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¿Hay una jerarquía en el amor?

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Ciertamente hay una jerarquía en el amor.
Y conviene llamar "amor" al analogado principal: el Amor.

Los grados del amor, (y de la comunión interpersonal) no los establece la voluntad (amando más o menos) sino el objeto de la voluntad (el otro).

La je­rarquía del amor la da la cantidad de «otro» que es posible. Me explico.

Si yo quiero be­ber una cerveza, por rica que sea, no puedo poner suficiente cantidad de «otro»; porque la cerveza –o cualquier otra cosa parecida– es muy poca cosa. Aunque siendo como soy "además", me añada a la cerveza. No es lo mismo añadirse a una hormiga que añadirse a un gigante.

Nuestro disponer, nuestra libertad esencial, se mide por la importancia de la realidad a la que apunta.

Los grados del amor tienen su escala en aquello para lo cual manifestamos nuestro querer.

Quien pretenda agotar su li­bertad en la elección que puede hacer entre cerveza alemana y cerveza española, está abo­cado al fracaso.

Lo que frustra la libertad y el amor es la ausencia de un referente adecuado.
Yo no puedo amar más de lo que algo permite ser amado.

No confundamos el amor con los sentimientos. Entrar en comunión con un caracol puede ser altamente satisfactorio, pero en lugar de elevarnos nos degrada.

El único amor que puede ser réplica de una libertad sin límites, de una libertad radical, es el amor de Dios.

De ahí que Polo muestre la existencia de Dios a partir de la libertad trascendental.




Ideas inspiradas en las preguntas nº 21 y 22 de "ANALÍTICA DEL AMOR". Entrevista de Juan Cruz Cruz con Leonardo Polo, que pueden ustedes encontrar en el nº 33 de la revista Miscelánea poliana.

Para saber más vayan a las etiquetas de este blog:
18.1.1 analítica del amor;
1.14.2 jerarquía;
1.2.2 amor;
1.5.0 otro;
6.1.5 libertad esencial;
2.16.0 mostración de Dios.

Pinchen aquí para acceder a la entrevista completa: http://www.leonardopolo.net/revista/revista.html


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¿Es la libertad una mostración de la existencia de Dios?

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Si el hombre es "radicalmente" libre, Dios tiene que existir: la libertad es una prueba de la existencia de Dios.

Hablamos de libertad radical o del ser como libertad, es decir, la libertad trascendental.

La libertad esencial (ya sea social, o la moral del hombre virtuoso, o la de poder elegir) muestra solamente que el hombre puede crecer y ser más.

Pero aquí hablamos de la libertad como inclusión atópica en el ámbito de la mayor amplitud (que es Dios).
Si el crecimiento del hombre es irrestricto se debe referir a un Ser sin restricción.

Si me añado a un caracol, marcharé lentamente.
¿Cómo añadirse irrestrictamente si el Ser irrestricto no existiera?

La libertad en el orden de la esencia (la independencia) sería vana si nuestras disposiciones quedaran en el aire. El ejercicio de la libertad sería vano.

Entonces Sartre tendría razón al decir que los otros son el infierno. Me recordarían que me estoy añadiendo a la nada.

Por eso, en primer lugar, mi libertad es también una prueba de la personalidad de los demás hombres. Si yo tratara sólo con cosas, y no con personas, mi añadirme sería absurdo pues no habría correspondencia (no es bueno que el hombre esté solo).

Pero además, mi ser persona en tanto que libertad radical, necesita una réplica adecuada. Necesita un referente máximo, que no se muera. Y ese referente máximo es claramente Dios.

Dios no puede ser una inmensa mole cerrada y sin conexión hacia mí. Si soy persona, Dios también lo es. Y no puedo ser persona sin Dios.

Donde se desarrolla completamente el hombre, en su carácter coexistencial, es con Dios.
Dios es, el absolutamente "otro" para mí. No el relativamente "otro" de quien mi ser depende en parte. Mi ser entero depende de Él. Coexisto en Él.




Ideas inspiradas en las preguntas nº 18 y 22 de "ANALÍTICA DEL AMOR". Entrevista de Juan Cruz Cruz con Leonardo Polo, que pueden ustedes encontrar en el nº 33 de la revista Miscelánea poliana.

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18.1.1 analítica del amor;
2.16.0 mostración de Dios;
20.51.0 Sartre
1.1.2 libertad
1.5.0 otro
1.0.1 Dios


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¿Qué sentido tiene el amor en el matrimonio?

