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¿Por qué el interés de Polo por la Teoría del Conocimiento?

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Polo ha entendido su tarea como el intento de expresar y sacar partido a un descubrimiento súbito, que tuvo lugar en la primavera de 1950: el carácter de límite que comporta el objeto para el pensar.

Este descubrimiento desembocó en un método, que constituye el nervio de su aportación: el método del abandono del límite mental.

A este propósito y para tener una visión rápida de la Teoría del Conocimiento de Polo es interesante el artículo de José Ignacio Murillo: Distinguir lo mental de lo real. En Studia Poliana n. 1.



También el de Juan A. García : El abandono del límite mental y el conocimiento. Cuadernos de Anuario Filosófico n. 11.


El meollo del conocimiento es la "separación" que estudiamos en la etiqueta 1.5.3
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¿Cómo se puede describir la operación mental?

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La operación mental, cuando objetualiza, se puede describir como el ocultamiento que se oculta.

Lo que se oculta es la operación mental. (Concretamente, se oculta el carácter dual de la operación mental y aparece solo el objeto)

Y al mismo tiempo la operación mental es un ocultamiento, pues cuando pensamos objetivamente queda oculto el carácter "objetivo" de lo pensado. Nos quedamos prendados de la realidad aspectual presenciada.

Al pensar objetivamente "se supone" el objeto.




El meollo del conocimiento es la "separación" que estudiamos en la etiqueta 1.5.3


¿Qué ventajas tiene el verbo "alcanzar"?

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"Le dí a la caza alcance".

Volé tan alto, tan alto, que le di a la caza alcance.

Alcanzar remite etimológicamente a talón (calx-cis) y tiene el significado de llegar hasta algo, ir tras los talones de alguien.
En la teoría del conocimiento, "alcanzar" se utiliza para designar que sin llegar a tocar a tocar el tema, aunque sea distinto a nosotros, coincidimos, logramos adherirnos al tema, añadirnos.

Por ejemplo, el objeto conocido y la actividad cognoscente de la operación intelectual forman una mismidad. Hay conmensuración entre ambos.
La inteligencia alcanza los temas. Aunque siga separada.




Glosa a Juan José Padial. El abandono del hogar y el alcance de la intimidad. II Conversaciones de AEDOS. Unión Editorial. p. 88.2



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¿Qué quiere decir extrañeza?

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Polo llama "extrañeza" a la simple yuxtaposición entre conocer y conocido.


Así se pierde la dualidad entre conocer y conocido.
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¿Cómo se entiende bien la esencia del universo?

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La clave para entender el universo es admirar su orden, su armonía.

Considerémoslo teleológicamente. "Telos" se refiere aquí al orden evidente y asombroso que reina en el cosmos.

Las sustancias elementales, aunque carecen de naturaleza (pues no tienen unidas a ellas una causa eficiente que les haga ser principio de operaciones), "cumplen" el orden a su manera, movidas desde fuera.

Las sustancias naturales, que llamamos naturalezas, contienen en sí mismas una causa eficiente, una relación con el fin, con el orden. Por eso operan "naturalmente", desde ellas mismas, al servicio de la sinfonía natural. También "cumplen" el orden.


Polo nos propone un método para encontrar noéticamente ese orden del universo: si pugnamos con nuestro límite mental (2ª dimensión del abandono, que estudiaremos, si Dios quiere, en la etiqueta 2.1.2), si pugnamos, digo, con la mismidad de nuestro pensamiento, encontraremos la esencia extramental, es decir, el universo como esencia u orden del universo.

El universo como esencia es la unidad de orden, en cuanto unidad ordenante, en tanto que "telos" del conjunto de sustancias y de sus operaciones, que "cumplen" divinamente ese orden.

Estamos en el terreno de la pasión de los científicos, estudiosos de las leyes de la naturaleza, de las brumas, de las cataratas, de los bosques y malezas.

