir a las etiquetas:
6.1.0 especies y tipos;
1.11.0 mujer;
4.3.0 individualidad

1.1.2 respeto
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¿A qué llama Polo “método sistémico?

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Polo llama método sistémico al método que permite conocer a los tipos humanos.

Este método es una modalidad de la epagogé capaz de darse cuenta de las interconexiones significativas.

La esencia humana, los tipos humanos, no se pueden conocer más que de un modo complejo, ya que la esencia humana, cada tipo humano no es simple, sino de una gran complejidad.

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¿Por qué la filosofía clásica emplea la analogía para explicar la distinción entre los seres?



Porque la filosofía clásica se ha opuesto siempre a pensar que el ser sea un género global, máximo.

Propone en cambio una noción analógica de los seres; pues hay cierta graduación entre ellos: o una diversa intensidad en las formas de ser, en virtud de la cual se diferencian los distintos seres.

Con todo, aún mejor que la analogía, que no deja de ser cierta reducción a unidad, es la distinción.


Ideas sacadas del “compendio” de Antropología “el hombre como persona” de Juan A. García González.



¿Por qué es mejor utilizar la “distinción” que la “analogía” para diferenciar los distintos tipos de ser?




Es mejor hablar de “distinción” pues querámoslo o no, la unidad es siempre prematura.

Por un lado está el ser del universo físico o ser extramental (cuyo estudio compete a la metafísica, que versa, sobre todo,en sus primeros principios).
Y por otro, está el ser de cada persona humana, el existente que sabe de sí (cuyo estudio compete a la antropología filosófica).


Existe, además, una distinción radical que aconseja hablar con precisión evitando la analogía, en la medida de lo posible: la distinción entre ser creado e increado, o entre las criaturas y el Creador.

El Creador es absolutamente trascendente y en las criaturas debemos distinguir realmente entre su ser y su esencia.

Ideas sacadas del “compendio” de Antropología “el hombre como persona” de Juan A. García González.



¿Puede usted dar un ejemplo de “generalización”?

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Un ejemplo de “generalización” es pensar la idea de ser, del ente.
Pensamos el ser en toda su universalidad y extensión.

Cualquier generalización reduce su contenido, pues las ideas pensadas, cuando ganan en extensión pierden comprensión.
La noción máximamente general de ser tiende a la completa vaguedad. Esa idea del ser está vacía y equivale a la nada.

¿Tiene usted una definición poderosa de persona ?

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Sí.
Persona es  relación subsistente Originaria. Y en el caso de las personas creadas,  relación subsistente "en el orden del Origen".

Me explico.

Tomás de Aquino tiene una definición de persona en el tratamiento que hace de las personas divinas: en la santísima Trinidad, dice, la persona es “relación subsistente”.

Pero la persona "creada" no es relación subsistente sin más, pues no es una relación originaria.
De suyo, la persona humana no es una relación del mismo modo como son "relación" las Personas divinas.

Sin embargo, tampoco la persona es relación a modo de accidente o como si la relación se debiera a ella, identificando la persona con su operación.

Persona creada significa “relación”, de una manera muy peculiar, relación “subsistente” si se tiene en cuenta el Origen, dependiendo del Origen. La clave es la dependencia.

Dios quiere que existan subsistencias cuya radicalidad no es la misma subsistencia, sino su relación hacia Dios, su insistencia intensificada.

Vean ustedes cómo aparece ya la libertad.
El universo subsiste en tanto que creado, sin embargo, la persona creada es más que persistentemente subsistir, es una relación, un "además libre" que se intensifica hacia el Origen.

Y siendo subsistente en el orden del Origen, está llamada a ser relación subsistente en el orden del Amor (divinización).

Para entenderlo mejor les animo a escuchar al profesor Juan A. García en este video, donde a partir de 1 hora y 30 minutos explica la diferencia entre substancia y subsitencia y cómo la subsistencia personal (su rebrotar) continúa hasta encontrarse con la Relación subsistente.
Hasta ser hijo en el Hijo.




De esto se habla en el artículo de Polo “La persona humana como relación en el orden del Origen”. Publicado en Miscelánea poliana nº 30 y en Studia Poliana 14 (2012).
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Nacer

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Nacer, en Antropología poliana, no es otra cosa que la persona creada como Libertad nativa.

El profesor Juan A. García lo explica muy bien aquí, a partir de 1 hora 0 minutos.

¿Cómo integrar la muerte en mi libertad?

