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¿Cómo describir lo que Polo llama "la réplica"?

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La réplica de una persona es su verdad personal (en las etiquetas 5.2.1 hablamos ampliamente de la verdad).

En el Hijo somos réplica de Dios.

Mi réplica no es una "idea" fija que subsista en Dios. El término "réplica" sugiere actividad que sigue y no cesa.

La réplica de mi persona es la continuación de mi subsistencia (subsistencia significa aquí, radicalidad última).
Dicho de otra manera, mi réplica es la explicación inacabable de mi ser.
Mi "porqué".

¿Quién soy? No soy nada de lo que encuentro.
¿Quién me dirá quién soy? Mi ser no "es", mi ser será, mi ser es "hacia".

Soy "hacia" mi réplica.
Mi verdad personal, mi réplica, será siempre más allá. La verdad, mi verdad, al desvelarse, siempre "encomienda" más. Más y más y más.


Polo llama "encontronazo" al encuentro con la Verdad. Con mi verdad personal. Con mi réplica.

Es encontronazo porque no es un encuentro con una verdad cualquiera, por útil que sea, que me satisfaga y me detenga, sino que es un alcanzar lo mejor que nos puede pasar: sube el telón y comienza el desvelamiento interminable y amoroso de nuestro ser personal, que coincide precisamente con el origen de la libertad. Con mi fuente inagotable.

Es el primer amor, el enamoramiento primero (primero no en el tiempo, sino primero en cuanto radical) que nos lanza a cantar.

Encontrar esa verdad es enamorarse. Es un acto inmenso, un acontecimiento enorme que dará sentido a toda nuestra vida. A partir del encontronazo sabemos cuál es nuestro encargo, el camino de nuestra verdad. Es la fuente de mi futuro.

Con el encontronazo la libertad se pone en marcha, traspasa la verdad, cantándola. Mi libertad es mi canto. Sin interés.

Cada uno tenemos nuestra réplica en Dios.


La intimidad personal es un cierto vacío interior.
En su intimidad el hombre se encuentra solo.
Carece de un quién que lo llene por dentro.

Polo lo expresa diciendo que la persona humana carece de réplica en su interior.

Una de las genialidades de Polo es su noción de "réplica".

Le servirá para explicar cómo el hombre, que está en busca de su identidad (¿quién soy?) sólo la encontrará, precisamente, en su "réplica", al destinarse a su destino.

Por mucho que el hombre crezca, por mucho que se perfeccione a lo largo de su vida en forma de hábitos, siempre permanece la distinción entre la essentia y el esse; entre lo encontrado, manifestado y gozado (o sufrido) y lo que será (su esse, futuro indesfuturizable), nunca el hombre puede llegar a ser "una" identidad, una idea fija.

Es decir, por grande que sea su crecimiento esencial, siempre su ser está más allá, por encima de él.

Polo suele decir esto así: el hombre es un ser que carece de réplica en su esencia.

Nunca llegaremos a ser la persona que seremos.

La persona crece al crecer su esencia, se expresa mejor, según su esencia. Pero la persona es inagotable.

Y cuando veamos a Dios cara a cara será nuestra esencia la que estará por encima de nuestro ser. Siempre inidénticos. Siempre hijos.
Nuestro ser cantará.

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Intentemos otra aproximación a la noción de "réplica". Esta vez desde el fundamento.
Me voy a alargar pues no es un tema fácil. Ahora, tras haber investigado sobre la "réplica" de la persona humana, abordaremos la "réplica" del universo.

Partiremos de un dato de experiencia: el universo existe.

Pues bien, cuando el hombre conoce el universo, posee, en su mente, una "réplica" del universo.

Aristóteles lo dice: el hombre es, en cierto sentido, todas las cosas.

Prestemos atención, pues vamos a dar un salto mortal: la "réplica" que poseo del universo no es "simétrica" al universo.

¿Por qué? Porque el ser del universo es el ser sencillo, el ser como "fundamento", es lo que es. Monolítico como Parménides. (Parménides es el gran enemigo, por decirlo así, de Polo). Este ser es sencillamente lo que es, desplegándose según el movimiento, según el orden que existe en el universo.

Mientras que su "réplica" en mi mente no es simétrica a ese ser, pues no es sencilla, sino dual (pues conozco lo que conozco, yo conozco el universo, añadiéndome, si quiero).

