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¿Qué es la filosofía del don personal?

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La filosofía del "don personal" no estudia solamente el crecimiento esencial. (La vida esencial como don). Es más amplia y radical pues tiene en cuenta, principalmente, la iniciativa divina de glorificar a la persona, si ella quiere, si ella acepta.
 
Es la filosofía del Amor donal o de la persona como don.
 
Es su misión desarrollar el método poliano hasta alcanzar la elevación última del hombre, su glorificación o encuentro definitivo en Dios.
 
Es una filosofía que goza con la descripción de los "juegos" teándricos, tal como Ricardo Yepes intuyó en su descripción del Cielo y Vargas expone (por ejemplo, en su libro “Ser y don”).
 
Esto no quita el que contenga implicaciones sabrosas para nuestro currelar cotidiano (esencial), pues la libertad trascendental se asoma en nuestras vidas a través de la contemplación.
 
Adam Solomiewicz ha hecho propuestas innovantes en la comprensión del don.
 
A mí me gusta hablar de la filosofía del Don-don.
 
Gracias al mito del ascensor acristalado podemos entender el crecimiento de la persona humana. Se trata de una Página del Blog a la que se accede desde este enlace : https://preguntaspolianas.blogspot.com/p/el-mito-del-ascensor-acristalado.html


¿Puede la persona humana detener el crecimiento “sólo desde Dios?

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El hombre puede detener el crecimiento, en su tiempo manifestativo, si se opone voluntariamente al juego.
 
Mientras que no se oponga, crece, es elevado, aunque no se dé cuenta (un día lo sabrá), porque es un crecimiento "sólo desde Dios". Sólo en Dios. Ejemplo: el crecimiento del embrión humano en el seno de su madre.
Incluso si se opone (pecado), Dios sigue elevándolo, y cuando deje de oponerse, y se convierta, descubrirá que mientras que perdía el tiempo en obscenidades, Dios lo quería más, esperándole. Las páginas tristes de nuestra vida no hacen más que crecer el Amor de Dios por nosotros.
 
Otra cosa sería, cual demonio, oponerse eternamente. Su elevación quedaría inédita para siempre.
 
Gracias al mito del ascensor acristalado podemos entender el crecimiento de la persona humana. Se trata de una Página del Blog a la que se accede desde este enlace : https://preguntaspolianas.blogspot.com/p/el-mito-del-ascensor-acristalado.html


¿Qué es la glorificación?

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La glorificación es el encuentro definitivo con Dios, en el que conoceremos cómo Dios nos conoce: como hijos que serán siempre "además", jugando y cantando eternamente.

 

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¿Qué es la caída trascendental?

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"Trascendentalmente" hubo una caída (que se corresponde con lo que la teología llama pecado original). No es otra cosa que la comunión con el maligno, con el don "nadie". Es la caída trascendental.

 

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¿Qué es la índole triádica de una actividad amorosa?



Cuando tenemos una jerarquía de actos donantes y aceptantes, esos actos no están enlazados como una cadena de dualidades, sino, más bien, triangulando. 

Es cadena a tres. 

 El don aceptado en una estructura donal superior es dar en la estructura donal de nivel inferior. 

Así se explica que el aceptar personal humano de la estructura donal primera (al aceptar el Don o donatio essendi, que Dios Da), ese Don se convierta en dar personal humano en la estructura donal segunda. 

La tríada amorosa es así Dios, aceptar, dar. 

Y lo que la persona humana da es su vida, su don esencial. 


 Pueden ustedes estudiar la propuesta de Adam Solomiewicz en este enlace: https://dadun.unav.edu/bitstream/10171/59347/1/02_solomiewicz_29_web.pdf

¿Qué es el ver y el mirar en el crecimiento personal?

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Al decir “ver”, pensamos en el miembro inferior de la sindéresis poliana: ver-yo.
Pero aquí se trata del “ver” sin yo.
Ese “ver” sin yo, es la dimensión personal del crecimiento.
Porque el crecimiento de la persona humana tiene dos dimensiones: el “ver” y el “mirar” (el mirar es el yo).
 
Gracias a la elevación constante e irrestricta, que eso es el crecimiento personal, podemos ver el mundo y la humanidad cada vez mejor, desde más altura, y ese poder “ver” es la dimensión sólo desde Dios, del crecimiento de la persona humana.
Pero, atención, “veremos”, si miramos. Y “veremos” según el modo como libremente miremos.
 
