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¿Cómo insiste el espíritu en el cuerpo y en la naturaleza?

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Perfeccionando.

El cuerpo de cada quién se perfecciona esencializándose, gracias a la ética (arte del espíritu: el arte de conducir la propia vida).

La naturaleza humana se perfecciona en cultura, que es común, como la naturaleza, a los hombres y mujeres que la poseen. Cada uno posee la suya, su naturaleza, y su cultura, en comunión con los otros que juegan en la misma red.

El alma (que es de un quién espiritual, espíritu) hace nuestro cuerpo más nuestro al otorgarle su simbología. Lo hace más estable, más viable, de tal manera que será apto para acompañarla en el paso que es la muerte. Es así un cuerpo más unido al alma, transfigurado. Un cuerpo espiritual.

El cuerpo resucitado es un cuerpo en el que el espíritu humano es tan activo que aquello que ahora es carne y hueso, seguirá siendo mi cuerpo, pero penetrado por la plenitud del espíritu.

Unamuno dice: “yo soy de carne y hueso”, pero añade que no quiere ser hombre más que de carne y hueso. Ha cortado las alas al alma.

Somos mortales porque somos de carne y hueso, pero, atención, suele pensarse que nuestro cuerpo es inexorablemente mortal, y eso no es verdad.

La verdad es que mi cuerpo es de carne y hueso en tanto que su unión con el alma no es suficientemente intensa; entonces el alma transita (en el momento de la muerte), y el cuerpo no.

Como ven, es cuestión de ética. La ética es el arte de conducir la vida. La ética acompaña al alma en su paso. Si poseemos la ciencia de Dios, nos llevaremos al cuerpo.

Paralelamente, la cultura es “continuatio ficta natura”. En sociedad; los humanos perfeccionamos la naturaleza actualizando sus potencialidades, cifrando en símbolos.

Piensen ustedes en el valor de una cultura cristiana.

De esto habla Polo en el último capítulo de Quién es el hombre, p. 216.

Para saber más sobre la cultura, ver Etiqueta 7.2.0
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¿Qué es el horizonte?

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Polo dedica las últimas páginas (244-253) de "Quién es el hombre" a insistir, aunque sea de manera esquemática, en algunos aspectos de la libertad de destinarse.

Llama a la libertad nativa, radicalidad (la radicalidad, no lo olvidemos, es el ser hijos. De Dieu, bien entendu).

Y llama a la destinación de la libertad, horizonte.

Me parece clara su inspiración: es en el horizonte donde parecen juntarse el cielo y la tierra (en palabras del fundador de la universidad de Navarra).

El horizonte indica futuro indesfuturizable.
Siempre podremos amar más y ser más amados de Dios.

De esto habla Polo en el último capítulo de "Quién es el hombre" p. 244

Para saber más sobre la libertad nativa, ver etiqueta 5.5.4.


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¿Es la acción humana novedad?

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Sí, porque la acción humana se elige a sí misma, es libre.

Somos capaces de abrir futuros, de abrir líneas de tiempo que van más allá de la probabilidad física.

Lo que pueda pasar o no pasar está en nuestras manos. Si ponemos una decisión, tendrá lugar una serie de acontecimientos, y si no, no.

Por eso al actuar "nos hacemos" buenos o malos. No somos buenos o malos como una manzana, que es buena o mala sin hacer nada, sino en cuanto que nos hacemos a nosotros mismos buenos o malos al tomar decisiones buenas o malas.

La bondad o maldad moral tiene que ver, pues, con la libertad.

Hay una norma moral, no física, que puedo conculcar; hay un bien que puedo abrir, si quiero; y hay una virtud, amor, que adquiero al elegir, libremente, el bien.

Para Ti.


De esto habla Polo en "Ética". Hacia una versión moderna de los temas clásicos. 2ª edición. Unión Editorial. p. 65.3-4


Para saber más:
sobre la norma moral, ver la etiqueta 9.1.4
sobre la conciencia moral, ver la etiqueta 9.6.0

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¿Nace la norma moral con la inteligencia humana?