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Sartre tiene razón cuando observa que la muerte aparece como una necesidad para mi libertad: alguien va por la calle, le cae una teja en la cabeza y se muere.

¿Dónde está ahí la libertad? Pues piensen ustedes que tampoco podemos decidir nacer. Ahora bien, podemos aceptarlo.

Polo llama a esta aceptación libertad nativa.
Radicalmente podemos aceptar nacer y podemos aceptar morir.

Claro está que si entendemos la libertad como espontaneidad (libertad emancipada) tal como hacen Heidegger y Sartre, no se entiende la libertad radical de la que aquí hablamos.

El acto de la libertad nativa no es una decisión que se tome o comience en el curso de la vida (“comenzar” es propio del acto de ser del universo, de la persistencia), la persona humana no “comienza” sino que nace como novedad que se añade: es segunda.

La libertad emancipada moderna es un “comenzar” desde sí o por sí (perseitas). Por eso Heidegger afronta la muerte con un acto que llama libre en el que se agota. Y por eso Sartre dice que comenzar no sirve para nada.

No saben plantear la cuestión de la libertad pues para ellos la libertad es innata, no nativa.

Intentemos aclarar la cuestión: nacer no es comenzar; morir no es terminar.
La vida humana no es el trayecto entre su comienzo y su fin. Eso es la vida biológica o animal.

¿Qué es el nacer para una persona humana?: la libertad nativa, el ser hijo. El ser un ser que es co-ser o ser segundo.
Un ser que posee un futuro que no acaba. Hijo es nombre personal; no ser cósmico.

Aunque muramos biológicamente seguiremos siendo hijos. La libertad nativa trasciende el nacer y el morir.

Trascendentalmente aceptamos (ésa es la novedad) nuestro nacer y podemos aceptar nuestro morir; el acabarse de la vida biológica, ofreciéndola como don.

Heidegger está pues más cerca de la comprensión de la muerte que Sartre; pero al no saberse hijo, incumbe en patetismo. Desconoce que al terminarse la vida biológica descifraremos su sentido. No porque nosotros se lo demos, sino porque nuestro Padre nos lo otorga como premio a nuestra fidelidad.



De esto habla Polo en el último capítulo de "Quién es el hombre" p. 211

Para saber más sobre la muerte ver la etiqueta 10.0.0

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¿Qué dualidad nos da la clave para comprender el modo de operar de la inteligencia?

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El binomio intellectus / ratio (noús / logos) nos da la clave para comprender el modo de operar de la inteligencia. El logos es pues la "razón", como modo distinto del conocer en directo, que es el "intellectus".

Hablemos primero del intellectus o noús:
Intelecto (nous en griego) en la filosofía aristotélica es la capacidad de captar directamente contenidos inteligibles. La comprensión de lo inmediato.

Polo distingue entre :
Intellectus ut potentia : que es lo que se entiende como facultad de la inteligencia, y que es de nivel esencial.

Intellectus ut habitus : Son los hábitos innatos al intelecto agente : sindéresis, hábito de los primeros principios y sabiduría. Son de nivel trascendental.
(a la sindéresis se la llama intelecto práctico. Es el intelecto práctico o razón "natural" por el que el hombre sabe que debe hacer el bien y evitar el mal).

Intellectus ut actus : Es el radical personal Entender o Inteligir personal. Es uno de los cuatro radicales trascendentales descubiertos por Polo.

Y ahora hablemos del logos:
Razón (logos en griego) es el camino de lo inmediato a lo mediato.
La razón posee una notable versatilidad, a veces es deductiva, otras veces no, porque los niveles cognoscitivos se entrelazan pues la razón tiene una gran versatilidad.
Hay muchas modalidades racionales.
Crecemos y los niveles cognitivos se entrelazan.
La razón es de nivel esencial.

El logos es capacidad unitiva, constructiva. Al fin y al cabo las tareas de la vida son tareas de edificación. Reunión de elementos para conseguir el regalo, el don, que aportaremos a la fiesta.


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¿Qué dos prosecuciones nos interesa conocer para comprender la actividad de la inteligencia?

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La actividad de la inteligencia se ejerce en varias direcciones. Las más importantes son dos.

La primera, la radicación en principios, que podemos llamar principiación.
La inteligencia, en esta vía, restituye, radicándolo, aquello que posee  en forma objetiva.
Cuando restituye lo conocido, lo radica: y eso es conocer la realidad.
Esta radicación se consigue abandonando el límite mental.

La segunda es la generalización, si no se restituye lo objetivado, sino que se aprovecha para ampliar lo objetivo.
En tal caso el infinito es un proceso inacabable.