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La relación esponsal entre varón y mujer es amorosa.

El motivo no es hacer perdurar la especie sino la comunión personal fructuosa y sabrosa.

Pero el fruto y el sabor le vienen de que el matrimonio es uno de los modos que permiten el co-ser-con Dios.

Veamos: cada persona al ser actuosamente y radicalmente co-existente (co-ser) busca su réplica (con la que co-es), busca así conocer quién es y además el ser aceptada por su réplica, pues el hombre "solo" es un absurdo trascendental.

Solamente Dios puede responder a la pregunta sobre nuestro co-ser y solo Él puede aceptarnos definitivamente.


El matrimonio más que una forma de autorrealización es símbolo real de la unión "donal", la unión más alta que puede tener un hombre con la realidad (dos personas que se "dan" recíprocamente. Símbolo real de la comunión personal del recibir y del aceptar. (De su comunión con Dios).

En el matrimonio hay creación del otro en el amor, en el don.
Queremos más otro, y ese más otro común es asombrosamente el hijo.
De la eventual paternidad y maternidad se sigue la exigencia de unión íntima, permanente y creadora.  El amor esponsal es exclusivo, fiel (indisoluble) y fecundo.

La donación entre varón y mujer no se consuma en sí misma, sino que queda abierta a una realidad inagotable, a la que ambos dan principio, pero cuya constitución exige la intervención divina. No es una amistad para escribir un libro o hacer un viaje o pasárselo bien. Es otra persona.

Es Amor real. Dar, Aceptar y Don semejantes a Dios.
Símbolo real.

De ahí que la elevación del matrimonio a sacramento responda a su estricta realidad, a su sentido simbólico "real". Es Amor real.

(Recuerden que al estudiar la experiencia intelectual, Polo llama símbolos "ideales" a cuatro verbos levantando el vuelo, a saber: conciencia concomitante, distinción real, axiomas vigentes y deidad. Aquí hablamos, sin embargo, de símbolos "reales". Los sacramentos son signos eficaces de la Salvación. No realmente símbolos, sino símbolos actuosos, eficaces, reales).

El amor del matrimonio es sacramento (signo eficaz).





Ideas inspiradas en la pregunta nº 25 de "ANALÍTICA DEL AMOR". Entrevista de Juan Cruz Cruz con Leonardo Polo, que pueden ustedes encontrar en el nº 33 de la revista Miscelánea poliana.

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18.1.1 analítica del amor;
1.13.0 familia y amor;
8.6.0 sexualidad;
6.4.0 símbolos;
1.5.0 otro;
1.2.2 amor;
12.6.1 sacramentos

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¿Significan lo mismo enamoramiento y amor?

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Es usual decir que el enamoramiento es una etapa de obnubilamiento que debe dar paso a la claridad del amor.

No estoy completamente de acuerdo con esta visión que ve el enamoramiento como un paso previo, ingenuo, que debe desaparecer al llegar a la madurez.

Por otra parte, y en sentido contrario, es también usual decir que se debe volver al primer amor, o que hay que quererse como novios. Mi opinión está más cerca de esta segunda versión del enamoramiento.

Para mí, amor y enamoramiento significan lo mismo.
Dicho rápidamente: o el amor es enamorado, o no es amor.

También es cierto que para mí el enamoramiento y el amor verdadero es el enamorarse de Dios (el amor entre varón y mujer no da para tanto).


Hagamos algunas aclaraciones: que el enamoramiento significa descubrir que el otro (o la otra) es necesario.
El enamoramiento tiene el carácter de un acontecimiento en forma de encuentro (es un encontronazo). Uno "se cae" en la situación de enamorado. Es una "eventualidad imprevista": se cae en el amor.

No es un acontecimiento deliberado, surgido por las vueltas que el varón, por ejemplo, le da en su cabeza a la presencia de la mujer. Se trata de un acontecimiento cu­riosísimo y que tiene lugar instantáneamente: es un descubrimiento fulgurante. En un momento, uno dice: ésta o ninguna. Por eso no es “genérico”, ya no es «la hembra de la especie», sino que es «ésta»; y «ésta» como realidad personal.

Esta si­tuación de enamorado es querida y, al mismo tiempo, remite a la otra persona como nece­saria: no puedo pasarme sin ella.
Cuando alguien está enamorado de una mujer es que no puede pasarse sin «esa» mujer (casarse por dinero o por motivos sociales está fuera de cuestión aquí).
Enamorarse de una mujer es darse cuenta de que uno no puede pasarse sin ella.

