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¿Cómo llama Polo la apertura del ser personal a las demás personas humanas ?

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Apertura dialógica o dialogante.

El hombre es un ser capaz de amor constante a sus semejantes. Nacemos con una apertura trascendental dialógica: padres-hijos; hermanos; marido-mujer.

Más adentro, más allá del bien de la especie, las relaciones humanas están presididas por el co-ser trascendental dialógico.
Somos animales “racionales”, capaces de comunión pues nuestro ser es inagotable. Es co-ser.


De esto habla Polo en "Ética". Hacia una versión moderna de los temas clásicos. 2ª edición. Unión Editorial. p. 67.2
Y concretamente la llama apertura dialogante en Antropología trascendental I, nota 43 de ATI, p. 180, nota 43.

Para saber más:
sobre la sociedad, ver la etiqueta 7.6.0
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¿Qué ganancia tiene la coexistencia interpersonal humana?

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La persona se abre hacia fuera gracias al hábito de los primeros principios reales.

Nos abrimos así (eso son los tipos de coexistencia) al universo, y dentro de ese universo encontramos (hábito de sabiduría) semejantes. Al abrirnos hacia fuera nos abrimos también a las demás personas.

La coexistencia interpersonal es el marco que da sentido donal a nuestra apertura al universo.

Sin ella, el trabajo sería una mera producción semejante a la del ser primero o sentido genético y temporal del ser. (ver etiqueta 1.1.1). Seríamos como las abejas, que producen miel, pero son incapaces de amar. Pican.

Nosotros, al contrario, podemos trabajar por amor a alguien.

Glosa a Juan A. García González : Existencia personal y libertad. Anuario filosófico nº 95. 2009, p. 349.2

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¿Qué es la revelación primera?

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Antes del comienzo de la historia, el hombre tiene un conocimiento de su Origen.
Este conocimiento (sabiduría primitiva fruto del ejercicio del hábito innato también llamado sabiduría) forma parte de la dotación recibida de Dios con vistas a su culminación definitiva.

Conocimiento posible gracias a la integridad esencial en que el hombre fue creado. Esto es lo que Polo llama Antehistoria, que no es historia, sino precisamente eso : Antehistoria.

El contenido de esa revelación debió ser el  un alcanzarnos como hijos, gracias al dicho hábito de sabiduría, inocentemente ejercido.

Esta revelación primera se transparenta y al mismo tiempo se deforma en las religiosidades posteriores.

Las más puras (como las de los pigmeos y patagones) captan a Dios como padre y protector, constatando que se alejó en virtud de un acontecimiento inmemorial que supuso la pérdida de la amistad del hombre con Dios.

Etiqueta 7.0.1: Antehistoria
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¿A qué llamamos religiosidades puras?

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Llamamos religiosidades puras a la práctica de las religiones que no han, casi, deformado la revelación primera, transparentándola con sencillez.
Son religiosidades de pueblos primitivos en los que, entre otras cosas, todavía no predomina la agricultura (la agricultura deforma a causa de sus ciclos regulares).

Polo pone dos ejemplos de preculturas : los pigmeos (cazadores) y los patagones (pastores).

Creen en un  Dios único.
Los patagones sabían que Dios es padre.
Un Dios que, según los pigmeos, se alejó dejando al hombre solo ante otros poderes que se han destacado. De aquí que recurran a la magia, al poder de los conjuros de la palabra, para cazar, y a las representaciones.
Es una religiosidad ritual que no versa sobre Dios.
No hay culto, pues Dios se alejó. Y para atenerse a la situación debemos contar con los poderes de los animales y de los tótems.

Estas religiosidades de las preculturas ancestrales se han determinado atendiendo a un acontecimiento decisivo: algo que pasó. No son teorías acerca de Dios, sino un despliegue ritual de creencias, una manera de comportarse frente a los poderes. Sin entrar en consideraciones sobre la naturaleza del Poder.

De esto habla Polo en el último capítulo de "Quién es el hombre" p. 226.2


Para saber más:
sobre la religiosidad: etiqueta 9.2.2
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¿Por qué dice Polo que la religiosidad transparenta y deforma la revelación primera?


Porque la religiosidad, al ser una actividad práctica, al formar parte de la cultura, cifra o interpreta lo recibido de las generaciones anteriores. Construye símbolos en los que se vierte la experiencia de los pueblos.

De ahí que la revelación primera (el conocimiento sapiencial primitivo o ejercicio natural del hábito de sabiduría) sufra alteraciones según las conveniencias y el talento de los pueblos.

La filosofía de la religión (recuerden que la filosofía es teoría) atisba lo que la religiosidad tiene de transparencia sapiencial, pero también debe tener en cuenta su deformación cultural para no interpretar las religiones de manera desorbitada.

Las religiones no son intervenciones despóticas del Poder, avatares irresistibles del destino de los pueblos, sino factores culturales que debemos afrontar racionalmente en diálogo esclarecedor.

