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¿Qué es una ética biológica?

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Es la ética que tiene que ver con la vida, la ética que está encarnada en el universo físico en el que estamos.

La ética "formal" son las normas desencarnadas.

Atendamos un momento a la biología humana: el cuerpo humano, biológicamente, no es competitivo. Si tuviera que adaptarse al ambiente, moriría. El cuerpo humano está hecho, naturalmente, biológicamente, para trabajar.

Desde que el hombre es "homo habilis" aparecen una serie de normas biológicas.

Pertenece a la esencia del hombre, en cuanto ser vivo, el trabajar, el modificar el entorno a través de su acción.

En los antecesores nuestros desde el punto de vista morfológico, el habilis y el erectus, la estrategia de la modificación del entorno por la acción competía con la estrategia de adaptación. Y como carecían de inteligencia, venció la segunda. Eran especies poco viables ya que su evolución estaba lanzada hacia una morfología potencial (las manos). Debían trabajar. Necesitaban "conocer" que debían  trabajar. Necesitaban de la ética y la ética sólo es posible en tanto que el hombre es libre. En tanto que su interior es movido por el núcleo del saber.

De ahí que las "normas" biológicas de los simios no son todavía ética biológica. Sin embargo las normas "humanas" sí que tienen que ver con la vida biológica, impregnada de inteligencia. Los hombres "debemos" saber que debemos trabajar, y que debemos respetar a la hembra y cuidar de la manada: los lazos éticos de la sangre.

No es un capricho abstenerse de beber la cicuta. O entender el deber de hacerlo.




De esto habla Polo en "Ética". Hacia una versión moderna de los temas clásicos. 2ª edición. Unión Editorial. p. 40.3

Para saber más:
sobre la ética, ver etiqueta…………………………..9.0.0
sobre la evolución, ver etiqueta…………………..9.1.0
sobre el trabajo, ver etiqueta……………………….9.2.0
sobre el arranque de la ética, ver etiqueta….9.1.0
sobre la esencia humana, ver etiqueta………..6.1.0


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¿Es lo mismo decir esencia humana que naturaleza humana?

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No exactamente.

La naturaleza humana no es otra cosa que las condiciones iniciales de la persona humana, la esencia humana en su inicio.

Desde su inicio, cada naturaleza "humana" está esencializada pues es de una persona concreta. Por eso es "humana", de lo contrario sería una más de las naturalezas del universo físico, los "vivientes" biológicos.

La naturaleza humana está esencializada porque nace unida a la persona. El alma humana es así manifestación libre de cada persona, vida o esencia humana.

De ahí que la esencia humana (autoperfección que la persona va consiguiendo) no sea como la esencia del universo (que es un sencillo despliegue de las condiciones iniciales).
La esencia humana indica precisamente la "emergencia" de la naturaleza en hábitos (disposiciones libres, que no costumbres).

Cuando hablamos de "naturaleza humana" nos referimos por tanto a las posibilidades contenidas en el ser de cada persoa humana.
Y cuando hablamos de "esencia humana" nos referimos al automejoramiento que cada persona consigue a partir de sus condiciones iniciales.

El hombre es así un ser viviente (naturaleza) capaz de autoperfección.

Un perro no se autoperfecciona, su naturaleza se despliega según el orden del universo. Es intracósmico.

La persona humana sí que se autoperfecciona.
Más que autoperfección podemos hablar de automejoramiento. En efecto, perfección tiene la connotación de algo "acabado", de despliegue "completo" de lo que una naturaleza es capaz de dar.

Pero el crecimiento humano es irrestricto, siempre se puede mejorar.

Esa capacidad de automejoramiento, esa potencialidad peculiar del hombre es lo que Polo llama esencia humana.
Es esencia libre cuyo ápice es el yo. Es la esencia la que manda, la torre de control, adonde llegan datos de fuera y también primordialmente directivas internas, trascendentales.