Si el amor no fuera correspondido habría que matarlo.
Pues nos daríamos cuenta que el otro (o la otra) no son tan necesarios como creíamos (pues no son en realidad  nuestra réplica).

El Amor de Dios sí que es enamorado (siempre correspondido).
Y el amor del matrimonio es símbolo real de ese Amor. De ahí su fruto y su sabor.
El amor del matrimonio es camino del Amor.

Los santos viven ya enamorados del Amor.


Ideas inspiradas en la pregunta nº 26 de "ANALÍTICA DEL AMOR". Entrevista de Juan Cruz Cruz con Leonardo Polo, que pueden ustedes encontrar en el nº 33 de la revista Miscelánea poliana.



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18.1.1 analítica del amor;
1.2.2 amor;
1.13.0 familia y amor;
6.9.6 enamoramiento;
6.4.0 símbolos

Entrada dedicada a mis padres que se casaron, enamorados, un 28 de mayo. Y todavía siguen…


Seminario 9 de junio 2016 en Universidad de Málaga

Universidad de Málaga

SEMINARIO
Hermenéutica del dolor según
Leonardo Polo

Miriam Dolly Arancibia de Camels
Universidad nacional de san Juan, Argentina
Centro de estudios Raffaella Cimatti

DIA: Jueves 9 de junio del 2016
HORA: 12,00
LUGAR: Aula 17 (facultad de filosofía y letras de la UMA)

¿Puede existir un amor que no sea correspondido?

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Un amor no correspondido es un monstruo metafísico.

El amor es comunión fructífera y sabrosa de personas. Si falta el otro no hay amor.

De ahí que el amor "verdadero" sea el Amor de Dios, que siempre es correspondido. Dios es el amante que nunca deja de amar (y de ser amado).

Al amar a Dios sucede que nos damos cuenta de que no podemos pasarnos de Él. Es necesario. Sin Dios no puedo vivir. Nos hemos enamorado de Dios.

Los otros amores son verdaderos en la medida en que están insertos en el Amor de Dios.






Ideas inspiradas en la pregunta nº 27 de "ANALÍTICA DEL AMOR". Entrevista de Juan Cruz Cruz con Leonardo Polo, que pueden ustedes encontrar en el nº 33 de la revista Miscelánea poliana.

Para saber más vayan a las etiquetas de este blog:
18.1.1 analítica del amor;
1.2.2 amor;
12.9.0 Espíritu Santo;

1.5.0 otro
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¿Qué hacer si el amor no es correspondido?

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Si el amor no es correspondido, si nos dan "calabazas", debemos remitirnos a Dios, al Amor de Dios.

Se trata de un fracaso del enamoramiento. Fracaso que marca un camino en la vida: si no es ésta (o éste), ergo Deus.

En el amor de Dios no existe el fracaso.

El amor humano nos lleva a Dios.
Y el desamor humano también.







Ideas inspiradas en las preguntas nº 28 y 29 de "ANALÍTICA DEL AMOR". Entrevista de Juan Cruz Cruz con Leonardo Polo, que pueden ustedes encontrar en el nº 33 de la revista Miscelánea poliana.

Para saber más vayan a las etiquetas de este blog:
18.1.1 analítica del amor;
1.2.2 amor;
1.13.0 familia y amor;

6.9.6 enamoramiento
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¿Es el amor indiferente al género del otro?

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En el acto amoroso se elimina lo genérico. El acto amoroso está centrado en la comunión de personas, cada persona centrada en el otro.

Hay interdependencia de seres personales. Aquí lo genérico no cuenta, es solo un añadido (esencial) en la medida que lo rige y lo demanda la comunión fructífera y sabrosa del amor.

Desde ahí, el diálogo entretiene el amor, al reconocer la relación recíproca actuosa. Y se intercambian bienes. El intercambio de bienes es lo que llamamos amistad.

Incluso en el acto sexual, la persona que ama bien, no piensa sino accidentalmente en su incremento de placer, quiere más "otro".






Ideas inspiradas en las preguntas nº 30 y 31 de "ANALÍTICA DEL AMOR". Entrevista de Juan Cruz Cruz con Leonardo Polo, que pueden ustedes encontrar en el nº 33 de la revista Miscelánea poliana.

Para saber más vayan a las etiquetas de este blog:
18.1.1 analítica del amor;
1.2.2 amor;
1.2.3 la amistad;
1.13.0 familia y amor;
6.9.6 enamoramiento;
8.6.0 sexualidad


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¿Es el acto sexual un acto espiritual?

