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¿Qué es el yo ideal?

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El yo ideal es la idea que alguien se forma de sí mismo o de lo que proyecta ser.


Buena parte de la filosofía moderna ha girado en torno a la "idea" del yo, considerado como sujeto.
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¿Es el cuerpo humano racional?

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La materia es racional solamente en cuanto que expresión y/o manifestación de la persona.
 
La naturaleza sin alma humana es meramente física.

¿Es el rostro manifestación de la persona?

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La manifestación de la persona es su esencia.
La esencia es la vida, el alma de la persona.
 
El alma tiene dos funciones, ser manifestación de la persona y ser forma del cuerpo.
 
El rostro expresa naturalmente que pertenece a una persona, pero para manifestarla, ella tiene que querer libremente.


¿Es lo mismo nacer que brotar?

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Nacer de Dios no es lo mismo que brotar de Dios.

La persona nace, el árbol brota.
 
Las naturalezas meramente físicas brotan.
Son sustancias que se despliegan desde su radicalidad. Pero su raíz se agota. No dan para más.
 
Es una relación subsistente gracias a su Origen.
 
Estoy naciendo de Dios, valgo para Dios.
 
Las Personas divinas son relaciones subsistentes.
La persona humana no es una relación subsitente.
Lo es solamente en cuanto ordenada a su Réplica (la Réplica es el Hijo, la relación subsistente del Hijo de Dios).
Sin embargo, la persona no se agota, sino que rebrota (recomienza), subsiste, porque nace de Dios.

¿Cuáles son las funciones del alma humana?

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Dos funciones: ser forma del cuerpo y ser manifestación de la persona.
 
El alma, en tanto que forma del cuerpo es “expresión” de la persona. Por eso, al ver un cuerpo humano sabemos que pertenece a una persona.
Es una expresión involuntaria. Es expresión natural.
 
El alma, en tanto que “manifestación” de la persona porque, voluntaria y libremente, la persona se abre a los demás y actúa en el universo.



Esto lo he aprendido de Juan A. García González.

¿Es la esencia humana una autoperfección?

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En un cierto sentido sí.
 
La esencia humana es la manifestación de la persona: todos somos personas, pero cada uno tenemos nuestra verdad, nuestra "esencia", nuestro "meollo" personal: mi vida.
 
Sin embargo, como somos libres, debemos decir más aún. En efecto, no se trata de una manifestación "necesaria", como un despliegue de lo que somos, no, la esencia humana es el autoperfeccionamiento que cada persona se otorga gracias a su libertad.
 
La esencia humana (la vida de cada hombre) es también la manifestación libre de la persona humana (su disponer).
 
El hombre tiene esencia en sentido propio, el animal no. El animal está al servicio de la esencia del universo.
 
El hombre tiene naturaleza (materia + forma + vida), como el animal, es un ser vivo, pero lo que caracteriza a la esencia humana es que el hombre puede autoperfeccionarse, perfeccionando esa naturaleza.
 
La esencia humana es el perfeccionamiento de la naturaleza humana ejercida (consciente o inconscientemente) por la persona humana.
Es una hiperformalización.
 
En cuanto que su naturaleza, en cuanto que sus condiciones iniciales son las mismas que los demás hombres, el hombre pertenece a la especie humana.
Esa naturaleza, además de estar finalizada por la especie (como los otros vivientes intracósmicos) es susceptible de una perfección de la que los otros vivientes intracósmicos no pueden dotarse. Es la perfección ejercida por la persona humana, que perfecciona la naturaleza.
 
Llamamos esencia humana a esa autoperfección (que se consigue perfeccionando el universo físico o gracias a la amistad con otras personas).


Rápidamente ¿en qué se distinguen persona y naturaleza humanas?


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La persona es quién soy.
La naturaleza humana es lo que soy de entrada.
La esencia humana es lo que voy siendo.
 
Entre naturaleza y persona está el “yo”, que es el ápice de la esencia.
El “yo” tiene un desafío: que lo que soy, manifieste quién soy.
La manifestación es la esencia de la persona humana.


¿De quién procede el don de la libertad trascendental?


Dios es el hontanar de la libertad. 

 La libertad trascendental brota de la voluntad divina como don premoviente, en el modo de la filiación divina. 

