¿Cuál es la actividad propia del ser personal humano?

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La libertad.

Atención. Estamos hablando de actividad trascendental, no de la actividad física o intelectual. No se trata de pelar patatas o inventar sofismas. Se trata de actividad profunda, trascendental.

La actividad propia del ser personal, en su profundidad, es la libertad que llamamos personal, la libertad trascendental o la persona en tanto que es libertad.

La libertad trascendental es uno de los cuatro trascendentales antropológicos descubiertos por Polo, que son: co-ser; libertad; entender; amar.
Un trascendental es una perfección pura (sin potencia) del ser.

Los trascendentales personales son perfecciones puras de cada persona humana.







Glosa a Juan A. García González: Existencia personal y libertad. Anuario filosófico nº 95. 2009, p. 341
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¿Quién permite este "sobrar" siempre más que es la persona?

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El "sobrar" es debido a que la persona es libertad, libertad trascendental, que no es otra cosa que la actividad propia del co-ser personal.

Jugamos libremente en el discontinuo de comienzos que somos. (Ésta es otra definición poliana de libertad: "discontinuo de comienzos". Ver etiqueta 5.5.4).

Podemos bucear hacia dentro, buscando identidad y luego transcendencia.
Y podemos, si queremos, ponernos a trabajar, comunicando amorosamente con otras personas, decorando los mundos que creamos.






Glosa a Juan A. García González: Existencia personal y libertad. Anuario filosófico nº 95. 2009 p. 340.4
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¿Por qué dice Polo que la libertad trascendental es el además del además?

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Porque la persona humana, a la que llama "además" es libertad trascendental o, dicho de otro modo, es la persona en tanto que libertad.

La libertad personal o trascendental es uno de los 4 radicales de la persona humana, que se convierten entre sí, aunque no del todo, pues se distinguen.

La actividad propia del co-ser personal (que es otro de los 4 radicales) es ser siempre más, inagotable.

El carácter de además tiene dos sentidos: es por un lado más que la operación mental, sobra, y por otro lado se añade a otros seres, buscando su identidad.

Por tanto es el además del además.

También dice Polo que esa actividad libre es "además y además".







Glosa a Juan A. García González: Existencia personal y libertad. Anuario filosófico nº 95. 2009, nota 32, p. 341
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¿Libertad o actividad?

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Las averiguaciones de Polo sobre la libertad trascendental nos ofrecen una de esas conclusiones que nos confortan en la contemplación admirativa:

La actividad radical de la persona es libertad.

No se trata aquí de ser libres para escoger azul o amarillo (que son los colores de la R.D. del Congo, con el rojo), o que me dejen hacer lo que quiero. No, no estamos hablando de la libertad en la esencia humana, sino de la libertad trascendental o libertad radical o la libertad como persona.

Se trata de que, sin ningún condicionamiento previo, la actividad personal prosigue.

La persona no tiene potencia antecedente.

Polo dice en el tomo I de su Antropología trascendental, p. 230, nt 50, que la libertad trascendental "puede describirse como capacidad directamente activa o no potencial".

Invito a no imaginar el ser personal como un mecano en el que los 4 radicales (co-ser, libertad, entender y amar personales) fueran como tubos de una estructura. No. El ser personal es fuente activa. Los radicales se convierten entre sí.

Pero lo que alcanzamos ahora es a darnos cuenta de que esa fuente activa es libre.

Si miramos al co-ser, veremos que la persona es un ser dual.

Si miramos el entender, veremos que la persona busca su identidad.

Si miramos el amar, veremos que la persona busca quién aceptará su don.

Y en cualquier caso, mirando a la libertad trascendental veremos que la persona recomienza (Piá diría co-comienza) sin cesar. Ésa es su actividad, la libertad, el juego del amor.








Glosa a Juan A. García González: Existencia personal y libertad. Anuario filosófico nº 95. 2009, p. 341
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¿Quién conecta las dimensiones plurales de la persona humana?

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Es la libertad trascendental, o la persona en tanto que es libertad la que conecta sus dimensiones plurales. Sin olvidar, que al estar abierta por dentro, la unidad de su vida crece "hacia" y "desde" Dios.

