Aristóteles dice que el
intelecto es lo que está totalmente separado.
Esto Tomás de Aquino lo
glosa de una manera muy aguda, pues dice que el intelecto agente está tan
separado como la sustancia pero
más, o sea, de otra manera.
En efecto, la sustancia
está separada para seguir siendo sustancia; en cambio, el intelecto
agente está separado para poder entenderlo todo, y por eso se puede decir que
el intellectus puede hacerse todas las cosas.
La noción de sustancia,
como el resto de las categorías, hay que reservarla para el ámbito de la
realidad física.
Sustancia es cualquier
compuesto hilemórfico, es decir, cualquier compuesto de materia y forma.
La forma
"separa" la sustancia de la indeterminación de la materia.
Ya se ve que es una
"separación" ínfima, pues está regida por el orden del universo.
El intelecto está mucho
más separado, separado de otra manera.
Las categorías físicas no convienen al conocer, no convienen al ser
"personal". Así se entiende, por ejemplo, que sea mejor no pensar el
conocer como un "accidente", y en teología no pensar tampoco la
gracia como "accidente".
Sí, la sustancia está
separada, pero su separación es ínfima.
El intelecto está mucho más separado pues se hace
otro.
La realidad del conocer
es una realidad distinta que la realidad de la física, que no puede ser dos
cosas a la vez.
El intelecto, sin
embargo, es dual.
Conocer es hacerse otro.
Siguiendo siendo lo que somos, también somos otro. No es un bronceado, no es un
accidente, es dualidad.
Método y tema coinciden,
estando separados.
Para saber más : Cuaderno de Polo sobre la esencia
humana. p.106.2
.
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