Pasar de la principiación a la generalización y viceversa es la descripción de la oscilación de la inteligencia. No se trata de una opción, sino más bien de una doble posibilidad de proseguir el inteligir objetivante: generalización o principiación.

La inteligencia humana puede proyectarse y aumentar su conocimiento sin salir de ella misma y es lo que llamaremos generalización.

O puede devolver lo conocido a la realidad. Es la principiación. Cuando refiere lo conocido al principio lo radica. 

Cuando no lo refiere al principio, sino que aumenta su conocimiento sin salir de ella misma acontece el proceso al infinito de la generalización.

Noten ustedes que si intentamos detener este proceso, la realidad es falsamente determinada como si fuera un "hecho" o una "cosa en sí". Es la vía lógica generalizante que da tantas satisfacciones a los matemáticos. Y cuya aplicación práctica hará avanzar las ciencias experimentales.

Pero para acceder a la realidad como tal debemos abandonar el límite mental y cualquier objetivación por máxima que sea.
La realidad es real desde su principio, desde su origen.
El ser que no cesa, la fuente que libremente mana. Ahí está la infinitud real.

Ideas sacadas del libro de Polo "Epistemología, creación y divinidad". Capítulo 2, 5. Doble significado de la infinitud intelectual

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¿Cuál es el primer acto de la inteligencia humana?

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La respuesta a esta pregunta nos ayudará a definir la distinción, en la filosofía poliana entre: 

Enterarse, 

entender y 

encontrarse con la verdad.


Dicho de otra manera, entre 

la operación de conocer, 

el darse cuenta y 

el saber.


El primer acto de la inteligencia humana (que tradicionalmente se llama abstracción) es lo que Juan A. García llama "conciencia perfecta".

Es la circunferencia.

A partir de ahí, en la filosofía poliana, la abstracción (la noción tradicional de abstracción) es enterarse de algo, o simplemente conocer, o "conciencia imperfecta".

"Enterarse" se refiere a recibir una información que el entendimiento no llega a hacer suya; se suele decir que en orden al aprendizaje de una técnica basta con "enterarse de ella", aplicando la técnica inventada por otros sin la asimilación que comporta el entender.

El profesor Ignacio Falgueras explica la distinción entre el enterarse (simplemente conocer), el entender y el saber.

No es lo mismo enterarse de que pensamos lo que pensamos (operación incoativa, circunferencia), que conocer simplemente una silla (enterarse), que entender objetivamente que conocemos una silla, o darse cuenta de que sabemos (más o menos) lo que es la silla.

Y muestra también (Falgueras) otra distinción más importante (descubrimiento nuclear de la filosofía poliana), la distinción entre ser consciente objetivamente y el "darse cuenta". 
Cuando abandonamos el límite mental nos damos cuenta, pero no conocemos objetivamente el abandono.


Estudiamos la conciencia en la etiqueta 2.5.1


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¿Qué es el yo?

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El yo es el ápice de la esencia humana.

Como bien precisa Juan A. García González, la palabra ápice, designa aquí justamente su dependencia de la persona.

Ese ápice es un hábito innato, el de sindéresis: hábito innato al ser personal.
El yo se distingue de la persona, porque depende de ella.
La distinción, más que separar vincula el yo y la persona.

Mi esencia es de mi persona a través de mi yo, del ápice de mi esencia.

Un ejemplo: la persona que soy se manifiesta por las elecciones de mi yo. Si puedo aportar algo al mundo es pasando por mi yo.


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¿Distingue Polo entre persona y yo?

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Sí, claramente.
 
Y el profesor Juan A. García lo explica muy bien a partirdel minuto 28 de este audio.
 
El yo es el ápice de las manifestaciones de la persona.
Tiene antecedentes y consiguientes (cumbre y ladera).
La persona desborda al yo y no debe identificarse con sus acciones, con sus obras.
La persona no es lo que quiere. No puede realizarse.
La persona no es tampoco lo que siente.
Cuando la persona intenta identificarse con sus acciones, se frustra al tener pretensión de sí.
 
El yo pensado no piensa.
Podemos tener una idea de nuestro yo.
Pero el yo pensante es, precisamente la persona.


¿Equivale la tercera dimensión del abandono del límite mental al hábito de sabiduría?

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Sí. La tercera dimensión del abandono del límite mental equivale al hábito de sabiduría.