Porque también podemos cerrar los ojos, o desviar la mirada, o caer en las alucinaciones, o, desgraciadamente, malograr el ascensor.
El crecimiento personal debe ser servido por el crecimiento esencial. Los ojos deben abrirse y estar sanos.
Si el yo no dispone, si no otorga desde sus adentros, no habrá don de la persona, no habrá amor donal y la persona quedará inédita (aunque trascendentalmente siga creciendo).
De ahí que podamos decir que si no queremos, no crecemos.
 (El "querer" es manifestación, a nivel esencial, del otorgamiento trascendental, servido por el esencial).
Aunque Dios nos dé incesantemente el Don, elevándonos trascendentalmente (llamándonos, pues somos libres), no crecemos, faltos de "mi" respuesta (del don de mi vida que yo debo otorgar).
El Don queda frustrado, hasta que rectifiquemos.
 
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¿Cuál es el verdadero sentido de la libertad?

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La obediencia.
Añadirse libremente.
Ser además.
 
La palabra clave de la antropología no es la "libertad", sino además.
 
Benedicto XVI la denomina obediencia.


¿Cómo destinarse a nuestro destino?

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¿Cómo destinarse a nuestro destino? No rechazándolo. Y otorgando nuestro don.
 
Obedeciendo. Acogiéndolo. Y dándolo.
 
No ciegamente. Obediencia inteligente, activa.
 
Ese no rechazo y esa obediencia se manifiesta como respuesta del yo (ápice de la esencia humana). Es el "yo" el signo eficaz de la constitución del don, (Don-don), desde su adentro, disponiendo al querer, (supuesta, claro está, la Aceptación divina que conoceremos en nuestro Juicio particular).
Gracias al otorgamiento manifestado en el adorar-yo, se completa  el don que faltaba a la tríada amorosa, del que carecía el Amar personal que somos.
 
No olvidemos que, tal como Adam Solomiewicz propuso, el amar personal humano tiene dos estructuras donales.
La estructura primaria es el Dar divino y aceptar humano.
La estructura donal segunda es el dar humano y Aceptar divino.
Estas dos estructuras se convierten gracias a sus dones.
El Don divino (destino al fin y al cabo), no se constituye sin el don esencial humano.
 
Nos destinamos, (don), a nuestro destino (Don).
 
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¿Qué componentes tiene la libertad como donación?

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La "libertad como donación" de la que habló Ángel Luis González, es una libertad a tres: Dios que llama, la persona que responde, y su yo que constituye el don.
La persona humana manifiesta, con su yo, su querer libre.
 
El crecimiento del co-ser (el crecimiento del acto de ser personal) es un obedecer inteligente, porque quiere, al Don de Dios, a su destino.
 
Es crecimiento, a la vez, de libertad, entender y amar.
Siempre mediados por nuestra esencia (nuestro yo libre).
 
Estamos orientados donalmente, (tenemos una vocación, un destino) pero libremente nos debemos dirigir "hacia" el Don que Dios nos da.
 
Hay algo “de” la persona que se añade al Don de Dios, configurando su Destino.
El Destino está en nuestras manos.
Es un Don-don
 
Adam Solomiewizc  en la nota 27 del resumen de su tesis, habla de una estructura donal tercera en la que al Don primero se le añade lo sobrenatural.
A mi entender, ese añadido, es la anticipación de la gloria que vivimos con nuestra visión sobrenatural.
Don divino – Don humano.
El Don-don deviene Don-Don.
 
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Sin embargo, tenemos la posibilidad de negarnos (si no otorgamos), y ese trascendental "no otorgar" se manifiesta como una disposición (la disposición es uno de los cuatro modos de la esencia humana. Esos cuatro modos son: manifestar, disponer, iluminar y aportar).
 
Seremos juzgados por nuestro Destino.
Si no estamos dispuestos a entrar en nuestra morada…, pues no entraremos.
 
 
 
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¿Es el crecimiento personal un autotrascenderse?

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Adam Sołomiewicz tiene una propuesta sumamente aclaratoria al estudiar la dualidad radical de la persona humana.
 
Esta dualidad tiene dos miembros:
 ‘El miembro nativo de la dualidad radical humana es el nacer trascendental y el miembro destinativo de dicha dualidad es el destinarse trascendental’.
 
‘Nacer trascendental’ significa la relación humana nativa en Dios –su Origen personal– que se extiende a las dimensiones humanas inferiores personalizándolas o empapándolas con el valor trascendental.
 
Destinarse trascendental’ es sobrepasar lo nativo: es autotrascenderse como apertura a Dios, su Destinatario personal.
 
Entiendo que este autotrascenderse, es el crecimiento personal del que venimos hablando.
 





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¿Cómo crecemos “hacia” Dios?