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Debería serlo.
Y lo es en la medida en que es un acto verdaderamente amoroso en el que las personas están comprometidas.

No olvidemos que en el Cielo nuestro cuerpo será un cuerpo espiritual.
Aquí en la tierra lo esencializamos en la medida de nuestro querer.

La sexualidad es una dimensión esencial, libre, del don del amar.
Y la continencia más también.

Lo maravilloso es el enamoramiento en el acto sexual (y más también en la continencia).

El acto sexual es también casto, lleno de respeto, si es enamorado.
Si no está impregnado de enamoramiento es una cosa aburrida, a pesar de lo que digan algunos.

Es un acto espiritual, su raíz es voluntaria, y casto gracias al compromiso peculiar de las personas que se aman en matrimonio.

Nada quita al Amor, en la medida en que el compromiso está abierto a la Vida.

A pesar de su vinculación al sexo, en elacto casto, el uno piensa en la otra, y viceversa. Uno no está pensando en uno mismo, ni en su incremento de placer.

La raíz que lo hace amoroso es la libre alianza para colaborar con Dios en la transmisión de la vida.



Ideas inspiradas en la pregunta nº 30 de "ANALÍTICA DEL AMOR". Entrevista de Juan Cruz Cruz con Leonardo Polo, que pueden ustedes encontrar en el nº 33 de la revista Miscelánea poliana.

Para saber más vayan a las etiquetas de este blog:
18.1.1 analítica del amor;
1.2.2 amor;
1.13.0 familia y amor;
6.9.6 enamoramiento;
8.6.0 sexualidad

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¿Qué diferencia hay entre amistad y amor?

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No hay amistad sin amor, pero puede haber amor sin amistad.

La amistad es el intercambio de bienes propio del amor, pero a veces el amor no se manifiesta, pues no hay diálogo, no se reconoce la relación recíproca, la amistad queda latente.




Ideas inspiradas en las preguntas nº 31-32 de "ANALÍTICA DEL AMOR". Entrevista de Juan Cruz Cruz con Leonardo Polo, que pueden ustedes encontrar en el nº 33 de la revista Miscelánea poliana.


18.1.1 analítica del amor;
1.2.2 amor;
1.2.3 amistad;
6.9.6 enamoramiento;
1.5.5 diálogo

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¿Qué es el liderazgo?

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Ser líder es conseguir que otros hagan también suya nuestra tarea. Me explico partiendo del "diálogo".

Hay diálogo cuando hay un proyecto común y ese pro­yecto común es querido por las dos partes.

Si mandar significa ordenar que el otro haga lo que yo quiero, pueden ocurrir dos co­sas: que el otro haga lo que yo quiero, porque no tiene más remedio o por una gratifica­ción externa; o que haga lo que yo quiero, porque él también lo quiere. Y entonces hay diálogo.

Debería darse ese diá­logo, y la amistad, entre el trabajador y el empresario.
Y para eso hace falta que el trabajador no sea un mero asalariado: ha de formar parte de la insti­tución.

Lo que crea la comunión y la amistad es el proyecto común, la tarea.

Una tarea puede ser el invento de uno o de unos cuantos, pero que otros la hacen suya. Eso se llama el liderazgo.





Ideas inspiradas en las preguntas nº 31-33 de "ANALÍTICA DEL AMOR". Entrevista de Juan Cruz Cruz con Leonardo Polo, que pueden ustedes encontrar en el nº 33 de la revista Miscelánea poliana.

Para saber más vayan a las etiquetas de este blog:
18.1.1 analítica del amor;
1.2.3 amistad;
1.13.0 familia y amor;
6.9.6 enamoramiento;
1.5.5 diálogo

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¿Qué es el diálogo

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El diálogo es el reconocimiento actuoso de la relación recíproca.

El diálogo pertenece al amor, es propio del enamoramiento, aunque se pueda dar sin enamoramiento.

Por la actuosidad del amor, en diálogo, se intercambian bienes los amigos.

Los intercambios sin amor, son mero comercio.






Ideas inspiradas en las preguntas nº 31-32 de "ANALÍTICA DEL AMOR". Entrevista de Juan Cruz Cruz con Leonardo Polo, que pueden ustedes encontrar en el nº 33 de la revista Miscelánea poliana.