La persona es libertad, acto vital libre.

La Antropología trascendental poliana sabe interrelacionar las cuatro dimensiones de su método del abandono del límite mental.

Profundiza en el saber sobre el hombre resaltando su pluralidad: conexión de dualidades, siempre además.

¿Cómo es posible que se vinculen actos suficientemente distintos y separados?

Porque la libertad trascendental que la persona es, es un acto que no se conforma con su tema, es siempre además.

Una de las definiciones polianas de la libertad trascendental es: la posesión del futuro que no lo desfuturiza.
Si el futuro no se mantuviera como tal, la conexión que articula el saber humano no acontecería.

Pero al estar la persona siempre insatisfecha, busca, omite (olvido de sí), advierte sin visión, ve y vigila.

Es la metalógica de la libertad: los hábitos innatos derivan de ese acto vital que es la libertad personal y guardan un orden entre sí.

Hábito de primeros principios, sindéresis y sabiduría (y también el hábito adquirido de ciencia) son entendidos por Polo desde la libertad nativa, el don que nos asemeja más a Dios.

De ahí que sea propio de la libertad personal la conexión de las 4 dimensiones del abandono del límite mental, desde la 3ª.







De esto se habla en Juan A. García. La metalógica de la libertad… Studia Poliana nº 10, 2008, p. 17, 2

Para saber más:

Etiqueta 6.8  metalógica de la libertad
Etiqueta 2.1.1 el método del abandono
Etiqueta 5.5.4 libertad personal

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¿En qué se distingue la esencia humana de la esencia del universo físico?

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La esencia humana es el autoperfeccionamiento de la naturaleza humana, naturaleza individuada en la materia (46 cromosomas) y que comienza a ser "humana" al ser creado un acto de ser personal, acto que se manifestará a partir de esa naturaleza concreta y no en otra (la imposibilidad de la reencarnación está aquí contenida).
Polo reserva el nombre de esencia al autoperfeccionamiento dependiente de la libertad de cada quién.

La esencia del universo físico es, por el contrario,  el despliegue no libre del ser del universo, según el orden establecido por el Creador.

No olvidemos que, en cualquier caso, "esencia" indica perfección.

La perfección del universo físico reside en la causa final, en el orden en que persistentemente se despliega el plan de Dios, plan tetracausal. (Orden que incluye la indeterminación de la materia en tanto que potencia pura).



Sin embargo, la perfección (esencia) de cada persona humana reside en que su vida sea un don creciente, aceptable por Dios. Es un don libre a su Creador de la persona, que espera lo que bien podemos llamar Juicio: la aceptación del don de su vida por el Amor.

Habrán notado  que la esencia del universo es "una", mientras que hay tantas esencias humanas como personas. 

La persona coopera con Dios para que su vida (su esencia) sea un don agradable a Dios.

La esencia del hombre no está determinada. La esencia del universo sí, en tanto que es lo que es, por lo que su despliegue depende de las condiciones iniciales (que, incluyendo el azar, el hombre puede, además, modificar con su acción).

La esencia de cada persona crece libremente en la medida en que el hombre puede y quiere conducir su naturaleza, esencializándola.

Es así como la aventura de la vida (mi esencia) se convertirá en un don. ¿Querrás aceptarlo?





De esto habla Leonardo Polo en "La esencia humana" p. 71.
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¿Para qué recomenzar?

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Para amar siempre más.

Hemos averiguado que la libertad, al no tener condicionamiento previo, es siempre recomenzar. (Piá habla de co-comienzo, pero eso es otra historia).

La libertad es una actividad que nace nueva. Por eso Polo llama libertad nativa al miembro inferior de la libertad trascendental (ver etiquetas 5.5.4).

La libertad recomienza ordenándose a la coexistencia, buscando su réplica, buscando quién acepte su don.

Recomenzamos ejerciendo la libertad. Si no, seríamos una planta.

Y así se renueva, al responder a la llamada inicial, llamada que es como una gracia personificante que la hace transcenderse. Dios no la fuerza, la llama.

