Polo no "rompe" ni con la filosofía clásica,
ni con la medieval, ni con la moderna.
Polo es un pensador "clásico" que, sin
descalificar la filosofía moderna, la supera y corrige.
Las ideas, incluso las equivocadas, no deben juzgarse in peius, dice en Presente y futuro del
hombre p. 198.
Su inspiración parte sobre todo de Aristóteles, Tomás
de Aquino, Eckhart y Heidegger.
Sin rupturas, sin descalificaciones. Más que corregir,
continúa.
Estudia cada filósofo desde sus planteamientos,
valorándolo, intentando sacar conclusiones positivas.
Reconduce a la filosofía "perenne" los diversos autores.
De
esto habla Rafael Corazón en "La actitud del filósofo". Studia
Poliana 5, p. 241
.
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