El hombre "esencializa" el universo: lo hace entrar en su propia esencia, al conocerlo (se puede ver en la etiqueta 06.01.00 Preguntas sobre la esencia humana).

Al universo esencializado por la mente, Polo lo llama "mundo".

Notemos la dualidad: no se trata de que el mundo exista sólo en la mente, en cuanto conocido, sino que el hombre dispone del universo gracias a su mente.

El mundo no es una réplica simétrica del universo, pues en ese caso, el mundo sería también un ser sencillo, fundamento. Y acabamos de decir otra cosa, concretamente, que el ser del mundo está conectado al hombre. El hombre se dualiza con el universo transformándolo en mundo.

Fuera del hombre, el universo es un ser sencillo, lo que en metafísica clásica se llama "fundamento". Gracias al hombre, sin embargo, el mundo es dual. Un universo al que se le ha añadido la persona humana.

El hombre no crea el universo con su mente, lo perfecciona, según la dualidad del ser del hombre, transformándolo en mundo.

Gracias a su mente, el hombre está en el universo no como un murciélago más, sino haciéndolo "mundo". Todo cambia en el universo cuando aparece el hombre, pues se le ha añadido una energía nueva, creadora de novedades.

Tal perfección, que Polo llama, insisto, "mundo", es del orden de la esencia humana. El hombre "dispone" del mundo.

Aquí conectamos con la cultura. Que es prolongación de la naturaleza (pero no de la naturaleza del universo, que es siempre sencilla, sino de la naturaleza que el hombre ha recibido de sus padres, que es dual al pertenecer a una persona, creada directamente por Dios). Y la naturaleza, al crecer en el hombre, deviene esencia humana, "vida" del hombre y de la mujer, don que se puede ofrecer).

Concluyamos: el universo no tiene réplica, la persona humana sí, por fuera es su esencia que ofrecerá a Dios cuando el año termine, y por dentro, al cantarle a Dios su canto, tan novedoso y más que los ángeles.


Feliz año nuevo 2015!
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¿Proviene el hombre del universo?

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El universo no es capaz de crear al hombre, ni de contenerlo.

El ser como fundamento (el universo) es sencillo, mientras que el hombre es dual.

El hombre no es una esencia mundana.
Sólo su cuerpo forma parte, también y hasta cierto punto, de la esencia del universo.

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¿De dónde viene el hombre?

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El hombre no proviene del universo físico.

Es creado directamente por Dios que lo inserta en el ser del universo, para que lo transforme en su "mundo"

Las criaturas del universo físico obedecen al despliegue de la naturaleza, en armonía tetracausal.


Sin embargo, la luz siempre encendida del inteligir proviene de una fuente extracósmica (la persona) ya que supone la capacidad de poder parar el movimiento, detener el tiempo físico y poder dar.
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¿Cómo se encuentra el universo en el hombre?

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El hombre es el ser que "dispone" del universo en calidad de esencia. Esencializándolo. Perfeccionándolo al perfeccionarse.

Lo que en el universo es un comienzo incesante, (esse o acto de ser del universo), la persona humana lo eleva al rango de manifestación libre, operosa, de su ser.

El ser del universo, que es sencillo, en el hombre es abierto dualmente, y deviene entonces esencia humana, lo llamaremos mundo.

El mundo del hombre es un disponer, un aportar, un iluminar, un manifestar, con contenido, con obras, trabajadas gracias al retraso que la materialidad del universo físico nos ofrece.

Podemos ser artistas, cantarle a la belleza, con nuestro modo de ser humano: somos espíritu "en el tiempo".

Ese tiempo alude también al tiempo físico, al universo. De ahí que la materia, que para algunos es considerada como impureza, sea en realidad una ganancia para el hombre pues, al retrasarse, tiene más tiempo para amar, cuidando o rescatando los detalles.

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¿Depende la esencia del ser?

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La esencia es esencia desde el ser.

La libertad es un desde para la esencia humana.

Pero, atención, no confundamos la esencia de cada persona humana con la esencia del universo físico, que depende del acto de ser del universo (que describimos como fundamento). El "fundamento" o ser del universo físico, no es un desde para sí (no es libre).
La esencia del universo no depende del ser del universo del mismo modo que la esencia humana depende del ser personal (que es libertad trascendental).

Sin embargo, el ser del hombre es también un "desde"  peculiar respecto del fundamento.   