La esencia de la persona humana. Notas sacadas de la conferencia dictada el 25-XI-1994 en el salón de grados Mª Zambrano de la facultad de filosofía y letras de la Universidad de Málaga. (Miscelánea poliana nº 4, p.40.2).
 Citamos las páginas según la recopilación titulada "Antropología y trascendencia" publicada por I. Falgueras y Juan A. García

Para saber más:
Etiqueta 4.2.0 naturalezas
Etiqueta 6.1.0 naturaleza humana

Etiqueta 6.1.0 esencia humana
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¿Qué precisiones son oportunas al abordar el tema de las naturalezas?

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Tenemos que ir con cuidado en el empleo de los términos, pues hay que hacer las distinciones oportunas, para no hacer formulaciones vagas que simplemente se escriben pero no se entienden desde dentro.

Las naturalezas son tricausalidades : causa material + causa formal + causa eficiente intrínseca. Seres vivos del universo físico.

Las naturalezas del universo físico devienen esencia del universo gracias a la causa final, que es el orden: así se despliega la unidad de orden.

Otra precisión importante : las sustancias elementales son las bicausalidades (materia + forma). Sin embargo cuando hablamos de sustancia del hombre nos estamos refiriendo al individuo como origen y principio de sus acciones. Se trata de una consideración "objetiva" del hombre, que no tiene en cuenta su ser "personal".

La naturaleza del hombre en tanto que procedente del universo físico, creado así por Dios, es tricausal: causa material, causa formal y causa eficiente intrínseca. Pero lo es solamente hasta cierto punto, pues lo que es causa eficiente intrínseca en los animales, gracias a la persona, creada directamente por Dios, deviene instantáneamente alma espiritual, humana.  Lo que distingue la naturaleza del hombre de las naturalezas de los otros vivientes del mundo físico es precisamente el alma humana, que no es como la causa eficiente que mueve intrínsecamente a los animales y plantas.

El alma del hombre es hasta cierto punto causa eficiente (el hombre también estornuda como los perros), digo hasta cierto punto porque el principio que le hace obrar es libre, pues la persona (libertad trascendental) dispone, por ejemplo, utilizar discretamente un pañuelo.

La naturaleza humana está esencializada porque nace unida a la persona. El alma humana es así manifestación libre de cada persona, vida o esencia humana.

De ahí que la esencia humana (autoperfección que la persona va consiguiendo) no sea como la esencia del universo (que es un sencillo despliegue de las condiciones iniciales).
La esencia humana indica precisamente la "emergencia" de la naturaleza en hábitos (disposiciones libres, que no costumbres).

En el hombre los hábitos no están en el orden de la causalidad, pues son perfeccionamientos no debidos a la causa final sino a la persona que dispone, haciendo que la naturaleza se autoesencialice. Aquí el "auto" indica la persona.

Polo propone considerar la esencia humana como autoperfección habitual. Es la persona la que dispone, no la causa final.

Este planteamiento novedoso permite superar la visión de la libertad como mera espontaneidad natural y, al situarla en la persona, muestra mejor su semejanza con Dios.


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¿Cómo llama Polo a la esencia humana?

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La llama "disponer".

También se la podría llamar "tener". Y así explicaríamos la distinción entre el acto de ser humano y la esencia humana como "dar" y "tener".

Pero "disponer" expresa mejor el sube y baja de la actividad libre, así como el autoperfeccionamiento propio de la esencia humana.


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¿Cómo me gusta presentar la ley natural?

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Diciendo que la ley natural es lo que Dios ha pensado, de entrada, para hacer felices a sus hijos.

Es un ordenamiento divino.

Ordenamiento que se cumple necesariamente en el universo físico, pues todas las naturalezas propiamente dichas (seres vivos del universo físico) obran según la tetracausalidad u orden completo del cosmos.

(ver a esté propósito la etiqueta 4.2.0 naturalezas)

Ordenamiento que se cumple, además, libremente, en las personas que, si quieren, serán felices cumpliéndolo, al destinarse a su destino, el plan divino para cada una.

La ley natural, en cuanto que llamada libre y amorosa para el hombre, es lo que algunos llaman ley moral natural. 

Esa ley natural, en la filosofía poliana tiene su fuente en la sindéresis, que es una voz interior, que impele a obrar: ¡haz el bien!, ¡lo tuyo es obrar!

