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¿Crece del mismo modo la vida esencial en esta vida que en el Cielo?

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Notemos que la vida como actividad esencial crece de distinto modo mientras vivimos en este universo físico y en la eternidad.

En esta vida:

En el tiempo del ahora, va creciendo la  virtud, de la que podemos disponer, si queremos.

Pero a veces no podemos ejercer la virtud, porque carecemos aún de ella (sin falta nuestra) o porque las condiciones temporales impiden su ejercicio.

 

Utilizamos pues la expresión “a modo de virtud” para indicar la iniciativa humana en el crecer (empleamos esta expresión “a modo de virtud” para indicar ese “si queremos”). Quien quiere es la persona, desde su amar donal…

 

Utilizamos la expresión “a modo de don” para indicar la docilidad humana al Don de Dios.

El Don de Dios es nuestro ser, que para que sea Don la persona debe aceptarlo (mediante el ejercicio de la actividad esencial).

 

En la vida eterna:

En la otra Vida, cuando Dios acepte nuestro don (nuestra vida como esencia), seguiremos incluidos en el ámbito de la máxima amplitud (pero, y esto es lo más bello, sin el temor al pecado, que es el error peculiar de la libertad huérfana).

 

Entonces, en el Cielo, la Vida “esencialmente” crece de otra manera, siendo también un crecimiento intrínseco sin culminación, jugaremos con ella, cantando con los Ángeles o paseándonos con quien “queramos” (por el sendero sombreado que bien conozco).

 

En el Cielo la actividad esencial de algún modo prima. Mejor, es concomitante con la actuosidad trascendental o, dicho de otro modo, Dios tiene en cuenta nuestro querer, al donarnos el ser. En eso consiste el Juego.

¿Quién juega?: el hijo que somos.

A modo también de virtud.

 

Para una información más completa sobre lo que es la vida : ir a la página “la vida”, he aquí el enlace :  http://preguntaspolianas.blogspot.com/p/la-vida.html


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