El premio será lo que Piá llama renacimiento. Es la glorificación.





Glosa a Juan A. García González: Existencia personal y libertad. Anuario filosófico nº 95. 2009, p. 341

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¿Es flexible la libertad personal?

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Juan A. García González utiliza el verbo "desplegar" para designar el juego interno que permite coexistir con quien queremos, cuando queremos y en la medida que queremos.

Juego posible porque el ser personal es dual (co-ser; abierto por dentro; con hábitos. Y abierto por fuera).

Yo prefiero hablar de "ejercicio" de la libertad. Pero a fin de cuentas se trata de lo mismo:

Libremente nos juntamos con quien queremos. Unas veces nos abrimos hacia fuera, otras veces hacia dentro, buscamos y hasta podemos ir más allá de los abismos, transcendiendo hacia Dios.

Es el juego del Amor.





Glosa a Juan A. García González: Existencia personal y libertad. Anuario filosófico nº 95. 2009, p. 341.2


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¿Cuándo se ejerce la libertad trascendental?

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Cuando queremos.

Tomás de Aquino en S.Th., I-II, q. 71, a. 4, c., distingue por un lado la posesión del hábito por el alma, que da libertad, pues permite actuar de un modo mejor cuando le parece (cum voluerit). Por ejemplo, si tengo la virtud de la puntualidad llegaré a tiempo, si quiero.

Y por otro lado la costumbre instintiva del animal, que no da libertad pues la forma sustancial (que sigue al sentido genético del ser o ser primero, tal como explicamos en la etiqueta 17.3.2) actúa "necesariamente".

El alma humana es libre, pues posee hábitos y además tiene la persona dentro.

Libremente vivimos con Dios y con los demás, si queremos. Y vivimos con pájaros, a los que podemos dejar volar, o meterlos en una jaula.

De ahí la expresión "a modo de virtud" que designa, por ejemplo, una calidad que se ejerce si se quiere.
Soy simpático, cuando quiero.







Glosa a Juan A. García González: Existencia personal y libertad. Anuario filosófico nº 95. 2009, p. 342.2
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¿Tiene la noción poliana de libertad trascendental un antecedente hegeliano?

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En Hegel encontramos la dualidad sujeto-objeto.

El objeto en el que culmina la idea absoluta, es necesario pues abarca la totalidad.

El sujeto es libre en cuanto que conoce esa totalidad.

Puede alienarse saliéndose de la lógica.
Pero su culminar es dios, la idea absoluta, la libertad total, metalógica.

Lo malo es que el ser de Hegel no puede dialogar con un ser superior. Está solo. No es dialógico, sino dialéctico.

Por lo tanto, aunque encontremos retazos hegelianos en Polo, radicalmente son opuestos. El dios de Hegel no sabe amar.






Glosa a Juan A. García González: Existencia personal y libertad. Anuario filosófico nº 95. 2009, p. 342.3

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¿Por qué dice Polo que a priori la libertad no es arbitrariedad?

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Porque la libertad trascendental no tiene réplica en su interior, que la determine a hacer "su" capricho. (Este primer "su" es el caprichoso individual).

Dios nos crea personas al incluirnos atópicamente en "su" máxima amplitud. Seremos una chispa de "su" fuego. (Este segundo "su" es de Dios).

La "chispa" no es un capricho espontáneo, arbitrario, solitario, narcisista. No somos libertad para realizar"nos".
Somos actuosamente hijos (libertad nativa) que buscarán eternamente el horizonte (libertad de destinación) feliz e indesfuturizable de su dependencia de Dios.

Nuestra "réplica" es el encargo, siempre más, que nos inspira e inflama (del Verbo), que vive más allá de nuestra intimidad.

A priori, la libertad es trascendentalmente dual (nativa-destinal), no arbitraria, sino amorosa. (Hacia Dios).






De esto habla Polo en el último capítulo de "Quién es el hombre" p. 249

Para saber más sobre la libertad trascendental, libertad nativa y libertad de destinación, ver las etiquetas que comienzan por 5.5.4.