El yo (hábito innato de sindéresis) impele: lo tuyo es actuar. De ahí nace, trascendentalmente, nuestro sentido del deber.

La persona, desde el ápice de su yo es siempre "dócil", se abre inherentemente, irremediablemente, a esa voz interior de Dios. Y manifestará su decisión a través del yo. Descubriendo, si quiere, la formulación racional de los mandamientos.
           
La sindéresis nunca se equivoca, pero el hombre puede equivocarse en la elaboración racional de los principios.


Para saber más:
Etiqueta 4.2.0 naturalezas
Etiqueta 6.2.0 ley natural
Etiqueta 6.1.0 esencia humana

Etiqueta 1.1.2 naturaleza y libertad.
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¿Cómo es el crecimiento de la esencia humana?

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Irrestricto.

El universo como esencia se despliega según la tetracausalidad.
Su crecimiento está ya determinado.
Es un análisis semejante al movimiento de las piececitas de un caleidoscopio, que forman diferentes imágenes sin estricta novedad.

La esencia humana, sin embargo, es abierta y abierta al crecimiento.

No nos referimos aquí al crecimiento orgánico, que es limitado en tanto en cuanto pertenece (hasta cierto punto) al universo físico, nos referimos al crecimiento espiritual: vida "humana", conocimiento y amor más intenso. Comprendemos cada vez mejor la realidad, su sentido para poder, libremente, destinarnos.

La persona esencializa el mundo, lo incorpora a su ser y lo entrega, si quiere.










La esencia de la persona humana. Notas sacadas de la conferencia dictada el 25-XI-1994 en el salón de grados Mª Zambrano de la facultad de filosofía y letras de la Universidad de Málaga. (Miscelánea poliana nº 4, p.42). Citamos las páginas según la recopilación titulada "Antropología y trascendencia" publicada por I. Falgueras y Juan A. García

Para saber más:
Etiqueta 6.1.0 esencia humana

Etiqueta 6.1.6 crecimiento de la esencia humana
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¿Existe el superhombre?

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No es raro encontrar individuos convencidos de que la especie humana evoluciona y que en un buen puñado de siglos existirán superhombres.

Polo es explícito: “la evolución se para en el hombre”.

La evolución, en el caso del hombre, es una preparación de su carácter esencial, es decir, la preparación de una naturaleza física para que sea susceptible de devenir humana, y a partir de ahí, esencia humana, manifestación de una persona.

La persona humana puede esencializar, incorporar el universo físico elevándolo a mundo suyo, desde ella misma.

La evolución, en el caso del hombre, prepara una naturaleza que no estorbe al pensamiento, y al mismo tiempo que permita conectarse con el universo.

El cerebro humano no estorba cuando puede frenarse y no distrae (los animales son incapaces de parar su cerebro, sus automatismos).

El cerebro humano puede conectarse con el universo gracias a los sentidos internos (que tienen base orgánica), especialmente gracias a la imaginación.

Ésa es la naturaleza que la persona humana necesita para crecer.







La esencia de la persona humana. Notas sacadas de la conferencia dictada el 25-XI-1994 en el salón de grados Mª Zambrano de la facultad de filosofía y letras de la Universidad de Málaga. (Miscelánea poliana nº 4, p.42). Citamos las páginas según la recopilación titulada "Antropología y trascendencia" publicada por I. Falgueras y Juan A. García

Para saber más:
Etiqueta 6.1.0 esencia humana
Etiqueta 6.1.6 crecimiento de la esencia humana
Etiqueta 8.0.0 el cuerpo humano
Etiqueta 9.1.0  la evolución
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¿Se puede considerar la esencia humana como autoperfección "habitual"?

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Antes de contestar me permito recordar la nota n.1 del Tomo II de la Antropología trascendental de Polo. Dice así: "En atención a la distinción real de ser y esencia, es mejor decir "esencia de la persona humana" que "esencia del hombre".
Para resaltar la distinción entre la esencia de la persona humana y la esencia extramental, empleo la expresión "esencia humana".

Pues bien, la esencia humana sí puede considerarse como autoperfección "habitual".

La Universidad de Navarra publicó en 2006 un cuaderno de Polo titulado "La esencia humana"; el capítulo VII se titula "La esencia humana como autoperfección habitual".