Hontanar significa manantial, venero, fuente (fontaine, source, bassin du fleuve Congo). 

Como la cuenca de una madre. El hontanar es el lugar donde las aguas vivas son abundantes. 

 Leamos Antropología trascendental II, 228: "Dios es el hontanar de esa estructura que se inicia al crear un don que, aceptado, lanza el dar a buscar la aceptación divina". 

 Éste es el alborar de nuestra historia: la primera fase de la libertad trascendental. 


De esto se habla entre otros lugares en Juan A. García. La metalógica de la libertad… Studia Poliana nº 10, 2008, p. 19.5 

 Para saber más: Sobre la metalógica : ....................Etiqueta 6.8 
Sobre la libertad trascendental : .....Etiqueta 5.5.4 
Sobre la libertad sin más : .............Etiqueta 1.1.2 
Sobre el don: ................................Etiqueta 6.9.1 
Sobre el dar: .................................Etiqueta 6.9.3 
Sobre el dar trascendental: .............Etiqueta 1.0.2 .

¿Está tipificada la naturaleza humana?

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La naturaleza humana está tipificada desde su inicio, tiene unos rasgos únicos, personales. Es el cuerpo de una persona concreta, y no sólo un cuerpo con rasgos genéticos de la especie.
 
También naturalmente, es decir, de entrada, antes de que se manifieste la vida espiritual, lo humano es distinto de lo intracósmico, porque la naturaleza humana es típica, es la de cada quién.
 
La naturaleza del elefante no es típica, pues no es un don otorgado a una persona, sino, sencillamente, un número de su especie.

¿Retrasa el futuro la naturaleza humana?

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La naturaleza humana, en cuanto que recibida de nuestros padres, está inserta en el universo físico, y en este sentido tiene una dimensión "retrasante" del futuro, pues está condicionada por el "antes" que es la materia.
Pero en cuanto que vida aportada por cada persona, sus operaciones no están predeterminadas. La libertad va invistiendo la esencia humana. (Como se ve, la esencia humana es la vida humana).
 
Tenemos todos la misma naturaleza humana (las mismas condiciones iniciales: cuerpo + alma) aunque seamos individuos distintos.
La individualidad en el mundo físico es debida a la materialidad de nuestro cuerpo, pero en cuanto que el cuerpo humano está también abierto por dentro coexistimos al modo "humano".
Más que individuos somos co-seres, coexistentemente libres.
Más que nuestra carne o nuestros huesos, lo que nos individúa es nuestra "personalidad". Personalidad que no nos aleja a unos de otros, al contrario, vivimos en más o menos comunión.
 
Coexistimos retrasando el futuro.
Retraso debido a nuestra "naturaleza" humana, con su carne y con sus huesos.
 
Un apunte teológico: la Naturaleza Humana de Cristo es también un retraso del futuro, para unir a Dios la Creación entera.
 
Las naturalezas estrictamente intracósmicas (plantas y animales) están sujetas al orden del universo físico. Se despliegan según ese orden.
 
La naturaleza humana, sin embargo, es solamente hasta cierto punto intracósmica (ciertamente somos también materia y la causa material nos retrasa), pero al estar esencializada (pues es manifestación de una persona humana) la naturaleza humana es, de entrada, extracósmica, pues aunque el orden del universo físico le afecta (nos produce jaquecas y reumatismos) está regida por las disposiciones de la persona.


¿Es la naturaleza humana principio de operaciones?

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El hombre posee un cuerpo físico o cuerpo del universo físico, pero sus operaciones,  aunque están condicionadas por el universo físico  dependen de un cuerpo "humano", es decir, un cuerpo informado por un alma espiritual (no hay cuerpo humano sin alma humana).
 
La naturaleza humana es también principio de operaciones, pero en sentido distinto a las naturalezas sencillamente físicas.
 
Dios nos ha creado libres en una naturaleza humana, que tiene dos dimensiones, el cuerpo humano y el alma espiritual
 
El cuerpo humano es la conjunción entre la vida recibida de nuestros padres, creada por Dios según el orden del universo físico, más  la vida que aporta cada persona, creada directamente por Dios.


¿Cómo vencer la soledad? Rafael Corazón divulga el pensamiento de Leonardo Polo.