Hablamos de la libertad en general en la etiqueta 1.1.2


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¿Cómo juega la libertad trascendental?

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1) gracias a la sindéresis dispone, actuando, con docilidad (hace regalos).

2) gracias al hábito de los primeros principios, se retira, dejando estar (ama la creación, es ecologista).

3) gracias al hábito de sabiduría ratifica su altura, alcanzándose a sí misma (es agradecida).

4) gracias a las aperturas transcendentales y a los hábitos llamados sobrenaturales, cede su primado para buscar transcendentemente, su sentido último (quiere siempre más).







Glosa a Juan A. García González: Existencia personal y libertad. Anuario filosófico nº 95. 2009, p. 344.2

Para saber más:
Etiqueta 5.13.2  aperturas transcendentales
Etiqueta 1.9.2  hábitos superiores

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¿Qué sentido tiene la libertad trascendental?

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Coexistir con Dios.

Más precisamente, coexistir en Dios.

Los hábitos superiores son jerárquicos: sindéresis, hábito de los primeros principios, sabiduría y más arriba las aperturas transcendentales, entre ellas la llamada inicial que podemos llamar gracia, y que es distinta de la gracia santificante de los teólogos.

La gracia, que podemos llamar "personificante" es la llamada inicial de Dios a existir en Él. Es Dios quien abre al hombre a Dios desde Dios.

Más allá de la apertura íntima (interior y hacia dentro), la persona escucha la llamada en cada uno de los trascendentales.

Fruto de esta llamada son las aperturas transcendentales (sí, trans-, que es más que tras-):
gracia en el co-ser,
esperanza en la libertad,
fe en el entender
y caridad en el amar.
(a no confundir con las virtudes teologales).

Bajemos ahora a la realidad cotidiana: notemos cómo "repercuten" en nuestra vida esas ventanas abiertas en Dios.
Y viviremos una vida divina.

Pues bien, el acto vital que anima la búsqueda en todos los niveles, es la libertad trascendental.





Glosa a Juan A. García González : Existencia personal y libertad. Anuario filosófico nº 95. 2009, p. 344.4

Para saber más:
Etiqueta 5.13.2  aperturas transcendentales

Etiqueta 1.9.2  hábitos superiores
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¿Por qué Polo habla de la persona en futuro?

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Debido a su ser inacabable.

La persona humana se proyecta hacia un futuro que permanece siempre como tal y no permite anticipación, pues se repone constantemente como futuro.

La persona humana "no es, sino que más bien será" (AT I, p.210).







Glosa a Juan A. García González : Existencia personal y libertad. Anuario filosófico nº 95. 2009, p. 345.3


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¿Es nuestro ser sólo libertad?

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Nuestro ser no puede ser sólo libertad, o nuda libertad, o exclusivamente libertad.

Nuestro ser es "además" de la Luz y del Amor.


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¿Por qué se puede decir que la libertad es la condición trascendental de la esencia humana?

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Primera premisa: la esencia humana es descrita por Polo como el "manifestar", "disponer", "iluminar" y "aportar" de la persona humana.
Lo que se manifiesta, dispone, ilumina o aporta es una novedad.

Segunda premisa: si no hubiera libertad, no habría novedad (pues todo estaría determinado). La novedad es trascendental, más allá de lo que es.

Conclusión: luego la libertad es la condición trascendental de la esencia humana.

Decimos "trascendental" porque, aunque existe la libertad esencial, aquí hablamos de la libertad que es distinta de la esencia. Hablamos de la libertad personal o trascendental o de la persona como libertad.

Es ahí, en la libertad trascendental, donde radica la novedad, en un más allá de la esencia libre.


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¿Quién asegura el disponer?

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El "disponer" (la esencia humana en cuanto "disponer" o considerada como "disponer") es asegurado por la libertad personal o trascendental.

El hombre dispone porque tiene dominio sobre el mundo.

La libertad personal es "dominio" sobre principios.

El "disponer", asegurado por la libertad trascendental, es la esencia.

Lo disponible es el mundo.

Existe una libertad de arbitrio que reside en la voluntad. En este sentido se puede decir que el hombre "posee" libertad.