Cuando edité por primera vez esta entrada dije que no. Y di la razón siguiente:

"Aunque Polo equipara el hábito de sabiduría a la 3ª dimensión del abandono del límite mental, lo hace porque, al abandonar así el límite, alcanzamos el hábito de sabiduría". Pero una cosa es el abandono y otra cosa es el hábito de sabiduría.

No es que el abandono en su 3ª dimensión sea el hábito de sabiduría, sino que con ese modo de abandono alcanzamos el hábito de sabiduría".

Después, tras el comentario de Juan A. García rectifiqué:
Aunque se necesite el límite mental para desaferrarse se puede entender que la tercera dimensión del abandono equivalga al hábito innato de sabiduría.

Juan A. García me escribió a este propósito el 10 de agosto 2009: "Yo opino que lo que alcanzamos con el hábito de sabiduría, y con la tercera dimensión del abandono del límite es la existencia personal, el acto de ser persona y sus trascendentales: el intelecto personal, el amar donal y la libertad. La tercera dimensión y el hábito de sabiduría yo sólo los distingo porque uno es permanente (el hábito) y la otra se ejerce en ocasiones: es expresión del hábito, a la postre lingüística.

Y ahora (11 de octubre 2013) vuelvo a la carga, apoyándome en ese "a la postre lingüística".
Estoy de acuerdo en que con el hábito de sabiduría alcanzamos el ser personal. Es permanente como dice Juan, hábito innato unido al intelecto personal, trascendental.
Sin embargo, en el abandono del límite mental pienso que hay que hacer pie, en expresión de Jorge Mario Posada, en el nivel esencial.
Algo así, quizá más extremista, apunta Salvador Piá en "El hombre como ser dual", p.447 (n.29 de la síntesis conclusiva).

De este modo distinguiremos, por ejemplo, entre la tercera dimensión del abandono del límite mental o "desaferramiento" de la presencia mental y el hábito de sabiduría, solidaridad transparente. Uno ejercido en ocasiones y otro permanente.


En definitiva, ahora opino que la tercera dimensión del abandono del límite mental, su ejercicio, es iluminación esencial, hacia adentro, que alcanza o equivale al hábito de sabiduría.

Es el hacer pie de Jorge Mario Posada que interpreto como iluminación, yendo o saltando transparentemente hacia adentro.


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Rápidamente ¿qué es la sabiduría?

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La sabiduría es un hábito innato de la persona, mediante el cual el ser humano sabe de su propia existencia.

Todos la tenemos, pero no siempre podemos ejercerla.


Ideas sacadas del “compendio” de Antropología “el hombre como persona” de Juan A. García González.

Sabio es el que sabe de sí

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He vuelto a escuchar la explicación sencilla de Juan A. García sobre lo que es la sabiduría.

El hábito innato cuyo objeto los antiguos dijeron que consistía en el mucho conocer.

Luego dijeron que el sabio conocía los principios y la jerarquía de lo conocido.

Pero los socráticos defendieron que la sabiduría es el saber vivir.

Para bien vivir debemos conocernos, debemos saber quiénes somos.

La sabiduría es saber de sí.

Los cristianos diremos que para saber de sí debemos conocer a Dios nuestro Creador. Y sabemos que Dios es Trino. Tres relaciones subsistentes.

El gran paso de la Antropología consiste en conocer nuestro puesto en el mundo. Mi plaza en las Relaciones divinas.

Polo dice que somos relaciones en el orden del Origen.
No somos relaciones subsistentes. Pero subsistimos en el orden del Origen.

Mi sabiduría es saberme hijo de Dios.

Escuchen, por favor, al profesor Juan A. García en este audio, a partir del minuto 8 :

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¿Por qué la conciencia es intermitente?

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La conciencia es intermitente porque la persona no se apropia de su cuerpo completamente en esta vida.
No puede siempre con su cuerpo.
Y la persona necesita del cuerpo para manifestarse.
 
El cuerpo humano es “expresión” de la persona desde su concepción.
Atención, en este contexto no es lo mismo “expresarse” que “manifestarse”.
Un bebé que llora es expresión de la persona, pero no es manifestación. El bebé no se da cuenta de que llora.
 
Aunque el cuerpo, si está vivo, es expresión de la presencia de la persona, ésta se manifiesta intermitentemente, en la media en que su cuerpo se lo permite.
Al principio, el niño se expresa con su cuerpo inconscientemente, sin llegar a manifestarse.
Al llegar al uso de razón, comienza, de vez en cuando, a saber de sí y a manifestarse.
 