Esto quiere decir que el ser del hombre "esencializa" el universo, lo hace, digámoslo así, "mundo".

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¿Por qué dice Polo que la verdad es el contexto del enamoramiento?

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Lo dice hablando no de una verdad cualquiera, sino de la verdad personal, mi verdad trascendental.

Al encuentro con esa verdad, Polo lo llama enamoramiento. Que no es sentimental, sino íntimo.

Platón habla del amor como deseo de engendrar en la belleza. Ese "deseo" apunta más bien a una motivación, a una idea que mueve.

Aquí estamos en otro contexto. Estamos en el contexto del desvelamiento de mi co-ser, siempre más. Enamorarse lleva consigo la aparición de actos de homenaje a la verdad encontrada, y sólo a ella. Actos que antes no se podían ejercer o expresar de ninguna manera.

No se trata de un "sujeto" aislado que conoce "verdades" o motivos para su realización. Es un encuentro entre el Creador y su hijo.

Es la novedad de la libertad creada, filiación, que busca y encuentra el sentido de su vida: cantarle a su Creador.

Esta novedad toma cuerpo, o se manifiesta, en nuestra vida, arrancando enteramente de la inspiración que el encuentro trascendental provoca.

Lo que da sentido a mi vida es el desvelamiento de mi ser. La verdad personal es el contexto en el que me enamoraré, siempre más.





Para saber más leer: Polo, "La verdad como inspiración", en La persona humana y su crecimiento, pp. 197-206


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¿Cómo traducir las famosas palabras del Fedón?

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Rafael Corazón ha explicado muy pedagógicamente que Platón dedica todo un Diálogo, el Fedón, a demostrar que el alma es inmortal o, mejor, eterna, pues existía antes de unirse al cuerpo y seguirá existiendo después de la muerte.

Sus principales argumentos pueden resumirse así:
1. Conocer no puede ser sino recordar. Las cosas nuevas no son tan nuevas como creíamos.
2. Para conocer un círculo, un triángulo o la justicia, hemos debido conocer esas Ideas, perfectas, antes de nacer.
3. El alma tiene que ser de la misma naturaleza que las Ideas.

Mi amigo cibernético, Francesco Enia, ha tenido la amabilidad de enviarme una traducción muy libre de las famosas palabras del Fedón. Una traducción "poliana":

“Porque yo no podía, solo o ayudado por otros, pensar objetivamente esta Identidad Original, difícil de alcanzar, me decidí a ir por encima del límite. ¿Quieres escuchar algo de esta mi tercera navegación? ".

Ese "por encima del límite" es el método poliano.
Gracias, Francesco.

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¿Cuáles son los 4 grandes bloques temáticos en los que Aristóteles organiza las ciencias?

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1. La filosofía primera o ciencia de lo radical (que la tradición ha llamado metafísica y que Polo amplía con la antropología trascendental).

2. Las filosofías segundas del ser vivo (psicología).

3. Las filosofías segundas del ser inerte (física).

4. Las filosofías segundas del hombre.
4a) Prácticas: técnica, política y ética.
4b) Teóricas: filosofía de la ciencia (lógica).



¡Feliz Navidad!
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¿Por qué dice Polo que Aristóteles es el gran organizador de la Filosofía?

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Porque es el autor de la primera constitución de las diversas ciencias filosóficas que se han mantenido a lo largo de la historia.

Establece que la filosofía primera es el estudio del ente, consecuente al descubrimiento admirativo de lo estable, de lo que no cambia. La ciencia de la realidad radical, de lo primero (que la tradición llamará metafísica).

Sin embargo, el ente se dice de muchas maneras. Esto comporta que la filosofía se abra a una pluralidad temática.

Tema destacable es el ente vivo.

Aristóteles ha entendido la peculiaridad de la vida al descubrir el par potencia-acto.
Se dio cuenta que conocer es despertarse, pasar de potencia a acto. Y eso es vivir, ser ente que crece.

La forma superior de vida es el conocimiento intelectual (crecimiento irrestricto), por eso el estudio del conocimiento forma parte de la filosofía primera.

Las filosofías segundas son las que tienen que ver con el tiempo.
El acto de conocer es atemporal, su ciencia es filosofía primera y es la culminación de una ciencia segunda, la psicología, que es la ciencia aristotélica que estudia el ser vivo.

Otra filosofía segunda es la física, que estudia los entes reales no vivos.

