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¿Autoriza el desánimo el hecho de no conseguir nunca hacerse con el futuro por completo?

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Al contrario, saber que el futuro será siempre futuro nos abre a la esperanza.
Estamos hablando, claro está, de un futuro transcendente.

Incluso cuando la persona se alcance plenamente como hija de Dios, como coexistente, el futuro de la felicidad la seguirá aguardando siempre más.

Es un futuro que no cabe en el presente.
Seremos siempre hacia Dios.

La coexistencia humana no acaba nunca, no termina, es perpetua.

Es inagotable, inacabable e interminable.

Es el ámbito de la libertad de los hijos de Dios.

Es ese futuro el que activó nuestra coexistencia persona.
Es el futuro en el que persona busca alcanzarse.
Y cuando alcancemos nuestra plenitud, seguiremos en el futuro.
Siempre más.

Ideas sacadas  del “compendio” de Antropología “el hombre como persona” de Juan A. García González.
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