Llamamos causa final al "cumplimiento" del orden. Este es el sentido preciso de la noción de causa final en Aristóteles. Cumplimiento que incluye la indeterminación de la materia, haciéndola maleable por el azar, sí, pero también por la voluntad del hombre.

Y la esencia del universo o el universo como esencia es la totalidad causal, no sólo la causa final, que es el "cumplimiento" sino la tetracausalidad u orden completo del universo.

Tetracausalidad que, por otra parte, es realmente distinta del acto de ser del universo o ser como primer principio o ser extramental, trascendental metafísico (ver etiqueta 3.1.0)


Las causas no son trascendentales (salvo la causalidad trascendental). Las causas son predicamentales y Polo las identifica con el análisis del primer principio. Esa es la  esencia del universo.

La tetracausalidad es el universo como esencia.

Dios es Creador del ser extramental y de su esencia, armoniosamente tetracausal.





La esencia de la persona humana. Notas sacadas de la conferencia dictada el 25-XI-1994 en el salón de grados Mª Zambrano de la facultad de filosofía y letras de la Universidad de Málaga. (Miscelánea poliana nº 4, p.37.3 a 38.4). Citamos las páginas según la recopilación titulada "Antropología y trascendencia" publicada por I. Falgueras y Juan A. García


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¿A qué llamamos realidad?

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Realidad significa "actividad".

"Lo" pensado, no es real. (El objeto pensado es irreal).

Sin embargo, el "acto" de pensar, es real.


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¿Es real el "entender"?

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Llamamos "realidad" a lo que es. Actividad.

Pero el ser se dice de muchas maneras.

El "entender" es real.
Pero siendo real el "entender", no es sencillamente el ser, porque la realidad del "entender" es "hacerse otro".

Si el ser es acto, el entender es acto de acto.

Si el ser "realea" como acto, el entender "realea" como acto de acto.

Entender es acto noticioso, trasparecer activo: un desdoblamiento del acto tal que, sin dejar de ser acto, acoge cabe sí, como acto novedoso, lo otro.

Entender es pues otro sentido de la realidad, más rico, propio de seres superiores, capaces de crecer con ganancia noticial.





De esto habla Ignacio Falgueras en Studia Poliana n. 2.  2000, p. 197 


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¿Qué es lo real?

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La palabra real y la palabra realidad vienen del latín res, "cosa".

"Cosa", para los medievales, es un trascendental que equivale a ente. Todo lo que existe, todo lo real, es "cosa".
(No explicamos aquí por qué Polo descarta "cosa" de la lista de los trascendentales. Lo que nos interesa ahora es solamente indicar el sentido que damos a la palabra “realidad” o “real”).

Lo real es lo que es, pero con un matiz importante: todo lo que es fuera de "mi" mente. Aunque yo no lo piense.

Cuando decimos "real" queremos decir que una cosa "es" fuera de "mi" mente. Es, aunque yo no la piense.
No es real un ente de razón, como la "nada". Porque la "nada" solamente existe en la mente.

No es real el objeto intencional.
Real, sin embargo, es el acto de conocer que se coactualiza con el objeto intencional (éste sí que es irreal) poseyendo así, intencionalmente, la semejanza de las cosas.

Aristóteles (etiqueta 20.4.3) distinguió dos sentidos de lo real: pues no es lo mismo la realidad de una montaña que la realidad del “acto de conocer” (etiqueta 2.0.1).

La sustancia, por ejemplo, una montaña, es un ser en sí, una realidad en sí. Su ser es "sencillo", fuera de mi mente.

Mi "conocimiento" de la montaña también es real, pero su ser no es como el ser de la montaña. "Realea" (Falgueras) de modo distinto.

El ser del "conocer" es una apertura que acoge otro acto en su interior. Es acto de acto. Es un hacerse otro. O, a nivel trascendental, convertirse en otro (ser hacia otro).


La filosofía posterior ha ido perfilando los distintos sentidos de lo real, por ejemplo, la realidad del universo o acto de ser del universo no es lo mismo que la realidad del ser personal.