El ente vivo justifica una investigación que constituye un bloque temático en el que confluyen varias filosofías segundas:
la biología, que trata del animal y de los vivientes de nivel inferior, los vegetales.

Otro campo temático es el de las ciencias del hombre, las filosofías segundas del animal dotado de noús (el hombre) que se dividen en dos grandes grupos según tengan que ver con la razón práctica (y la libertad) o con la razón teórica.

La razón práctica es el uso de la razón (en el ámbito de la libertad) para regular la acción:
en vistas a lograr resultados: la técnica;
para asegurar la convivencia: la política;
para bien conducir la vida: la ética.

El estudio de la ciencia, o del uso teórico de la inteligencia, se llama lógica y tiene varios tipos, por ejemplo:
la tópica (las convicciones humanas) y la retórica (comparación de opiniones).

Como una buena ama de casa, Aristóteles sabe organizarse.








Glosa a Polo en Introducción a la Filosofía, capítulo 6, p.79..3-82.4
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¿Es comparable el progreso de la filosofía con el progreso humano?

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El ejemplo de Grecia nos enseña que el avance de la filosofía tiene lugar en espacios pequeños, y se lleva a cabo por pocas personas, y en un tiempo escaso, si se compara con cualquier otro progreso humano.

Me viene a la cabeza Edith Stein y el ambiente del nacer de la fenomenología en la universidad de Gotinga.

En un mundo globalizado quizá sea más fácil entrar en ese espacio pequeño, cuna del crecimiento filosófico, por ejemplo, digamos, el espacio y el tiempo de los polianos.







Glosa a Polo en Introducción a la Filosofía, capítulo 6, p.79.3
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¿Qué hito marca la marcha de la filosofía tras la admiración inicial?

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La adquisición teórica más destacable es la noción de acto.

Pero no olvidemos que lleva consigo una dualidad: el acto como enérgeia y el acto como entelécheia.

Cuando se olvida, por ejemplo, al traducirla al latín con un único término, la noción de acto se entiende entonces de modo general o unívoco.

Y así se piensa que el ente se dice siempre de la misma manera. Es la simplificación prematura que dará lugar en la historia a explicaciones materialistas (todos los entes son substancias, materiales) o idealistas (todos los entes son ideas).

Superar esta aporía comporta que la filosofía se abre a una pluralidad temática.

La filosofía no es sólo el estudio del ente, pues el ente se dice de muchas maneras. Aunque no completamente, Aristóteles encuentra una posible solución.

Aristóteles es el gran organizador, el autor de la primera constitución de las diversas ciencias filosóficas que se han mantenido a lo largo de la historia.







Glosa a Polo en Introducción a la Filosofía, capítulo 6, p.79.3

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¿Es el hombre solamente el ser que "tiene"?

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Aristóteles no caracteriza solamente al hombre como el ser que "tiene". El hombre también desea.
Es un ser oréctico, tiene sed de saber.

Pero el deseo es inferior al tener, al ser una carencia.

La voluntad en Aristóteles es signo de deficiencia.
En Dios, Acto puro, no puede haber deseo.
Es motor inmóvil. Perfecto.

El dinamismo de la antropología aristotélica es un dinamismo tendencial. Marca la imperfección del hombre.

Aristóteles comienza la Metafísica con la célebre frase: "todos los hombres desean por naturaleza saber".

Sin embargo, Aristóteles ignora que el Acto puro es más que tener. Dios es también Dar.

Para corregir la Antropología de Aristóteles debemos incluir en el hombre su dimensión donante. El hombre es capaz de tener, sí, y por eso puede aceptar lo que Dios le da. El hijo, al aceptar, da también.



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De esto habla Polo en su artículo "Tres dimensiones de la Antropología", aparecido en Studia Poliana, 13, (2011), p. 24.2.


Para saber más.
Sobre el tener:………………..………..Etiqueta 1.9.1
Sobre la naturaleza humana:……Etiqueta 6.1.0
Sobre el hombre:……….…………….Etiqueta 1.10.0
Sobre el deseo:…………………….……Etiqueta 1.9.3
Sobre las aporías de Aristóteles:..Etiqueta 20.4.5



¿Cuál ha sido la rectificación más importante a la antropología de Aristóteles?

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Aristóteles se equivocó al decir que la voluntad es inferior a la inteligencia.

No es inferior.

Es una rectificación, una tesis, cristiana.