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Leonardo Polo, un filósofo a la altura de nuestro tiempo.
        
El 9 de febrero 2013 falleció en Pamplona Leonardo Polo, catedrático de filosofía desde 1966. Ha sido maestro de numerosos discípulos, no sólo en España sino en todo el mundo, aunque su labor docente la desarrolló sobre todo en la Universidad de Navarra y en América (México, Colombia, Perú y Chile, especialmente). Su pensamiento –difícil y profundo- está ahora difundiéndose en sectores a los que no llegó con su magisterio.

        Polo ha sido un filósofo original a su pesar; no le interesaba la originalidad sino la verdad y, seguramente, le hubiera gustado ser recordado como un continuador de la tradición aristotélico-tomista; además supo reconducir el pensamiento moderno para que pudiera conectar también con la tradición, es decir, para que dejara de ser un continuo comenzar de cero y, en definitiva, para que no acabara en el relativismo y el escepticismo.

        Como no examinaba a los filósofos modernos y contemporáneos con parámetros tomados de la tradición sino con los suyos propios, algunos lo tuvieron por hegeliano, otros por personalista y no pocos por seguidor de Heidegger. Pero él afirmó siempre que su inspiración era clásica -aunque esto le costó la incomprensión de los que deberían haber comprendido más fácilmente sus ideas-, corrigiéndola y desarrollándola.

El abandono del límite mental

        Siguiendo a Aristóteles, Polo pensaba que la filosofía se desarrolla “sobre todo resolviendo las dificultades que salen al paso” (las aporías de que hablara Aristóteles).

Pues bien, Polo descubrió su “verdad” precisamente al resolver la grave aporía que tenía detenida a la filosofía a mediados del siglo XX (aunque el problema había surgido siglos antes y había supuesto la ruptura entre lo clásico y lo moderno).

Brevemente puede resumirse así: la modernidad se centra en el tema del sujeto, de la conciencia y la autoconciencia, tema poco tratado en la filosofía anterior, intentando llegar a la autonomía plena; por su parte, en el pensamiento clásico, “el realismo substancialista no encuentra otro lugar ontológico para el acto de conocer que el estatuto de accidente”; pero de este modo no se consigue –o se logra a duras penas- captar lo específico del hombre: su apertura no accidental sino primordial a la trascendencia.

        Pues bien, el gran hallazgo de Polo es lo que llamó “el abandono del límite mental”: advertir que el objeto pensado (ya sea una idea, un juicio, etc.) no es un accidente, y que su “positividad” se reduce a ser “límite del pensar”. ¿Qué quiere decir esto y qué consecuencias se siguen? Aquí está la gran aportación de Polo a la historia de la filosofía.

        Parménides identificó ser y pensar; Platón consideró que las Ideas eran lo “realmente real” por ser inmutables, eternas, únicas, etc.; Aristóteles distinguió entre el ser como verdadero y el ser real. Pero el ser como verdadero –que sólo existe en la mente- nos da a conocer la realidad sólo en cuanto pensada, no en cuanto real, porque el objeto pensado es intencional, es decir, remite directamente a la realidad, y porque la estructura del juicio –sujeto, verbo, predicado- no es la de lo real. Conocemos de un modo parcial y además componiendo y dividiendo –afirmando y negando- cosas que en la realidad no están ni compuestas ni divididas.

        Pretender que este problema se soluciona haciendo del objeto pensado un producto del pensamiento, o tratando de identificar sujeto y objeto, o intentando tender un “puente” entre pensamiento y realidad, como propone el pensamiento moderno, no sólo no resuelve nada sino que impide encontrar una solución.

        ¿Qué descubrió Polo, qué advirtió para resolver la aporía, para encontrar la puerta de salida hacia la realidad? En breves palabra puede resumirse así: la irrealidad del objeto significa al mismo tiempo el límite del pensamiento, porque ni el pensar es el ser, ni el ser es el pensar. “Por eso se dice que la operación intelectual es un modo de conocer limitado o conmensurado con el objeto”. Conocer A es nada más que conocer A, haberla conocido. O sea, “la posesión de objeto comporta que la operación ha tenido éxito: ya se ha conocido; dicho éxito es justamente el límite”. Es cierto que podemos seguir investigando sobre A, pero para ello hemos de ejercer otra operación porque cada operación se limita por su objeto.