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Sí, pero en correlación con el bien y la virtud.

La correlación sistémica entre las tres dimensiones de la ética (normas, bienes y virtud) no se entiende si se pierde de vista que somos libres.

Las leyes físicas, biológicas, psicológicas, no se pueden conculcar.

La luz de la inteligencia, sin embargo, no es luz física, es apertura (chispazo libre) en el ámbito de la máxima amplitud.


Por ser libres, conocemos, más o menos, conduciendo nuestra vida. Para conocer inteligentemente hay que prestar atención, consentir en un bien, porque sabemos que nos conviene (amor).

La conciencia moral no es un imperativo categórico. Más que "haz el bien", la luz de la sindéresis nos indica : "lo tuyo es hacer el bien".

Somos seres que tenemos en las manos nuestro propio existir. No estamos finalizados por una determinación finita, sino que tendemos sin límite (actividad irrrestricta: libertad).

El nacimiento de la norma moral muestra que llevamos nuestro existir a cuestas. No tenemos ninguna dotación previa según la cual podamos descansar en nuestro acontecer temporal, como descansa un animal. O como descansa un astro. El astro está reclinado en su órbita; el astro no hace nada de sí, si lo hiciera, podría salirse de su órbita, pero el astro no es libre.


De esto habla Polo en "Ética". Hacia una versión moderna de los temas clásicos. 2ª edición. Unión Editorial. p. 64. 2-3


Para saber más:
sobre normas, bienes y virtudes, ver etiqueta 9.1.4
sobre el arranque de la ética, ver etiqueta 9.1.0
sobre la conciencia moral, ver la etiqueta 9.6.0

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¿Es el cuerpo ser "primero" o ser "segundo"?

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Es la pregunta que hace Franceso Enia a Polo.
Por mi parte respondo que ser primero es el ser del universo físico y ser segundo es la persona humana, a quien corresponde el nombre de "además".

Y como el cuerpo humano manifiesta el ser que soy y seré, al disponer gracias a él, iluminando y otorgando, podemos decir que el cuerpo humano es una de las dimensiones de la esencia de cada hombre o mujer.

No pasa lo mismo con los cuerpos de los animales, que son formas físicas del despliege de la esencia del universo, o tetracausalidad. Los cuerpos de los animales no tienen consistencia. Sencillamente existen durante un tiempo y luego desaparecen.

Note usted que cada vez que en el universo físico se dan las condiciones de un cuerpo "humanamente" organizado (46 cromosomas), Dios interviene, de nuevo, creando el espíritu que posee tal cuerpo.

Los padres realmente procrean.

Y tras ese momento inicial, es tarea de cada persona esencializar, hacer crecer el instrumento que posee, su cuerpo.

Los cuatro trascendentales personales intervienen:
Según la libertad, la persona dispone con su cuerpo.
Según el co-ser, la persona se manifiesta con su cuerpo.
Según el inteligir personal, la persona ilumina con su cuerpo.
Según el dar personal, la persona otorga con su cuerpo.
Disponer, manifestar, iluminar y otorgar son nombres de la esencia humana.

Respondo pues a la pregunta diciendo que el cuerpo es la manifestación del ser segundo, del además que somos.

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¿Es el cuerpo inmortal?

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Podemos  decir metafóricamente que el universo físico morirá cuando desaparezca la vida en él. Aunque no se podría descartar que aparezca de nuevo la vida, si se dan las condiciones, según el orden del Creador.

Quien realmente muere es el hombre o la mujer cuando pierde su cuerpo.
La muerte es un "paso", en el que el alma no puede llevarse el cuerpo consigo al no ser su unión suficientemente estrecha o fuerte.

Y aunque el alma (espíritu que hay detrás o dentro), sea inmortal, queda desvalida al no poder manifestarse, disponer, iluminar y otorgar (salvo que Dios se comunique a ella de otro modo, tal como espera y cree la fe cristiana). De ahí que la muerte sea una situación tremenda para el hombre o la mujer que se mueren.