Ningún antropólogo cristiano ha aceptado que la voluntad sea "sólo" tendencia, porque si la voluntad fuese sólo tendencia y, por lo tanto, fuese imperfección, Dios no podría tener voluntad.

Aristóteles sostiene que amar es desear y como Dios lo tiene todo, lo es todo, no puede desear.

Los cristianos sabemos, sin embargo, que Dios es Amor.
La voluntad no puede ser sólo tendencia, sino que tiene que ser algo más que deseo.
La voluntad es capaz de otorgamiento amoroso.
Es capaz de efusión.

La voluntad también es capaz de acto perfecto, aunque nunca se detenga.









De esto habla Polo en su artículo "Tres dimensiones de la Antropología", aparecido en Studia Poliana, 13, (2011), p. 24.2.


Para saber más.
Sobre la filosofía cristiana:……………Etiqueta 7.8
Sobre la naturaleza humana:……….Etiqueta 6.1.0
Sobre el hombre:………………….……….Etiqueta 1.10
Sobre el deseo:………………….….………Etiqueta 1.9.3
Sobre el acto:…………………………..……Etiqueta 1.2.1
Sobre las aporías de Aristóteles:....Etiqueta 20.4.5
Sobre la Antropología:………………….Etiqueta 5.0.0

Sobre la voluntad:…………………………Etiqueta 6.2.2

¿Advierte Aristóteles la aporía en que nos encontramos si admitimos que la forma real es un acto?

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No, no lo advierte.
Aristóteles queda encandilado con la forma real, con la substancia (con la patata) y no se da cuenta que es incoherente que la forma de la patata sea acto, siendo como es, un momento pensado del despliegue de la patatez.

Me explico. El acto que hace ser al universo se despliega, según la tetracausalidad, en un caleidoscopio de formas : elefantes, palmeras, leopardos y patatas.

Esas formas reales no subsisten, sino que aparecen y desaparecen. Son la esencia del universo, el análisis de su ser (en óptica poliana)

Si se admite la distinción real essentia-esse, que no es formulada por el Estagirita, parece incoherente con ella que las formas reales sean actos.

Otra cosa distinta es el acto de ser humano (que es extracósmico) y cuya manifestación es la esencia humana.

No somos patatas, pues podemos comernos las patatas. Si queremos.








Glosa a Polo en Introducción a la Filosofía, p.78.2
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¿Qué es el alma para Aristóteles?

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Para Aristóteles el ama es la entelécheia  de un cuerpo organizado.

Aquí entelécheia es el acto primero, la forma que mantiene la unidad de ese cuerpo.
Principio de unidad que mantiene unidos a sus elementos y dirige el crecimiento, la diferenciación de sus partes, sin perder la unidad.

Un ser está vivo mientras tenga alma.

Una bacteria, un cocotero, un okapi, vivos, tienen alma.
¿Tiene alma un virus? Los científicos nos lo dirán. Ellos investigan si ahí hay un cuerpo organizado. Quizá sea una vida precaria, pero si hay vida, hay alma.







La esencia de la persona humana. Notas sacadas de la conferencia dictada el 25-XI-1994 en el salón de grados Mª Zambrano de la facultad de filosofía y letras de la Universidad de Málaga. (Miscelánea poliana nº 4, p.43). Citamos las páginas según la recopilación titulada "Antropología y trascendencia" publicada por I. Falgueras y Juan A. García
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¿Cuál es el máximo descubrimiento filosófico de santo Tomás y clave de su pensamiento?

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La distinción real entre esencia y acto de ser, como dos principios del ente.
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¿Cuál es el nuevo sentido del acto propuesto por Tomás de Aquino?

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El primer filósofo que propone la noción de acto de una manera neta es Aristóteles.

Lo que nosotros traducimos por "acto" en Aristóteles tiene dos nombres:
enérgeia (asimilable a la vida);
entelécheia (asimilable a la forma).

Son dos sentidos del acto, en el fondo irreductibles, aunque a veces Aristóteles los mezcla.

Tomás de Aquino profundiza y continúa a Aristóteles, descubriendo un nuevo sentido del acto (quizá aprendido de Alberto Magno), que es el actus essendi o acto de ser.

Es un tercer sentido del acto que no es ni la enérgeia ni la entelécheia. (Así se comprende la creación: Dios da el ser, el actus essendi, acto de ser, a las criaturas, que serían formas o entelécheia con o sin vida (enérgeia).