Pero si consideramos la libertad trascendental (que es la persona humana en tanto que libertad), el hombre es libre en cuanto dispone desde la libertad personal (y el disponer es la esencia humana).
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La existencia de una libertad radical, más allá de la muerte ¿qué muestra?

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Muestra la existencia de Dios.

La muerte no es un término, sino un paso.
Es el desvelamiento de la libertad nativa.

Experimentar la libertad nativa es percibir que puedo ser todas las cosas (el alma es, en cierto sentido, todas las cosas).

Pero ¿quién soy en realidad? Lo sabré al destinarme. Cuando sepa lo que he elegido ser. Al experimentar mi libertad de destinación.
La libertad nativa se transforma en búsqueda (como los pájaros se transforman en vuelo).

La muerte no es un término, sino un paso.
Heidegger pide que se acepte la muerte con valentía y elegancia: si sabemos que vamos a morir, realicemos nuestra vida del modo más noble posible.
Soy libre "hasta la muerte".

Pero si somos "realmente" libres, y no sólo hasta la muerte, debo descifrar mi vida, mi cuerpo, la cultura, más allá de la muerte.

Al morir conoceré mi destino (aunque en esta vida empecemos ya a conocer al despertar).

Polo pone el ejemplo de Jesús que alcanza su destino (Resurrección) al descifrar el sentido de su Pasión: convertir la muerte en un sacrificio (para entenderlo debemos conocer el sentido que tenía para los judíos el sacrificio).

En el último capítulo de ¿Quién es el hombre? Polo comienza hablando de la muerte, pero para llegar a lo más importante : el encuentro con mi verdad personal : ¿Quién soy en Dios?

Por eso dice, si la libertad existe (y no sólo libertad de elegir cerveza o coca), Dios existe.

Polo no demuestra la existencia de Dios, sino que la muestra, invitando a abandonar el límite mental, el horizonte cerrado que no deja alcanzar la dualidad.
Cuando nuestro conocimiento consigue superar ese límite, hemos empezado a ver a Dios.

Si somos libres, aunque muramos, Dios existe.

Dicho de otra manera: si Dios no existe, nunca seré libre, pues soy esclavo de la muerte.




Existe una etiqueta sobre la libertad nativa y otra sobre la libertad de destinación. Ambas comienzan por 5.5.4
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¿Qué es la posibilidad en la criatura espiritual?

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La posibilidad de las criaturas espirituales es la libertad trascendental en tanto que creada.

Y no es otra cosa que la no desfuturización del futuro: siempre es posible, para la criatura espiritual, ser más además.

Los seres espirituales, para seguir siendo requieren el futuro, al igual que la zarza ardiente que vio Moisés en el monte Horeb.

La libertad creada es un acto de ser incoativo todavía más intenso que el acto de ser del universo físico.

(Cuando decimos "intenso" nos referimos precisamente a las posibilidades esenciales de su despliegue o de su manifestación. El despliegue corresponde al universo físico y la manifestación a la persona libre).

A la libertad trascendental (libertad como ser o en tanto que ser, o persona) no le falta el futuro, no sólo para no dejar de ser o persistir, sino para su intrínseco crecimiento (que no es otra cosa que su esencia libre, su disponer).




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¿Es fijo el ser?

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El ser primero o ser natural del universo físico, es fijo.

Es como un caleidoscopio* que podemos girar dando lugar a infinitas combinaciones.
A cada vuelta los cristalitos se fijan, nos deleitamos y volvemos a empezar.

El ser primero, en su sencillez, obedece. Ya está fijado lo que el universo puede dar de sí.

El ser segundo o ser personal es siempre creciente, gracias a su esencia, inagotable. Es la persona que maneja el caleidoscopio a su antojo. Manifiesta su insaciabilidad girándolo a su gusto. No lo puede desechar, porque la esencia humana es el disponer indisponible, pero sí que lo puede romper (y entonces habrá que arreglarlo).

Y al no estar sola, puede combinar su caleidoscopio con los caleidoscopios de los demás, proyectándolos, si quieren, para jugar amorosamente.