Entonces :

Dios es real,
las personas son reales,
el conocer es real,
el mundo es real.

Pero son reales de distintos modos. El ser se dice de muchas maneras.

Irreal es sólo el objeto del pensamiento, que es intencionalidad pura y los entes solo de razón, como la "nada".

El acto de conocer, acabamos de decirlo, es real, en un sentido de la realidad distinto del sentido que tiene la realidad física.

Por ejemplo, si usted está pensando, está actuando fuera de mi mente, pero es un estar fuera de mi mente distinto al modo de estar una montaña.
Y si usted está mirando un paisaje, los colores que está sintiendo son reales de modo distinto a como es real la luz física.

Para pensar, el entendimiento, que es real, pero no como una montaña,  forma el objeto, que no es real. (El objeto, siendo irreal, remite a la realidad extramental. Es lo que se llama "intencionalidad" del objeto).
El objeto, lo pensado, no es una realidad en sí, es “en” el acto de pensar.
Ése tener un "en", una interioridad distingue la realidad del entendimiento de la realidad de una montaña.

El acto de pensar es acto que no es sencillo, es un acto abierto, que posee intencionalmente.

En sí, el objeto es irreal, su ser es solamente remitir a la realidad extramental, que si es, por ejemplo, una montaña, será una realidad sencilla, distinta de la realidad del acto de conocer.




Para saber más sobre la intencionalidad ir a etiqueta 2.2.0


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¿Un espíritu, es una cosa?

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No.
Una cosa es real según la sencillez del acto de ser del universo físico. (Aunque la esencia del universo físico sea tan complicada como propugna la física cuántica). A fin de cuentas las cosas son como son.

Sin embargo, un espíritu es real de modo distinto.
Su acto de ser no es sencillo. Su acto de ser se convierte con su acto de conocer y, libremente, con su acto de amar. Está abierto por dentro.

La sustancia material (una "cosa") no ejerce jamás el conocimiento.
Si los animales pueden conocer sensiblemente es porque poseen facultades inmateriales (en soporte material). La materia no piensa ni siente.

La cosa no tiene nada que ver con el conocer.
El conocer es inmaterial, también en los animales.

Una cosa no es un acto de conocer, salvo que su ser sea un acto de conocer (al convertirse el uno en el otro), como es el caso de la persona; pero entonces ya no es una "cosa".


En los espíritus, en las personas,  el conocer se convierte con el ser, pero siendo siempre distintos.
El actus essendi (ser) y el actus cognoscendi (conocer) son distintos, aunque Dios los confiera a la criatura en estricta propiedad privada, en su raíz.


De ahí que los filósofos que parten de la idea de "sujeto", sin distinguir entre el acto de ser personal y el inteligir, tengan tantas dificultades para comprender lo que es el conocimiento. La unidad que piensan es prematura e ignora la distinción.





De esto habla Lluís Pifarré en su libro "Entender a Leonardo Polo", p. 61.3
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¿Es jerárquica la realidad?

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Sí.

El ser, en su más alto nivel es el Acto puro, Dios. Identidad.

Las personas (ángeles y hombres) somos de un nivel ontológico inferior. Aunque somos capaces de Dios (somos relaciones subsistentes en el orden del Origen). Somos inidénticos.

El ser del universo es un ser sencillo, inferior a las personas. De ahí que una planta o un animal sean de un nivel ontológico inferior.

Hay pues jerarquía ontológica. Dios – persona creada – ser del universo.

Los niveles de la realidad no forman un "todo". No se tocan. No son las teselas de un mosaico.
Es impropio decir Dios y la criatura.




De esto habla Lluís Pifarré en su libro "Entender a Leonardo Polo", p. 73


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¿Qué es lo real? ¿Descubrió Aristóteles dos sentidos de lo real? Los distintos sentidos de lo real.

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La palabra "real" y la palabra "realidad" vienen del latín res, "cosa".