Tanto las formas estáticas (entelécheia) como la vida (enérgeia) podrían no ser. Lo que les hace ser es el acto de ser.

Sólo las mentes humildes y grandes comprenden al mismo tiempo su nada (somos formas contingentes) y su dignidad (prestada), pues es Dios quien nos da el ser y lo sostiene, haciéndolo crecer irrestrictamente, si queremos.








Inspirado al leer la esencia de la persona humana. p.33.2 Se trata de unas notas sacadas de la conferencia dictada por Polo el 25-XI-1994 en el salón de grados Mª Zambrano de la facultad de filosofía y letras de la Universidad de Málaga. (Miscelánea poliana nº 4). Citamos las páginas según la recopilación titulada "Antropología y trascendencia" publicada por I. Falgueras y Juan A. García

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¿Con qué descubrimiento Tomás de Aquino hace avanzar a la filosofía?

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Se atribuye a Tomás de Aquino el descubrimiento de la distinción real entre esencia y acto de ser.

El pensamiento griego, cuya cumbre es Aristóteles, cifró en la sustancia lo primero y más radical de la realidad.

El universo es considerado por los griegos como un conjunto de sustancias, afectadas de distintas maneras por procesos o movimientos entre ellas; excepto el primer motor, intelecto separado que se piensa a sí mismo, que es inmóvil.

La distinción real, tal como la formula Tomás de Aquino, significa un fuerte avance con respecto al planteamiento de Aristóteles; está en la línea de una continuación en profundidad.

En el interior de las sustancias descubre una composición radical: la esencia y el acto de ser.

A las esencias no les corresponde existir de suyo, sino que su existencia le ha sido conferida por Dios (también su esencia, que es concreada junto con el acto de ser).

Echamos en falta en Tomás, aunque está implícita, la ladera amorosa. En efecto, no somos un mecano que Dios pone sin más en marcha. Nos ama, así: con predilección.











Notas y glosas sobre la creación y los trascendentales. Juan A. García González. Miscelánea poliana nº 11. Nota 2, p. 83. Citamos las páginas según la recopilación titulada "Antropología y trascendencia" publicada por I. Falgueras y Juan A. García.
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¿Podemos encuadrar la proposición poliana sobre la verdad, en la doctrina tomista?

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Tomás de Aquino se refiere a varios sentidos de la verdad, veámoslos pues la proposición poliana sobre la verdad antropológica  trascendental se puede encuadrar en el tercer sentido tomista:

a) El primer sentido es aquél según el cual la verdad tiene su fundamento en el ser de las cosas: verum in esse fundatur, esse causat veritatem intellectus;
Se trata de  la verdad que está en las cosas: las cosas, en cuanto que pueden ser conocidas, se llaman verdaderas. Es lo que se conoce como verdad ontológica.

b) El segundo sentido es la verdad en el entendimiento, como adecuación, es la verdad formalmente considerada.
Se trata de la verdad como adecuación de la mente con la realidad. Aquí la verdad se toma en tanto que está en nuestro conocimiento. Si lo que conocemos es en la realidad tal como lo conocemos, poseemos la verdad de lo conocido.

c) El tercer sentido, al que Tomás denomina efecto consecuente, es la verdad como manifestación o locución.
Se trata de la verdad contenida en nuestras palabras, es decir, la adecuación entre lo que decimos y lo que pensamos. A esta verdad se opone la mentira.


Agustín de Hipona define la verdad como id quod est. Tomás de Aquino no está de acuerdo con él pues considera que el ser es el principio de la verdad, pero no es la verdad.
La verdad formalmente considerada, para Tomás de Aquino tiene estatuto lógico (su segundo sentido).
El ser no es la verdad, sino su causa. La verdad como tal, está en el entendimiento.

Pero después de eso, Tomás de Aquino dice que el entendimiento da un paso más y manifiesta la verdad: es la locutio intellectus. (Su tercer sentido).

Si se me ha entendido, dice Polo,  se comprenderá que la verdad como trascendental antropológico establece como sentido eminente de la verdad este último, en tanto que expresivo de la verdad encontrada.

Correlativamente, en lugar de llamarla, como Tomás, efecto consecuente, Polo habla de inspiración.

La proposición poliana sobre la verdad antropológica, trascendental personal, es un inteligir que "encuentra su verdad", que le inspira, y podemos asimilarlo al tercer sentido tomista de la verdad.