Nuevas vías al pensamiento

        Detectar el límite mental abre nuevas vías al pensamiento, ya que “el carácter de límite de la objetualidad no puede ser detectado intencionalmente… Por consiguiente  es obvio que se ejerce un conocimiento superior al intencional”. La pregunta inmediata es la siguiente: ¿qué conocimiento superior es éste que no consiste en una operación, que no requiere idea u objeto pensado?

        La respuesta se encuentra también en el pensamiento clásico y medieval: los hábitos intelectuales, pero entendidos no según el modelo de los hábitos de la voluntad (virtudes y vicios), sino como actos de conocimientos superiores, que no conocen mediante objetos pensados o ideas sino que alcanzan directamente la realidad.

Clásicamente se distinguían los siguientes hábitos intelectuales: el de sabiduría, el de los primeros principios, la sindéresis y el hábito de la ciencia (que en realidad es múltiple: tantos como ciencias). Con el conocimiento habitual no se objetiva sino que se “advierte” el ser extramental y se “alcanza” el ser personal, y ello porque la realidad es transobjetiva y el ser personal es transoperativo.

        De este modo metafísica y antropología se distinguen a nivel trascendental: tan filosofía primera como la metafísica es la antropología (en el fondo éste había sido el intento del pensamiento moderno, aunque, al plantearlo mal, había fracasado, dando lugar a antropologías que más que elevar al hombre sobre la naturaleza, lo aislaban, lo encerraban en sí mismo y abocaban al relativismo, el escepticismo, el inmoralismo y, en definitiva, el nihilismo).

        En la antropología de Polo la persona humana se “alcanza” como co-existente; no como una substancia que se relaciona con otras, sino como intimidad abierta, al mundo, a las demás personas y  Dios.

        De este modo, los proyectos de la filosofía moderna respecto del hombre, tales como la autorrealización, la autonomía absoluta o la emancipación de toda tutela (autoimpuesta o no), caen por su base, ya que, además de ser de muy corto alcance, no conducen más que a la soledad, que es el mayor mal que puede sucederle a la persona.
       
Polo, pues, se inserta pues en la tradición, en la filosofía perenne. Pero, al mismo tiempo, lo hace gracias a un hallazgo completamente original.

Rafael Corazón González
Doctor en Filosofía

Bibliografía básica sobre el pensamiento de Leonardo Polo.

Esquer Gallardo, Héctor: El límite del pensamiento. La propuesta metódica de Leonardo Polo. Publicaciones de la facultad de filosofía y letras de la universidad de Navarra, colección filosófica nº 161. Pamplona: Eunsa 2000; 233 pp.

Pifarré, Lluis: Entender a Leonardo Polo. Teoría del conocimiento. Barcelona: PPU 2011; 241 pp.

González Ginocchio, David: El acto de conocer. Antecedentes aristotélicos de Leonardo Polo. Cuadernos del Anuario filosófico, serie universitaria, nº 183. Pamplona: Universidad de Navarra, 2005; 128 pp.

García González, Juan A.: Principio sin continuación. Escritos sobre la metafísica de Leonardo Polo. Colección Estudios y ensayos, nº 25. Málaga: Universidad de Málaga, 1998; 228 pp.


¿Qué diferencia una “naturaleza” de la “naturaleza humana”?

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La naturaleza humana es cuerpo humano + alma espiritual. Lo que la distingue de las naturalezas físicas es que lo que la hace ser principio de operaciones no es una sencilla causa eficiente intrínseca (como lo es el alma de los animales), sino un alma "espiritual", otorgada por una persona.
 
La naturaleza humana está "viva" desde el momento de la fecundación, que la constituye en las "condiciones iniciales" de una persona concreta, creada en ese mismo momento.
 
La naturaleza humana
es precisamente el carácter inicial de la dualidad de la vida humana.


¿Qué significa “naturaleza”?

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Naturaleza no es otra cosa que el principio de operaciones.
 
En el Universo, corresponde propiamente el nombre de “naturaleza” a las distintas naturalezas del mundo físico, concretamente a los seres "vivientes".
 
Las naturalezas son sustancias físicas (causa material + causa formal) a las que se añade una causa eficiente intrínseca que les hace ser principio de operaciones. Son los seres vivos.
 