Para saber más vayan a las etiquetas de este blog:
18.1.1 analítica del amor;
6.1.7 amistad;
1.5.5 diálogo


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¿Es lo mismo diálogo que consenso?

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No es lo mismo diálogo que consenso.

En el consenso las dos partes ceden algo para llegar a un acuerdo. El regateo es propio del consenso, pero no del diálogo.

El diálogo es un asunto que la humanidad tiene pendiente. Porque, en la relación entre seres humanos, hemos pasado de la esclavitud a la re­lación entre el capital y el sala­rio.

Esa es la fórmula moderna que a Locke se le ocurrió. Locke dijo que hay hombres que no pueden ser propieta­rios, y como no pueden ser propietarios, la única manera que tienen de subsistir es ser asalariados de otro. Pero ese otro no es un sujeto, sino la consti­tución de una masa de capital. El dinero es el vinculante.

Entonces la relación económica entra en crisis pues no hay un proyecto común, sino interés. Desaparece la institución en tanto que tarea conjunta.

Hay diálogo, en cambio, cuando sí que existe el proyecto común, porque ese pro­yecto es querido por las dos partes.

Si mandar significa ordenar que el otro haga lo que yo quiero, pueden ocurrir dos co­sas: que el otro haga lo que yo quiero, porque no tiene más remedio o por una gratifica­ción externa; o que haga lo que yo quiero, porque él también lo quiere. Y entonces hay diálogo.

Debe darse ese diá­logo, y la amistad, entre el trabajador y el empresario.
Y para eso hace falta que el trabajador no sea un mero asalariado: ha de formar parte de la insti­tución.

Otro caso de falta de diálogo es el personalismo: el no darse cuenta de que se forma parte de una institución en la que todos deberían hacer suya la tarea.




Así responde, más o menos, don Leonardo a la pregunta nº 32 de "ANALÍTICA DEL AMOR". Entrevista de Juan Cruz Cruz con Leonardo Polo, que pueden ustedes encontrar en el nº 33 de la revista Miscelánea poliana.

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18.1.1 analítica del amor;
9.2.0 trabajo;
1.5.5 diálogo

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¿Es el matrimonio un liderazgo compartido?

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Liderazgo compartido o comunión sabrosa.

El matrimonio es la forma de empresa primaria.

El enamoramiento desemboca en el proyecto que lleva consigo, naturalmente, la prole y su cuidado.

Cuando los dos cónyuges están de acuerdo en desarrollar ese proyecto se da un liderazgo compartido, si cada uno compite en inventar las tareas del amor y el otro las hace también suyas.








Ideas inspiradas en la pregunta nº 33 de "ANALÍTICA DEL AMOR". Entrevista de Juan Cruz Cruz con Leonardo Polo, que pueden ustedes encontrar en el nº 33 de la revista Miscelánea poliana.

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18.1.1 analítica del amor;
1.13.0 familia y amor;
6.9.6 enamoramiento

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¿Podemos realizarnos en un proyecto?

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No. No podemos realizarnos en un proyecto.
Un proyecto no puede colmarnos.
Ningún proyecto, por importante que sea, es completamente absor­bente.
Nuestra capacidad de comunión, de amor, desborda cualquier proyecto.

Por ejemplo, eso de “casarse con la empresa” no tiene sentido.

"Un proyecto" no agota todos mis proyectos.
Yo no puedo encauzar mi querer enteramente por ahí. Yo no me puedo recono­cer enteramente ahí.

La única clave de bóveda de este asunto  es Dios; pues sólo en Él se puede uno reconocer enteramente.
Ningún hombre, ninguna mujer, puede colmar mi capacidad de amar. Solamente Dios.

En el amor de Dios uno se reconoce por completo, supuesto que el amor de Dios sea, en esta vida, un gran proyecto.

En la otra vida será un desve­lamiento completo: es el “conoceréis como sois conocidos”, del que habla San Pablo. O sea, conoceremos como Dios nos conoce y co­noceremos a Dios como Él nos conoce.










Ideas inspiradas en la pregunta nº 34 de "ANALÍTICA DEL AMOR". Entrevista de Juan Cruz Cruz con Leonardo Polo, que pueden ustedes encontrar en el nº 33 de la revista Miscelánea poliana.

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18.1.1 analítica del amor;
1.2.2 amor;
1.13.0 familia y amor;
5.18.0 glorificación o encuentro con Dios


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Esa verdad que es el conocerse, ¿se puede dar sin el amor?