Para saber más leer: Polo, "La verdad como inspiración", en La persona humana y su crecimiento, pp. 197-206
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¿A qué llama Polo conocimiento sistémico?

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Polo llama conocimiento sistémico al conocimiento de una unidad que consta de muchos elementos que están interrelacionados, es decir, que son imposibles uno sin el otro y que, por tanto, si se consideran separadamente, entonces no se entienden, pues esos elementos quedan como muertos, pues en ese aislamiento no pueden existir.
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¿Se puede conocer por abstracción el tipo humano?

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Para conocer el tipo humano no basta con la abstracción pues hay que reunir más notas de las que cabe en un objeto abstracto.

El conocimiento del tipo humano (de la naturaleza humana que se da siempre tipificada en la realidad) se alcanza también por una epagogé, pero por una epagogé superior a la abstracción.

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¿Qué es la verdad "personal"?

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Llamo verdad "personal" a mi réplica.

Siendo la verdad el desvelamiento del ser, si encuentro mi verdad, mi réplica de Dios, mi vida en el Verbo antecedente de mi futuro, me enamoraré de Aquél que creó mi ser.

Polo formula el "encuentro" con la verdad, con la verdad personal, como "enamoramiento".

Hablamos, claro está, de un enamoramiento "trascendental", del que son pálida imagen los amoríos de la vida.







Para saber más pueden ustedes leer: Polo, "La verdad como inspiración", en La persona humana y su crecimiento, pp. 197-206
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¿Qué es esa verdad que Polo llama verdad personal, mi verdad?

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Mi verdad personal, mi réplica, es la persona que seré, trascendentalmente, en Dios.

No se trata aquí de la verdad frívola del cesto de Caperucita. Si llevaré a mi abuelita leche o queso, o pan y galletas. No hablamos de la libertad de escoger entre coca o fanta.

Se trata de la noción que Polo, en otro contexto, llama "mi réplica".
Cada uno tenemos nuestra réplica en Dios. Y es ella, mi verdad personal, la que inspira la libertad trascendental que soy, la que la pone en marcha para cantarle.

La libertad trascendental, o mi libertad como persona, se pone en marcha, o se inspira, en el "encuentro" con la verdad de mi ser.
Esta libertad es dual, tiene dos miembros.
El miembro superior se llama "libertad de destinación".
El miembro inferior se llama "libertad nativa".

Destino (somos libres de destinarnos, si queremos).
Origen (nazco en la libertad de la llamada inicial de Dios).
Mi verdad va apareciendo en el trayecto entre mi Origen y mi Destino.
"Encontrarla" es el gran acontecimiento, que inspira trascendentalmente mi libertad y la pone en marcha hacia su Destino.

Nos abrimos así a nuestro Destino, "esperando" que nuestra vida sea aceptada. De ahí que llamemos "esperanza" a la apertura transcendente de la libertad personal.


En Quién es el hombre, Polo prosigue: ¿Y qué es la religión?: es la actividad práctica para vérselas con el más allá.

¿Y quién es el beneficiario?: El Hijo.
Mi réplica está en el Hijo. Mi réplica no soy yo. Es dual.
Es a Él al que canto.

No olviden ustedes que nuestro Origen es el Amor entre el Padre y el Hijo.
El Padre da al Hijo y el Hijo acepta traspasando el Don.
Allí dentro estamos. El beneficiario es el Hijo y la gloria de la Trinidad.







De esto habla Polo en el último capítulo de "Quién es el hombre" pueden ustedes encontrar una síntesis explicativa de ese capítulo se encuentra al inicio de este blog, en la página titulada "Religión y libertad".
Para saber más leer: Polo, "La verdad como inspiración", en La persona humana y su crecimiento, pp. 197-206

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¿De dónde viene el hombre?

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El hombre no proviene del universo físico.

Es creado directamente por Dios que lo inserta en el ser del universo, para que lo transforme en su "mundo"

Las criaturas del universo físico obedecen al despliegue de la naturaleza, en armonía tetracausal.


Sin embargo, la luz siempre encendida del inteligir proviene de una fuente extracósmica (la persona) ya que supone la capacidad de poder parar el movimiento, detener el tiempo físico y poder dar.
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¿Por qué la verdad no tiene sustituto útil?