Lo que allí se explica es que la esencia humana es propia de cada persona humana, depende de su libertad.

La esencia del universo o esencia extramental es común a todos los entes naturales.
La naturaleza física es principio estable de operaciones. Las cosas son lo que son y actúan siguiendo el orden ya establecido. Las causas y principios que mueven el universo conducen al despliegue de las condiciones iniciales.

Con el hombre aparece la novedad en el universo. No la novedad de un nuevo film, sino la novedad de una realidad que realea de modo distinto a como realea lo extramental.

Lo "primero" no es sólo la naturaleza física, la determinación de las cosas que son como son. Existen seres libres que pueden destinarse, desbordando el concepto sencillo de naturaleza.

Por eso hablamos de "autoperfección".
La naturaleza física puede condicionarme a crecer, pero soy yo, libremente, quien se hace jugador de basket. Es una perfección que me doy.
Y aunque físicamente no lo consiga, aunque nunca aprenda a encestar, mi querer hizo expresarse a la libertad que soy. Me apoyé, hice pie, en la realidad física de la cancha y añadí la novedad de un "nuevo" aficionado.

¿Por qué llamamos "habitual" a esa autoperfección novedosa, que no física, aunque también se manifieste en los partidos?, porque se trata de un hábito, de un "tener".
Al gorila se le puede poner un sombrero. Pero soy yo quien, libremente, se pone el sombrero. Lo "tengo" porque estoy añadiéndole un sentido a mi cuerpo (así estoy más "chic").

Los hábitos inferiores (categoriales, como llevar un anillo o espirituales, como saber geografía) componen la "autoperfección habitual" (¡virtudes!) que llamamos esencia humana.

Es, con otras palabras, el crecimiento novedoso de mi vida.
Crecimiento inagotable porque depende del acto de ser persona. Nuestro crecimiento se parece más al de los ángeles que al de los gusanos.






Glosa a Juan A. García González: Existencia personal y libertad. Anuario filosófico nº 95. 2009, p. 333.3

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¿Cómo se esclarece el estudio de la esencia humana?

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La esencia humana sólo se esclarece desde el acto de ser humano (desde el ser personal); por eso, el estudio del trascendental personal que Polo llama "co-existencia humana" o "además" tiene que ser previo al estudio de la esencia.
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¿Qué tiene que ver la esencia humana con la esencia del universo?

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La esencia humana es distinta de la esencia del universo físico, aunque está en contacto con ella a través del cuerpo.

Lo que sí debemos decir es que la esencia humana es referente del universo, se ejerce y crece gracias a la vida recibida en el universo.

Sin embargo, es cada persona la que dispone del universo, a partir de su inserción o concepción, elevándolo a ser su mundo.

Y ese disponer, ese ejercicio, es la esencia humana. Es lo que cada hombre aporta a la creación.

La persona humana le da al universo unas perfecciones que éste no puede darse. El hombre es el perfeccionador que se perfecciona o perfeccionador perfectible.

Al perfeccionar el mundo, ejerce su esencia, la hace crecer.


La esencia humana es el autoperfeccionamiento que se consigue al perfeccionar el mundo (nótese el valor del trabajo).
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¿Es lo mismo el despliegue del universo que el autoperfeccionamiento del hombre?

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Las naturalezas intracósmicas (seres vivos) no se dotan de su propio perfeccionamiento, pues depende de la causa final.

En el caso del hombre no es así. La naturaleza del hombre se premia a sí misma.
Esa alternativa de adquirir virtudes o vicios presupone la libertad.
(porque puedo ser todas las cosas, porque soy radicalmente libre, debo autodeterminarme).
El ser personal es libertad (está abierto por dentro).

Para que una naturaleza sea capaz de "esencialización" (que es el autoperfeccionamiento) tiene que estar dotada de libertad.

En efecto, la esencia del universo no se mejora porque un elefante sea amaestrado. Eso ya está previsto por la causa final, por el orden del universo.


Sin embargo, la esencia del hombre se perfecciona cuando esencializa el mundo, trabajando por amor.
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¿Es el hombre un microcosmos?