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El crecimiento de la persona humana es “hacia” Dios.
El hombre sin Dios es como un rabo sin perro.
Crecimiento irrestricto “en” Dios.
 
El crecimiento personal se extiende, desde Dios y en Dios, a cada trascendental personal.
 
Veamos cómo se encuentra en el Amar personal:
 
Sabemos que la tríada del Amar que somos, radical que se convierte con cada persona humana, está formada por su dar, su aceptar y por su don.
Los tres se dualizan con Dios.
 
El aceptar, con el Dar de Dios, y lo que Da es el Don del ser persona.
 
El dar, con el Aceptar de Dios, il lo que se da es el don de la vida (la esencia humana).
 
El don (la vida en cuanto esencia), con el Don que Da Dios, que al ser Aceptado por Dios, es elevado al nivel trascendental, siendo traspasado, para siempre, por su Réplica (su Ser en Dios). Y entonces tenemos el Don-don
 
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¿Cómo tiene lugar el aceptar humano?

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El aceptar personal humano consiste en un aceptar el Don divino en un progresivo crecimiento que nos va identificando con el Aceptar divino (Hijo), que es nuestra réplica.
En este juego trascendental, el Don que seremos cada uno quedará constituido definitivamente cuando Dios acepte nuestra vida, nuestro don, el día del Juicio.
Seremos Don-don.
 
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¿Qué decir a los que no les gusta el auto- del autotrascendimiento?

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Yo les pondría el ejemplo de la puerta que no tiene manilla por fuera.
 
Dios quiere comunicarse a cada persona.
Pero cada persona es libre. Debe abrir la puerta desde dentro.
Ese abrir la puerta desde dentro es el auto-.
 
Llamo autotrascendencia  a la respuesta de la persona humana a Dios, que va más allá de su trascendencia (la trascendencia es lo radical en la persona humana), para alcanzar la transcendencia (la glorificación).
Es la respuesta a la llamada inicial.

¿Culmina el don?

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Dios es transcendens y, por lo tanto, la persona humana al dualizarse radicalmente con Dios, nunca culmina.
Este no culminar no es una escasez, sino un entero sobrar, es lo que llamamos carácter de además.
 
El sentido altamente positivo del además consiste precisamente en carecer de término. En el Cielo jugaremos sin cansancio, creciendo siempre más. Ofreciendo más dones.
 
Son los dones del Amor.
Los dones del Fuego del Espíritu Santo.
Dios da (Padre), Dios acepta (Hijo), Dios es don (Espíritu Santo).
Amor.
Y en el Hijo, aportamos y aportaremos nuestras vidas (nuestros dones).
 
La libertad, si no la detenemos, es creciente. Es además y además.
La libertad trascendental es creciente, y la libertad esencial, en el tiempo humano, también lo es (si la persona "quiere").
Ser creciente trascendentalmente significa que (si no se detiene "voluntariamente") no cesa de ir hacia su fin, sin culminar, (pues su destino es Dios, ámbito de la máxima amplitud).
 
Y no cesa porque el Dar de Dios y la Aceptación de Dios no tienen término.
 
El aceptar del Amar personal es, en definitiva, una búsqueda de aceptación de la parte de Dios. Búsqueda que nos mantiene en tensión “hacia” Dios.
 
La iniciativa es divina, es Don (nuestro ser, siempre creciente). Y nuestra respuesta es don (nuestra vida realizada libremente).
 
En definitiva Don-don.

 

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Encarnación del Misterio

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Misterio es iniciativa divina. 

El verdadero misterio es una iniciativa divina.

 

Un misterio es algo escondido que la fe puede desvelar.

 

Todos los gestos y acciones de Jesús son Misterio.

Son los Misterios de la Vida divina.

 

Polo está convencido de que todas las dimensiones humanas están abiertas a Dios. (Encierran un misterio).

Las dimensiones humanas se distinguen jerárquicamente. (Profundizando en ellas podemos llegar a Dios).

 

Desde cada dimensión se puede alcanzar, subiendo la escalera, algo distinto de Dios.

Una mirada humana de Jesús es un Misterio.

 

La autotrascendencia es el intento de desvelar un misterio.

La autotranscendencia es ver a Dios, cara a cara. El desvelamiento del Misterio.


¿Por qué decimos que la persona humana es creada en vía de destinación?

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Queremos llegar aquí a una propuesta clave: “La persona es creada en vía de destinación”.

 

“En vía”.

Siempre más.

 

Crecemos según el tiempo humano. (Pueden ustedes ir a las etiquetas 1.12.0 sobre el tiempo).