La persona, dice Polo, crece en tanto que coexiste. El ser segundo o ser persona humana es así, un acto siempre creciente, gracias a su esencia, inagotable, que inventa mundos nuevos con los demás. Para Dios.

* El caleidoscopio es un aparato óptico consistente en un tubo con dos o tres espejos inclinados de tal manera que al mirar por un extremo ciertos objetos puestos en el otro (cristalitos de colores) se ven multiplicados y formando figuras simétricas.
Un misionero me regaló siendo niño un caleidoscopio. No me cansaba de girarlo, asombrado ante las imágenes siempre nuevas que aparecían.








Glosa a Juan A. García González: Existencia personal y libertad. Anuario filosófico nº 95. 2009, p. 330
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¿Qué significa "fuera"?

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"Fuera", en terminología poliana significa ser como primero. (ATI, p.180).

El hábito de los primeros principios equivale a una apertura hacia fuera, según la cual se advierte el ser primero.

Polo llama "alteración" a la advertencia de los primeros principios reales: el ser del universo o persistencia, la causalidad trascendental y el Origen o Identidad Originaria.




Los teólogos pueden encontrar aquí una indicación para comprender lo que significa "asumir" (meter dentro, cabe sí).

Sin embargo, los ángeles son creados y no son ser primero sino ser segundo. Entonces "fuera" significa ser "creado".
Creado es lo que tiene un término fuera de Dios.

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¿Cómo distinguir el ser primero del ser segundo desde el punto de vista de la libertad?

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El ser primero, el ser del universo no es libre.
El ser segundo, la persona humana, es libertad (ATI, p.233, nt 53).

El ser primero es comienzo incesante.
El ser segundo (la libertad personal) es futuro inacabable.

El ser primero es principio.
El ser segundo, continuación.

El ser primero es fundamento.
Es ser segundo, destino.

El ser primero, causalidad.
El ser segundo es libertad, ejercer una actividad enteramente novedosa, no predeterminada in antecedida por ningún factor explicativo.
Futuro interminable.

Pero, dirán ustedes, yo tengo un antecedente: mis padres.
-¡Magnífico!, acaban de descubrir que la persona humana está "situada" en la historia.
Su misión consiste en descifrar el sentido de su vida: vida recibida de los padres y vida añadida (libremente) por cada quién.







Glosa a Juan A. García González: Existencia personal y libertad. Anuario filosófico nº 95. 2009, p. 345.5, nota 43

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¿Qué es ser primero y ser segundo para Polo?

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Según Polo el ser personal es distinto de aquél de que se ocupa la metafísica.

La metafísica estudiaría el ser como lo primero, como principio y como causa, es decir, el primer sentido del ser.

El segundo sentido del ser es el ser que se añade libremente, es el ser libre de la persona humana, el ser como segundo.

La filosofía primera, trata de lo radical, y comprende tanto la metafísica (el ser primero) como la antropología (el ser segundo).

Las filosofías segundas estudian todo lo que tiene que ver con el ser "en el tiempo".

No nos debe desorientar la terminología utilizada clásicamente para expresar en metafísica, el orden predicamental (que no es radical) y que distingue entre acto "primero", entitativo (la forma substancial) y acto "segundo", operativo (los accidentes).

Cuando hablamos aquí de ser primero y ser segundo nos movemos en el orden trascendental, en lo radical, no en el orden predicamental.







Glosa a Juan A. García González: Existencia personal y libertad. Anuario filosófico nº 95. 2009, p. 328.3

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¿Se puede decir que el acto de ser personal posee la esencia o "tiene" la esencia?

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No.
La esencia humana no se "posee" sino que es el manifestarse o el disponer de la persona humana.

Seguiré en mi respuesta las apreciaciones de Juan Fernando Sellés en su libro sobre la persona humana, publicado en la universidad de la Sabana en 1998.

La más alta averiguación filosófica medieval es la distinción real entre esencia y acto de ser en la realidad creada.

Por "esencia" entienden el modo de ser de cada realidad, su forma de ser o su composición real.

