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¿Tenía Cristo fe?

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No

Jesucristo no tenía hábitos innatos, es decir, de la Persona, pues su Persona no es creada, es una persona divina y poner hábitos en la persona divina sería erróneo.

No tiene tampoco hábitos infusos.

¿Pero y su esencia humana? ¿Tenía hábitos adquiridos? ¿Podemos hablar de una fe en la humanidad de Cristo, como manifestación esencial de su Persona, cual hábito adquirido de fe?
Tampoco.

Como la humanidad de Cristo no está sujeta al pecado, debe afirmarse que su presencia mental, durante su vida terrena, era susceptible de un perfeccionamiento intrínseco, de un intenso crecimiento "penetrativo", del que carece la presencia mental del hombre caído.

Para Cristo la presencia mental no era un límite, sino todo lo contrario.

¿Cómo funciona el conocimiento habitual adquirido en el hombre caído?
El conocimiento habitual adquirido es simbólico-ideal, es decir, un conocimiento que supera la limitación presencial del hombre caído, por no detenerse.
Por tanto, es inherente al conocimiento habitual culminar en el desciframiento de su carácter simbólico. Dicho desciframiento corre a cargo de los hábitos innatos.
       
Según el planteamiento poliano, el símbolo es un remedio a la limitación del conocimiento presencial humano. En consecuencia, en la medida en que otros conocimientos presenciales, como el de Jesucristo, no son limitados, los hábitos son innecesarios.

Jesucristo emplea con gran frecuencia y profundidad los símbolos, que desarrolla en lo que se suele llamar parábolas. Las parábolas son símbolos de especial intensidad, pero no son superiores a su conocimiento presencial.

Polo habla también de otra alta forma del conocimiento humano el conocimiento por connaturalidad o por noticia, que es señaladamente de índole afectiva. El conocimiento por noticia de La humanidad de Cristo posee un conocimiento por noticia especialmente intenso porque es inseparable de su visión beatífica.




He sacado estas ideas de unos papeles que me regaló mi amigo Vargas. Él, también me dijo que Polo le había dicho un día que los africanos éramos muy "astutos". Vaya usted a saber.

Los hábitos superiores los estudiaremos, durante el mes de agosto 2013, en las etiquetas 1.9.2


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noción de nada

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Les aconsejo ir a la "página" "Distinción. Nada. Creación" que puede usted encontrar en lo alto de éste blog.


Es un asunto sumamente difícil que merece una larga meditación.
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¿Qué es la gracia?

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Al abordar el tema de la gracia desde el punto de vista filosófico estamos sirviendo a la teología.

Racionalmente podremos distinguir:

1) el fruto de la llamada inicial que es tanto la gracia inicial (etiqueta 5.13.2)  como la gracia primera (etiqueta 5.15.0);

2) el mantenimiento de la llamada o gracia personal (etiqueta 5.16.0);

3) el encuentro con Dios o glorificación (etiqueta 5.18.0);

4) ¿y dónde colocar la gracia santificante de la teología (etiqueta 5.16.2)?
La gracia santificante de la teología es un "adelanto" del encuentro con Dios, otorgado por los méritos de Jesucristo.
Se debe al acto redentor trascendente de Dios.
Esta elevación sobrenatural se repercute en la esencia humana, de modo  que inteligencia y voluntad, si el yo quiere, son favorecidas por las luces de Dios y los impulsos del Espíritu.

La gracia santificante se corresponde con el tema de esta etiqueta que estudiamos ahora, la 5.16.2: la nueva creación o redención.

Me explico. Trascendentalmente, el hombre es salvado porque Dios mantiene la llamada (etiqueta 5.16.0), pero si se tiene en cuenta la caída (que también es trascendental), ese mantenimiento de la llamada exige una nueva intervención divina, la redención.

Decimos que es una "anticipación" porque es como la garantía de la salvación. La salvación no es otra cosa que el encuentro definitivo con Dios.

Me dirán ustedes, como me ha dicho un amigo teólogo, que cómo se explica entonces que los condenados al infierno, durante su vida terrestre puedan tener una "anticipación" del encuentro con Dios, si ese encuentro no se realizará nunca.

Cuestión sutil, pero que se resuelve, a mi entender, si nos damos cuenta de que al formularla hemos introducido "el tiempo de la esencia humana".
La anticipación de la que hablamos no es temporal "según la esencia", sino "según el futuro" o tiempo de la persona humana.

Los condenados, como el maligno, sufren trascendentalmente, porque se alejan de Dios cuando Dios sale a su encuentro.
En esta vida, pueden gozar de ese "eventual" encuentro futuro hasta que llegue el momento del juicio definitivo.