 

Las “decisiones” libres, tiempo humano al fin y al cabo, conforman nuestra destinación.

No estamos predestinados a un crecimiento ciego.

 

Y son decisiones que se apoyan ya en el tiempo físico desde el antes al después.

 

El profesor Juan A. García G., en Miscelánea poliana nº 58 hace unas consideraciones muy aclaratorias sobre los primeros principios de la realidad.

Metafísicamente, el antes  no es otra cosa que el principio real de causalidad trascendental, y el después el principio real de no contradicción. (No son principios lógicos sino reales).

 

Físicamente, el cuerpo crece o decrece según el antes y el después.

El “antes” lo retrasa, pero el “después” mantiene su movimiento.

Algo podemos hacer, interviniendo, para que mejore nuestra salud, pero inexorablemente el tiempo físico se agota.

Sin embargo, el tiempo físico (el retraso que procura el antes) no es rémora sino “ocasión” de ejercicio de la responsabilidad.

El hombre puede superar el dominio del tiempo que lo retrasa.

Y lo hace, a nivel esencial, cuando aprovecha libremente la ocasión para adquirir virtudes (o lamentablemente caer en vicios).

El co-ser "encarnado" en el tiempo físico, crecerá vitalmente si voluntariamente aprovecha las oportunidades que aparecen en ese tiempo. La persona aprovecha el tiempo físico si crece, esencialmente, en virtudes.

El primer peldaño del crecimiento humano es el físico, el segundo es el virtuoso (esencial) y el tercero es el crecimiento propiamente personal. Cuerpo, alma y espíritu.

(El espíritu es el tiempo humano de la eternidad, que no depende de nosotros pues es el futuro imposible de desfuturizar. La Vida).

 

Sí, vivimos para amar. Estamos en vía de destinación.

 

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¿Por qué el crecimiento personal es incesante e irrestricto?

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Tratemos de explicarlo.

Dios es Acto Puro. Dios es también Vida. (Crecimiento absoluto Originario).

 

Al ser Vida, es Distinción de Personas en la Unidad.

 

Las creaturas libres están destinadas a vivir en esa Vida, si quieren, y en la medida en que quieren.

 

Sin embargo, querámoslo o no, vamos eternamente hacia la Unidad. (Estamos en un ascensor).

De ahí que el crecimiento personal sea irrestricto e incesante.

Estamos en el ascensor acristalado y Dios nos eleva constantemente hacia la Unidad de su Vida. Su Voluntad se realiza siempre, contando con nuestra libertad.

 

Gracias al mito del ascensor acristalado podemos entender el crecimiento de la persona humana. Se trata de una Página del Blog a la que se accede desde este enlace : https://preguntaspolianas.blogspot.com/p/el-mito-del-ascensor-acristalado.html


¿Es la persona humana causa sui?

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No.

La persona humana no se realiza a sí misma.

Sí que puede mejorar su naturaleza, pero su ser no está en sus manos.

 

La persona humana es, sin embargo, causa sibi, pues su ser es actuoso y busca la aceptación de su Creador.

 

Causa sui se asimila así a la causa eficiente.

Causa sibi se asimila a la causa final.

 

La persona humana es causa sibi pues al ofrecer su vida al Creador, acepta el ser que Dios le da y le dará.


Gaspar Brahm

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Sábado, 21 noviembre 2020. Año de la pandemia. Gaspar Brahm ordenado diácono. 
En la foto de 2016, detrás de nuestro congoleño JPK, está Adam. Y entre Adam y Murillo, Gaspar.

A la izquierda los más grandes polianos.
Delante las más guapas.
Vivan los polianos !

La Autotrascendencia como propuesta filosófica de don Ignacio Falgueras

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El autotrascendimiento es una propuesta filosófica de don Ignacio Falgueras.

Una propuesta que se inscribe dentro del método poliano del abandono del límite mental.

 

Es posible abandonar el límite mental y alcanzar los trascendentales, entre ellos el Inteligir personal. Podemos descubrir que somos "transparentes", luz transparente.

 

Pues bien, también es posible trascender nuestro Inteligir y alcanzar progresivamente la Luz Originaria (y el orden y la jerarquía de lo trascendente). Noten ustedes los atisbos de la Trinidad de la propuesta.

 

¿Cómo se trasciende el Inteligir personal?

Falgueras descubre que esa actividad autotrascendedora no es otra cosa que el "darse", sin perderse ni perder nada. La entrega a Dios. Autodestinarse.

 

Autotrascenderse, dice, es ejercer la actividad trascendedora de nuestra inteligencia incluso por encima de nuestro propio inteligir.