El cristianismo ilumina, sin embargo, el sentido donal de la muerte: acto de amor supremo que merece, en Jesucristo, recuperar el cuerpo, ahora glorioso.

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¿Qué distinciones ayudan a entender la "animación" del cuerpo humano?

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Conviene señalar dos distinciones :

a) la distinción entre viviente y vida;
b) la distinción entre vida recibida de los padres y vida añadida por cada persona.

Veamos la primera distinción:
El viviente es el acto de ser personal humano, que Dios crea directamente, libre, inteligente y amoroso.
La vida es el esencia de cada hombre.
La vida depende del viviente, es manifestación del viviente, porque el acto de ser no se agota en el vivir (es además).

El acto de ser es creado personalmente por Dios y activa la naturaleza humana, esencializándola.

No se trata de que el acto de ser actúe sobre una naturaleza humana preexistente. Una naturaleza física deviene humana cuando Dios crea la persona, no hay naturaleza humana sin persona humana.

Por eso es oportuno ver ahora la segunda distinción:
La vida recibida de los padres es una naturaleza física (materia+ forma sutancial+causa eficiente intrínseca). Es una célula viva, la primera, que deviene "humana", cuando es apta para ser "animada". Es ése el momento de la creación de una nueva persona.

La vida añadida es lo que aporta el nuevo acto de ser creado que convierte en esencia humana lo que era una sencilla naturaleza física.
A partir de ahí, la persona, el acto de ser personal, la libertad, se va abriendo paso, esencializando cada vez más, haciendo crecer lo que será el don de la persona o su manifestación libre.

Las facultades se van "hiperformalizando", es decir, mejorando.
Por ejemplo, la imaginación, de entrada, naturalmente, es como la imaginación de un perro.
Las facultades animales son principios, pero principios que tienen un límite de crecimiento, pues su base es orgánica. Son principios en cierto modo fijos.
Polo habla de "hiperformalización", señalando así que las facultades de la naturaleza humana no sólo son un desarrollo de las condiciones iniciales, sino que superan esas condiciones.
Nuestra imaginación cerebral puede ser manifestación de una sinfonía musical, con novedades insospechadas. Es así como la naturaleza deviene virtuosa, al ser el instrumento del "disponer" (la esencia humana es el disponer) del viviente.

El hombre supera su naturaleza inicial, va más allá de ella, la esencializa, conviertiéndola en respuesta amorosa a su Creador amoroso.
Y como siempre sobra, su crecimiento es irrestricto.

De esto habla Antonio Alonso en su tesis doctoral en la PUSC 2010, "Libertad y hermenéutica cristiana en la filosofía de Leonardo Polo", p.165 y nota 274.

Hablamos de lo que es "esencializar" en la Etiqueta 9.1.1

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¿En qué contexto aborda Polo el tema de la expresividad del cuerpo?

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Al hablar de la muerte del hombre.

La vida biológica termina.
La vida humana es la dualidad de la vida recibida de los padres (vida biológica) con la vida añadida por la persona (vida espiritual).

Mientras hay vida biológica la persona puede expresarse simbólicamente a través de su cuerpo y puede desplegar su naturaleza culturalmente.

Desde la mortalidad inherente existencialmente al hombre se entiende esta característica antropológica : la expresión corporal simbólica, y también se entienden otras caracteríscas de la persona humana, por ejemplo, al ser el tiempo biológico limitado, la persona hace proyectos.

Y Polo descubre que la unión entre alma y cuerpo no es lo bastante compacta o estrecha para hacer del cuerpo una cabal expresión de su persona.

El hombre no consigue expresarse enteramente en el tiempo como debiera. Su vida biológica se acaba y no puede llevarse en el viaje (que eso es la muerte) el pleno sentido de su vida biológica.

Glosa a Urbano Ferrer. Consideraciones sobre la relación mente-cerebro. Studia Poliana 11,  p.56.2
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¿Por qué está el cuerpo humano inacabado?

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Para que cada persona libremente lo mejore.