"Cosa", para los medievales, es un trascendental que equivale a ente. Todo lo que existe, todo lo real, es "cosa".
(No explicamos aquí por qué Polo descarta "cosa" de la lista de los trascendentales. Lo que nos interesa ahora es solamente indicar el sentido que damos a la palabra “realidad” o “real”).

Lo real es lo que es, pero con un matiz importante: todo lo que es, aunque yo no lo piense. Irreal es el objeto pensado.

Cuando decimos "real" queremos decir que una cosa "es" fuera de "mi" mente al pensar. Es, aunque yo no la piense.
No es real un ente de razón, como la "nada". Porque la "nada" solamente existe en la mente.

No es real el objeto intencional.
Real, sin embargo, es el acto de conocer que se coactualiza con el objeto intencional (éste sí que es irreal) poseyendo así, intencionalmente, la semejanza de las cosas.

Aristóteles (etiqueta 20.4.3) distinguió dos sentidos de lo real: pues no es lo mismo la realidad de una montaña que la realidad del “acto de conocer” (etiqueta 2.0.1).

La sustancia, por ejemplo, una montaña, es un ser en sí, una realidad en sí. Su ser es "sencillo", fuera de mi mente.

Mi "conocimiento" de la montaña también es real, pero su ser no es como el ser de la montaña. "Realea" (Falgueras) de modo distinto.

El ser del "conocer" es una apertura que acoge otro acto en su interior. Es acto de acto. Es un hacerse otro. O, a nivel trascendental, convertirse en otro (ser hacia otro).


La filosofía posterior ha ido perfilando los distintos sentidos de lo real, por ejemplo, la realidad del universo o acto de ser del universo no es lo mismo que la realidad del ser personal.

Entonces :

Dios es real,
las personas son reales,
el conocer es real,
el mundo es real.

Pero son reales de distintos modos. El ser se dice de muchas maneras.

Irreal es sólo el objeto del pensamiento, que es intencionalidad pura y los entes solo de razón, como la "nada".

El acto de conocer, acabamos de decirlo, es real, en un sentido de la realidad distinto del sentido que tiene la realidad física. Los tomistas actuales le suelen llamar "ser veritativo".

Por ejemplo, si usted está pensando, está actuando fuera de mi mente, pero es un estar fuera de mi mente distinto al modo de estar una montaña.
Y si usted está mirando un paisaje, los colores que está "sintiendo" son reales, en usted, de modo distinto a como es real la luz física (que es, digámoslo así, "movimiento de fotones").

Para pensar, el entendimiento, que es real, pero no como una montaña,  forma el objeto, que no es real. (El objeto, siendo irreal, remite a la realidad extramental. Es lo que se llama "intencionalidad" del objeto).
El objeto, lo pensado, no es una realidad en sí, es “en” el acto de pensar.
Ése tener un "en", una interioridad distingue la realidad del entendimiento de la realidad de una montaña.

El acto de pensar es acto que no es sencillo, es un acto abierto, que posee intencionalmente.

En sí, el objeto es irreal, su ser es solamente remitir a la realidad extramental, que si es, por ejemplo, una montaña, será una realidad sencilla, distinta de la realidad del acto de conocer.





Para saber más sobre la intencionalidad ir a etiqueta 2.2.0


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¿Es real la relación de la creatura con Dios?

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Sí.
Los actos de ser creados son reales.

Sin  embargo, en Dios, son relaciones de razón.

No se asusten.
Noten que nuestros objetos pensados son irreales. Y bien que jugamos con ellos.

Los actos de ser en Dios se parecen a las ideas en nuestra mente.





Para saber más sobre la creación ver etiqueta 1.6.0

Para saber más sobre la relación ver etiqueta 1.5.2
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¿Es real el universal?

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Nada "general" es real.
No hay nada real que sea general.

El problema de los universales se resuelve clásicamente diciendo que son entes de razón con fundamento en la realidad.

La persona no es un universal. La idea de persona sí es general (universal), pero esa idea sólo existe en quien la piensa.