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Porque la verdad "personal" es el valor supremo. No se la puede sustituir por nada que sea instrumento para satisfacer necesidades.  Es el punto de llegada y de partida. El alfa y omega.
Cuando se trata de la verdad que nos enamora, ya no se trata de utilidades (coca o fanta, intercambiables para calmar la sed). Ahora se trata de cantarle. A ella.

La libertad no puede ser intensa no puede dirigirse a Dios cada vez con más intensidad, si no encuentra el camino de su verdad. Encontrar el Camino no es otra cosa que enamorarse de la Verdad, personal.

El acontecimiento inicial de la verdad es plural: cada caminante sigue su camino. Para unos será de asfalto; para otros de tierra oscura y raíces. Pero todos nos añadimos a la misma fuente, al mismo fuego.

La verdad más profunda que podemos encontrar en esta vida es nuestra verdad personal. Es ella la que pone en marcha la libertad.

“La verdad os hará libres”, dice el Evangelio. La verdad siempre encomienda. A cada uno su camino.






Así termina Polo, más o menos, el último capítulo de "Quién es el hombre"
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¿Es lo mismo la libertad según motivos que la libertad personal?

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No.
La libertad personal (co-ser trascendental), o la persona como libertad, o la persona en tanto que libertad, no es necesitante, no actúa según motivos.

Pensar la libertad solamente como la posibilidad de elegir, entre diferentes motivos, aquél que más me mueve, es un planteamiento de la libertad que impide entender lo que es la libertad trascendental (libertad personal).

El paradigma de este error lo constituirá la filosofía de Leibniz, en la que no hay rastro de la persona.

La libertad según motivos no resulta bien pensada, porque el motivo está "gobernado" por lo que se intenta conseguir. En realidad estaríamos obligados a elegir lo que nos parece  mejor.

Tomás de Aquino parece sucumbir a este planteamiento de la libertad "de acuerdo con motivos" cuando sostiene que la generación del Hijo, en la Trinidad, no es libre.
Sin embargo, él mismo dice que el Verbo de Dios no es el Padre entendiéndose a sí mismo, sino "el engendrado" por ese entenderse a sí.
Comprende que el Hijo no se reduce a ser objeto de conocimiento, es decir, a ser entendido. El Hijo traspasa el ser entendido, no es una mímesis ideal sino una realidad "personal".
El intríngulis de la libertad que se convierte con la persona (la libertad que llamamos trascendental) está en ese "traspasar".

Quizá le hubiera ayudado  a formular la libertad trascendental si hubiera pensado (Tomás) en la novedad de la generación artística. La obra de arte es un desarrollo "personal" de la verdad encontrada. Es la "inspiración" la que llama a "cantar" lo encontrado.

Se abre camino al andar. Por lo tanto, no hay "mejor" camino, no hay un camino que sea mejor. Somos libres para componer nuestro canto.
Y no porque estemos hechos así, como el que tiene hambre y busca satisfacer su apetito, sino porque la verdad encontrada nos inspira. Nos ha enamorado.

Encontrar la verdad no es terminal, sino que despierta la inspiración.

La libertad según motivos está a nivel de los medios que poseemos para nuestro arte. Elegiremos escultura, pintura o cine, o música, según los talentos recibidos o adquiridos.

Pero la libertad radical, o personal, o trascendental, no resulta bien pensada si la pensamos según motivos, porque el motivo está gobernado por lo que se intenta conseguir. Valdrá lo que valga lo que buscamos.

En cambio, cuando se trata de una generación artística, su novedad, su valor,  se encuentra en la obra hecha como desarrollo "personal" de la verdad encontrada.

El hambre se apaga al comer. Ahí no hay encuentro sino cita con el deseo.
Cosa distinta es encontrar la verdad. Ese encuentro no es terminal, sino que des­pierta una inspiración. Mientras que el hambre es cosa de necesitar, en el encuentro con la verdad hay un trascenderse en la obra. Aquí funciona la propia capacidad, allí el nece­sitar.

Siempre que hay valores útiles en el antecedente moti­vacional, es exigida una satisfacción terminal. En cam­bio, en el encuentro hay que hablar de gozo; una situación de sobreabundancia, que tal vez no sea suficiente, pero en todo caso no es necesitante.

En definitiva, la libertad según motivos satisface necesidades mientras que la libertad trascendental se inspira en llamadas.





Copia y glosa de Polo, "La verdad como inspiración", en La persona humana y su crecimiento, p 200.

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