Para saber más sobre el tiempo ver las etiquetas 1.12.0


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¿Cuál es el fin del universo?

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El fin del universo es ser conocido por el hombre.

Esta tesis merece ser ampliamente meditada y ha sido desarrollada por Juan A. García, discípulo eminente de Polo.

El universo, piénsenlo bien, es enteramente virtual.

Debe su eventual actualización al entendimiento humano, sin el cual quedaría incompleto, no se actualizaría: permanecería potencial, virtual.

Juan A. García habla de "realismo virtual".


Es una de las tesis del libro Autognosis de Juan A. García González. Ver la reseña que hace Alejandro Rojas en Anuario Filosófico 2013, volumen 46, p. 210

Comprendan que si lo conocemos también lo podemos amar y ofrecerlo como regalo. ¿A quién?

Otro problema que se resuelve es el de si el universo creado es infinito. ¿Está el universo en expansión infinita? ¿Cómo entender el viajar infinitamente más allá de las galaxias?
Dios crea el mundo en la medida en la que lo conocemos…


Eso no quiere decir que los microbios no existan. Sencillamente, Dios los ha conocido de antemano, esperando que, como niños, los descubramos.
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¿Cómo describir lo que Polo llama "la réplica"?

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Una de las genialidades de Polo es su noción de "réplica".

Le servirá para explicar cómo el hombre, que está en busca de su identidad (¿quién soy?) sólo la encontrará, precisamente, en su "réplica", al destinarse a su destino.

Intentemos una primera aproximación a la noción de "réplica". Me voy a alargar pues no es un tema fácil. Aquí abordaremos sólo la "réplica" del universo, en otro momento investigaremos sobre la "réplica" de la persona humana.

Partiremos de un dato de experiencia: el universo existe.

Pues bien, cuando el hombre conoce el universo, posee, en su mente, una "réplica" del universo.

Aristóteles lo dice: el hombre es, en cierto sentido, todas las cosas.

Prestemos atención, pues vamos a dar un salto mortal: la "réplica" que poseo del universo no es "simétrica" al universo.

¿Por qué? Porque el ser del universo es el ser sencillo, el ser como "fundamento", es lo que es. Monolítico como Parménides. (Parménides es el gran enemigo, por decirlo así, de Polo). Este ser es sencillamente lo que es, desplegándose según el movimiento, según el orden que existe en el universo.

Mientras que su "réplica" en mi mente no es simétrica a ese ser, pues no es sencilla, sino dual (porque conozco lo que conozco, yo conozco el universo).

El hombre "esencializa" el universo : lo hace entrar en su propia esencia, al conocerlo. (ver etiqueta 06.01.00 Preguntas sobre la esencia humana).

Al universo esencializado por la mente, Polo lo llama "mundo".

Notemos la dualidad: no se trata de que el mundo exista sólo en la mente, en cuanto conocido, sino que el hombre dispone del universo gracias a su mente.

El mundo no es una réplica simétrica del universo, pues en ese caso, el mundo sería también un ser sencillo, fundamento. Y acabamos de decir otra cosa, concretamente, que el ser del universo está conectado al hombre. El hombre se dualiza con el universo transformándolo en mundo.

Fuera del hombre, el universo es un ser sencillo, lo que en metafísica clásica se llama "fundamento". Gracias al hombre, sin embargo, el mundo es dual. Un universo al que se le ha añadido la persona humana.

El hombre no crea el universo con su mente, lo perfecciona, según la dualidad del ser del hombre, transformándolo en mundo.

Gracias a su mente, el hombre está en el universo no como un murciélago más, sino haciéndolo "mundo". Todo cambia en el universo cuando aparece el hombre, pues se le ha añadido una energía nueva, creadora de novedades.

Tal perfección, que Polo llama, insisto, "mundo", es del orden de la esencia del hombre. El hombre "dispone" del universo gracias a su mundo.

Aquí conectamos con la cultura, que es prolongación de la naturaleza (pero no de la naturaleza del universo, que es siempre sencilla, sino de la naturaleza que el hombre ha recibido de sus padres, naturaleza que deviene así, al crecer en el hombre, esencia del hombre, "vida" del hombre y de la mujer, don que se puede ofrecer).

El universo no tiene réplica.

¿Tiene réplica la persona humana? Ése es el tema de la investigación de la etiqueta 5.4.2
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¿Proviene el hombre del universo?

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El universo no es capaz de crear al hombre, ni de contenerlo.

El ser como fundamento (el universo) es sencillo, mientras que el hombre es dual.