La mano, por ejemplo, no es la garra ni la pezuña, acabadas para sus respectivas finalidades. Por eso, al estar abierta a múltiples usos, la persona puede utilizar guantes, martillos, y hasta sellar alianzas.

La corporalidad humana, gracias a los hábitos que llamamos categoriales (el tener con el cuerpo), amplía sus posibilidades.

El rostro no es la jeta del animal. Está abierto a la sonrisa y también al llanto, o a la burla. Sabe hacer guiños.

El cuerpo humano no está terminado, requiere el concurso de la inteligencia, de la persona que hace desbordar su actividad potenciándola al infinito (pues la inteligencia es susceptible de crecimiento irrestricto).

El cuerpo humano manifiesta así la inagotabilidad propia de la persona.

Glosa a Juan A. García González : Existencia personal y libertad. Anuario filosófico nº 95. 2009, p. 332.2
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¿Quién da entrada en la naturaleza a la libertad?

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Los hábitos.

La libertad aparece en nuestro cuerpo cuando lo elevamos a ser instrumento de nuestro disponer. (Polo llama "disponer" a la esencia humana).

Ejemplo: cuando el mendigo abre la mano para pedir limosna. Ha aparecido en el cuerpo lo que llamamos libertad pragmática. La mano ha pasado a ser hábito categorial.

En nuestra alma la libertad aparece cuando se van actualizando la inteligencia y la voluntad. Ejemplo: me arrodillo porque quiero o te busco para conocerte mejor. Es la libertad moral Mi voluntad ejerce la virtud (hábito) de la humildad.

En la intimidad de la persona (en mi ser personal) la libertad no aparece, porque la persona  es libertad trascendental.

Glosa a Juan A. García González : Existencia personal y libertad. Anuario filosófico nº 95. 2009, p. 338.4

Para saber más sobre los hábitos ir a Etiqueta 1.9.2
Para saber más sobre la libertad ir a Etiqueta 1.1.2
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¿Quién permite la libertad pragmática del hombre?

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El hábito "categorial".

Si el cuerpo del hombre estuviera acabado, con pieles o caparazones y zarpas o garras, entonces sería pura naturaleza.

En cambio, el hábito categorial (el anillo, el sombrero, mis dedos que teclean), los útiles e instrumentos, permiten que navegue, salude y me comprometa con mi alianza.

Es el hábito categorial el que permite la libertad pragmática (1.1.2) del hombre.

Glosa a Juan A. García González : Existencia personal y libertad. Anuario filosófico nº 95. 2009, p. 339
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¿Existe el superhombre?

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No es raro encontrar individuos convencidos de que la especie humana evoluciona y que en un buen puñado de siglos existirán superhombres.

Polo es explícito: “la evolución se para en el hombre”.

La evolución, en el caso del hombre, es una preparación de su carácter esencial, es decir, la preparación de una naturaleza para que sea susceptible de devenir esencia humana.

La persona humana puede esencializar, incorporar así su mundo, desde ella misma.

La evolución, en el caso del hombre, prepara una naturaleza que no estorbe al pensamiento, y al mismo tiempo que permita conectarse con el universo.

El cerebro humano no estorba cuando se frena y no distrae (los animales son incapaces de parar su cerebro, sus automatismos).

El cerebro humano puede conectarse con el universo gracias a los sentidos internos (que tienen base orgánica), especialmente gracias a la imaginación.

Ésa es la naturaleza que la persona humana necesita para crecer.

La esencia de la persona humana. Notas sacadas de la conferencia dictada el 25-XI-1994 en el salón de grados Mª Zambrano de la facultad de filosofía y letras de la Universidad de Málaga. (Miscelánea poliana nº 4, p.42). Citamos las páginas según la recopilación titulada "Antropología y trascendencia" publicada por I. Falgueras y Juan A. García
Para saber más:
Etiqueta 6.1.0 esencia humana
Etiqueta 6.1.6 crecimiento de la esencia humana
Etiqueta 9.1.0 la evolución
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¿Forma parte el cuerpo humano de la esencia humana?