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No.

Al decir que el hombre es un microcosmos, los griegos querían exaltarlo.
Pero no es así, el hombre es más que un microcosmos. Es capaz de inspiración.

"Cosmos" significa orden.
La causa final del universo físico es el orden.
La esencia del universo es la unidad de orden.

El hombre es más que la ordenación de lo que existe.
El hombre se dota de perfección (o se castiga con el vicio) al ejercer sus actos. Cantando.

La unidad de la esencia "humana" no es la unidad de orden, sino la unidad de la vida creciente, que tiende a su consumación.

Consumación que no es posible si no hay otro que la acepte como don. El hombre solo es un absurdo. Un microcosmos solitario es un desastre ecológico.

La consumación, a fin de cuentas, es el encuentro definitivo con Dios: la co-existencia se consuma cuando el don es aceptado.

Fíjense que la verdad no tiene un carácter termi­nativo, tampoco como eterno retorno, sino que ha de dar paso al canto: la persona puede cantar la verdad, y cuando la canta la transfigura en canto. La verdad así adquiere una realidad oferente, donal, cuya consumación es imposible si no existe otra persona.

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¿Qué relación existe entre la especie humana y la esencia de cada persona humana?

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La teórica "esencia" de un animal está al servicio de su especie y la especie está en orden a la esencia del universo, a su despliegue.

En el hombre al contrario, es la especie humana la que está en orden a la esencia humana, de cada esencia humana, de cada persona.

El hombre tiene "esencia" o es esencia en sentido propio.

El hombre, como el animal, tiene una naturaleza intracósmica, pero la persona humana, al ser extracósmica se manifiesta convirtiendo la naturaleza física en naturaleza humana, en esencia humana. Por eso dice Polo que el cuerpo humano es hasta cierto punto intracósmico.

La esencia humana es el autoperfeccionamiento que se va consiguiendo, o creciendo, al transformar el universo en mundo. La persona humana está en contacto con el universo, gracias a su cuerpo, que es, hasta cierto punto, intracósmico.

La naturaleza humana, como la del animal está al servicio de la especie, continuándola ; pero la especie humana no está solo ordenada al fin del universo, como los animales y plantas, sino que está también, y ésta es su dignidad, al servicio de cada esencia humana, es decir, está disponible para que cada persona humana disponga, ejerza su esencia, la haga crecer, según el orden del amor.

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¿Podemos conocer la esencia humana con el método sistémico?

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No completamente.
Con el método sistémico no llegamos a conocer el acto de ser, la persona de la que depende la esencia humana.

Con el método sistémico no podemos ver la esencia humana desde el acto de ser.

Para conocer cabalmente la esencia humana deberemos abandonar el límite mental según su 4ª dimensión.
Una vez que hemos alcanzado el ser personal (3ª dimensión del abandono) podremos acceder a su manifestación esencial demorándonos.

El método para conocer o acceder a la esencia humana consiste en "quedarse" en la esencia humana.

En la 4ª dimensión hay una demora creciente en el límite mental para comprender la esencia humana.

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vida humana

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Conviene señalar dos distinciones : la distinción entre viviente y vida y la distinción entre vida recibida de los padres y vida añadida por cada persona.

Veamos la primera distinción:
El viviente es el acto de ser personal humano, que Dios crea directamente, libre, inteligente y amoroso.

La vida es la esencia de cada hombre.
La vida depende del viviente, es manifestación del viviente, pues el acto de ser no se agota en el vivir (es además).

El acto de ser es creado personalmente por Dios y activa la naturaleza humana, esencializándola.

No se trata de que el acto de ser actúe sobre una naturaleza humana preexistente. Una naturaleza física deviene humana cuando Dios crea la persona. Por eso es oportuno ver ahora la segunda distinción:

La vida recibida de los padres es una naturaleza física "esencializada" en la persona que la recibe.
No olvidemos que una naturaleza física es materia + forma sustancial + causa eficiente intrínseca.
La primera célula viva deviene "humana", deviene vida recibida, cuando al ser apta para ser "animada", en el instante de la concepción, y no antes, es efectivamente unida a la persona humana. Es ése el momento de la creación de una nueva persona y de la vida "humana" (tanto recibida como añadida).

