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¿En qué se distinguen el ser libre y el ser meramente natural?


El ser libre desborda la naturaleza porque emerge de una intimidad y se orienta a un destinatario.

Primero emerge de una intimidad que es co-existencia trascendental.
Yo no soy un principio autónomo.
Yo soy co-ser en Dios.
Mi intimidad, mi co-ser, es exclusivamente mía y exclusivamente de Dios. Soy hijo de Dios.

Y además, mi intimidad se orienta a dar más a Dios aceptando la vida que me dio y me dará.

La libertad, entonces, no tiene tanto un sentido “principial”, causal, como la naturaleza. La libertad tiene un sentido donal.

La libertad es la actividad de la singular existencia de una persona con Dios y con otras personas.
La persona dispone, con su naturaleza, su relación con Dios y con los demás.

La llamada por Polo antropología trascendental es una ampliación de la metafísica: estudia el ser sin dejar de lado su relación en Dios.
Estudiar el ser como mero existente es legítimo y necesario (metafísica), pero el ser es también “además” (antropología trascendental).


Ideas sacadas del “compendio” de Antropología “el hombre como persona” de Juan A. García González.

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