Por "acto de ser" o esse, entienden el fundamento de toda realidad, aquel principio que hace ser a las realidades.

Las diversas realidades no se reducen al ser, sino que son tal o cual (esto es la esencia) realidad, de tal o cual índole (la índole es la esencia).

En Dios Ser y esencia coinciden.


En antropología hay que esclarecer mejor esta distinción.

¿Qué es en el hombre del ámbito de su esencia ?
¿Qué es en el hombre del ámbito de su ser ?

G. Marcel capta esa dualidad y la formula con sus nociones de « tener » y « ser ».

La propuesta poliana en antropología, muy bien enseñada por Sellés es, sin embargo, tripartita pues distingue tres ámbitos.

Al ámbito del tener « recibido » pertenece la naturaleza humana (el cuerpo, las facultades, las tendencias, etc).

Al ámbito del tener « adquirido » pertenece la esencia humana (que es el perfeccionamiento de la naturaleza humana ; es el crecimiento que la persona consigue libremente). La esencia del hombre es incrementable indefinidamente: noción de hábito y de virtud.

El ámbito del ser  "recibido" y "donante" es la persona. Ser que no está clausurado, pues puede ser más, al dar más, al hacer crecer su esencia. (Puede dar, es dar).

El acto de ser dispone, manifiesta, ilumina, aporta, con la esencia, pero no dispone de la esencia. La esencia es el disponer indisponible.







Si quieren ustedes leer una síntesis de la distinción real esencia – acto de ser, vayan al principio de este blog, a la página (en rojo) ""Esencia – Ser. Su distinción"

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¿Es lo mismo ser que ente?

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Para Carmen Gracián.


El comienzo de la filosofía es la admiración.

Ante el firmamento estrellado "caemos" en la filosofía. Caemos en la cuenta de que existe lo firme, lo estable, lo que no pasa.

Acabas de descubrir el ser.

Quizá, Carmen, lo quieres llamar "ente", porque el ente es lo que es. Más tarde te darás cuenta de que decir "ente" es decir muy poco.

No vamos a pasarnos la vida coleccionando entes, analizándolos, buscando sus causas y principios. La filosofía no es tan aburrida.

Además, el filósofo descubre muy pronto que él es capaz de admirar el firmamento. Que hay algo en él que se corresponde con lo estable: la mente (el nous).

Mi mente no es sólo ente, sino que se añade al ente.
Acabas de entender lo que es la persona.

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¿Existe el ser?

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Aunque parezca un trabalenguas, podemos decir :

El ser personal "insiste". Existe insistiendo.

El ser del universo físico "persiste". Existe persistiendo.

La esencia de la persona humana "consiste". Existe creciendo, si quiere.

El universo físico, en tanto que esencia, "existe".  Existe desplegándose.

Tenemos así una distinción trascendental para Polo:
el "ser" personal es distinto del "ser" del universo ;
y la "esencia" de la persona humana es distinta de la "esencia" del universo físico.

Detengámonos en el "consistir".
La consistencia es lo propio de las ideas. La verdad no se deja sumir por el tiempo, es eterna, no cambia. Es el "sistir".

La verdad no es tiempo ni espacio, pero se manifiesta precisamente en el con-sistir, la unión consigo, la unión con aquello que no tiene nada que ver con el pasar ni con la distancia (Polo, Introducción a la filosofía, p.34, 2).

Lo trascendentalmente verdadero es siempre igual a sí mismo, no se desgasta con el tiempo, ni cambia de sitio. Pero se entiende y se comprende, libremente, al con-sistir.

Más aún, el hombre tiene algo en él, capaz de verdad. En el hombre hay algo constante, que canta a la verdad consistente, algo que puede estar en el tiempo (con-), pero que en sí mismo no es temporal (-siste). Hay algo en el hombre que, estando en el tiempo, no es temporal. El alma humana es ante todo lo que permite al hombre una correspondencia con la verdad. El hombre tiene mente, noús.

Por eso decimos que la esencia de la persona humana "consiste", crece formando ideas, poseyendo libremente, más o menos verdad.

La verdad se desvela en su alma, no cae en el olvido.

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