La vida añadida es lo que aporta el nuevo acto de ser: el ser "humano" y la esencialización. Lo que era una sencilla naturaleza física se convierte en persona humana, que aparece materialmente en el universo físico y comienza a crecer.

A partir de ahí, la persona, el acto de ser personal, la libertad trascendental, se va abriendo paso, esencializando cada vez más, haciendo crecer lo que será el don de la persona o su manifestación libre.

Las facultades se van "hiperformalizando", es decir, mejorando.
Por ejemplo, la imaginación, de entrada, naturalmente, es como la imaginación de un perro.
Las facultades animales son principios, pero principios que tienen un límite de crecimiento, pues su base es orgánica. Son principios en cierto modo fijos.

Polo habla de "hiperformalización", señalando así que las facultades de la naturaleza humana no sólo son un desarrollo de las condiciones iniciales, sino que superan esas condiciones.
Nuestra imaginación cerebral puede ser manifestación de una sinfonía musical, con novedades insospechadas. Es así como la naturaleza deviene virtuosa, al ser el instrumento del "disponer" (esencia humana es también el disponer) del viviente.

El hombre supera su naturaleza física inicial, va más allá de ella, la esencializa, convirtiéndola en respuesta amorosa a su Creador amoroso.

Y como siempre sobra, su crecimiento es irrestricto.

La vida recibida de nuestros padres es solo hasta cierto punto intracósmica, pues el hecho de proceder de dos personas humanas apunta ya a lo metacósmico, pero además, es vida "humana" (extracósmica) desde el momento de la concepción, en el que la persona es creada, cambiando instantáneamente la naturaleza de la primera célula, que será, desde entonces, manifestación de la nueva persona.


El hombre se sale del mundo porque tiene (sí, "tenemos", como dicen los griegos), porque tiene, digo, una tarea que realizar para alguien. Su vida es un don libre.

La dimensión que hace al hombre ser persona es ese añadirse convirtiendo la vida recibida en don para alguien. Pero atención, esto no quiere decir que el hombre sea un ente físico al que se le añade una dimensión espiritual. La vida "recibida" es "recibida" por un quién extracósmico, no físico. Es vida humana solo en tanto que "recibida". Antes de la recepción (concepción) no hay vida humana.

La vida añadida no es una dimensión de la vida física. Mis huesos y mi sangre son físicos hasta cierto punto. En cuanto "míos" no son físicos, sin embargo, en cuanto pertenecientes al universo físico, me permiten relacionarme con otras personas humanas y amarlas (si quiero).

Por eso Polo dice que, en cuanto persona, el hombre es una "segunda" criatura (la primera criatura es el ser de universo).

Aristóteles acierta al definir el hombre como animal racional. En efecto, el tener razón lo caracteriza.

Nosotros añadimos algo que está más allá del cosmos. No estamos diciendo que el hombre sea un animal "personal". La persona no es una característica mundana. Ser persona es ser fuera del mundo, aceptando, dando, cantando, con nuestra vida, con nuestro mundo.

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¿Es lo mismo el alma animal que el alma humana?

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El alma humana es dual. Vida recibida de nuestros padres + vida añadida por cada persona.

La vida que recibimos de nuestros padres no es "humana" antes de la fecundación. Una vez fecundada, la vida animal recibida de nuestros padres es condición de la manifestación de la vida añadida por el alma humana, creada directamente por Dios en el instante de la concepción.

El alma  de los animales es sólo el principio de la vida animal, la forma del ser vivo, ya finalizada en el orden físico del universo. Por eso llega un momento en que no puede dar más de sí. Lo máximo que puede hacer es reproducirse.

El alma humana, sin embargo, es capaz de crecimiento irrestricto pues depende de una persona humana. Aunque necesite del cuerpo para manifestarse, sus raíces son interiores, es espíritu y crece.


Para saber más, ver la etiqueta 6.1.0  vida humana.


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¿Qué distinciones ayudan a entender la "animación" del cuerpo humano?