La discusión sobre la religión pura o la religiosidad esencial es otro asunto. No cultural sino teológico.

Esta aproximación "cultural" de la religiosidad permite colocar el diálogo religioso en el ámbito que le corresponde : como factor cultural en los parlamentos y como teoría de Dios en las universidades.

De esto habla Polo en el último capítulo de "Quién es el hombre" p. 226.2

Para saber más:
sobre la religiosidad: etiqueta 9.2.2
sobre la cultura: etiqueta 7.2.0
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¿Qué es el pecado original?

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El pecado original es un estado de privación. Una carencia con la que todos nacemos. La orfandad original.

Polo defiende la existencia de una revelación primera que está en el origen de que los hombres se den cuenta de esa carencia.

El hombre se da cuenta de que no conoce y ama a Dios como debiera pues perdió la integridad esencial de la Antehistoria.

¿Por qué? Porque nos hemos alejado, desde el origen, de Dios.

Revelación primera no significa que haya existido una revelación a los hombres "primitivos", sino que trascendentalmente somos transconscientes de que algo nos alejó de Dios.

La religiosidad de los pueblos primitivos simboliza culturalmente esa carencia.

Para saber más de la Antehistoria ir a la etiqueta 7.0.1
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¿Qué hace Polo en el último capítulo de Quién es el hombre, titulado "La religión y la libertad"?

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Traza una historia de la libertad, a través de la descripción, sistémica, de los elementos que componen la religiosidad humana.

El hombre, que es libertad, es un tema inmenso.

Todas las ciencias tienen que ver con el hombre.
Pero lo inagotable se puede aquilatar. A buen entendedor pocas palabras bastan.

La metodología más adecuada en Antropología no es el análisis (mera acumulación de materiales y erudición desorientada) sino el método sistémico: mostrar los elementos o dimensiones claves y su correlación sistémica.

Elementos claves son, en el hombre, la inmortalidad y la eternidad.

Polo describe qué es morir para el hombre y cómo ha de habérselas ante la eternidad, que no es Necesidad ciega, sino vida amorosa, personal.

La religiosidad sólo encuentra su hogar en la libertad.

La libertad radical muestra la existencia de Dios. Y desde entonces la vida es un encargo.
Así encuentra el hombre su verdad personal.

En muchas épocas la libertad se ha oscurecido: Ulises, Dionisos, el Fuego o finalmente el pesimismo existencialista, nos hacen dudar de nuestra libertad.
La vida se encara con asuntos de poca monta, perdiendo radicalidad y horizonte.

La revelación de la verdad de lo Santo nos libera definitivamente: el "dar" del servidor bueno y fiel es "aceptado".

Hemos descrito la muerte en versión Poliana en  la etiqueta 10.0.0
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¿Cuál es el hogar de la religiosidad?

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La libertad.

A lo largo de la historia el hombre se siente prisionero del Poder de la Necesidad.
Ante lo tremendo de lo último, de lo santo, a lo más que llega es a callarse.

Ya en las preculturas, la humanidad vivía con la nostalgia de un tiempo en el que el Poder era Padre. Todo se complicó y se enredó tras los errores peculiares a la libertad.

¿Qué hacer? Recuerden ustedes que la religiosidad es asunto práctico. ¿Utilizar conjuros mágicos? ¿Resignarse a tejer y destejer, esperando a que Ulises vuelva? Y cuando vuelva como Dionisos… volver al aburrimiento de la vida?

¿Y si me fundo como las campanas? ¿Será mi hogar el fuego?

Sólo si el Santo me llama, sólo si Dios me encarga una tarea, mi horizonte se abre a la esperanza.

Libre para ser hijo (libertad nativa), libre para destinarme (libertad de destinación). Ahora sé cuál es mi camino : la libertad.

El hogar de la religiosidad (despejado y cálido) es la libertad.

Así les propongo un sencillo esquema sistémico del último  capítulo de "Quién es el hombre".

Les aconsejo ir a la página titulada "religión y libertad" donde he intentado una síntesis de este último capítulo. Se accede a ella por el enlace en letras rojas situado al inicio del blog.

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¿Porqué la religiosidad está presente en todas las culturas?

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Cuando se considera el hombre a través de la historia se encuentra constantemente la religiosidad.

Desde las protoculturas hasta nuestros días (Islam) es un dato abrumador. El ateísmo es un fenómeno o una actitud humana, más bien moderno. En la historia hay muy pocos ateos.

Una cultura que, al menos oblicuamente, no aluda a lo divino, estaría, como cultura, truncada, porque lo estaría su misma índole simbólica: no habría nada que descifrar en ella, todo estaría ya dicho o estaría en una fase terminal. No quedaría ningún símbolo para vivir.
Imaginen que todo fuera fútbol: agotamiento repetitivo.