(Escuchen lo que dice Juan A. García a este propósito en Hápax minuto 30): 17 febrero 2021 Naturaleza y esencia humanas :
https://www.youtube.com/watch?v=Q_CoY2JPr44
 
 
La manifestación es la esencia de la persona, su crecimiento esencial.
La persona está esencializando su cuerpo, disponiendo con su cuerpo y según su cuerpo.
Si el cerebro no está activo, si dormimos, si nos distraemos, dejamos de tener conciencia de que estamos viviendo. Aunque sea nuestro cuerpo, no nos “manifestamos” con él.


¿Por qué la computadora no es inteligente?

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Porque utiliza solamente argumentos condicionales: Si A, B.

La inteligencia propiamente dicha no es únicamente la combinación e interrelación condicional de datos, cosa que puede hacerse con circuitos de cómputo.

La computadora no es inteligente porque le falta una dimensión fundamental : la conciencia.


No es fácil pensar la conciencia, pues la imaginamos como un espejo de nuestros pensamientos, a modo reflexivo. Pensamos la conciencia como un volver sobre nosotros mismos y no nos damos cuenta de que el intríngulis de la conciencia no es el "volverse" o el moverse (cosa que puede hacer una computadora), sino el "poseer", el "tener" la idea, por un quién.

Alguien se da cuenta, concomitantemente, de lo que piensa.

La lógica abstracta o la lógica de la inteligencia no es cuestión de geometría.

Es "posesión" inmanenente de una forma, de una idea.

El ordenador, aunque proyecte la película "el árbol de la vida", no sabe nada de la vida.

La inteligencia se comprende ante todo, como el tener una idea. Es la aparición del universal como poseído.

Los universales, la "idea" de agua, no existe sino en el quién que la piensa. Sin embargo, tiene su fundamento en los torrentes, en los lavaderos, en las fuentes, en la lluvia, y en el salpicarse de las olas.

Los objetos universales se pueden combinar, si se quiere, con argumentos condicionales. Pero las computadoras no "tienen" universales. Les podemos proporcionar datos para que jueguen, aunque ellas no pueden divertirse.
Al fin y al cabo, son máquinas.

De esto habla Polo en "Ética". Hacia una versión moderna de los temas clásicos. 2ª edición. Unión Editorial. p. 52.4
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¿Cómo se puede describir la operación mental?

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La operación mental se puede describir como "el ocultamiento que se oculta".

"Lo que se oculta" es la operación mental. (Concretamente, se oculta el carácter dual de la operación mental y aparece solo el objeto)

Y al mismo tiempo la operación mental es un "ocultamiento", pues cuando pensamos objetivamente, queda oculto el carácter objetivo de lo pensado.

Al pensar objetivamente se supone el objeto.

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¿Por qué la "operación" de conocer es "bastante"?

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Porque cada operación de conocer se conmensura con su objeto.
El acto de pensar es acto actual, se agota o "se detiene" en la presencia mental.
Cada operación de conocer es bastante.
Y ese bastar es "límite".

El ser humano, sin embargo, está más allá de la actualidad, es además.
Soy además de pensar.
Estoy más allá de mi pensamiento.

El acto de pensar es "actual", es presencia mental, justamente porque es bastante para el objeto, y el objeto es bastante para el acto de pensar.
Es lo que Polo llama "axioma de la conmensuración".

El acto de conocer se conmensura con el objeto;
el objeto se conmensura con la operación.

Este bastar es el límite mental.
En cambio, el ser del hombre no se conmensura con objeto.
Es "además".

Polo habla de esto en Presente y futuro del hombre. p.199.3 y 4

Para saber más:
Sobre el objeto:…………………………….Etiqueta 2.4.0
Sobre la actualidad:………………………Etiqueta 2.4.1
Sobre el acto de ser personal : …..Etiqueta 5.0.0
Sobre el además :…………………………Etiqueta 5.5.0
Sobre el Co-existir personal :………Etiqueta 5.5.1
Sobre el carácter de además: …….Etiqueta 5.4.0

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¿Qué es la actualidad?

 



La actualidad es "lo" pensado.

Concretamente, el "lo" de "lo pensado".

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¿Cómo aplica Polo la distinción real en Antropología?

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El Profesor Juan A. García Gz lo explica muy bien en un audio que pueden escuchar aquí.

 https://www.youtube.com/watch?v=sMhaJLlGUWw&t=1084s

Ofrezco aquí algunas pinceladas que nos ayudarán a a fijar el tema:

 

Viene a decir que la distinción real entre acto de ser y esencia se comprende en el hombre atendiendo a la distinción entre persona y acción. Es la distinción entre ser y obrar.

