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¿Cuándo ejercemos profundamente la libertad?

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Cuando la libertad anima la búsqueda.

Ejercer la libertad no depende exclusivamente de nosotros, sino de las ocasiones de ser libres que nos da la realidad con la que nos relacionamos.

En un bar se puede elegir entre beber ginebra o whisky. Pero la diferencia entre un whisky o una ginebra es de poca monta, y no permite el profundo ejercicio de la libertad: es una elección trivial.

Sin embargo, si abandonamos el límite mental según la 3ª dimensión, alcanzamos la libertad que anima la búsqueda de aceptación. La sindéresis se pone en marcha para disponer, iluminar y aportar. Y entonces, incluso en las situaciones en las que casi no vale la pena decidir, jugamos con nuestra Réplica.

La libertad profunda no es una fuerza oculta por la que me realizo auténticamente, espontáneamente. Ni debe confundirse con la autonomía ni con la arbitrariedad.

Es absolutamente imposible una libertad solitaria. Sería un capricho.

Sólo quien tiene presencia de Dios puede vivenciar la verdadera libertad: el futuro despejado y cálido.









De esto habla Polo en el último capítulo de "Quién es el hombre" p. 220, 2.

Para saber más sobre la libertad
Etiqueta 1.1.2   libertad
Etiqueta 1.1.2   naturaleza y libertad
Etiqueta 5.5.4   libertad personal o trascendental
Etiqueta 5.5.4   libertad nativa

Etiqueta 5.5.4   libertad de destinación.
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