En la realidad existen personas, cada quién es una persona real.

Sin embargo, no es lo mismo la realidad, el ser de una persona humana (que es dual, abierta por dentro) que el ser del universo, que es sencillo y se despliega en infinidad de formas.
Un orangután es, sencillamente, una de esas concretizaciones del ser del universo.

La persona es extracósmica.


De esto habla Polo en "Ética". Hacia una versión moderna de los temas clásicos. 2ª edición. Unión Editorial. p. 53.3

Para saber más sobre el universal, ver etiqueta 6.2.1


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¿Enfoca Polo el hábito de sabiduría del mismo modo que Tomás de Aquino?

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No

Las indicaciones más abundantes acerca del hábito de sabiduría se encuentran en Tomás de Aquino, con precisiones muy notables, pero Polo lo enfoca de otra manera al equipararlo a la tercera dimensión del abandono del límite mental.

De todos modos, Tomás de Aquino  admite que el conocimiento de sí es habitual, hasta el punto de que ese conocimiento es la culminación del alma.





Glosa a Antropología trascendental. I. La persona humana. p.154.2


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¿Por qué describe Polo el hábito de sabiduría como "buscar-se"?

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Porque el hábito de sabiduría es luz transparente, que por solidaridad con su tema, carente de réplica, puede describirse como "buscar-se".

El hábito de sabiduría alcanza el ser personal humano, su tema, es decir, los cuatro trascendentales personales: co-ser, libertad trascendental, inteligir personal y amar personal.

El inteligir personal busca conocerse. El amar personal busca aceptación. Carecen de réplica en su interior

Su búsqueda es inagotable.

La luz transparente que es el hábito de sabiduría, solidaria con su tema siempre será "además", buscar-se.




De esto habla Polo en Antropología trascendental II, p.20.3
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¿Por qué es problemática la sabiduría humana?

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Porque nunca se podrá decir "ya lo sé todo".

El ser personal es inagotable.

La sabiduría es alcanzar el conocimiento de sí. La antigüedad concedió a las inteligencias el poder de reflexión del espíritu, con una vuelta completa sobre sí mismo.

Pero esta reflexión completa es imposible para el hombre, es incompatible con su ser además, siempre más.

El hábito de sabiduría reclama continuación.

No, no nos aburriremos en el Cielo.





Glosa a Juan A. García González : Existencia personal y libertad. Anuario filosófico nº 95. 2009, p. 350.2


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¿Cómo enfoca Polo el hábito de sabiduría para evitar que se detenga?

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El hábito de sabiduría se detendría si alcanzara a conocerse definitivamente. Si llegara a conocerlo todo.

Esta detención se evita si nos atenemos a su dualidad.
Es decir, si no dejamos de considerar su dimensión metódica y su dimensión temática.

El método es además y el tema es además. Es una luz transparente.

La transparencia del intelecto personal es la solidaridad entre sus dimensiones metódica y temática.

Veamos si me explico:

El método para conocerme es evitar pensar un objeto. Debo pensar además del objeto. El método es además.

¿Y cuál es el tema que alcanzo?: un ser que es además, que es inagotable.

El conocimiento es fuente que conoce la fuente. Luz transparente.





Glosa a Juan A. García González: Existencia personal y libertad. Anuario filosófico nº 95. 2009, p. 350.3


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¿A qué llamamos transparencia?

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Llamamos transparencia a la solidaridad entre las dimensiones metódica y temática del intelecto personal.

(quizá necesiten ustedes echar un vistazo a la etiqueta 2.11 método-tema).

El tema de la sabiduría es conocerse. Conocer que nuestro ser es inagotable.

Pues bien, sólo desde la insaturabilidad de su buscarse, transparece el siempre más del "además" que somos (y que seremos).

Cuando soy fuente (y ésa es la sabiduría) sé que soy fuente (además).