El hombre no es una esencia mundana. Sólo su cuerpo forma parte, también, de la esencia del universo.
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¿De dónde viene el hombre?

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El hombre no proviene del universo.

Es creado directamente por Dios.


Y lo inserta en el ser del universo, para que lo transforme en su "mundo"
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¿Cómo se encuentra el universo en el hombre?

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El hombre es el ser que "dispone" del universo en calidad de esencia.

Lo que en el universo es esse (acto de ser), en el hombre es esencia humana.

El universo es en el hombre un disponer, un aportar, un iluminar, un manifestar, al que llamamos "mundo".

El ser del universo, que es "sencillo", en el hombre es "dual", está esencializado en la esencia humana, y lo llamamos "mundo".


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¿Qué es la memoria del futuro?

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El Plan de Dios.

Benedicto XVI suele relacionar la "inspiración de la Biblia" con la "memoria".

El Espíritu Santo interviene "recordando" lo que estaba implícito en los datos históricos.


Nuestro destino (plan de Dios) va apareciendo según lo "recordamos".

¿Qué es el pecado original?

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Según Tomás de Aquino, el pecado original es un pecado de ciencia.

La ciencia propia de Adán habría sido la ciencia sólo del bien (no del bien y del mal), es decir, del bien en tanto que incrementable.

El pecado original es la omisión de dicha ciencia y su sustitución por la ciencia del bien y del mal, que compromete al hombre en actividades indebidas.


De esto se habla en L. Polo. Antropología trascendental. Tomo I. La persona humana. p. 173.2
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¿Por qué algunos pueden ser preservados del pecado original y otros no?

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Quizá nos acerquemos a una buena respuesta recordando las ideas sobre la distinción real entre acto de ser personal y esencia humana difundidas por Juan A. García en su blog.

La esencia humana, apunta Juan, tiene una cierta antecedencia.

El acto de ser no es causa, sino fin, destino.

Y me parece que es por esta vía  como se puede entender mejor el pecado original.

Pues la pregunta que la gente hace es: ¿por qué Dios no me ha preservado también a mí del pecado original?

El plan de Dios es que no pequemos. Pero nuestra vida antecede al querer de Dios.

La respuesta de María, hace que el plan de Dios se cumpla.


Juan A. García, en su blog sobre Polo, del día 4 de abril 2010, aborda la distinción.
Si quieren ustedes leer una síntesis de la distinción real esencia – acto de ser, vayan al principio de este blog, a la página (en rojo) ""Esencia – Ser. Su distinción"
La etiqueta 1.7.0 contiene las preguntas sobre la distinción real.


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¿Era inmortal Adán en el Paraíso?

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Sí, porque gracias al precepto de no comer del árbol de la ciencia del bien y del mal, no podía pecar. Su libertad no podía errar.

El pecado original es un pecado de ciencia: el querer conocer "solo", sin el precepto, (sin Dios) provoca la posibilidad de pecar, de que su libertad erre.

Deviene mortal al no saber descifrar ya el sentido de su cuerpo. No sabe llevárselo en el tránsito.

Para saber más sobre el pecado ver la etiqueta 12.3.1


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¿Hemos inventado históricamente el trabajo?

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No podemos pensar que hemos inventado históricamente el trabajo y que podríamos eliminarlo.

Tampoco podemos pensar que el trabajo es un castigo debido al pecado original, como si la vida de Adán en el paraíso hubiese sido una vida ociosa.

(El relato del Génesis es una explicación de los orígenes. Platón afirmaba que cuanto más envejecía, más amaba los mitos. No son cuentos fantásticos, sino sabiduría al alcance de todos).

Adán tumbado en el paraíso es un simple absurdo, si lo pensamos un momento. Aunque muchas veces se nos pase por la cabeza que Adán era feliz porque tenía todo al alcance de la mano, no hay tal.

Adán, que seguramente cometió el pecado original cuando era joven, es decir, ante de tener hijos con Eva, fue encargado de una tarea por Dios, una tarea que es importantísima: poner nombre a las cosas. Eso es lo primero que hizo.

Nombrar, como siempre se ha sabido, es ejercer un poder posesivo.

Es algo así como agarrar las cosas con la mano de la mente. Trabajo indispensable para poder dar.

La vida humana es crecer, asimilar y dar.



De esto habla Polo en "Ética". Hacia una versión moderna de los temas clásicos. 2ª edición. Unión Editorial. p. 42.3. Me he limitado a añadir algún comentario a lo que de él copio.

Para saber más:
sobre el trabajo, ver etiqueta 9.2.0
sobre el arranque de la ética, ver etiqueta 9.1.0

sobre la revelación primitiva, ver etiqueta 9.1.0
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