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Conviene señalar dos distinciones : la distinción entre viviente y vida y la distinción entre vida recibida de los padres y vida añadida por cada persona.

Veamos la primera distinción:
El viviente es el acto de ser personal humano, que Dios crea directamente, libre, inteligente y amoroso.

La vida es la esencia de cada hombre.
La vida depende del viviente, es manifestación del viviente, pues el acto de ser no se agota en el vivir (es además).

El acto de ser es creado personalmente por Dios y activa la naturaleza humana, esencializándola.

No se trata de que el acto de ser actúe sobre una naturaleza humana preexistente. Una naturaleza física deviene humana cuando Dios crea la persona. Por eso es oportuno ver ahora la segunda distinción:

La vida recibida de los padres es una naturaleza física "esencializada" en la persona que la recibe.
No olvidemos que una naturaleza física es materia + forma sustancial + causa eficiente intrínseca.
La primera célula viva deviene "humana", deviene vida recibida, cuando al ser apta para ser "animada", en el instante de la concepción, y no antes, es efectivamente unida a la persona humana. Es ése el momento de la creación de una nueva persona y de la vida "humana" (tanto recibida como añadida).

La vida añadida es lo que aporta el nuevo acto de ser: el ser "humano" y la esencialización. Lo que era una sencilla naturaleza física se convierte en persona humana, que aparece materialmente en el universo físico y comienza a crecer.

A partir de ahí, la persona, el acto de ser personal, la libertad trascendental, se va abriendo paso, esencializando cada vez más, haciendo crecer lo que será el don de la persona o su manifestación libre.

Las facultades se van "hiperformalizando", es decir, mejorando.
Por ejemplo, la imaginación, de entrada, naturalmente, es como la imaginación de un perro.
Las facultades animales son principios, pero principios que tienen un límite de crecimiento, pues su base es orgánica. Son principios en cierto modo fijos.

Polo habla de "hiperformalización", señalando así que las facultades de la naturaleza humana no sólo son un desarrollo de las condiciones iniciales, sino que superan esas condiciones.
Nuestra imaginación cerebral puede ser manifestación de una sinfonía musical, con novedades insospechadas. Es así como la naturaleza deviene virtuosa, al ser el instrumento del "disponer" (esencia humana es también el disponer) del viviente.

El hombre supera su naturaleza física inicial, va más allá de ella, la esencializa, convirtiéndola en respuesta amorosa a su Creador amoroso.

Y como siempre sobra, su crecimiento es irrestricto.




Etiqueta 6.1.0  Vida humana
Etiqueta 6.1.0  alma humana

De esto habla Antonio Alonso en su tesis doctoral en la PUSC 2010, "Libertad y hermenéutica cristiana en la filosofía de Leonardo Polo", p.165 y nota 274.

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¿Qué aporta el acto de ser personal a la naturaleza humana?

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La naturaleza humana no existe realmente sin el acto de ser personal.

Dicho esto y para caracterizar lo que distingue el acto de ser del universo físico del acto de ser personal, diremos que la naturaleza humana es "humana" gracias a la libertad aportada por el acto de ser personal.

El acto de ser personal aporta a la naturaleza humana la novedad.

El acto de ser personal es libre, inteligente y amoroso. Así lo crea Dios en el momento de la concepción.

Y por eso, en ese instante,  al activar (esencializar) la naturaleza humana (cuerpo animado por un alma dependiendo del acto de ser personal) no solo le da el existir sino que la hiperformaliza, la introduce en el ámbito de la máxima amplitud.

Comprendemos así que aunque nuestros padres nos den la genética, no somos su prolongación, ya que cada persona (creada directamente por Dios), aporta su novedad. No está determinada.

Llamamos esencia humana precisamente a la manifestación de la novedad del acto de ser personal.

La persona está llamada a cantar novedosamente, haciendo pie en el límite, allí donde se juntan cuerpo y alma (naturaleza humana).






De esto habla Antonio Alonso en su tesis doctoral en la PUSC 2010, "Libertad y hermenéutica cristiana en la filosofía de Leonardo Polo", p. 166.3


Etiqueta 6.1.0 esencia humana
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¿Cómo explicar que la educación cristiana es una educación en la libertad?