La naturaleza es el principio de operaciones, está pues del lado del obrar. Su desarrollo es la vida recibida.

Pero las personas no son principios sino que lo que buscan “libremente” es ser acogidas.
La persona activa las operaciones para ser aceptada, y lo hace libremente.
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Además, la relación interpersonal no es la de la causa con su efecto sino del dar con el don.
La acción humana es dar “don”. No producimos efectos como los efectos naturales, sino que “damos” con la esperanza de ser aceptados.
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Pero hay más. El hombre no es solo persona, sino que es el habitante del universo, y tiene inteligencia para entender las cosas de este mundo, mediante los sentidos, y tiene capacidad de intervención. Se abre hacia afuera.

La naturaleza humana está abierta al mundo y debe trabajar, crece trabajando, tiene una misión.
Es lo que Polo llama vida añadida, no vida natural o vida recibida, sino la vida aportada por la persona.


¿Qué significa "presencia"?

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"Presencia" significa suposición del objeto.
En sentido estricto el objeto es el supuesto.

Mucha filosofía se ha hecho con los sentidos lógicos de la suposición de tipo más o menos platónico, (como si las ideas se sostuvieran solas) o al estilo de Ockham.

"Suponer" es fijar en presencia.
Son actos actuales, detenidos.
El método poliano propone abandonar la suposición, el límite mental. Así se puede alcanzar el "además".

El "además" es un acto completamente actuoso, no actual, no detenido, libre.
Aquí el acto se manitene inagotable.

Polo habla de esto en Presente y futuro del hombre. p. 202.4

Para saber más:
Sobre el acto:………………………………..….Etiqueta 1.2.1
Sobre el acto de ser personal : ……...Etiqueta 5.0.0
Sobre el además :…………………………….Etiqueta 5.5.0
Sobre el carácter de además: ……..….Etiqueta 5.4.0
Sobre el objeto y la presencia:…….….Etiqueta 2.4.0
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¿Qué es sentir para un animal?

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Sentir, para un animal, es la actualización de "su" potencia formal.

El que siente no es el cerebro, sino el animal. Por eso decimos "su" potencia formal, la potencia formal "del" toro.

Es el animal el que posee una potencia formal, un sobrante formal, que se actualiza en sincronía con los cambios materiales del cerebro.

Natalia López Moratalla en Studia Poliana 11, p. 35 dice que es un solo acto en dos dimensiones (fisiológica e intencional).
Quizá se entienda mejor si hablamos de coactualidad : un co-acto.

En el cerebro del animal no hay un paso de lo físico a lo intencional. Sencillamente : lo físico es, a la vez, intencional.

Los estímulos que llegan al cerebro, las conexiones y circuitos, las funciones cerebrales, son múltiples. Pero el viviente es un ser unitario capaz de actualizar la forma que le conviene para vivir más.

El toro está dotado de la capacidad de "sentir" el rojo, para atacar y obtener la gloria, sin saberlo.

(aludo al toro en honor de los mexicanos, no sólo por estar afectados de esa mala gripe, sino porque son los que más siguen este blog).

Decía que en el toro, en el animal, no se rompe el automatismo biológico. El toro "siente el rojo" automáticamente, está hecho para eso, tiene la capacidad de despojar el estímulo visual de las concausas (de la longitud de onda, de la vibración de los fotones, de las secreciones interneuronales, de los cambios en las membranas, etc) para quedarse con el sobrante formal "rojo" que automáticamente desencadenará el sobrante formal del "ataque locomotriz".

Es la causa formal, el alma del toro, la que "siente" y "ataca".

De esto habla Natalia López Moratalla en Neurobiología y antropología trascendental. Studia Poliana  11 p. 35.2
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¿Qué es la especie impresa?

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En la filosofía clásica se llama especie impresa a la forma intelectual que el intelecto agente suscita al iluminar los objetos de la fantasía.

Es un añadido a la potencia intelectual para que ésta pueda ejercer sus operaciones.

La actualización de la inteligencia (la inteligencia es la potencia intelectual), gracias a la concepción (al acto de concebir), será la llamada "especie expresa".

La especie impresa es el necesario añadido previo que permite que se actualice la especie expresa, la idea, en la potencia.

La especie impresa es, pues, aquella iluminación de los objetos sensibles sin cuya añadidura –o recepción- la potencia es incapaz de iniciar su ejercicio operativo.



Glosa a Antropología trascendental. I. La persona humana. p.153.3


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