 

Ejercemos esa actividad según el modo más alto de nuestro Dar.

 

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Pienso, sin embargo, que el dar más alto en la persona humana es un aceptar.

Admito la autotrascendencia, pero la veo como un autotranscenderse, al aceptar el Don de Dios

Al mismo tiempo, la manifestación de ese aceptar es el don de la vida humana, que la persona da, en su más alto dar, que coincide con el Dar de Fagueras, a mi entender.

En definitiva, un Don-don, que se abre al encuentro definitivo con Dios.


¿Cómo culmina la fe intelectual?

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El entendimiento humano culmina en co-acto de fe, según el cual se abre sin interrupción, como luz transparente, en búsqueda inagotable.

 

Es un acto transparente.

 

Transparentar no es destacar objetos.

 

Es un dejar que aparezca el futuro del entender.

No se trata de pensar "algo", o de demostrar algo.

Es un autotrascendimiento en transparencia: siempre podré entender más. Futuro inagotable.

 

(No olviden ustedes que el autotrascendimiento poliano consiste en el acto supremo del dar).

 

En suma, la fe personal es el saber lúcido de la índole irrestricta de nuestra intelección.

 

Ideas sacadas del libro de Polo "Epistemología, creación y divinidad". Capítulo 2, 2. Itinerario de la razón hacia la fe

 

Para saber más ir a las etiquetas:

5.13.3 fe

12.8.1 fe sobrenatural


¿Es la fe un "no ver"?

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La fe intelectual es búsqueda personal.
 De ahí que se hable de la fe como un "no ver".

 Cierto que no se ve "algo", pero tampoco es un no ver nada, sino vislumbrar un futuro no desfuturizable.

 La fe intelectual es actividad transparente e inabarcable.

 Y eso es precisamente el destino.

Mi destino es Dios. Fuente inagotable.

 Mi destino es la Verdad: estoy incluido en el ámbito de la máxima amplitud. Soy trascendentalmente libre.

 

En suma, la fe personal es el saber lúcido de la índole irrestricta de nuestra intelección.

 En Dios nos movemos y existimos. Somos inmortales.

 

 

Ideas sacadas del libro de Polo "Epistemología, creación y divinidad". Capítulo 2, 2. Itinerario de la razón hacia la fe

 

Para saber más ir a las etiquetas:

5.13.3 fe

12.8.1 fe sobrenatural


¿Es la libertad trascendental un estado?

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No.

La libertad trascendental es creciente, no es fija, sino que es un crecer, apuntando a su Origen y Destino, sin descanso, con el refrendo de la persona.

La libertad trascendental no es un "estado" sino un jugar alegre y responsable.

 

Vean la dignidad de la persona humana, que incluso cuando duerme, o cuando es un tipo ignorante, o cuando es un bebé, al ser persona, es un ser libre que crece, tanto en cuanto le dejan su cuerpo y su alma.

Es un ser, como dice Francisco, amado y capaz de amar.

 

Y noten que de este modo, la persona puede adquirir, con las decisiones libres de su vida (nivel esencial), las virtudes. También abriendo o esencializando su cuerpo, elevándolo a la trascendencia, teniendo en cuenta el antes, que con su retraso ofrece una nueva oportunidad, mientras no se muera, (el morir es salirse del después).

 

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¿Qué es el Vivir?

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Dios es crecimiento absoluto Originario.

Dios es la Vida.

Dios Es Originariamente Actividad Idéntica.

 

Esta expresión es reiterativa, pues, en sentido estricto, Dios, Ser, Origen, Actividad e Identidad, son términos equivalentes; o sea, desde esa consideración metafísica, Dios significa Acto de Ser Originario e Idéntico.

 

El carácter originario señala que Dios es al margen de cualquier predicación.

 

Entonces, podemos decir que Dios es la Relación subsistente. El Además Originario. La Vida.

 

Pues bien, la persona humana es relación subsistente en el orden del Origen. Además en el Además.

 

Se trata de una dependencia del Origen en el modo de relación insistente e intensiva hacia el Origen (insistencia subsistente en el orden del Origen). Réplica del Origen.

 

La persona es la relación subsistente en el orden del Origen, llamada a entrar en el orden del Amor.

 

La persona humana es relación subsistente sólo si se tiene en cuenta el Origen, si se tiene en cuenta su dependencia insistente a la Iniciativa divina.

 

Podemos así vivir futurizando el presente. Podemos Vivir, viviendo.

Más aún si encendemos (en el ascensor) la pantalla de lo sobrenatural revelado.

 

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