La filosofía clásica utiliza también el nombre de “naturaleza” para designar la esencia como principio de operaciones.
Lo que caracteriza a la “naturaleza” es precisamente el ser principio de operaciones.


¿Qué es la naturaleza humana?

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La naturaleza humana es el carácter inicial de la dualidad de la vida humana.
 
De entrada, la naturaleza humana está compuesta de vida recibida de nuestros padres y vida añadida por la persona.
 
Pero atención, sin separación y sin confusión.
 
Polo habla de vida recibida y vida añadida, pero no como dos vidas. No se pueden dar por separado.
Vida recibida, sin alguien que la reciba, no es vida recibida.
Y vida aportada, si no es inspirada por la recibida, no es vida.
No son dos vidas que se superponen.
Son inseparables.
 
La vida recibida de nuestros padres es vida humana, cuerpo humano, capaz de vida espiritual, precisamente por su unión, sin confusión, con la vida aportada por la persona, creada en ese cuerpo.
 
La naturaleza humana es, pues, la vida recibida de nuestros padres con sus capacidades espirituales, que son tales por la unión con la vida añadida por la persona a la que pertenece.
 
De ahí que podamos decir que la naturaleza humana es el carácter inicial de la vida humana, que precisamente, en su inicio, consiste en el cuerpo humano con sus potencias espirituales.


¿Son los actos cognoscitivos desvelantes de la realidad?

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La verdad es, en efecto, desvelamiento del ser.

El acto cognoscitivo es una actividad "asimilativa".
No es el yo o el acto de pensar quien constituye la mesa conocida. La mesa ya está hecha. Al conocer asimilamos la mesa.

No es que el conocimiento sea pasivo, sino que es asimilativo.

Con la intención asimilativa no nos desvelamos, sino que desvelamos la realidad.

Esto no quita que la verdad nos inspire, y entonces expresamos la verdad con nuestro canto, al aceptarla y amarla. Entonces sí que nos autodesvelamos, pero es porque interviene el amar personal.




Ideas inspiradas en la pregunta nº 5 de "ANALÍTICA DEL AMOR". Entrevista de Juan Cruz Cruz con Leonardo Polo, que pueden ustedes encontrar en el nº 33 de la revista Miscelánea poliana.

Pinchen aquí para acceder a la entrevista completa: http://www.leonardopolo.net/revista/revista.html


Para saber más vayan a las etiquetas de este blog:
18.1.1 analítica del amor;
1.2.2 amor ;

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¿Es dual la fe intelectual?

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La fe intelectual es dual como todo lo humano.

El miembro superior es el hábito de acatar a Dios (imposible si Dios no se nos comunica naturalmente. Esa comunicación natural es don de Dios).

El miembro inferior es el acto donal humano de aceptación de la sabiduría divina revelada naturalmente.



Ideas sacadas del libro de Polo "Epistemología, creación y divinidad". Capítulo 2, 2. Itinerario de la razón hacia la fe

Para saber más ir a las etiquetas:
5.13.3 fe
12.8.1 fe sobrenatural

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¿Qué es el carácter dual de la coexistencia?

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Es, a mi parecer, el siguiente:
 
-coexistencia carente de réplica.
-coexistencia en busca de réplica.
 
 
La persona, en tanto que coexistente, sabe de sí, se acompaña.
 
Sin embargo, su acompañamiento es precario, pues no encuentra su origen ni fuera ni dentro de sí.
 
Por eso, inmediatamente es activa, busca, libremente hacia adentro.
 
Ahí tenemos el carácter dual de la coexistencia tal como el profesor Juan A. García Gz lo presenta.
 
Hacia afuera no encuentra réplica y hacia adentro busca réplica, sirviendo a la libertad.
 
Dual:
-coexistencia carente de réplica.
-coexistencia en busca de réplica.


¿Cuáles son los actos de la razón "práctica"?

. Los actos de la razón práctica son : 


El concepto práctico : concibe los bienes, las realidades buenas. 

El consejo o deliberación : se delibera sobre lo que se puede hacer, acciones éticas y acciones técnicas. 

El juicio práctico : mide cómo pueden ser las cosas con relación al bien. 

El precepto o el imperio : (no se debe mandar sobre la persona). .