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De entrada, no.

La naturaleza que recibimos de nuestros padres es un compuesto de materia + forma + vida o automovimiento. Todavía no hay cuerpo "humano".

Cuando esa naturaleza llega a tener una forma "humana" (46 cromosomas), una nueva vida "humana" es creada por Dios : la dualidad de la vida recibida de nuestros padres con la vida "añadida", aportada por la novedad de la persona creada. En ese momento, el cuerpo, esa materia viva, es ya "humano", manifiesta que pertenece a una persona. Empieza a ser esencia humana.

Cada persona humana, tiene la capacidad de manifestarse según sus potencias espirituales, inteligencia y voluntad,  que se van activando, perfeccionándose con nuevos hábitos. Cada vez, gracias al cuerpo, la persona puede manifestar su riqueza interior y adquirir nuevos conocimientos. El cuerpo es la frontera entre el interior y el exterior.  

Gracias al cuerpo, la persona se va manifestando hacia fuera, y añadiendo el mundo hacia dentro. El cuerpo es así un disponer indisponible. Es esencia humana.

El cuerpo humano es indisponible.

Ejemplo : yo no "dispongo" de mis manos, sino que dispongo con mis manos. Si dispusiera de mis manos, si me las cortara, dejarían de ser esencia humana.

Disponer del cuerpo es prostituirlo. El cuerpo humano no es una cosa, es instrumento de la esencia humana, es decir, de la manifestación de la dignidad de la persona.
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¿Somos libres ante la muerte?

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Sí. Aceptándola.

Pero no según el estoico impertivo categórico kantiano que dice: como tengo que morir, como, quiera o no quiera, debo morir, mejor será no rebelarse y aceptar dócilmente que el carro tire de mí, como un perro atado. Protestar sería hacerme más daño.

No somos libres ante la muerte en este sentido estoico.

Soy libre ante la muerte si sé que el tránsito, el paso que es la muerte, me desvelará el sentido de la libertad nativa que soy.

Libertad nativa es saberse hijo de Dios que nunca me abandona. Libertad nativa es ser fuente inagotable al depender irrestrictamente, libremente, de un Creador personal.  Mi padre es Dios y no la naturaleza.

Así entenderé que el hecho de morir no me quita libertad, sino que me ayuda a ir descifrando mi vida.

La libertad radical que soy, sola, se quiebra. El hecho de la muerte la recompone, al comprender que en ese tránsito se desvelará mi destino.

Buscaré el modo de "pasar" manifestando mejor mi destino libre, el sentido de mi vida.

En último término, el sentido de mi vida es que sea aceptada por Dios.
Cuando acepto el don que seré, alcanzo el núcleo de la aceptación de la muerte, el darle sentido donal y, correlativamente, aceptar que la vida es un don libre a Dios.

La muerte no me quita libertad, sino que desvela su sentido. La libertad nativa se dualiza con la libertad de destinación. Soy libre para la gloria de Dios.

De esto habla Polo en el último capítulo de "Quién es el hombre" p. 223-224.

Para saber más sobre la libertad nativa ver la etiqueta 5.5.4

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¿Por qué Sartre ignora la libertad nativa?

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Para Sartre la libertad es nada. Ejercer la libertad es deslizarse en la pérdida de libertad. La náusea.
Pasar del être pour soi al être en soi.

Estamos condenados a ser libres. Vivimos enjaulados y debemos aceptar nuestro destino. La libertad es un absurdo.

En estas condiciones es imposible destinarse. Sartre ignora que la libertad solitaria es un imposible.
El hombre ha de retraerse a su carácter nativo para que la libertad tenga sentido.

Un sistema abierto (tal como somos y seremos) depende del descubrimiento de una paternidad puramente libre, que nos ama con un amor de dilección.
Si somos huérfanos la vida es una náusea, volcada en nimiedades.

De esto habla Polo en el último capítulo de "Quién es el hombre" p. 221.5.

Para saber más sobre la libertad nativa ver la etiqueta 5.5.4

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