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Para explicar que la educación cristiana es una educación en la libertad habrá, en primer lugar, que quitar los obstáculos que impiden comprender la explicación.

Un obstáculo serio es la falta de diálogo. Si no hay amistad, difícilmente entenderemos que, para crecer, necesitamos de los demás.

Y luego, la vía de ese diálogo tiene como contenido la noción de crecimiento natural.

El crecimiento natural de la persona humana no es neutro (para el hombre es la ley de la razón, lo razonable). La vida humana (la esencia de la persona humana, su manifestación libre) crece.

Es una cuestión de ley natural.

El problema está en cómo hablar de ley natural sin que haya una "levée de boucliers". Ana Marta González lo hace muy bien cuando muestra que el consenso sobre la ley natural es camino de concordia entre las culturas.


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¿Cuál es el punto más delicado de la obra educativa?

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Benoît XVI en su Mensaje del 21-I-2008 pide encontrar el equilibrio adecuado entre libertad y disciplina.

Si observamos las tres "dimensiones" de la Ética (Normas, Bienes y Virtudes), la libertad depende más bien de la virtud, y la disciplina de las normas.

Para ayudar a crecer faltará fijar con acierto los bienes a conseguir.

Cuando educandos y educadores coinciden en los objetivos (los bienes a conseguir) es más fácil armonizar la disciplina y la libertad.


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¿Se puede implantar la ética a costa de la libertad?

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No. Porque la ética es la ciencia de la vida humana buena creciente. Y sin libertad no hay vida humana, ni buena, ni creciente.

Es preferible que haya libertad, aunque la gente se porte mal, a tratar de implantar la ética a costa de la libertad.

Es obvio que si se pegan dos tiros al que vende droga, deja de vender droga, pero ¿es mejor?

La ética es posible en tanto que el hombre es libre, y es valiosa en cuanto que aumenta la libertad.

Un hijo es libre. ¿No hubiese sido mejor educarlo con la estaca?
Un ser que actúa sólo por condicionamiento es un inútil ético. No se pueden forzar las cosas. Como es cuestión de libertad, puede salir mal; pero si se prescinde de la libertad, todo se acabó.

El hombre es un ser ético porque es un ser libre.
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¿Qué es servir?

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Servir es "hacerse otro", por el amor, gracias a los dones que aceptamos y otorgamos.

Aprendí de Ignacio Falgueras que "hacerse otro" es más que desvelar el ser. Pues cuando el ser se desvela nos inspira y le cantamos, dándole más.

Servir es "hacerse otro" para dar más a alguien. Es convertirse en bien para alguien.

Somos un bien para los demás gracias a los dones, que aceptamos y otorgamos.

Si el bien es lo otro que el ser en orden a su realización, servir será el "hacerse otro" para dar más a alguien, en orden a la comunión de personas (que es el amor).


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¿Qué papel juega el honor en la salud de una sociedad?

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En el interior de la familia somos naturalmente apreciados y queridos.

En el seno de la estructura suprafamiliar aparece la aspiración a ser apreciado.

En el seno de la familia, por lo común, está asegurado el aprecio.

Cuando un ser humano es valorado positivamente, se le hace un gran favor porque él procura estar a la altura de esa valoración.

Es natural desear que los padres estén orgullosos del hijo. Es una gran motivación para el hijo.

En cambio, cuando se le valora de modo mezquino, no hace nada para superarse.

La sociedad suprafamiliar posee también un sistema de reconocimiento valorativo.

El sistema de valoraciones vigente es un índice de la salud de una sociedad.

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¿Cómo crece la esencia humana?

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El hombre es un ser capaz de crecimiento irrestricto, un ser que nunca acaba de crecer.

El crecimiento orgánico se acaba. La formación de los circuitos neuronales también. Pero el hombre en cuanto tal (su esencia, su vida, su manifestación, su disponer) es capaz de crecer sin coto.

El hombre se perfecciona haciendo crecer su vida buena, es decir, comportándose éticamente : otorgando bienes, según el orden del amor (ir a etiqueta 6.2.4 Preguntas sobre la felicidad. Allí se describe el ordo amoris).

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