No debemos olvidar las averiguaciones acerca de la libertad humana, actividad inagotable que surge de una fuente. Esa fuente es el Poder y para entendernos con el Poder debemos cifrarlo en símbolos.

La religiosidad está presente en todas las culturas pues el hombre sabe (al menos es transconsciente) que su ser (libertad) depende de un Poder (que le da la libertad).

Cultura es saber a qué atenerse. Cualquier cultura es simbólica, cifra lo recibido, ordena la naturaleza ¿Para qué sirve lo que he recibido?

La cultura es continuación de la naturaleza.
¿Qué he de hacer ante el Poder? La cuestión última es también primera.
Si no encontramos la "palabra", el "símbolo", la cifra, que dé sentido a mi existir, vagaré como Caín.

Reducir la vida a fútbol no es cultura, sino falta de cultura.
Sin embargo, el fútbol libremente asumido es cultura, cultura del juego, como la guerra de las galaxias o el ajedrez.

La dimensión religiosa nunca faltará en cualquier cultura pues la Fuente es inagotable y los hombres seguimos viviendo.

De esto habla Polo en el último capítulo de "Quién es el hombre" p. 225.
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¿La religiosidad es asunto teórico o práctico?

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En tanto que ingrediente de la cultura, la religiosidad no es un asunto teórico, sino eminentemente práctico.

La cultura consiste en cifrar para vivir mejor, para actuar más eficazmente. Gracias a los símbolos, al lenguaje, los pueblos se transmiten sus averiguaciones para cocinar, festejar, saber más, curarse y prevenir…

La religión es el saber práctico de cómo habérselas con el Poder, con la Fuente, para vivir mejor.

La filosofía, al contrario, es teoría, de suyo no pertenece a la cultura.
La teología, al servirse de la teoría no es tampoco una ciencia práctica.

La filosofía y la teología descifran. La cultura (y la religión) cifran.

De esto habla Polo en el último capítulo de "Quién es el hombre" p. 225.3

Les aconsejo ir a la página titulada "religión y libertad" donde he intentado una síntesis de este último capítulo. Se accede a ella por el enlace en letras rojas situado al inicio del blog.
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¿Qué es la revelación primera?

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Antes de la historia el hombre tiene un conocimiento de su Origen. Este conocimiento forma parte de la dotación recibida de Dios con vistas a su culminación definitiva.

Conocimiento posible gracias a la integridad esencial en que el hombre fue creado, en la que Polo llama Antehistoria.

El contenido de esa revelación debió ser "el alcanzarnos como hijos", gracias al hábito de sabiduría inocentemente ejercido.

Con otras palabras, en el estado de naturaleza pura, el conocimiento alcanzable de Dios es el posible al ejercicio del hábito de sabiduría por el que nos sabemos hijos de Dios. Su ejercicio se ciega por el error peculiar de la libertad que es el pecado, también presente desde el origen.

La revelación primera se transparenta y al mismo tiempo se deforma en las religiosidades posteriores.

Las más puras (como las de los pigmeos y patagones) captan a Dios como padre y protector, constatando que se alejó en virtud de un acontecimiento inmemorial que supuso la pérdida de la amistad del hombre con Dios.

Etiqueta 7.0.1: Antehistoria

Les aconsejo ir a la página titulada "religión y libertad" donde he intentado una síntesis de este último capítulo. Se accede a ella por el enlace en letras rojas situado al inicio del blog.
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¿A qué llamamos religiosidades puras?

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A las religiones que no han casi deformado la revelación primera, transparentándola con sencillez.
Son religiosidades de pueblos primitivos en los que todavía no predomina la agricultura.

Polo encuentra dos ejemplos de preculturas : los pigmeos (cazadores) y los patagones (pastores).

Creen en un  Dios único. Los patagones sabían que Dios es padre.
Un Dios que, según los pigmeos, se alejó dejando al hombre solo ante otros poderes que se han destacado. De aquí que recurran a la magia, al poder de los conjuros de la palabra, para cazar, y a las representaciones.
Es una religiosidad ritual que no versa sobre Dios.
No hay culto, pues Dios se alejó. Y para atenerse a la situación debemos contar con los poderes de los animales y de los tótems.

Estas religiosidades de las preculturas ancestrales se han determinado atendiendo a un acontecimiento decisivo: algo que pasó.
No son teorías acerca de Dios, sino un despliegue ritual de creencias, una manera de comportarse frente a los poderes, sin entrar en consideraciones sobre la naturaleza del Poder.

De esto habla Polo en el último capítulo de "Quién es el hombre" p. 226.2

Para saber más:
sobre la revelación primera : etiqueta 9.0.1

Les aconsejo ir a la página titulada "religión y libertad" donde he intentado una síntesis de este último capítulo. Se accede a ella por el enlace en letras rojas situado al inicio del blog.
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