Cada mujer o cada hombre tienen tres dimensiones:
1. Su cuerpo
(Polo lo llama a menudo naturaleza humana) y lo hemos recibido de nuestros
padres.
2. Su alma (es la
esencia creciente de cada hombre o mujer). El alma crece porque el espíritu que
somos activa sus potencialidades. Por eso podemos decir que el alma es
manifestación del ser o del espíritu que somos cada uno.
3. El espíritu.
Este espíritu es la “persona”, el
acto de ser personal. La persona es el núcleo del ser humano que crece hacia
adentro, abriéndose a Dios, y crece hacia afuera esencializando el mundo (es
decir, haciendo crecer su alma, al coexistir con el universo y con los demás).
Polo,
cuando empieza a encarar lo humano suele poner una visión o una concepción
tripartita:
1. A la
dimensión inferior la llama cuerpo, o
muchas veces “naturaleza humana”
(recibida de nuestros padres)
2. A lo
intermedio, que es una franja inmaterial de lo humano, la llama esencia humana.
La esencia humana es muy compleja porque tiene una parte activa y una parte potencial (las potencias inmateriales del alma). Y la llama esencia en la medida en que va siendo perfeccionada o activada sobre todo con la adquisición de hábitos intelectuales y de virtudes de la voluntad
3. La
tercera dimensión humana la llama persona
o acto de ser.
Esa visión
tripartita tiene su correspondencia
bíblica pues la distinción cuerpo, alma
y espíritu aparece en muchas partes
de la Biblia.
https://www.youtube.com/watch?v=InRFobbeYxo Ver el audio a partir del minuto 14 al 17.
La esencia humana es muy compleja porque tiene una parte activa y una parte potencial (las potencias inmateriales del alma). Y la llama esencia en la medida en que va siendo perfeccionada o activada sobre todo con la adquisición de hábitos intelectuales y de virtudes de la voluntad
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