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Es imposible conocerse enteramente sin el Otro. Sin el Amor del Otro.


Lo característico de la persona es el coexistir.
La persona nunca está aislada.
Una persona única es un absurdo pues no coexistiría.

El coexistir o co-ser, no es una relación externa o sociológica, sino una característica trascendental, radical. Nunca somos, íntimamente, "solos". 
Dependemos siempre de otro. Estamos abiertos al otro.

Conocerse implica, por lo tanto, conocer nuestras dependencias.
Y si no queremos conocerlas, no nos conoceremos.
La voluntad, el amor correspondido, aporta el conocimiento de sí aceptando al otro.
Cuando hay enamoramiento, hay más correspondencia.

El único que puede decirme quién soy entera y realmente es Dios.
Mi ser entero depende de Él. Coexisto en Él.

El hombre se conocerá absolutamente a sí mismo sólo en el amor de Dios, en la comunión en Dios, al saber que me acepta, aceptando mi vida.
Y al saber que me perdona y hace la fiesta conmigo y con los míos, que son suyos. La amistad es comunitaria. Los dos (o los mil) quieren lo mismo.

La única clave de bóveda de este asunto  es el Amor de Dios.

En la otra vida  el desve­lamiento será completo: es el “conoceréis como sois conocidos”, del que habla San Pablo. O sea, conoceremos como Dios nos conoce y co­noceremos a Dios como Él nos conoce. Amaremos a Dios como Él nos ama.








Ideas inspiradas en la pregunta nº 35 de "ANALÍTICA DEL AMOR". Entrevista de Juan Cruz Cruz con Leonardo Polo, que pueden ustedes encontrar en el nº 33 de la revista Miscelánea poliana.

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18.1.1 analítica del amor;
1.2.2 amor;
1.5.0 otro;
6.2.0 el yo y la sindéresis.
5.18.0 glorificación o encuentro con Dios

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¿Puede darse amistad auténtica entre varón y mujer?

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Este es un asunto delicado, en el que se pasa de la teoría a la práctica (a la vida de todos los días) y de la consideración de lo trascendental, e incluso de lo ético, a la filosofía segunda psicológica.

Algunos pueden alegar que siendo la amistad el amor entre iguales, difícilmente hombre y mujer pueden ser amigos.

Porque en teoría sí.
Aunque seamos diferentes puede haber amistad teóricamente entre hombre y mujer.

Piensen ustedes, por ejemplo, que incluso Jesucristo nos llama "amigos", elevando nuestra existencia hasta igualarnos a Dios.

Siendo esto así, mucho más podemos ser amigos varones y mujeres.

Otra cosa es el enamoramiento o amor supremo de predilección que es el paradigma del amor.
Este amor se dará en el encuentro definitivo con Dios.
Y ya ahora redunda en nuestros amores, teniendo como paradigma el amor esponsal, exclusivo y para siempre, entre varón y mujer.
El intercambio de bienes que se realiza en este núcleo es ciertamente amor de amistad, por divinización.

Los enamorados son amigos. Pero lo que pasa es que en la práctica, en la vida de todos los días, ese arrebato no siempre se manifiesta y entonces aparece la dificultad de una amistad (estamos en el terreno de la psicología) entre varón y mujer. En efecto, somos diferentes, basta constatarlo en cómo se forman los corrillos para cosas de hombres y cosas de mujeres.

Una amistad literaria, deportiva, escolar, científica, política o espiritual puede darse entre varón y mujer, aunque no es fácil. Pero además, aparece frecuentemente el horizonte del enamoramiento, que al ser exclusivo o amor de predilección, entra en combate con otros posibles compromisos.

En definitiva, sí se puede dar amistad entre varón y mujer, siendo su cultivo natural el matrimonio.

Con todo, la psicología de los sexos hace difícil el proyecto en común, por lo que la vida de los esposos, para llegar a buen puerto, necesita de equilibrio, de sanos hábitos de relación y de un sinfín de pormenores que bien conocen los expertos en orientación familiar.

De todos modos más difícil todavía es la amistad entre mujeres. Las causas de esto se me escapan.




Ideas inspiradas en la pregunta nº 36 de "ANALÍTICA DEL AMOR". Entrevista de Juan Cruz Cruz con Leonardo Polo, que pueden ustedes encontrar en el nº 33 de la revista Miscelánea poliana.

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1.2.2 amor;
1.2.3 amistad ;
1.13.0 familia y amor ;
6.9.6 enamoramiento;
1.11.0 mujer