Glosa a Juan A. García González: Existencia personal y libertad. Anuario filosófico nº 95. 2009, p. 350.4

Para saber más:

Sobre la transparencia : .Etiqueta 5.4.4
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¿Cuáles son los frutos de la apertura íntima?

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Recordemos que la apertura íntima es el desdoblarse del intelecto personal que, gracias al hábito de sabiduría alcanza a conocerse. (ver etiqueta 5.11).

Gracias al hábito de sabiduría, la persona alcanza a conocerse como además (co-ser), se sabe libre para destinarse (libertad trascendental), descubre su propia transparencia (intelecto personal) y acepta su propio ser donal (amar personal).

Entonces se abre hacia dentro, hacia la transcendencia, escuchando la voz de Dios, esperando conocerse como Dios la conoce.





Glosa a Juan A. García González: Existencia personal y libertad. Anuario filosófico nº 95. 2009, p. 349.5


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¿Qué quiere decir que la sabiduría humana no es un verbo personal?

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La sabiduría humana es hábito del intelecto personal.

Gracias a la sabiduría el ser personal se desdobla conociéndose.

Y esa sabiduría descubre que su ser no es autónomo, que es inagotable, que es adverbio de otro verbo personal (los cristianos sabemos que ése verbo es el Verbo).

La transparencia de la Sabiduría divina sí es un Verbo, el Hijo.

La transparencia de la sabiduría humana es un adverbio, un hábito personal.

El hombre sin Dios es como un rabo sin perro.





Glosa a Juan A. García González: Existencia personal y libertad. Anuario filosófico nº 95. 2009, p. 351, 2.


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¿Cuál es la ganancia de la carencia de réplica?

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La persona humana carece de réplica en su interior.

Eckhart afirma en su "Tratado del hombre noble" que en el fondo abisal del hombre interior se descubre la imagen de Dios.

Pero no piensen ustedes que es una imagen nítida. Se descubre a Dios como ámbito de la máxima amplitud.

La sabiduría humana alcanza a saberse inagotable y por eso busca una sabiduría superior a la propia.

La libertad recomienza sin cansancio, comunicándose al entender, que se torna hacia su tema, el Verbo divino, y comunicándose al amar donal, que espera que Dios acepte el don de nuestra vida.

La sabiduría humana gana así continuación, profundización, vida interior.





Glosa a Juan A. García González: Existencia personal y libertad. Anuario filosófico nº 95. 2009, p. 353, 2
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¿Cuáles son las dos grandes temáticas de la sabiduría humana?

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Las dos grandes temáticas de la sabiduría humana son el fundamento y el destino.
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¿Por qué la Antropología trascendental poliana destaca la congruencia metódico temática?

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Porque la persona humana, según la filosofía trascendental de Polo, es intelectualmente congruente.

Metódico-temática quiere decir "intelectual". El Inteligir personal es uno de los cuatro trascendentales personales, que se convierten con la persona.

"Congruencia" o "conveniencia dinámica" es, en la persona humana, su actividad intelectual, dual en su raíz. En efecto, el Inteligir personal se dualiza o desdobla gracias al hábito innato de sabiduría.

La sabiduría es la transparente lucidez del Inteligir personal. Es actividad intelectiva peculiar: "además", que es lo más conveniente para la persona humana.

La sabiduría mantiene una inescindible solidaridad con el Inteligir personal.
La persona (Antropología trascendental) es "además".
Su método (actividad intelectual) es "además2.
Su tema (la persona humana) es siempre "además".

El Inteligir personal es pues máximamente congruente.



De esto habla Jorge Mario Posada en "Congruencia metódico-temática de la antropología trascendental".  Studia Poliana 10, p. 119

Para saber más:
Sobre la sabiduría: ………………….…..Etiqueta 2.14
Sobre el Inteligir personal: ………,,,,,,….Etiqueta 5.5.2
Sobre la congruencia: ……………,,,..….Etiqueta 2.11.1
Sobre Método-Tema:…..……………….Etiqueta 2.11.0


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