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¿Somos imágenes de la Trinidad?

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En un cierto sentido sí.
La Trinidad planea sobre las aguas.
Memoria, inteligencia y voluntad, por ejemplo, es una imagen de la Trinidad. Y podemos encontrar muchas otras.
El número 3 es imagen de la Trinidad. Y el 9.
 
También encontramos esa imagen en el amor donal: aceptar, dar, don.
Si soy aceptar, dar, don, soy imagen de la Trinidad.
 
Sin embargo, la Trinidad es una Trinidad de Relaciones subsistentes, mientras que la persona humana es una sola relación subsistente, pero en el orden al Origen.
Acepto al Padre, doy al Padre y el Padre me acepta.
 
La persona humana es Hija del Padre.
Más que asemejarse a la Trinidad, la persona humana entra en la Trinidad, gracias a su Réplica.
A su Réplica del Padre, que es el Hijo.
 
La persona humana es don, para el Padre.
La persona humana es aceptada por el Padre.
La persona humana es Don, creado por el Padre.
 
Lo que es trascendental en la persona humana es el “dos” y no el “tres”.
Pero para entrar en el Tres, debemos ser Hijos, que se abren al Padre con la Libertad; que se abren al Hijo, con el Entender; que se abren al Espíritu Santo, con el Amar.
Y que se abren a María, con la humildad del Co-ser.


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